☽ Cap IX ☾
—Metere el segundo— dijo ingresando el otro dedo el cual entró con más facilidad, el interior por fin se estaba dilatando, formó círculos y tijeras, contrajo sus dedos ejerciendo presión en su próstata.
—¡Ah... Mngh... N-no, justo ahí se siente raro!— su espalda de curvó.
—Parece que encontré tu punto— comentó el bicolor con una sonrisa satisfecha y continuó moviendo sus dedos —Creo que es suficiente— los retiró con cuidado, húmedos y calientes, los lamió y sostuvo su miembro, se acomodó y presionó la punta contra la entrada —Necesito que respires con profundidad y exhales lentamente, ¿si?— el peliverde como pudo asintió.
—Alza tu rostro, Deku— pidió el rubio, el mencionado como pudo siguió la petición, con el rostro sonrojado y la saliva desbordando de sus labios, miró con vergüenza al ojirojo. El bicolor trato de ingresar pero su pene resbaló, un segundo intento y esta vez pareció entrar.
—E-espera— un ardor le hizo temblar, los dedos no se asemejaban al grosor de su miembro. El contrario acató la súplica y detuvo la penetración esperando a que los músculos se relajaran, pese a ser placentera la estrechez de su interior no buscaba ser rudo con el ojiverde, con el rubio, bueno, era diferente.
—Tranquilo— murmuro el rubio recogiendo con sus pulgares las lágrimas que escaparon, pareció que el contrario se calmó ante el tacto pues su interior se aflojó poco a poco.
Al percatarse volvió con la penetración moviendo su cadera con suavidad, ingresando cada centímetro de su falo deleitandose con los dulces y libidinosos gemidos que le arrancaba, hasta que finalmente entró todo, dando un pequeño descanso al ojiverde para que se acostumbrara observó al rubio quien miraba maravillado al peliverde, su mirada viajó hacia él ambos sonrieron complacidos y sin previo aviso comenzó a moverse.
—¡A-Aah... Hmph!— enterró su rostro en el pecho del rubio podía sentir como su cuerpo se sacudía con cada embestida y su miembro se frotaba por inercia con el del contrario —Se siente... Mnh... Se siente bien...~— gimoteo mientras sus caderas se movían al compás de las estocadas.
—Te lo dije— respondió el rubio mordiendo su labio inferior, la fricción era placentera y los gemidos que la acompañaban daban un toque satisfactorio, sostuvo el rostro adverso y aprovechando la abertura de sus labios introdujo su lengua, los sonidos vibraban en su boca, era un beso torpe por parte del ojiverde lo que lo hacía lascivo, la saliva escapaba y sus alientos entrecortados chocaban, la fricción de sus cuerpos, sus torsos rozando uno con el otro compartiendo el sudor, su pecho frotándose con el adverso estimulando a la vez sus pezones, simplemente ver cómo aquel cuerpo se sacudía le prendía demasiado.
—Lo siento... Pero tendré que robartelo— dijo el bicolor jalando al peliverde de un brazo, pegando su espalda contra su pecho, la saliva había manchado su mentón y su mirada cada vez se volvía más pérdida, colocando su mano sobre su cuello y la otra en su cadera comenzó a penetrarlo con más fuerza, arrancando gemidos desde lo más profundo de su garganta.
—Ngh... Todoroki... M-más lento... Es... Es demasiado... Mnh— su mano fue a sostener el brazo que agarraba su cuello, encajando sus uñas, el aire no llenaba sus pulmones gimiendo entrecortadamente.
El rubio relamio sus labios ante tal vista, aquella posición dejaba ver todo el cuerpo del peliverde, pero también las expresiones del bicolor, tan sexy y caliente »Joder...« un cosquilleo se arremolino en su abdomen bajo.
Advirtiendo de su mirada sonrió libidinoso la mano que descansaba en la cadera del ojiverde fue a sostener el miembro del rubio ejerciendo presión en la punta.
—No toques... Bastardo— llevo su mano a tratar de retirar la adversa, sin embargo este la tomó por sorpresa y entrelazando sus manos comenzaron a moverse en un rápido vaivén —Mngh... — gimoteo, sus mejillas se encendieron de un bello carmín, la saliva comenzó a desbordar de sus labios, el tacto del bicolor tan caliente y rebosante de placer le volvía loco —¡A-Ah!— un choque eléctrico recorrió su columna activando todos los sensores de su cuerpo derivandose en su miembro, un estremecimiento le hizo temblar apretó el agarre de sus manos y su esencia se esparció, manchando todo su torso.
—Fue rápido— rió lamiendo los restos que habían manchado su mano, volvió a centrarse en las embestidas.
—Idiota...— maldijo con una suave sonrisa procesando el cosquilleo y hormigueo que recorría su cuerpo. Deslizó sus piernas de debajo de los dos para así poderse incorporar y quedar a la altura de los chicos, el ojiverde como pudo lo miro de soslayo pero pronto su vista se desvió cuando una estocada llenó su interior.
—Abajo...— murmuro el ojiverde —Siento cosquillas... Ngh—
El rubio sin decir nada sostuvo con su diestra el miembro del peliverde realizando un rápido vaivén, pronto el contrario se abrazó a él cuando soltaron su agarre, su mirada se cruzó nuevamente con la del bicolor, ambas con el deseo carnal en ellas, el contrario asestó una embestida más profunda aprovechando para acercarse y jalar al rubio del cuello encontrando sus labios en un húmedo beso que no rechazó y al contrario correspondió con la misma voracidad, los suaves gemidos que soltaba el bicolor con cada estocada se perdían entre el sonido húmedo de aquel beso, se alejó aumentando la velocidad de la penetración y así el peliverde echó la cabeza hacia atrás varios espasmos sacudieron su cuerpo, enterró sus uñas en la espalda del rubio y comenzó a eyacular; el bicolor sacó con prisa su miembro eyaculando al instante contuvo su semen en su mano.
El peliverde dejó escapar un suspiro cuando terminó de venirse, aunque al instante fue lanzado sobre la cama boca arriba —¿¡Kacchan!?— se apoyó sobre sus codos.
—Es mi turno, Nerd— sonrió acomodandose entre sus piernas y sosteniéndolas al aire.
—Pero... Acabo de... ¡Ah!— se vio interrumpido cuando el rubio ingresó de una sola estocada —¡Espera...!— aferró sus manos a las sábanas.
—Es justo... Lo hiciste con Todoroki primero, quiero ser yo quien termine— sonrió divertido apretando el agarre de sus piernas, apesar de lo reciente el peliverde aún se mantenía estrecho ajustándose perfectamente a su miembro —Ah... Carajo— exclamó ante el éxtasis que le causaba el caliente y húmedo interior del contrario —Tan estrecho...— "Como alguien que conozco" un susurro en su oído le hizo perder la concentración »Mierda« se había olvidado por completo del bicolor, quien ahora yacía detrás suyo.
—Me dolió que me ignoraras así— repartió pequeños besos en su hombro.
—Cállate... — murmuro observandolo, para después continuar embistiendo al ojiverde quien no paraba de soltar sonidos lascivos.
—¡K-Kacchan... Más lento!— suplicó tirando de las sábanas, una de sus manos fue a cubrir su boca tratando de acallar los fuertes gemidos que le eran arrancados, apesar de que estaba siendo rudo una parte suya lo disfrutaba aquella posición le hacía sentir que llegaban aún más profundo en su interior, como sus entrañas eran empujadas con ferocidad.
—Se tierno con él o me veré en la penosa necesidad de ser rudo contigo— comentó el bicolor.
—¿De que hablas?— lo miro de soslayo lo suficiente para darse cuenta que el bicolor se estaba acomodando detrás suyo —Ni se te ocurra...— no podía hacer nada en aquella posición y ya era demasiado tarde cuando sintió presión en su entrada —Ni siquiera estoy preparado— jadeo de dolor.
—Solo relájate— dio un par de besos en su cuello al alejarse ensalivó sus dedos para después dirigirlos a su entrada acariciandola.
—Ngh... No quiero... — soltó las piernas del peliverde y apoyó sus brazos a los costados mirándolo con nerviosismo, el contrario lo observó y trató de ayudarlo pero no de la manera que esperaba, sintió el tacto en ambas mejillas y el ojiverde se acercó besando sus labios.
El bicolor aprovechó para ingresar sus dedos, tan estrecho pero ya conocía aquella cavidad la cual le ajustaba a la medida, y que succionaba sus dedos como si quisiera devorarlos.
Siseo cuando sintió el ardor en su espalda baja, era tan extraño recibir placer por ambos lados, ahora podía comprender como se sentía el peliverde en un inicio, sin embargo no le disgustaba, era placentero —Solo apúrate— exigió tras separarse del cálido beso repartiendo unos cuantos más en el cuello del ojiverde.
—Bien— sonrió ladino y tras retirar su dedos dirigió su miembro a la aún estrecha entrada del rubio, ni siquiera había tenido oportunidad de dilatarlo bien —Respira— comentó empujando su falo contra el rubio.
—Ah... N-ni siquiera me preparaste bien— por inercia sus caderas se alzaron y sus piernas se abrieron, el ardor se intensificaba conforme el contrario se adentraba, apretó en un puño las sábanas debajo suyo.
—Tu pediste que me diera prisa— recordó sosteniendo de ambos costados su cadera, mordió su labio ante la molestia, estaba tan estrecho como el peliverde apesar de ya haber intimado anteriormente, se tomó un respiro aún faltaba por meter.
—Solo hazlo de una vez— exigió con enojo, dolía más si iba más lento, el contrario no lo pensó dos veces y de una estocada lo penetró por completo, los tres gimieron al unísono, pues el rubio aún se hallaba dentro del peliverde y el repentino movimiento los tomó por sorpresa —Idiota...— dijo entre dientes.
Rió por lo bajo y comenzó a moverse era curioso el aspecto de estar penetrando al rubio y a su vez al ojiverde ya que los movientos que él realizaba eran replicados con el contrario —Abrete más— susurró cerca de su oído, cosa que hizo estremecer al rubio.
A regañadientes separó un poco más sus piernas lo suficiente para mantener el equilibrio. Debido a la posición se vio en la necesidad de sujetar la cadera del ojiverde alzandola en el aire apoyando sus pantorrillas sobre sus hombros, le costaba agarrar el ritmo pero al cabo de unos minutos logró tener sincronía.
—Mngh... Kacchan— aferró una de sus manos al antebrazo del mencionado encajando sus uñas, mientras la otra se sujetaba de las sábanas sobre su cabeza, el chocar de sus pieles resonaba aún más en la habitación, un exquisito sonido acuoso inundaba sus oídos.
El bicolor enterraba sus falanges en la cadera del rubio buscando hacer más profundas las estocadas, mientras el rubio luchaba por mantener el equilibrio podía sentir como el miembro del contrario topaba casi con su abdomen, su próstata estaba siendo golpeada con rudeza haciendo que constantes descargas recorrieran su columna, el latido de su corazón era tan fuerte que lo sentía en todo su cuerpo, latidos acelerados y la adrenalina a tope, el éxtasis inundaba el ambiente.
Los tres gemian a la par, sus respiraciones se mezclaban, su sudor se combinaba —Chicos... Hmph... E-estoy en mi límite— comentó el peliverde entre jadeos —Es demasiado...— pequeñas lágrimas corrían por su rostro —Y esto se siente raro...— señaló su abdomen donde un pequeño bulto sobresalía, debido a su delgadez parecía que el miembro del rubio llegaba más lejos de los que debía.
—Ah... Pero luce bien— sonrió posando su mano sobre aquella zona.
—¡Hmph!... No toques ahí Kacchan— sujetó con fuerza las sábanas y su semen salió disparado, su cuerpo se sacudía por los espasmos.
Sorprendidos por la repentina eyaculación sonrieron complacidos, el bicolor sin perder el tiempo continuó embistiendo al rubio quien ya había salido del interior del ojiverde, lo sujetó de sus brazos dejando que su torso colgara, agarró más impulso gracias a la posición.
—¡A-ah! Estás... Estás loco— comentó ante la repentina rudeza que mostró el contrario, apretó sus manos en un puño, sus hombros comenzaban a doler y ni mencionar de su trasero, le palpitaba cada que el bicolor sacaba el miembro para volverlo a meter de una estocada —Mngh... Duele... Idiota— jadeo no sabía que había ocurrido pero estaba siendo más rudo que la primera vez que lo hicieron y sin embargo en el fondo le excitaba tanto que de repente sus orejas y cola emanaron.
Maravillado relamio sus labios una sonrisa lasciva bailó en ellos —Agh... Lo siento, es solo que me excita oirte gritar— comentó peinando su cabello hacia atrás soltando sus brazos y llevó sus manos a sujetar su cadera sus pulgares acariciaban con melosidad la peluda cola —Me encanta ver que puedo hacer gritar de placer a esa boca que solo sabe soltar maldiciones— rió con efervescencia embistiendolo con brusquedad.
Su lengua abandonó su cavidad bucal cuando su cuerpo se sacudió con fuerza, la saliva y la lágrimas escapaban empapando su rostro, era tanta la excitación que su mente se nubló deseando más del bicolor.
—¿Te gusta?— lo jaló hacia él pegándolo a su cuerpo el contrario con dificultad asintió, satisfecho deslizó su lengua por toda la extensión de su cuello, sus colmillos brotaron deseosos.
—No lo hagas...— trató de zafarse sin embargo un dolor agudo lo dejó inmóvil añadiendo el caliente líquido que llenaba su interior. Aquel dolor y sensación su cuerpo lo procesó de manera diferente pues al sentirlo un cosquilleo se generó en su abdomen bajo dejando salir su esencia alcanzando incluso al peliverde que observaba absorto la escena.
—Mmm... Chicos— llamó el ojiverde, el rubio lo miro de soslayo con su rostro completamente sonrojado. Pequeños colmillos se asomaban de sus dientes.
Rió suavemente y extendió su mano, cuando fue sostenida jaló al ojiverde hacia él —Puedes tomar la que quieras—
El contrario sorprendido por la oferta tragó en seco miro al bicolor quien cómodamente seguía succionando la sangre del contrario, relamio sus labios y sin más hincó sus colmillos escuchandolo jadear, cuando tragó por primera vez sus ojos se iluminaron de un brillante carmesí, era un sabor tan único se abrazó a su cuerpo y continuó tomando, ¿era por ser un híbrido?. La nerviosa cola se meneaba con suavidad acariciando y envolviendo las piernas de sus parejas.
Tras unos minutos ambos vampiros se apartaron satisfechos, el rubio los miro sin embargo su vista se nubló y cayó inconsciente, ambos reaccionaron y lo sostuvieron —Debimos moderarnos— comentó el bicolor, a lo que el peliverde asintió con culpabilidad.
—Es que su sangre es... Única—
—Lo sé, pero Bakugo es nuestra pareja no un banco de sangre— rió suavemente —Le pediremos perdón en cuanto despierte— acomodó al rubio sobre la cama limpiando el semen que había escurrido en sus piernas tras lavarlo lo dejaron descansar acostándose a su lado.
—¿Estas bien con haber tenido tu primera vez con nosotros?— cuestionó el bicolor mirándolo de soslayo.
—Fue una experiencia extraña en su inicio pero en el transcurso logré mantenerles el ritmo— rió —Estoy feliz de haber tenido mi primera vez con las personas que amo— lo miro con una sonrisa.
—Me hace feliz saber eso— acarició su mejilla, el sonido del timbre los interrumpió, extrañados se vistieron con prisas y fueron presurosos a abrir.
—¿Toshinori?, ¿Aizawa?, ¿que ocurre?— los dejaron pasar.
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