35.-¿Estas conmigo?
Felix tomó de su vaso aquel líquido que pasó por su garganta quemando esta, dejó en un golpe el vaso en la barra y soltó un suspiro, mientras su amigo Seungmin quien bebía un poco de agua mineral, sonrió de manera burlona.
─Es que no hizo más que ignorarme, dije su nombre y me miró levantando su ceja como si le molestara escucharme decir su nombre y lo peor fue su respuesta: "Soy, Jefe Hwang no Hyunjin",maldición, ¿en qué momento se volvió tan arrogante? ─pidió otro trago
─Felix ¿qué esperabas?, que te dijera: "Hola mi amor, no sabes como te estuve esperando? ─lo miró ─te fuiste sin decir razón y no dices que estás comprometido con ese chico WooYoung
─No, no quería que me recibiera así, hicimos una promesa, pensé por un instante, que al menos hablaríamos como viejos amigos, como tu y yo ─musitó bebiendo de nuevo su vaso de golpe
─Felix, cuando le rompes el corazón alguien, no es algo fácil de recuperar, todo tiene un proceso ─pasó su mano por su hombro ─tienes que ser claro con tus sentimientos, no puedes lastimar a las personas con tus indecisiones, porqué no solo los lastimaras a ellos si no a ti también en el proceso
─Ash, ¿desde cuándo eres el cuerdo del grupo? ─una carcajada se escuchó ─bueno, dime ¿cómo vas con él?
─Dimos el siguiente paso, vivimos juntos ─respondió con una sonrisa ─tenía miedo que fuera tarde...
─Pero no lo fue, quizá sea tarde para mi ─dio un suspiro
─Si lo amas, no lo pierdas, sé claro y lucha por él.
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Ahí estaba Seungmin sacando arrastras a su amigo, subiéndolo a un taxi, el cual pagó y dio su dirección sin dejar de avisarle a su prometido.
Camino un poco, pues el bar estaba cerca de su pequeña casa, el tiempo era cálido, era aun verano, al llegar vio la luz prendida de esta, sonrió abrió la puertecilla antes de subir los tres peldaños, para así abrir la puerta principal.
La voz de su amado sonó desde la cocina.
─Lamento llegar tarde ─dejó su maletín en la perchera
Al entrar a la cocina, lo pudo ver, ahí estaba de espaldas con su mandil, mientras cocinaba. Su corazón latió tan fuerte que hasta cierto punto fue doloroso.
─¿Que bien hice en esta vida para que alguien como tú me amara de esa manera? ─lo abrazo por la cintura recargando su mentón en el hombro de este. No dejo que lo mirara, porque si lo hacía lloraría como aquella noche en el parque.
─Lo mismo me pregunto todas noches, un idiota como yo que lastimo a alguien como tú no se merece la felicidad que obtengo todas las días...
─Te amo ─musitó el omega besando su mejilla
─Te amo más ─se giró, tomó su cintura y llenó su rostro de besos cálidos y húmedos, sacando una sonrisa del omega quien tenía algunos vestigios de lágrimas, ─No llores, no lo hagas... ─tomo su mano ─te hice tu pasta favorita, cenemos y me cuentas como te fue con Felix.
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El omega llegó a su casa un poco más consiente puesto el alcohol se fue de su sistema en el largo camino a casa, al entrar miro a Young quien estaba con los brazos cruzados mirando por la ventana.
─Lo siento me reuní...
Y un golpe retumbó sus oídos, Young había roto el espejo de la sala de estar, lo miró con unos ojos afilados, imponentes, como cualquier alfa.
─Por ser un beta tengo que soportar que mi prometido revuelque con cualquiera ─se acercó a él y lo tomó del brazo.
Lo arrastró hasta la habitación empujándolo con fuerza a la cama. Su cabeza hizo un sonido seco al ser golpeado con el cabezal de madera por el impacto. Jamás pensó que el beta quien estuvo a su lado todo este tiempo, quien jamás le dio una mal mirada, ahora lo estaba lastimado, tenía miedo, un escalofrío recorrió su columna vertebral, pensé pedir ayuda, pero, ¿a quien?, sus padres estaban en otro país, sus amigos tenían una vida estable, y Hyunjin.. si... él lo odiaba lo suficiente para mirarlo como un desconocido.
Young sostuvo su cuello con fuerza dejando marcas en este, le pegó en el rostro rompiendo su labio levemente. Felix pensó que sería violado, pero vio como la puerta se cerró de golpe, se acuno a sí mismo como un bebé y lloro, sí lloro como no lo había hecho en mucho tiempo.
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Gracias alcohol aquella noche no le había dolido los golpes de su "prometido", pero ahora le dolía cada maldito musculo. Se miró el rostro y maquillo un poco sus heridas, luego se coloco su ropa y salió de la habitación para ver un ramo de flores y una nota.
"Lo siento, lo siento tanto, tenía tanto miedo de perderte, por favor perdóname, hoy haré tu comida favorita"
Felix dio un suspiro, arrugó el papel y tiró el ramo a la basura, pero luego lo saco, no entendía porque si era un persona independiente, con unos padres que lo ayudarían y aceptarían cualquier sin cuestionar, si era alguien con un buen puesto, ahora tenía miedo, si miedo...
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Entro a la sala de producción y se sentó en su lugar para trabajar, después de una hora pudo ver como entro Hyunjin, quien fue de lugar en lugar, observando cada uno de los diseñadores, hasta que llegó hasta él.
─¿Cómo vas con lo que te pedí? ─su voz roca resonó en su cabeza, tan dolorosamente.
─Mire, el problema fue este diseño, esta pieza no encaja correctamente, por lo cual si colocamos esto, de esta manera, encajara de manera perfecta, así nos evitaremos los problemas. ─se giro a verle, fue cuando vio sus ojos oscurecerse, bajo su mirada hacía su boca, luego a sus marcas del cuello.
─Bien, sigue con eso ─se levanto y vio como al entrar azotó esta.
El omega pensó que él diría algo o le preguntaría sin embargo vio como lo trato de manera indiferente, haciendo que su corazón doliera de manera agonizante, sintió el agua salada recorrer sus labios, hasta sentir el sabor, estaba llorando, por lo cual limpio con fuerza su rostro, siguiendo su trabajo.
Después de dos horas, la secretaria de Hyunjin le marco y le dijo que este quería verlo en su oficina. De manera automática se levanto, para ir hacia su oficina, toco un par de veces, luego abrió la puerta cuando su voz sonó detrás de esta.
Hyunjin estaba recargado en su escritorio y lo miraba, luego lo vio caminar hasta él, azotar la puerta detrás de su espalda, acercándose tanto que el olor a café y madera recorrió todo su cuerpo, luego lo tomo de barbilla para que lo viera a los ojos.
─No te iras de aquí, hasta que me digas, ¿quien fue el maldito que te lastimo?
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¡Gracias por leer!
Makishi Konue
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