Capítulo 11.

El estudio estaba sumido en un caos controlado. El zumbido de las luces, el constante golpeteo de pasos apresurados, y las voces elevándose unas sobre otras llenaban el espacio. Cada rincón parecía tener a alguien ocupado: técnicos ajustando cámaras, actores repasando líneas, y el equipo de producción intercambiando documentos y notas.

Caminé entre ellos, sintiendo el peso de la responsabilidad en cada paso. Mis manos jugaban nerviosamente con el borde de mi camisa, un hábito que nunca había logrado quitarme. Miraba alrededor, tratando de enfocarme, pero la ansiedad hacía que todo pareciera difuso.

Archie apareció frente a mí como un torbellino, sujetando un walkie-talkie y con una sonrisa radiante que contrastaba con mi estado mental.

-¡Edds! -llamó, su tono lleno de energía-. ¿Qué haces ahí parado? Los técnicos ya terminaron, solo necesitamos una última revisión.

Intenté responder, pero mi voz se atascó en mi garganta.

-¿Edds? -Archie inclinó la cabeza, observándome con atención-. ¿Estás bien?

Tragué saliva y forcé una sonrisa.
-Solo nervios.

-Eso es normal. Significa que te importa. Y por si no lo has notado, ¡estamos haciendo historia aquí! -dijo, dándome un golpecito en el brazo antes de desaparecer entre la multitud.

Observé cómo se alejaba, deseando tener aunque fuera una fracción de su confianza. Mi mirada vagó hasta encontrar a Elijah. Estaba inclinado sobre uno de los monitores, sus dedos moviéndose con precisión sobre el teclado. Su rostro tenía esa expresión concentrada que siempre me fascinaba, como si el mundo entero desapareciera cuando estaba trabajando.

No pude evitar acercarme. Necesitaba esa tranquilidad que él parecía irradiar incluso en los momentos más caóticos. Elijah alzó la vista cuando sintió mi presencia, y su sonrisa se extendió lentamente, como el amanecer después de una noche oscura.

-¿Cómo estás? -preguntó, su voz baja y reconfortante.

-¿De verdad quieres saberlo? -Intenté bromear, aunque mi tono salió más apagado de lo que quería.

Él dejó lo que estaba haciendo y se giró hacia mí, colocando una mano en mi hombro.
-Te ves como si fueras a vomitar. Pero escucha, lo hemos logrado juntos. Pase lo que pase, esto es un éxito.

Sus palabras, aunque simples, lograron calmar algo dentro de mí. Asentí lentamente, sintiendo cómo la presión disminuía un poco.

La sala estaba llena. Desde mi posición detrás del telón, podía ver al público tomando asiento, sus rostros iluminados por la tenue luz de los reflectores. Críticos, productores, colegas... todos estaban ahí, sus miradas fijas en la pantalla vacía.

Sentí un nudo formarse en mi estómago. Esto era más que un proyecto. Era nuestra alma proyectada en esa pantalla.

Archie tomó el micrófono con la gracia y confianza que siempre la caracterizaban.
-Buenas tardes a todos. Lo que están a punto de ver es el resultado de meses de trabajo, esfuerzo y pasión. Esperamos que lo disfruten tanto como nosotros disfrutamos creándolo.

El público aplaudió, y mi corazón latió con fuerza. Archie nos lanzó una mirada detrás del telón antes de regresar al público.

Las luces se apagaron y el proyector comenzó a rodar. La primera imagen llenó la pantalla, y la sala quedó sumida en un silencio reverente.

Sentí que mi respiración se detenía. Cada escena, cada transición, se desplegaba con una precisión que me hizo contener el aliento. Pero justo cuando pensé que todo iba perfecto, la imagen en la pantalla parpadeó y se congeló.

El público comenzó a murmurar. Mis manos se tensaron, y sentí que la sangre me abandonaba.

-Tranquilo. Lo tengo -dijo Elijah.

Se movió con una calma infalible hacia la consola de control. Sus dedos volaron sobre los botones, reajustando los sistemas con una precisión que solo él poseía.

Unos segundos después, la proyección volvió a la normalidad. El público aplaudió, y yo dejé escapar el aire que no sabía que estaba conteniendo.

El resto de la presentación transcurrió sin contratiempos, culminando en un final que dejó a todos sin palabras. Cuando las luces se encendieron, los aplausos llenaron la sala.

El sonido de los aplausos aún resonaba en mis oídos mientras la audiencia comenzaba a levantarse de sus asientos. Las luces del auditorio se encendieron por completo, bañando el espacio en una cálida luminosidad. Sentía como si el aire estuviera cargado de energía, de emoción, y también de un alivio indescriptible.

Antes de que pudiera procesar todo, Archie apareció junto a mí, con una expresión que combinaba orgullo y pura alegría.
-¡Lo hicimos, Edds! -exclamó, envolviéndome en un abrazo repentino que casi me deja sin aliento.

-¡Lo hicimos! -repetí, aunque mi voz aún temblaba por la adrenalina.

Elijah llegó poco después, con una sonrisa tranquila que hacía juego con su postura relajada. Sin decir nada, me dio un apretón en el hombro, una conexión silenciosa que dijo más que cualquier palabra.

-Esto fue increíble -dijo Will, apareciendo detrás de nosotros con una botella de agua en la mano-. Honestamente, superaron todas las expectativas.

El grupo de técnicos y actores comenzó a rodearnos, sus rostros iluminados por sonrisas y comentarios entusiastas.

-¡Esa escena en la que el personaje principal toma la decisión final fue impresionante! -dijo uno de los críticos presentes mientras se acercaba al grupo. Era un hombre de unos cuarenta años con gafas gruesas y un cuaderno en la mano.

-La cinematografía fue simplemente... sublime. Los ángulos, la iluminación, todo estaba perfectamente calculado -comentó otra persona, una mujer de voz clara y decidida.

Cada comentario me llenaba de orgullo, pero también de incredulidad. Era difícil aceptar que algo que habíamos creado desde cero estuviera causando tanto impacto.

Archie, como siempre, tomó el papel de portavoz, agradeciendo a todos con su estilo característico. Yo me mantenía en un segundo plano, asimilando lentamente cada palabra, hasta que alguien me tocó el brazo.

-Edds, ¿puedo hablar contigo un momento? -Era uno de los productores más reconocidos de la industria. Su tono era amable, pero directo.

-Claro -respondí, aunque sentía como si mi garganta se hubiera cerrado de golpe.

Me llevó a un lado, lejos del bullicio.
-Tu guion fue... excepcional. La forma en que capturaste las emociones humanas y construiste una narrativa tan poderosa es algo que no se ve todos los días.

-Gracias, eso significa mucho para mí.

Él asintió, mirándome con una mezcla de curiosidad y respeto.
-Espero que estés considerando escribir más proyectos. Tienes un talento que puede llegar muy lejos.

Mi mente giraba. Agradecí rápidamente antes de regresar al grupo, donde Archie ya estaba organizando un plan improvisado para celebrar.

Elijah se acercó, inclinándose un poco para susurrarme al oído.
-Te lo dije, ¿no? Éxito asegurado.

No pude evitar sonreír. Por primera vez en mucho tiempo, sentí que estaba exactamente donde debía estar.

El bullicio de la celebración ya comenzaba a disminuir mientras la mayoría se dispersaba, pero Elijah y yo seguimos en el escenario, mirando cómo la gente comenzaba a salir del auditorio. La emoción seguía flotando en el aire, pero ahora había algo más tranquilo entre nosotros. Algo que no necesitaba palabras para ser comprendido.

Me giré hacia Elijah, quien estaba de pie junto a mí, su mirada fija en el espacio vacío frente a nosotros.

-¿Todo bien? -le pregunté, aunque sabía que su silencio no era una señal de incomodidad, sino de una introspección más profunda.

Él me miró de reojo y sonrió suavemente.
-Solo estoy tratando de procesar lo que acaba de pasar. Es... es raro. Todo ha cambiado.

Suspiré, buscando las palabras adecuadas.
-Lo sé. Siento que todo ha llegado a un punto de quiebre, pero de la manera correcta. Es... como si todo lo que hicimos finalmente tuviera un propósito más grande.

Elijah asintió lentamente, dando un paso hacia mí. Su cercanía hizo que mi corazón latiera un poco más rápido, pero no me aparté.

-Sí. Creo que... creo que este proyecto fue solo el comienzo para nosotros. -Su tono estaba cargado de una sinceridad que me hizo sentir vulnerable, como si todas las paredes que había levantado entre nosotros se derritieran lentamente.

Estaba a punto de responder cuando él me interrumpió con una suave sonrisa.
-No te preocupes, Edds. No te voy a pedir nada. Lo único que quiero es estar aquí, a tu lado. Quiero ver a dónde llegamos juntos.

Mi garganta se apretó. Había algo en su mirada, en su voz, que me hacía sentir que por fin había una oportunidad de ser más que compañeros de trabajo, de ser algo más profundo, algo real.

-Elijah... -mi voz salió baja, casi temerosa-. Yo... Yo también quiero lo mismo. Creo que este proyecto, todo esto, me hizo darme cuenta de lo que realmente quiero.

Elijah dio un paso más cerca, ahora a tan solo unos centímetros de mí. El aire entre nosotros se sentía cargado de electricidad.

-¿Y qué es lo que quieres, Edds? -preguntó suavemente, su rostro cerca del mío, aunque no lo suficiente como para tocarme, como si esperara que fuera yo quien diera el siguiente paso.

Tomé aire, y sin pensarlo demasiado, lo miré a los ojos, buscando la verdad en su expresión.
-Quiero estar contigo, Elijah. Quiero... explorar esto entre nosotros, sin miedo. Sin complicaciones.

Elijah sonrió de una manera que hizo que mi pecho se llenara de una cálida sensación de alivio.
-Yo también.

El silencio que siguió no fue incómodo, sino perfecto. Las palabras que sobraban fueron reemplazadas por la certeza de lo que habíamos dicho. Nos miramos el uno al otro, sabiendo que este era el comienzo de algo completamente nuevo.

Me acerqué a él, mis manos buscando su rostro, y en un movimiento suave, lo besé. Un beso lento, lleno de todas las promesas que no habíamos tenido el valor de hacer en los días anteriores. Fue un beso de rendición y de esperanza, de todo lo que habíamos temido y, finalmente, lo que habíamos encontrado en el otro.

Cuando nos separamos, ambos respiramos profundamente, como si estuviéramos despertando de un largo sueño.

-Lo sabía -susurró Elijah, tocando mi mejilla suavemente. -Desde el primer momento que te vi.

Sonreí, sin palabras, y tomé su mano en la mía.

-Elijah... tenemos todo el tiempo del mundo ahora.

Él asintió, y juntos caminamos hacia la salida del auditorio, sabiendo que el futuro sería nuestro para construirlo, sin más barreras.

Después de todo el ajetreo del proyecto, todos tomamos la decisión de reunirnos en casa. Habíamos decidido hacer una última cena para celebrar, aunque más por el hecho de estar juntos que por la comida misma.

La casa estaba llena de risas, con platos y tazas desordenados por todas partes, pero el ambiente era cálido. Habíamos logrado algo que parecía imposible hace unos meses, y aunque la incertidumbre sobre el futuro aún rondaba, esa noche sentíamos una cierta calma.

-No puedo creer que ya esté todo terminado -dijo Archie, tomando un sorbo de su vino mientras se acomodaba en el sofá junto a Ben.

Ben, siempre relajado, asintió. -Sí, pero al menos todo salió perfecto. La presentación fue un éxito total.

Me senté junto a Elijah, observando cómo todos se desenvolvían a su manera. La convivencia en este espacio había sido algo que nunca había imaginado, pero ahora no quería que terminara.

-¿Qué pasa contigo? -le pregunté a Elijah, notando que, a pesar de la celebración, algo en su mirada estaba distante.

Elijah levantó la mirada de su vaso de agua, me sonrió suavemente. -Solo pensaba en lo lejos que hemos llegado -respondió, mientras me miraba, como si ese momento de calma nos envolviera en su totalidad.

Archie, en tono juguetón, comentó: -¿Qué significa eso, Eli? Ya estás hablando como si esto fuera el final de una película.

Reí, y Elijah negó con la cabeza, sonriendo también, pero con un toque de seriedad. -No. Solo quiero decir que todo este proceso nos ha unido. Somos un equipo, y eso no va a cambiar.

De alguna manera, sus palabras hicieron que el peso que llevaba sobre mis hombros desapareciera un poco. La tensión de todo lo que había pasado en los últimos meses, las dudas, las inseguridades, se desvanecieron en ese instante. Los demás también lo sintieron, pues las risas cesaron por un segundo, y solo hubo miradas de entendimiento.

Will, sentado a la mesa, se levantó al escuchar las palabras de Elijah, sacando una hoja de su laptop. -Ah, por cierto -dijo mientras todos lo mirábamos-,tenemos que decidir qué vamos a hacer con lo que hicimos. La idea de convertirlo en algo más grande, como una serie o película, sigue sobre la mesa.

Ben levantó una ceja. -Y espero que no me dejen afuera cuando eso pase. Estoy listo para mi momento de fama -dijo en tono bromista, causando una risa generalizada.

La cena siguió entre bromas y momentos ligeros. Yo, sin embargo, no podía dejar de pensar en cómo todo había cambiado, no solo en el proyecto, sino también en nosotros. La relación con Elijah ya no era algo de lo que quisiera esconderme, pero aún había algo en mí que no podía completamente despojarse de la duda. Sin embargo, con cada mirada de apoyo, con cada sonrisa compartida entre todos, esa duda comenzó a desvanecerse.

Me senté junto a Elijah, tomando su mano con discreción bajo la mesa. Era la primera vez en semanas que me sentía tan tranquilo. Todo había sido caótico, pero de alguna manera, había llegado a un punto en el que ya no me sentía perdido. Estábamos juntos, en la misma sintonía, con el mismo propósito.

Los demás seguían conversando sobre proyectos futuros, sobre ideas que quizás algún día nos llevarían a nuevas aventuras. A mí me bastaba con quedarme en ese momento, respirando hondo y mirando a Elijah, sabiendo que lo que sea que pase a partir de ahora, teníamos el uno al otro.

A veces, el futuro se siente incierto, pero ese momento era nuestro, y eso era suficiente.

Los ecos del pasado hacia tiempo ya no eran una incomodidad. Simplemente ahora son los mejores momentos de la vida.

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