34.- Antes que te vayas.

Felix estaba sentado en el avión mirando por la pequeña ventana. Las lágrimas contenidas en la comisura de sus ojos comenzaban a desbordarse por estos, su boca se abrió levemente dejando salir un pequeño sollozo, su corazón se presionaba dentro de su pecho y no podía respirar bien, sentía el dolor, mucho dolor. Intento ser fuerte cuando lo vio en el aeropuerto, ver su rostro de desesperación y angustia lo rompió por completo. Se sentía culpable de todas las maneras, ya que jamás hablaron de esto, pero la verdad es que era un cobarde, porque sabía bien que el alfa le suplicaría de miles manera que se quedara que juntos avanzaran hacía su futuro, pero no lo hizo, porqué las palabras de sus padres y los recuerdos de su madre, formaron una nube oscura de pensamientos negativos y de miedos.

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Una hora y media casi dos horas pasaron cuando llegaron a Tokyo, Japón. Los tres descendieron del avión y tomaron un taxi para llegar a un departamento ya listo para habitar solo de poner su ropa y todo estaba listo, claro era mas chico que su bien acomodada casa. Pero era claro que era más cara que su antigua casa, por lo que se sintió un poco mejor a darse cuenta que su padre había obtenido un buen puesto, para tener a su familia como siempre soñó, hizo una reverencia y camino a su habitación, una mucho más pequeña que la tenía, dejó su maleta en la cama y se dirigió hacia la ventana donde observó a la ciudad a su pies. Una mirada triste se posó en su rostro, porque solo pudo recordar a Seungmin desde su carro con Jisung moviendo la mano para que este saliera, también pudo por un instante sentir, aquel olor de la piel de Hyunjin entrando por su ventana. Y el dolor volvió. Dio unos pasos, abrió la maleta y sacó sus fotografías, la de su madre y él, la de Hyunjin de 12 años, la de sus amigos, las colocó en su escritorio, abrió la silla se sentó y las miro, cerrando los ojos despues. Quería verles, lo quería hacerlo ahora.

Su madre tocó un par de veces antes de abrir.

─La cena está lista ─dijo amablemente la mujer

─Voy.

Se limpió un poco el rostro y caminó hasta la cocina donde su padre estaba y los tres comieron de manera tranquila.

─Hijo, quiero decirte algo, ─interrumpió su padre ─lamento todo esto, realmente no me gusta verte sufrir, ─hizo un pausa ─pensé que estaba haciendo las cosas bien, pero solo te dañe, solo... quiero verte cumplir tus sueños, ─lo miro

─No te preocupes padre ─tomó la mano de este y lo miro. ─sé bien que jamás fue tu intención...

─Tu papá te tiene una sorpresa ─dijo su madre con una sonrisa

─¿Ah sí?

─Te he inscrito en una de las mejores universidades de Tokyo, puedes dormir en los dormitorios de la universidad o si quieres puedes viajar, ─le miró ─te prometo que todo mejorara

─Gracias padre, me esforzaré.

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Después de 2 meses estaba sosteniendo su maleta frente a un dormitorio compartido, uno que lo dicho era de los mejores, pero el hecho de compartir habitación con alguien más lo ponía de nervios, toco y escucho una voz detrás de la puerta, aspiró todo el aire que pudo para soltarlo después, abrió la puerta y en un escritorio estaba un chico con lentes, quien le sonrió amablemente y para su buena suerte, un beta, sin olor.

Se convirtió en un buen amigo, el chico iba en su mismo grado de universidad que él, siendo un año mas chico, pero era sumamente inteligente, pero nadie le ganaba a Felix y su ego.

Siempre compitieron en ser los mejores en las clases, pasaron el tiempo suficiente para convertirse en más que amigos.

Felix nunca olvidó a Hyunjin, pero ninguno de los dos volvieron a saber uno del otro. El omega decidió que si el destino los juntaba haría todo por no volver a estar lejos, pero la soledad era demasiada dolorosa para soportarla por tanto tiempo. Había días que lloraba hasta dormirse y luego gritaba entre sueños y quien estaba a su lado era aquel amable beta de nombre WooYoung, Woo como lo llamaba.

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Ambos se graduaron con honores, se fueron a vivir a un departamento pequeño en la ciudad, donde el omega obtuvo un buen trabajo, uno donde podía vivir bien, pero no en el área donde se había especializado, por lo que siguió buscando trabajo hasta que encontró uno en Corea, una nueva empresa había comenzado a alzarse posicionándose en los mejores puestos de las empresas más importantes de ese país y como un golpe de suerte, necesitaban diseñadores industriales para crear nuevas adquisiciones y distribuirlas.

6 meses tuvo que esperar para obtener respuesta, su emoción fue mucha cuando fue aceptado como el nuevo director de diseño, le suplicó a su ahora prometido que por favor fuera con él, no quería tenerlo lejos, pues los dos estudiaron lo mismo y sabia que podía contar con su apoyo, aunque WooYoung era el hijo preferido de un hombre suma importancia, alguien con el dinero suficiente para vivir sin preocuparse, pero el chico era muy gentil y humilde, siempre esforzaba por hacer las cosas por sí solo y su padre lo amaba, por lo cual después de mucho insistir acepto, pues estaría a cargo de una de las empresas de su padre en Corea.

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El teléfono del omega sonó, cuando este estaba desenvolviendo las cosas que tenía en la cajas de su nuevo departamento, mientras el beta lo ayudaba.

─Hola ─respondió y un ruido en la otra línea sonó

─Jodete Felix─pronunció su amigo Seungmin ─¿cuando pensabas venir a ver a tu amigo?

─Solo cuando estuviera instalado, ¿como lo supiste? ─preguntó

─Jisung me dijo que hablo contigo ─respondió ─te extrañe idiota

─Yo no a ti, mucho menos a tus palabrotas ─sonrió ─te prometo que nos veremos pronto

─Pobre de ti, o buscare tu trasero gordo para golpearlo ─bufó

─Ja, ja, ja, ok, ok adios Suengmin.

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Estaba frente al espejo, intentando verse ni muy formal, ni muy casual, traía unos jeans azules una bonita camiseta y su cabello realmente lucía bien, dio un suspiro, se colocó sus lentes, tomó su maletín y después de despedirse de su prometido salió hacia la empresa, con los nervios a flor de piel, tomó su bicicleta y dejó que el aire golpeara su rostro.

Al llegar dio su nombre y le entregaron su tarjeta de identificación para poder entrar al área de construcción y armado.

Después de varios filtros y colocarse la seguridad requerida camino hacia la oficina donde trabajaría.

─¿Usted es el nuevo diseñador? ─preguntó la rubia omega, de bonito cuerpo, este solo asintió ─bien pase a la oficina, el jefe no tarda en llegar.

El omega entró y se sentó, recorrió la oficina con sus ojos y se dio cuenta que era muy fría, sin fotos que adornaran el lugar, sin mucho que ver, solo papeles y una computadora portátil sobre el escritorio. Vio la placa de nombre y la giró, miró aquellas palabras y arrugó las cejas, creía que solo era una tonta coincidencia.

La puerta se abrió dejando entrar aquel olor que se posicionó en sus fosas nasales, si ese olor a café y madera. Dejó la placa y se giró, sus miradas se cruzaron.

Escrito en la placa: "Director Hwang"

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¡Gracias por leer!

Makishi Konue

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