capitulo 8: un largo viaje nos espera
La mañana siguiente trajo una brisa suave, cargada con el aroma del follaje húmedo. Los primeros rayos de sol iluminaban el interior de la cueva donde habíamos estado refugiadas los últimos días. Era nuestro último día aquí, y había una mezcla de emoción y nostalgia en el aire. Sabíamos que debíamos movernos, buscar un lugar más seguro y estable, pero este rincón de Valguero había sido nuestro primer refugio, el lugar donde comenzamos a organizarnos como grupo.
Las chicas ya estaban dispersas por la cueva, empacando sus pertenencias con cuidado. La atmósfera era un bullicio controlado: el sonido de mochilas siendo llenadas, herramientas siendo revisadas, y las risas ocasionales que rompían la rutina mientras se preparaban los parasaurios para la partida.
Elizabeth, sin embargo, se encontraba en un rincón apartado, con la espalda apoyada contra la roca fría. Había dejado sus cosas a un lado por un momento y tenía en las manos el viejo diario que había encontrado días atrás. El cuero de la cubierta estaba ya desgastado, y algunas páginas estaban amarillentas por el tiempo, pero el contenido seguía siendo fascinante. El diario había sido una guía invaluable, mostrándole cómo domar a los parasaurios de manera pasiva y brindándole pistas sobre cómo sobrevivir en este mundo hostil. Sin embargo, sentía que debía hacer algo más con él.
Observó a sus compañeras desde la distancia. Lana estaba terminando de empacar su equipo, Nina aseguraba que los parasaurios estuvieran listos para la marcha, y Sam revisaba sus herramientas, cada una con una expresión concentrada. Elizabeth sonrió para sí misma. Habían aprendido mucho en estos días, no solo sobre Valguero, sino sobre ellas mismas.
Suspirando profundamente, Elizabeth decidió que era hora de que el diario también contuviera su propia historia. Si este cuaderno había ayudado a alguien antes de ella, quizás sus anotaciones podrían ser útiles para futuras generaciones o, quién sabe, para ella misma en el futuro, cuando tuviera que recordar detalles importantes.
Sacó una pequeña pluma y un trozo de tinta que había encontrado en la cueva, herramientas rudimentarias pero útiles. Abrió el diario en una página en blanco y comenzó a escribir. Las palabras fluyeron con una sorprendente facilidad, como si el acto de escribir fuera su manera de procesar todo lo que había vivido desde que llegó a este extraño mundo.
**Entrada de Elizabeth – Día 10 en Valguero:**
"Este mundo sigue siendo un misterio. Hoy nos preparamos para dejar esta cueva que nos ha dado refugio. Mi grupo ha crecido en fuerza y unidad. Hemos aprendido a domar a los parasaurios, criaturas que al principio parecían imposibles de controlar, pero que ahora se han convertido en nuestros más fieles compañeros. Utilicé el método pasivo que encontré en este diario, y fue sorprendentemente efectivo. A veces me pregunto quién escribió esto antes de mí. ¿Era alguien como nosotras, perdida y luchando por sobrevivir? O tal vez alguien que sabía más de este mundo que yo..."
Elizabeth se detuvo un momento, levantando la vista hacia el parasaurio que estaba amarrado cerca de la entrada de la cueva. Lo observó con atención, pensando en el brillo de su implante el día anterior y la información que había revelado. Continuó escribiendo.
"Descubrí algo nuevo ayer. Mi implante reacciona a los parasaurios, mostrando detalles como su género, salud y energía. No sé qué más podrá hacer, pero estoy convencida de que este implante no es solo una marca. Es una herramienta. Quizá una de las claves para entender este lugar. Necesito seguir explorando sus capacidades."
El sonido de Sam llamándola la sacó momentáneamente de su concentración. Elizabeth miró hacia la entrada y vio que la mayoría de las chicas ya estaban listas para partir.
--¡Elizabeth! ¿Estás lista?-- preguntó Sam con una sonrisa, mientras ajustaba su mochila. --Vamos, no querrás quedarte atrás.--
--¡Sí, ya voy! Solo estaba escribiendo algo en el diario-- respondió Elizabeth, levantándose y cerrando el cuaderno con cuidado. Lo guardó en su bolso junto con sus pertenencias, pero no sin antes añadir una última línea.
"Este mundo es hostil, pero también lleno de posibilidades. No sé a dónde nos llevará este viaje, pero estoy decidida a sobrevivir... y descubrir todos sus secretos."
Con el diario asegurado en su mochila, Elizabeth se reunió con el resto del grupo. Las chicas estaban alrededor de los parasaurios, ajustando las cuerdas y asegurando que todo estuviera en su lugar para la larga caminata. Habían decidido que era mejor moverse hacia la zona aberrante, un lugar que habían visto en el horizonte, aunque con ciertas dudas. Era un terreno inexplorado para ellas, y sabían que podrían enfrentar nuevos peligros. Pero con cada día que pasaba, Elizabeth sentía que se volvían más fuertes, más unidas.
--¿Todo listo?-- preguntó Elizabeth, tomando las riendas de su parasaurio. --Es hora de irnos. No sabemos qué nos espera allá afuera, pero estamos listas.--
Las chicas asintieron en silencio, y una tras otra, montaron a sus parasaurios. Con el grupo formado y sus pertenencias bien aseguradas, emprendieron su camino, dejando atrás la cueva que había sido su primer refugio. Valguero era inmenso, y cada paso que daban parecía acercarlas más a lo desconocido.
Mientras avanzaban, Elizabeth no podía dejar de pensar en el diario, en las anotaciones que había escrito y en lo que podría descubrir más adelante. Sabía que esto era solo el comienzo, que las respuestas a sus preguntas estaban ahí afuera, ocultas entre los misterios de Valguero. Y con su implante, su conocimiento, y el apoyo de su grupo, estaba más decidida que nunca a encontrarlas.
El camino hacia una zona pacífica se había vuelto monótono, pero no menos peligroso. Los parasaurios avanzaban a paso lento, siempre atentos a cualquier posible amenaza en la densa vegetación que los rodeaba. El grupo de chicas mantenía la conversación ligera para no perder el ánimo, pero Elizabeth estaba distraída, sumergida en sus propios pensamientos. No dejaba de pensar en el módulo que había visto al despertar, el misterioso mapa de Valguero que mostraba áreas aún inexploradas.
--¿Estás bien?-- preguntó Lana, notando el silencio inusual de Elizabeth.
Elizabeth asintió, pero su mente estaba en otra parte. Recordaba el mapa con una nitidez extraña, como si lo tuviera justo frente a ella en ese mismo instante. Había algo en ese módulo, una zona en particular que había capturado su atención: unas islas apartadas en el suroeste de Valguero, alejadas de la zona continental donde se encontraban ahora. En ese momento, no les había dado demasiada importancia, pero ahora sentía que debía regresar y observarlas con más detalle.
Esa sensación se hacía más fuerte con cada paso. Sabía que dirigirse a la zona aberrante era necesario para encontrar un lugar más seguro para su grupo, pero esas islas… algo en ellas la atraía como un imán.
--Chicas, necesito hacer una parada-- dijo de repente, tirando suavemente de las riendas de su parasaurio.
Las otras se detuvieron, mirándola con curiosidad.
--¿Qué sucede?-- preguntó Nina, frunciendo el ceño.
--Necesito volver al lugar donde desperté-- explicó Elizabeth, bajando de su parasaurio. --Al lugar donde vi el mapa por primera vez. Hay algo que necesito revisar.--
El grupo se quedó en silencio, intercambiando miradas de confusión. No era la primera vez que Elizabeth hablaba de cosas extrañas, pero había algo en su tono que indicaba que esto era importante.
--¿Estás segura?-- preguntó Sam. --Hemos avanzado bastante, regresar podría retrasarnos.--
--Lo sé, pero hay algo que no podemos ignorar. Vi unas islas en el mapa, al suroeste. Siento que tenemos que investigarlas-- explicó Elizabeth, con determinación en los ojos. --Voy sola si es necesario, pero creo que valdrá la pena.--
Lana dio un paso al frente, interrumpiendo el silencio. --Si crees que es importante, iremos contigo. No te dejaremos ir sola.--
Elizabeth sonrió agradecida. --Gracias, Lana. Prometo que será rápido. Solo quiero ver el mapa nuevamente, y luego podemos continuar hacia la zona aberrante.--
El camino hacia la zona segura había sido largo y monótono, pero Elizabeth y su grupo estaban motivadas por la determinación de explorar aquellas misteriosas islas del suroeste de Valguero. Con cada paso, la emoción y la intriga crecían en Elizabeth, quien no podía dejar de pensar en el módulo y el mapa que había visto al despertar.
--Vamos a necesitar más recursos si planeamos viajar hasta esas islas-- comentó Lana, rompiendo el silencio mientras los parasaurios avanzaban.
--Lo sé-- respondió Elizabeth, manteniendo la mirada fija en el horizonte. --Pero primero debemos asegurarnos de tener todo lo necesario para la travesía.--
Finalmente, llegaron al claro donde el módulo aún permanecía, semi oculto entre las rocas y la vegetación. Elizabeth se bajó de su parasaurio y se acercó, sintiendo que el brillo del dispositivo la llamaba. Las chicas la siguieron, curiosas.
--Ahí está-- dijo Elizabeth, señalando el módulo. Al activarlo, el holograma del mapa de Valguero apareció nuevamente, iluminando el área con una luz azulada.
--¿Vas a anotar esto en tu diario?-- preguntó Sam, mirando el mapa.
--Sí, necesito tenerlo claro-- respondió Elizabeth mientras sacaba su diario. Con una mano, trazó el contorno de las islas en una hoja en blanco, tratando de recordar cada detalle que había visto.
Mientras dibujaba, su implante empezó a brillar de nuevo, y una idea cruzó su mente. Se detuvo un momento, sintiendo la conexión que tenía con el módulo. Con un gesto, presionó el cristal en su muñeca, y la pantalla holográfica volvió a aparecer, mostrando información adicional sobre el mapa.
--¡Miren esto!— exclamó, emocionada. --Parece que el módulo tiene más información sobre la zona.--
Las chicas se acercaron, observando cómo Elizabeth trazaba el contorno de las islas y anotaba detalles sobre las corrientes de agua y las características del terreno. Mientras se concentraba, notó algo brillante en el fondo del módulo. Curiosa, se inclinó y, al inspeccionar más de cerca, descubrió una pequeña brújula.
--¡Chicas, miren!— dijo, levantando la brújula para que la vieran. --Esto nos será muy útil. Podremos orientarnos mejor en el camino hacia las islas.--
--Increíble-- respondió Lana, tomando la brújula con fascinación. --Con esto, no tendremos que depender solo del mapa. Podemos explorar sin perdernos.--
Elizabeth sonrió al ver la emoción de su grupo. Con el mapa y la brújula, sentía que estaban cada vez más preparadas para la aventura que les esperaba. Tras terminar de anotar, guardó su diario y la brújula, sintiendo que estaban un paso más cerca de descubrir los secretos de Valguero.
--Bien, ya tenemos un plan— dijo Elizabeth, tomando una profunda respiración. --Primero establezcamos una base segura aquí, y luego comenzaremos a prepararnos para el viaje hacia esas islas.--
Con la brújula en mano y el mapa dibujado en su diario, Elizabeth sintió que la adrenalina comenzaba a correr por sus venas. Sabía que cada paso que daban ahora podría ser crucial para su supervivencia y su futuro en Valguero. Las chicas, ahora motivadas por el nuevo sentido de dirección, comenzaron a organizarse.
--Necesitamos reunir materiales para construir un refugio más sólido aquí-- sugirió Nina, mirando a su alrededor en busca de recursos. --Quizás algunos troncos y ramas fuertes de esos árboles puedan servir.--
--Buena idea-- asintió Elizabeth, sintiendo la chispa de la determinación en el aire. --Podemos hacer algo que no solo nos proteja, sino que también nos permita descansar bien antes de partir hacia las islas.--
Mientras el grupo se dispersaba para recolectar materiales, Elizabeth se sentó en una roca plana y comenzó a anotar todo lo que había aprendido hasta ahora sobre Valguero. Su diario se había convertido en un registro no solo de sus experiencias, sino también de sus descubrimientos.
--¿Qué más necesitas anotar?-- preguntó Sam, regresando con algunos troncos en brazos.
--Quiero incluir información sobre la brújula-- respondió Elizabeth, enfocándose en la pequeña herramienta que había encontrado. --Si puedo anotar cómo funciona y los puntos cardinales, será útil para cualquier exploración futura. También necesito apuntar las coordenadas de las islas que dibujé.--
Sam se sentó junto a ella, curiosa. --¿Y qué más? No solo las islas, también deberías anotar todo lo que hemos aprendido sobre los parasaurios y otras criaturas que hemos encontrado.--
--Tienes razón-- dijo Elizabeth, sintiendo que sus pensamientos se volvían más claros. --Voy a incluir detalles sobre cómo domamos a los parasaurios, su comportamiento y qué tan útiles son para el transporte. Cada pequeño dato puede ser vital.--
A medida que escribía, se sentía más conectada con la realidad de su situación. A través de sus palabras, estaba creando una historia, un legado de sus experiencias en este mundo hostil. Se dio cuenta de que no solo estaban luchando por sobrevivir, sino que también estaban formando un vínculo con la tierra que las rodeaba.
Poco a poco, el refugio fue tomando forma. Lana y Nina trabajaban juntas, entrelazando ramas y hojas para construir un techo improvisado, mientras que Sam buscaba rocas para estabilizar la estructura. Elizabeth, inspirada por su esfuerzo, decidió unirse a ellas, dejando el diario a un lado.
--¿Te gustaría ayudarme con esto, Elizabeth?-- preguntó Lana, mientras alineaban las ramas.
--Claro, ¿dónde te gustaría que lo colocaramos?-- respondió Elizabeth, tomando una rama larga y ayudando a sostenerla en su lugar.
--Tal vez aquí, un poco más a la izquierda. Así podremos hacer una entrada más amplia-- sugirió Nina, mirando la estructura desde diferentes ángulos.
Mientras trabajaban, el sol comenzó a descender, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y púrpuras. Era un espectáculo hermoso, uno que Elizabeth había llegado a apreciar desde que llegara a Valguero. Cada atardecer era un recordatorio de que, a pesar de las dificultades, también había momentos de belleza que valían la pena.
Con el refugio finalmente construido, el grupo se sentó alrededor de una fogata improvisada. El calor del fuego brindaba comodidad en la creciente oscuridad, y el sonido de la madera crepitando era un bálsamo para sus nervios.
--¿Qué haremos cuando lleguemos a las islas?-- preguntó Sam, mirando las llamas danzarinas.
--Eso es lo emocionante-- dijo Elizabeth, sonriendo. --Podemos buscar recursos, explorar nuevas áreas, y quizás incluso descubrir nuevas criaturas. Pero, lo más importante, tal vez encontremos respuestas sobre este lugar y sobre cómo sobrevivir aquí.--
--Y si tenemos suerte, tal vez incluso un lugar seguro donde quedarnos-- agregó Lana, sonriendo.
Elizabeth asintió, sintiéndose más esperanzada. Aunque el camino por delante sería desafiante, sabía que su grupo tenía la fortaleza y la determinación para enfrentar cualquier obstáculo.
Mientras la noche caía, y las estrellas comenzaron a brillar en el cielo, Elizabeth se retiró un momento para escribir en su diario. Las palabras fluían como un río, y cada línea capturaba no solo sus pensamientos, sino también el espíritu de camaradería que había crecido entre ellas.
Después de un rato, se unió nuevamente al grupo, que ahora compartía historias sobre sus vidas antes de llegar a Valguero. Elizabeth escuchó con atención, sintiendo que cada historia añadía otra capa a su conexión. A pesar de los peligros que las rodeaban, había algo profundamente reconfortante en la risa y la solidaridad de sus amigas.
--Mañana, cuando comencemos nuestra aventura hacia las islas, debemos recordar lo que hemos aprendido y lo que hemos construido juntas-- dijo Elizabeth al final de la noche, mirando a cada una de sus compañeras a los ojos. --No estamos solas en esto.--
Las chicas sonrieron y asintieron, llenas de esperanza y determinación. Mientras la fogata se extinguía y se preparaban para descansar, Elizabeth sintió que, sin importar lo que el futuro les depara, estaban listas para enfrentarlo juntas., Elizabeth miró una vez más el mapa que había dibujado, sintiendo que las islas estaban destinadas a ser parte de su historia. A medida que la tarde caía, el horizonte se teñía de colores cálidos, prometiendo un próximo día cálido
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