☽ Cap VII ☾

El piar de las aves y el estruendo de las bocinas de los autos les hizo despertar, viendo la luz que entraba al cuarto parecían ser cerca de las ocho de la mañana, era una mañana bastante fresca que les hizo acurrucarse aún más, el peliverde se quejó por lo bajo pero de igual manera cedió, una parte de él disfrutaba de aquel calor.

—Tenemos que levantarnos... Habrá visitas— comentó el bicolor alzando su rostro para ver el de sus acompañantes.

—Levantate tú— respondió el rubio aferrándose al ojiverde.

—Bien, ustedes duerman otro rato, los despertaré dentro de media hora— dio un beso en la frente de ambos, aunque el peliverde lo rechazó era más grande su sueño que terminó recibiendolo. Salió de la habitación y comenzó a limpiar la casa poniendo todo en orden.

—Hay que ir a ayudarlo— murmuró el rubio acomodando su rostro entre el cuello del peliverde, su aroma se había suavizado bastante, casi asemejándose a como normalmente solía ser.

—Ni siquiera sé quién vendrá— irremediablemente alzó su rostro para darle más acceso al contrario.

—Alguien muy importante para ti— sus manos acariciaban su abdomen.

—No cruces la línea— advirtió el peliverde alejándose de golpe mirándolo con el ceño fruncido.

—Recuerdo que tenías cosquillas en esa área— respondió con calma, aunque le había sorprendido aquella actitud era entendible de una manera u otra la persona frente suyo no era Deku.

—Como sea, no hagas eso— dicho esto se alzó de la cama y salió del cuarto.

—Agh, mierda— llevó sus manos a cubrir su rostro las frotó con fuerza y acto seguido se levantó siguiendo los pasos del ojiverde.

—Crei que querían dormir más— comentó el bicolor luego de ver salir a ambos chicos, aunque al ver sus expresiones pudo darse una idea de lo que había pasado, no dijo nada al respecto y continuó con lo suyo.

—Haré algo de desayunar, espero quede listo para cuando venga nuestra visita— tras decir aquello se dirigió al baño cepilló sus dientes y salió con dirección a la cocina, donde comenzó a sacar ingredientes del refrigerador y la alacena, puso entonces manos a la obra.

Luego de una media hora el timbre sonó, el bicolor dejó todo de lado y corrió a abrir la puerta topandose con Toshinori y Aizawa —Ah, adelante, Bakugo acaba de hacer de desayunar— sonrió cediendo el paso a los mayores.

—Bienvenidos— comentó el rubio asomándose desde la cocina.

—Ustedes...— exclamó el peliverde alzándose del sillón asombrado, para después reír —¿Llamaron al ex amigo de Enji?—

—¿Ex amigo...?— preguntaron al unísono, Toshinori y Aizawa guardaron silencio.

—Oh, ¿no lo sabían?— se mostró sorprendido y miro de reojo a los mayores.

—Bueno, sé que Toshinori conoce un poco la historia de nuestras familias—

—Es más que eso— sonrió y volvió a sentarse —Él realmente está muy involucrado con nuestras familias—

—Basta, Deku— interfirió finalmente dando un paso al frente —Puedo aclararlo yo mismo— miró a los otros chicos y soltó un suspiro —Por favor, sientense— indicó jalando una silla del comedor, los tres chicos y Aizawa tomaron asiento alrededor del comedor —Como Deku mencionó hace unos años estuve bastante familiarizado con ambas familias— hizo una pausa señalando al bicolor y peliverde —En mis mejores años me dedicaba a cazar vampiros por órdenes del gobierno, así fue como los conocí en una misión, me hice muy amigo de Enji y de igual manera de los padres de Deku, pues en ese entonces ambas familias eran muy unidas, a Enji le desagradaban los humanos pero no al nivel que ahora conocemos, incluso consideraba la idea de convivir dentro de muchas décadas con todas las razas, sin embargo eso cambio cuando mataron a la madre de Todoroki-... —

—¡Espere...! ¿Mataron...?— incrédulo azotó las palmas de sus manos sobre la mesa, exigiendo una respuesta.

—Creí que Enji te lo había dicho...— dándose cuenta de la fuerte noticia que había dado la preocupación gobernó su rostro —De verdad lo siento...—

—Me dijo que había muerto por una enfermedad— se desplomó en su silla con los ojos vidriosos, su cuerpo temblaba.

—Al Gobierno se le fugó información sobre su existencia, pronto se corrieron rumores de donde se ubicaban, los caza recompensas no se hicieron esperar y dieron una furtiva caza a los vampiros, tu mamá nunca fue alguien que destacara por su fuerza, extrañamente era bastante débil para ser una purasangre, desafortunadamente posaron la mira sobre ella e irremediablemente le arrebataron la vida, fue entonces cuando tu padre desató todo su odio hacia la raza humana matando a todos los cazadores y caza recompensas, la familia de Deku me protegió, por ello soy de los escasos excazadores que aún viven, desde ese día juró exterminar a todos los humanos y vampiros que quisieran coexistir con ellos— hizo una pausa y miro a la nada como si buscara entre sus recuerdos —Cuando la familia de Deku se mostró reacia a querer convivir con los humanos e incluso llevando una humana para que cuidara de Deku, fue como una cuchillada por la espalda para Enji, ahí se rompieron todos los lazos, después bueno, ya conocen el resto...—

El bicolor tragó en seco y sin más un par de silenciosas lágrimas corrieron por sus mejillas, el rubio se alzó de su silla y fue a abrazarlo desde atrás acariciando sus brazos; el ojiverde que observaba en silencio posó su mano sobre la pierna del contrario dando un suave apretón en señal de consuelo, este le sonrió y sobrepuso su mano agradeciéndole con la mirada.

—De verdad lamento que te enteraras de esta forma— mostró sus condolencias y se alzó de su silla dando espacio a los chicos para calmarse.

—¿Sabías eso?— cuestionó mirando al ojiverde quien sorprendido por la pregunta negó suavemente.

—Jamás me dio sus razones, solo me inculcó el mismo odio—

Dejó escapar un largo y pesado suspiro llevando sus manos a recoger las lágrimas que empapaban sus mejillas, pequeños sollozos se dejaron oir antes de volver al silencio.

—Te traere agua— comentó el rubio dirigiéndose a la cocina trayendo de vuelta el agua, entregó el vaso al bicolor y este dio un pequeño sorbo luego de agradecer.

—Sigamos con la plática— propuso el bicolor con voz queda, los mayores al oír aquello se acercaron nuevamente a la mesa.

—¿Estas bien?— preguntó Toshinori, al recibir una confirmación sintió un poco de alivio —Bueno, a lo que vinimos, dado a lo que me comentaste por teléfono y ahora viendo ya de cerca la situación creo tener una solución, no es algo seguro pero creo que puede ayudar— dio un codazo al pelinegro para que continuara.

—A lo que Toshinori quiere llegar es que hace años cuando estuvo el problema de los esclavos, desarrolle algo similar a lo que realiza la hemodiálisis, un filtro que limpiaba la sangre de toxinas, era un proceso largo pues tomaba cerca de un mes o dos para lograr que el humano regresara a su vida normal, añadiendo el hecho de que se sometía a una terapia de electrochoques estimulando el cerebro para volver en si—

—¿¡Esta sugiriendo que sometamos a Deku a esa atrocidad!?— exaltado preguntó el rubio.

—Obviamente el tratamiento será diferente, no puedo desintoxicar su sangre pues él también es un vampiro, sería difícil para la máquina distinguir un ADN de otro—

—¿Entonces?—

—Necesitaré un poco de tiempo pero creo que puedo modificar la máquina para que cumpla esa función—

—¿Pero aún así tendríamos que someterlo a los electrochoques?—

—Bueno, creo que no pueden llegar a ser necesarios ya que Deku aún conserva parte de su conciencia, espero que con limpiar su sangre sea suficiente—

—Lo hacen ver tan fácil— habló el ojiverde con una mueca similar a una sonrisa —¿Y ustedes creen que cooperaré en esto?—

—Deku, por favor— suplicó el bicolor sosteniendo sus manos —No hagas esto más difícil, sé que esto no es lo que quieres, no quieres destruir a la humanidad, ¿de verdad matarías a Inko?— el mencionar aquel nombre pareció tener reacción, el ojiverde lo miraba con el ceño fruncido procesando ese nombre.

—Inko...— murmuró y un par de lágrimas se dejaron ver, siseo tomándose de la cabeza, alzó el rostro con los ojos llorosos —Haga todo lo que deba antes de que pierda la conciencia— suplicó.

—Bien, tomaré algunas muestras de sangre, de ti también Todoroki, debes de tener un ADN similar al de tu padre—

—Haga lo que sea necesario, ya oyó a Deku— sonrió abrazando al mencionado.

El rubio hizo lo mismo —¿Perderas la conciencia pronto?— cuestionó.

—No sabría decirlo, escucho constantemente voces, pero se intensifican cuando duermo, y creo que es cuando pierdo el control— soltó un suspiro.

—Bueno, aprovechemos este tiempo— intervino el mayor abrazando al ojiverde —Cuanto tiempo Deku—

—Toshinori-san— sus ojos volvieron a cristalizarse —Lamento preocuparle—

—No te disculpes, no hiciste nada— acarició su cabello.

—Bueno, comenzaré a tomar las pruebas— anunció el pelinegro con una liga y aguja en mano, el bicolor se adelantó tomando asiento frente al contrario y alzando su manga —Sentirás un pequeño piquete— cuando terminó de colocar la liga las venas de inmediato se dejaron ver introdujo la aguja colocando un tubo de extracción al otro extremo, pronto la sangre comenzó a fluir, llenó 3 tubos y retiro la aguja junto con la liga —Es todo, Izuku, sigues tú— dijo tras cambiar de aguja, el ojiverde al oír su nombre tomó asiento en donde estaba el bicolor, el pelinegro realizó el mismo procedimiento —Con esto será suficiente, en unas dos semanas puede que tenga lista la máquina—

—¿Tanto?— cuestionaron los chicos al unísono.

—No creo tener tanto tiempo— admitió el peliverde con angustia.

—Me apresuraré pero no prometo mucho, aguanta hasta entonces, ¿si?—

—De acuerdo... — respondió por lo bajo.

Luego de desayunar Toshinori y Aizawa se despidieron prometiendo tener noticias pronto, recogieron la mesa y los tres se sentaron en el sillón.

—¿Paso algo que deba saber?— cuestionó el ojiverde con intriga.

—Nada importante— respondió el rubio recibiendo un codazo por parte del bicolor, lo miró de soslayo y sutilmente negó con la cabeza, no creía necesario hacerle saber al ojiverde el acontecimiento de la niña.

—Conozco esas miradas— exclamó el contrario —Díganme que ocurrió—

—No creo que sea necesario—

—Si tiene que ver conmigo lo es—

—Intentaste atacar a una menor— soltó el bicolor de golpe, los ojos del rubio y el peliverde se abrieron grandes.

—¿Yo?— su voz sonaba temblorosa, sus manos cubrían su boca por la sorpresa —Es imposible, yo nunca le haría daño a nadie— murmuró nervioso —¡Ustedes lo saben!— las lágrimas brotaron.

—Lo sabemos y no te juzgamos por ello, no eras consciente— respondió el rubio regalándole una sonrisa.

—Lamento haberles causado problemas— dijo entre sollozos, la sonrisa adversa le había calmado demasiado.

—Ya, no te mortifiques por ello— respondió el bicolor y lo abrazó sobre los hombros, el rubio se sentó en el piso junto a sus piernas y se recargó en ellas.

—Por cierto, he notado que se han vuelto aún más cercanos— comentó secando sus mejillas.

—Bueno, digamos que se enamoró de mi— presumió el rubio con arrogancia.

—¡Ja! Apuesto que fuiste tú primero el que se enamoró de mi, conociendo como ocultas tus sentimientos estuviste en negación mucho tiempo— respondió con burla.

El rubio tensó sus músculos, había cierta verdad en ese comentario —Como sea, tú te confesaste—

—Porque jamás lo harías—

—Da igual— gruñó cruzándose de brazos.

El ojiverde no pudo evitar reír ante la discusión —Me alegra que ya se lleven bien...— hizo una pausa y sus mejillas se tiñeron de un ligero carmín —Entonces... — comentó nervioso.

Al percatarse de la problemática que estaba enfrentando el peliverde, decidió ayudarlo —Nuestros sentimientos siguen siendo los mismos, nada ha cambiado— comentó el bicolor acariciando con su pulgar una de sus mejillas.

—Así es, nerd, te amo incluso más que antes— apoyó su cabeza sobre el regazo del mencionado.

—Chicos— respondió avergonzado cubriendo con ambas manos su rostro —Yo igual los amo— enterró una de sus manos en la melena rubia y la otra fue a sostener la mano que acariciaba su rostro —Lamento las molestias—

—Tranquilo, todo está bien, los tres estamos en esto— respondió el bicolor regalando un beso en su mejilla.

—Gracias— sonrió ante el gesto.

—Bueno, lo siento, pero tengo que presentarme al trabajo, he pedido muchas vacaciones— exclamó el rubio alzándose de su lugar.

—Seguro entenderá el gerente si no asistes—

—Llevo toda la semana sin ir a trabajar, tú estás tranquilo porque te llevas bien con él—

—Entonces deja que yo abogue por ti— sostuvo su mano.

—Todoroki, no estamos teniendo ingresos a este paso apenas tendremos para comer la siguiente semana— retiró la mano decidido.

—Mmm, de acuerdo— refunfuño.

Sonrió e ingresó al baño dándose una rápida ducha, al acabar buscó ropa presentable y tras vestirse salió —Me voy, cuida bien de Deku— comentó mientras daba un presuroso pero amoroso beso en los labios del mencionado, decidido por salir del apartamento un tirón en su brazo lo detuvo.

—¿Para mi no hay beso?— pregunto el bicolor con tristeza.

—Ugh... Se me hará tarde...—

—Solo es un beso— formó un puchero acercándose al contrario —No te toma más de un minuto— sonrió sosteniendo su rostro.

—Agh, bien— de igual manera tomó el rostro ajeno entre sus manos y chocó sus labios con los adversos, al tratar de separarse el bicolor se mantuvo pegado a él, alejándose poco después no sin antes morder suavemente su labio inferior.

—Que te vaya bien en el trabajo, cariño~— le guiño un ojo y antes de poder recibir un golpe se alejó rápidamente. El rubio refunfuñando y soltando maldiciones salió con un suave sonrojo.

—Aun recuerdo cuando Kacchan se mostraba reacio a vivir contigo— dijo entre risillas —Creo que el convivir con una persona influye mucho en como te sientes respecto a ella—

—Cuando desapareciste ciertamente nos hicimos más apegados, Bakugo se abrió un poco más a mi y bueno, el tiempo hizo lo suyo— respondió con una resplandeciente sonrisa, regresando al sillón donde estaba el peliverde tomando asiento a su lado.

—Me alegra que podamos convivir los tres con más armonía— se recargó en su hombro disfrutando de la compañia.

—Tomó su tiempo, pero finalmente lo logramos— sonrió ante la acción del contrario y apoyó su cabeza sobre la de este.

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