Capitulo 1
El estridente sonido del despertador hizo que Rei se despertara abruptamente. Soltó un quejido y se giró sobre la cama, extiendo su brazo hacia la mesita que había al costado de su cama, tanteando con la mano hasta encontrar su teléfono. Cuando logró encontrarlo, apago la alarma con torpeza y volvió a esconderse bajo las colchas. Odiaba despertarse de esa forma, al son de trompetas militares, pero era la única manera de hacer que se levantara sin dar tantas vueltas o dormirse de nuevo.
Luego de varios minutos, volvió a soltar un quejido y se quitó las sábanas de encima, sentándose sobre la cama. Su cabello estaba despeinado de tal forma que parecía que había luchado contra algún animal durante la noche y su ceño estaba fruncido por culpa de los rayos que chocaban contra su cara.
—Odio los lunes… —Murmuró con voz ronca mientras se rascaba la mejillas con lentitud, aún algo dormida.
Bostezó de manera lenta y luego se refregó los ojos con fuerza, abriéndolos con pesadez. Volvió a tomar su teléfono e intentó fijar sus verdes ojos en la pantalla
—Primero de Abril… —Murmuró con pesadez. Sin embargo abrió los ojos con amplitud para luego esbozar una gran sonrisa— ¡Primero de abril! ¡Primer día de clases!
La joven se levantó de la cama con rapidez, tomó varias toallas y se metió al baño. Se dio una ducha rápida, ya que se había bañado la mañana anterior, y luego salió en busca de su nuevo uniforme escolar. Cuando lo tuvo entre sus manos y lo abrazó con fuerza, sin dudas feliz de saber que iría a la academia con la que había soñado desde siempre.
— ¡Hija, ya está el desayuno! —La voz de su padre la sacó de sus pensamientos.
— ¡Ya bajo! —Se apresuró en decir para luego empezar a vestirse rápidamente.
Una vez que terminó de acomodarse el uniforme, se acercó a su tocador y tomó los pequeños aretes dorados en forma de argolla y se los colocó con cuidadosamente. Se puso el reloj que le había regalado su madre para su cumpleaños y luego de echarse un poco de perfume, tomó su mochila y bajó rápidamente hacia la cocina. Ya abajo, sonrió al encontrarse con su padre, quien estaba terminado de poner el desayuno sobre la mesa.
—Buenos días, mi salamandra —La saludó Kaito para luego darle un beso en la frente—. Desayuna rápido así llegas a tiempo a la academia.
Kaito Tatsuma era un hombre bastante alto, lo suficientemente como para tener que agacharse para pasar por debajo de la puerta, y su contextura física era similar a la de un atleta olímpico. Su cabello rojizo y desarreglado hacia contraste con su pálida piel, la cual estaba decorada con pequeñas cicatrices, aunque quizá la más llamativa era la que se encontraba en su ojo derecho. Sus ojos verdes eran bastante expresivos, demostrando principalmente dulzura aunque con un poco de cansancio. Parecía ser alguien a quien le habían sucedido más cosas de las que uno podría imaginar.
—Buenos días, pa —Se sentó en una de las sillas y comenzó a servirse de todo lo que había sobre la mesada— ¿Y mamá?
—Tuvo que salir a patrullar la ciudad —Le contestó el pelirrojo para luego sentarse frente a su hija, bebiendo un poco de café de su tasa—. Lamenta mucho no poder despedirse de ti, pero prometió que estaría aquí en la tarde, así que supongo que ella te recibirá cuando regreses.
—Oh, bueno, luego hablaré con ella —Dijo para luego empezar a comer.
—Así que, ¿Emocionada por tu primer día de clases? —Le preguntó el mayor sin dejar de sonreír.
—Como no tienes idea, siempre has sabido que mi sueño era entrar a la academia U.A y ahora que ese sueño es una realidad mi alegría es más grande —Le respondió la pelirroja mientras ampliaba su sonrisa—. Aunque también estoy un poquito nerviosa, una nueva escuela significa nuevos compañeros y amigos…realmente espero llevarme bien con todos.
—Oh hija, no te preocupes por esas cosas insignificantes. Estoy más que seguro que harás amigos en un santiamén, eres muy buena socializando —Le aseguró el pelirrojo para luego devolverle el cabello con ternura—. Sin embargo, me gustaría darte un par de consejos.
—Por supuesto —Dejó su plato de lado y fijó su verde mirada en su padre.
—A pesar de que te recomendamos ir a otra academia desde el año pasado, al final terminaste entrando a la U.A porque te inscribiste sola. —Rei asintió levemente con la cabeza sin dejar de sonreír—. Sin embargo, no permitas que eso te impida disfrutar lo máximo que puedas de esta nueva etapa que comienzas ¿Oíste? Explora, aprende, comete errores, haz nuevos amigos, diviértete, y por sobre todo sé feliz con cada decisión que tomes.
— ¿Puedo conseguirme un novio? —Le preguntó la menor con diversión.
—No, tú debes seguir soltera hasta los 30 años —Le respondo el mayor a lo que su hija solo bufó con molestia.
—Aguafiestas —Agarró su plato y se levantó de su asiento para dejarlo en el lavabo—. Le quitas lo divertido a la vida.
—Esa es la misión de un padre —Comentó para luego sonreír, tocando la punta de la nariz de su hija con el dedo índice.
Rei amplió su sonrisa y se acercó para darle un efusivo abrazo. Él ojiverde correspondió el gesto y se levantó de su silla para poder abrazarla mejor.
—Bueno, suficiente cariño. Llegarás tarde a tu primer día de clases —La pelirroja tomo su mochila y comenzó a revisar el interior— ¿Llevas todo lo necesario? ¿Pañuelos? ¿Dinero? ¿tu tarjeta del tren?
—Si papá, todo eso está listo —Se puso la mochila y le sonrió—. Bueno, me voy que Tenya-Kun ya debe estar esperándome —Se colocó los zapatos y encaró a la puerta, sin embargo regresó en sus pasos y volvió abrazar a su padre—Un abrazo más y ya.
El pelirrojo se echó a reír y correspondió el gesto con el mismo cariño.
—Éxitos en tu primer día.
—Gracias pa, nos vemos más tarde.
Sin más que decir, Rei se despidió con la mano y salió de la cada a paso veloz. Tenía que llegar rápido a la parada del tren donde seguramente ya la estaba esperando su amigo peliazul, además de que no quería llagar tarde a su primer día de clase. A pocos metros de la parada, comenzó a buscar con la mirada a su amigo y sonrió al encontrarlo de pie, mirando su teléfono mientras movía su pie con ansiedad, acelerando sus pasos para luego saltarle encima.
— ¡Rei-chan, no hagas eso! —Exclamó el peliazul mientras intentaba no perder el equilibrio—. Casi me da un infarto.
—Ya, lo siento —Se bajó rápidamente de la espalda de su amigo—. Es solo que te extrañé tanto, pero me alegra saber que nos veremos todos los días…compañero.
—No seas exagerada, nos vimos el viernes —Dijo Iida para luego sonreír—. A mí también me alegra saber que seguiremos siendo compañeros.
La rodeó por el hombro con su brazo y la acercó a su cuerpo, haciendo que la pelirroja imitará el gesto. Entonces, el tren ingresó a la estación y se apresuraron en abordarlo y sentarse en uno de los asientos vacíos que había en el interior; durante el viaje se la pasaron hablando de lo emocionados que estaban por empezar a estudiar en la academia, en como serían sus nuevos compañeros y profesores y que clases de aventuras les esperaban ahora que iniciaban sus caminos en volverse grandes héroes. Igualmente estaban nerviosos, eso era inevitable, pero al menos se sentían tranquilos de saber que estarían juntos en la misma clase.
El tren se detuvo y bajaron rápidamente, empezando a caminar hacia la academia. Mientras se iban acercando al recinto, comenzaron a encontrarse con varios de los estudiantes. Eso solo hizo que su emoción aumentara, al punto que Rei aceleró sus pasos mientras sonreía ampliamente.
— ¡Rei, espérame! —Le pidió el peliazul, pero su amiga hizo caso omiso a sus palabras y no se detuvo hasta llegar a la entrada principal de la academia.
— ¡No puedo creer que esto esté pasando! —Exclamó la ojiverde para luego empezar a zarandear a su amigo, quien no paraba de mover los brazos de manera robótica.
—Rei, te pido que me sueltes, que me arrugas el uniforme —Le pidió su amigo sin cambiar su semblante serio.
La nombrada lo soltó rápidamente, permitiéndole al más alto acomodarse el uniforme. Una vez que se aseguró de estar presentable, fijó su vista en su amiga quien no dejaba de observar todo con emoción.
— ¡Vamos Iida! ¡Tenemos que conocer nuestra nueva clase! —Exclamó la ojiverde para luego tomar del brazo al ojiazul y comenzar a caminar hacia el interior del edificio.
Una vez que dejaron sus zapatos en los casilleros que les habían sido asignados y se colocaron los que eran para el uso de interior, comenzaron a caminar hacia el que sería su nueva aula; mientras iban caminando por los enormes pasillos de la academia, empezaron a mirar con curiosidad cada uno de los detalles de los cursos por las que pasaban, principalmente el tema de las puertas, que eran exageradamente gigantes. Luego de subir varios pisos, de caminar por muchos de los corredores y de dar vueltas y vueltas, se detuvieron al darse cuenta de que estaban perdidos.
—No puedo creer que nos hayamos perdidos, ¡Si vimos el mapa tres veces! —Exclamó Rei con fastidio, soltando un suspiro— ¿Crees que debamos preguntarle a alguien?
—No nos queda de otra —Le respondió el peliazul—. Preguntémosle al chico que va allá.
La pelirroja se giró, divisando a los lejos a un joven alto y de cabellera bicolor, y se acercó rapidmamate hacia donde estaba.
— ¡Disculpa! ¿Podrías ayudarnos? —Rei dejó de correr cuando el joven se detuvo—. Sé que es medio estúpido, pero mi amigo y yo nos perdimos y queríamos saber dónde estaba la clase 1-A.
La joven pelirroja intento disimular la sorpresa que le había provocado encontrarse con ese chico tan peculiar, aunque fue algo difícil porque empezó a observarlo de pies a cabeza. El bicolor, como indicaba su apodo, tenía el cabello de dos colores, mitad rojo y mitad blanco, algo inusual a pesar de la diversidad que había en Japón. Sus ojos era igual a su cabello, solo que estos eran negro u celeste. Sin embargo, y apesta del brillo que tenían, parecían fríos y sin emoción alguna, como si los hubieran apagado con el tiempo.
—La clase 1-A está el piso de arriba —Le respondió con seriedad, casi demostrando frialdad.
—Oh, bueno, muchas gracias…
—Shouto, Shouto Todoroki —Estrechó su mano con la de la joven más, sintiendo un cosquilleo extraño en esa mano, más sin embargo no mostró expresión alguna—. Ahora debo retirarme, hasta luego.
Sin más que decir, hizo una leve reverencia ante los dos jóvenes y se retiró del lugar.
—Ese chico es raro, ¿No crees? —Le preguntó el peliazul a su amiga—. Lo veo un poco antisocial.
—Como que se parece a mi.
—Ahí vamos de nuevo —Iida negó varias veces con diversión—. Rei, no porque tenga cabello rojo lo hace automáticamente parte de tu familia.
— ¡Eso no es cierto! Un estudio indicó que hay un 0,001% de parentesco entre todos los pelirrojos del país —Exclamó la pelirroja sin dejar de sonreír, empezando a caminar hacia el curso.
— ¿Fuentes del estudio? —Le preguntó el más alto.
—Eh…créeme we —Lida solo soltó una sonora carcajada y negó con la cabeza mientras seguía caminando junto a su amiga.
A los pocos minutos se detuvieron frente a una inmensa puerta en la cual estaba escrita “1-A" y, luego de compartir una mirada nerviosa, soltaron un suave suspiro, intentando calmarse.
—Bueno, sino entramos no sabremos que no espera —Lida inspiró con fuerza y abrió la puerta rápidamente, entrando al aula con paso firme.
— ¿Rei Tatsuma? —La nombrada se giró para encontrarse con una joven de piel y cabello rosado, quien le sonreía ampliamente— ¡Rei, que alegría verte de nuevo! ¡Soy yo, Mina Ashido! Nos conocimos en las competencias intercolegiales ¿Recuerdas?
— ¡Mina, tanto tiempo sin verte! —Las dos chicas se fundieron en un abrazo mientras gritaban y saltaban en el lugar— ¡No sabes lo feliz que me pone saber que estaremos en la misma clase! ¡Seremos compañeras!
—Esa una muy buena noticia, tenemos que ponernos al día porque hemos estado bastante incomunicadas —Enredaron sus brazos y entraron al curso entre risas y cuchicheos.
Cuando entraron, casi todos los presentes, que eran cinco personas, les sonrieron y los saludaron de manera amable, salvo por un rubio de ojos rojos que solo las ignoró olímpicamente. Se miraron fijamente para luego regresar sus miradas hacia los que serían sus nuevos compañeros y se acercaron para presentarse, sentándose en sus respectivos asientos luego de saludarlos.
La ojiverde soltó un pequeño suspiro de alivio, sintiéndose un poco más tranquila de que la primera impresión hubiese sido buena. De pronto, la puerta se abrió dando paso al bicolor con el que había hablado minutos atrás. Cuando el se dio cuenta de la presencia de la pelirroja, abrió los ojos con algo de sorpresa para luego regresar a su característica mirada neutral. Fue entonces que, mientras el joven se sentaba en un banco diagonal al suyo, Rei empezó a escuchar los murmullos de sus compañeros mientras observaban de reojo al joven bicolor.
Rei prefirió restarle importancia a la situación y regresó su vista hacia donde estaba su amigo Lida, quien discutía con el joven rubio que tenía puestas las piernas sobre el escritorio. No pudo evitar sonreír al verlo así, definitivamente el peliazul no iba a cambiar nunca.
Fue entonces que la puerta se abrió nuevamente, esta vez dando paso a un joven de rizada y verde cabellera que solo podía mirar con pánico al ojiazul y al rubio, quienes habían parado de discutir para mirarlo con cierta sorpresa. Como Rei suponía, su amigo se acercó rápidamente al ojiverde, quien comenzó a decirle lo mucho que le había gustado su forma de pensar durante el examen de admisión. Sin embargo, de un momento a otro se quedaron callados, al parecer el profesor ya había llegado.
Iida, el joven peliverde y una joven de cabello castaño entraron en silencio al aula ante la atenta mirada de sus compañeros. Entonces ingresó un hombre que revestía algo desarreglado; su cuello y hombros estaban rodeados por unas vendas de color blanco y su cabello le llegaba hasta por debajo de sus hombros.
—Buenos días, soy su profesor titular, Aizawa Shouto —Se presentó con voz lenta y ronca—. Un gusto conocerlo.
— ¡¿El profesor titular?! —Exclamaron todos al unísono.
— ¿Ese es el profesor? —Se preguntó una joven pelinegra mientras se llevaba una de sus manos a la boca—. Parece más un vagabundo.
—Eso —Dijo la pelirroja mientras alzaba un dedo y señalaba a la joven por sobre su hombro, dándole la razón.
—Es algo apresurado, pero pónganse estos uniformes y salgan al patio —Le ordenó el profesor mientras sacaba el uniforme del interior de su saco de dormir.
Todos los estudiantes se miraron con algo de confusión para luego levantarse de sus asientos y salir del curso rumbo a los cambiadores de la academia, donde se apresuraron en ponerse el uniforme deportivo para luego dirigirse al patio donde ya los estaba esperaban su profesor titular.
—Aizawa-sensei, ¿Qué es lo que vamos a hacer aquí? —Preguntó la joven de castaña y corta cabellera.
—He decidido que tendrán un examen de individualidad —Le respondió el hombre mientras su teléfono del bolsillo del pantalón.
— ¿Qué hay de la ceremonia de bienvenida? ¿O de la orientación? —Inquirió la chica invisible.
—Si vas a convertirte en un héroe, no tienes tiempo para eventos como esos —Le respondió el mayor con voz seria—. La academia U.A se caracteriza por no tener restricciones, y eso también aplica para los profesores. Además, ustedes ya han tenido pruebas como estas en la secundaria ¿No es así? Algo como un examen de capacidad física donde no les permiten usar sus habilidades —Dejó de explicar y se giró hacia donde estaban los estudiantes—. Bakugou, tu terminaste primero en el examen práctico, ¿No es así?
—Si.
—Pudiste haber salido primera si no hubieras destruido tantos edificios —Le susurró Iida a su amiga, quien puso los ojos en blanco y negó con la cabeza.
—No es mi culpa poder convertirme en una lagartija de 6 metros de alto —Le dijo la pelirroja para luego cruzarse de brazos—. Además, para eso estoy aquí ¿No es así? Para poder aprender a controlar mi tamaño colosal de dragón.
—Touché —Rei sonrió y le dio unas palmaditas en el hombro.
— ¿Cuántos metros fue tu mejor resultado al arrojar un balón? Le preguntó Aizawa al rubio.
—67 Metros —Le respondió el menor con seriedad.
—Pues ahora inténtalo usando tu Quirk.
Bakugou asintió con la cabeza y agarrón el balón de la mano de su profesor titular, caminado hacia el centro del círculo que estaba dibujado sobre el suelo. Estiró los brazos y, una vez que posicionó de manera correcta, gritó a todo pulmón la palabra “shine” al tiempo que creaba una explosión en su mano que hizo que la pelota fuera expulsada a gran velocidad, desapareciendo de la vista de los demás por unos segundos para después caer s varios metros de donde estaba en ojirrojo.
—Deben aprender a conocer sus propios límites...es la única forma de volverse un héroe—Detuvo el cronómetro y giró el aparato para mostrarles el resultado a sus estudiantes, quien exclamaron con asombro al ver el resultado.
— ¡Woah, 750 metros! ¡Que genial! —Bakugou sonrió de lado al escuchar el comentario de la pelirroja, inflando el pecho con orgullo.
— ¡Esto parece divertido! —Exclamó la pelirrosa mientras alzaba los brazos con euforia.
— ¡Podemos usar nuestros Quirks cuando queramos! —Añadió un joven de oscura y corta cabellera— ¡Tal como esperaba del curso de héroes!
— ¿”Parece divertido”, eh? —Repitió Aizawa-sensei a lo que Mina se escondió rápidamente detrás de Rei—. Tienen 3 años para convertirse en héroes profesionales… ¿Acaso tendrán esa actitud todo el tiempo? —Les sonrió de manera espeluznante—. Esta bien, vamos a hacerlo divertido. Quien termine último luego de las ocho pruebas será expulsado.
— ¡¿Qué?!
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Hola gentecilla, como están?
Espero que estén pasando una mañana/tarde/noche genial
Aquí regresó con una nueva novela AAAAAAAA
Hace cuando que debería haber empezado a subir esta historia pero juego...
El covid XD
Estaré subiendo capítulos todas las semanas,
So los gusto, dejen estrellita y comenten,
Se los agradecería de corazón
❤❤❤❤❤❤
Sin más que decir....
Bye bye
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