10.-Ámbar: Dulzura [+18/PWP/Rev!Luna]

¿Recuerdan lo que es el reverse, verdad? ( ͡° ͜ʖ ͡°)

(Este one-shot grita PWP por todas partes :v)




La familia Benson estaba reunida en la mesa principal. La señora Sharon comía con su habitual calma; Luna comía su postre con una sonrisita que amenazaba por expandirse por todo su rostro.


Rey estaba unos pasos atrás, como el fiel sirviente -perro, como pensaba Luna- que era.


El sirviente personal de la señora Sharon tenía los ojos clavados en Luna, y ésta sentía su fuerte mirada. Como si aquella persona supiera sus intenciones o sospechara de ella.


"Luna" Escucho su nombre en boca de su tía. "Sé que ya te lo pregunte antes, pero, ¿realmente no sabes porque Ámbar no ha bajado a cenar?"


La señora Sharon podría ser una persona "mala", con un fuerte carácter e inamovible ego -Tal como su ahijada-, pero la rubia era la única familia que tenía.


Por dios, no era un monstruo sin sentimientos aunque lo pareciera. Ella también se preocupaba a veces.


"No" Fue su indiferente respuesta. "Tal vez este practicando algunos pasos, o tal vez esté estudiando, recuerdo que dijo que mañana tenía un examen"


Tal vez fue su convincente tono de voz, tal vez fue que aquello no era del todo mentira, pero la señora Benson pareció satisfecha con la respuesta. En cambio, Rey solo se limitó a mirarla con sospecha.


Luna lo miro con sorna al levantarse de su silla, Amanda corrió hacia ella, recogiendo sus platos sucios. Luna suspiro, ¿cuantas veces le había repetido que ella misma podía hacer eso? pero parecía no entender.


Bueno, era comprensible.


Se despidió de su tía -dándole otra mala mirada a Rey- y se dirigió a su habitación. Bueno, ese había sido el plan. Sus pies la llevaron a la habitación de Ámbar. Del bolsillo de su pantalón saco unas llaves y las introdujo en la cerradura. Giro la manilla y entro como si fuera su propia habitación.


Levanto la mirada, observando a Ámbar quien la fulminaba con la mirada.


"Ah, pero si es la señorita Ámbar, buenas noches" Luna se burló de la rubia, quien seguía con su misma expresión. "¿Que te trae por estos lares?" Claramente trataba de molestarla.


Ámbar la miraba con odio y Luna no podía estar más satisfecha.


"¿Qué?" La más baja se acercó a la cama, donde estaba la otra, sentada, sin pronunciar palabra alguna. Luna se sentó a su lado y le dedico una sonrisa ladeada. "Realmente no bromeabas cuando decías que no harías ninguna clase de ruido..."


La castaña acerco su mano hacia Ámbar, con su dedo índice inicio un lento recorrido por el vientre de la chica, pasando por el espacio entre sus pechos desnudos y terminando en la barbilla de la rubia. Levanto su mentón suavemente mientras ella misma se ponía de rodillas frente a ella, con su mano libre trazando figuras en sus piernas desnudas. Acerco su rostro hasta que su nariz rozaba con la mejilla de Ámbar.


"...Veamos si te puedo hacer cambiar de opinión" Susurró, para Ámbar fue un ronroneo que la hizo sentir mariposas en su estómago. Podía sentir como el calor comenzaba a extenderse por todo su rostro.


Quería empujarla y salir corriendo de la habitación, pero sus manos estaban firmemente amarradas tras su espalda, sus piernas estaban libres, y tenía una mordaza en su boca. Estaba completamente desnuda. Desnuda ante aquellos ojos verdes, ante aquellos hambrientos ojos verdes que la hacían retorcerse y estremecerse.


Luna la beso suavemente en la mejilla, después arrastro sus labios hasta llegar hasta su oreja. La respiración de Ámbar se entrecorto cuando sintió sus manos acariciar su cintura. "¿Me extrañaste?" Ámbar cerró los ojos ante la sensación de su aliento contra su oreja y cuello.


Con toda la vergüenza que aquella situación le provocaba, la rubia asintió de forma casi imperceptible. Luna beso su hombro y Ámbar sintió su sonrisa en su piel.


"Yo también te extrañe" Dijo la menor en un suspiro. Su boca comenzó a recorrer su clavícula, dejando húmedos besos en aquella zona. Luna a mordía su cuello, a veces delicadamente, otras veces aplicando un poco más de fuerza, atrapando la suave carne de su cuello y estirándola solo un poco.


El pecho de la rubia subía y bajaba a un ritmo casi acelerado, su cuerpo se sentía demasiado cálido bajo aquellos besos. Ámbar podía sentir perfectamente la respiración de su compañera en su piel, tomaba grandes bocanadas de aire, como si estuviera tratando de controlarse para no devorar completamente a la más alta.


La espalda de la mayor se arqueo inmediatamente después de que las manos de la "chiquita" se adentraran en sus piernas. Luna jugueteaba con ella, pasando sus uñas en la cara interna de sus muslos. Sin poder evitarlo abrió sus piernas un poco más, rogando silenciosamente por un toque más directo.


Luna parecía estar divirtiéndose de lo lindo. Sus besos recorrieron su cuerpo completamente. Ámbar se frustraba más y más con cada beso, pues sabía que la castaña solo estaba jugando con ella.


Sin querer esperar más, la rubia sacudió un poco sus piernas, llamando la atención de Luna.


"¡Vaya! ¿Quién diría que la gran Ámbar, alguien con tanto ego, estaría rogando para ser complacida?"


Claro que a la nombrada le avergonzaba aquello. Ese cuerpo traicionero suyo solo le causaba problemas, ¿pero como podría negarse a Luna? La chica realmente tenía algo mágico que la atraía sin importar que.


Un gemido complacido fue ahogado con la mordaza cuando la castaña al fin comenzó a tocar su sexo. Toques tan delicados que la hacían emocionar aún más.


No se dio cuenta cuando, pero Luna la había recostado boca abajo, sus dedos entraban lentamente en ella. Ámbar permanecía quieta, sintiendo como su cuerpo reaccionaba de la mejor manera a aquella intromisión.


Los movimientos que habían empezado siendo delicados y cuidadosos, ahora se habían convertido en movimientos firmes y despiadados. Los suspiros se habían convertido en gemidos guturales, gemidos ahogados.


Aquella posición la avergonzaba a más no poder, casi podía ver la sonrisa complacida de la menor. Sus ojos examinando cada parte de su figura.


La castaña ya le había retirado la mordaza, de esa forma podría escucharla gemir mejor. Pero la rubia trataba de callar sus vergonzosos sonidos apretando la boca y a veces mordiendo sus labios.


Luna estaba a punto de decir algo, algo que seguramente tenía el fin de avergonzarla aún más, pero en lugar de eso escucho la voz de su madrina, hablando detrás de la puerta de su habitación.


"Ámbar" Al escuchar su voz, Ámbar se quedó quieta, congelada en su lugar, al igual que Luna. "Sé que te he dicho que los estudios son lo más importante en la vida, pero acabaras muy mal si descuidas tu salud" Los dedos de Luna aún seguían en su interior y Ámbar sintió una extraña sensación de adrenalina.


Se sintió bien y a la vez se sintió avergonzada por excitarse en medio de todo aquello.


Luna la miro con una ceja arqueada. Ámbar la miro indefensa, mientras pequeñas lágrimas de placer se formaban en sus ojos.


"¿No vas a contestar? Eso no es propio de ti" Sonrió Luna. Una sonrisa que envió escalofríos a su cuerpo y que hizo que su corazón comenzara a latir como loco.


La mayor abrió la boca, lista para responder a su madrina, su aliento se congelo cuando sintió los dedos de Luna moverse en su interior.


Mordió su labio inferior mientras un lamentable gemido brotaba de su garganta. Cerró uno de sus ojos, tratando de concentrarse para forma una oración coherente.


"Mmm-estoy bastante oo-cupada est-tudiando..." Respondió y casi murió de vergüenza por el tono tan necesitado y erótico de su respuesta, pero vamos, es difícil hablar correctamente cuando tienes tres dedos jugueteando contigo. "Bajare enseguida...en cuanto acabe" Termino diciendo casi en un suspiro.


Luna solo se rió en voz baja por el doble sentido de la frase.


"Ámbar ¿Estas bien? Te escuchas rara..."


Con su mano libre Luna comenzó a acariciar su clítoris, enviando nuevas y placenteras sensaciones a su cuerpo.


"Ah~..." Ámbar se aferró fuertemente a las sabanas de su cama. Haciendo un gran esfuerzo, respondió finalmente. "Estoy bien, no te preocupes por nada" No supo cómo, pero de alguna forma logro hacer que su voz se oyera tan segura como siempre.

Incluso ella misma se sorprendió.

"Muy bien" Escucho decir a su madrina. Se escucharon pisadas alejándose de la habitación, fue en ese momento que Ámbar dejo caer su cabeza, con su mejilla recostada en la cama.

Luna torció un poco sus dedos, tocando un dulce punto en su cuerpo que la hizo llorar de placer. El ritmo en sus dedos no disminuyo, Luna realmente la estaba tomando sin piedad esta vez.

A este punto era claro que Ámbar no pararía de gemir ni de suspirar entrecortadamente.

La castaña se inclinó sobre su cuerpo, besando con adoración su espalda, subiendo hasta llegar a sus hombros, susurrando palabras llenas de cariño que hacían derretir a la mayor.

Literalmente. Solo un poco.

Ámbar cerro fuertemente sus ojos cuando su orgasmo la golpeo de repente. Su cuerpo se sintió como si estuviera hecho de gelatina, temblando casi de forma incontrolable.

Sus sabanas terminaron bastante mojadas. Ámbar odiaba tanto cuando Luna provocaba todo aquel desastre.

Y hablando de ella...

La pequeña se recostó a su lado, observando su rostro y sonriendo complacida.

"¿Que vas a hacer con las sabanas?"

Ámbar sintió sus mejillas calientes, sintiendo un delicioso hormigueo en su vientre bajo.

"Lo que siempre hago cuando ocurre esto." Suspiro con cansancio.

Tantas veces ya había ocurrido eso...a veces se preguntaba si el personal sospechaba sobre lo que ocurría cuando las dos estaban juntas y a solas.

Y si ya lo sabían, bueno, Ámbar agradecía profundamente que no se lo echaran en cara.




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Me senti extraña escribiendo esto, ni siquiera lo revise mucho...bueno, si hay algún error posteriormente lo editare xd


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