Capítulo 4; El que todo lo ve.

—¡Todos quietos —Ambos se sobresaltaron al escuchar la voz de Mirio—, porque Lemi-! —Tsuki y Tamaki abrieron grande los ojos—. L-Lemilion... ya está aquí —continuó, parpadeando varias veces al verlo—. Wow, um, creo que interrumpo algo que no esperaba ver pero... Yo, um, estoy visiblemente incómodo.

—Y desnudo —le recriminó el pelinegro, quien le había puesto la mano en los ojos a la peliblanca. Mirio chasqueó los dedos y pasó el resto de su cuerpo, cubriéndose su preciada salchicha—. ¿Se te quedó algo en mi cuarto, Mirio?

—Mi dignidad —murmuró el rubio avergonzado—, pero nada más.

—¡Mirio! Sólo ponte el maldito uniforme —gruñó la peliblanca con molestia—, no me molesta tener las manos de Tamaki encima pero no me gusta que me tape los ojos frente a algu-

—¡Demasiada información! —Gritó el rubio, corriendo hacia el baño y encerrándose. Todo era tan intenso, no podía procesar bien la información. Es decir, Tsukiko estaba en el cuarto de Tamaki, en su cama, diciendo esas cosas que fácilmente se podrían malinterpretar, gritó con frustración—. ¡Qué intensa situación! —luego silbó—. ¿Me pasan mi ropa, por favor? Está afuera...

Tsuki suspiró, transportándose a la entrada de la habitación para recoger el uniforme del Togata, luego al baño, tirándola a su cara sin mirar y luego a la cama junto a Tamaki, abrazándose y escondiéndose de nuevo en las cobijas. El pelinegro se sonrojó por el contacto pero no se quejó ni la apartó, y contrario a eso, la abrazó de vuelta. Tenía mucho sueño.

—Oigan, chicos —Mirio salió con su uniforme deportivo y los miró—. ¿Recuerdan que hay clases?

—Uhm...

—¿Ya se durmieron de nuevo? —se quejó el rubio, observando como Tamaki luchaba por abrir sus ojos, a diferencia de Tsuki, quien ya había caído en los brazos de Morfeo, ¿o debería ser Tamaki? Mirio sonrió de lado.

No obtuvo respuesta y sintió una gotita de sudor sobre su frente.

¿Era en serio? ¡Él quería oír el chisme, la historia de como habían terminado los tres en esa situación y los tontos seguían durmiendo! Era una gran falta de respeto. ¿Por qué no le explicaban? 

—Bueno... Am, le diré a Midnight que estabas enfermo y que... Bueno, Tsuki siempre tiene excusa, en realidad casi nunca va a clases, no sé como se va a graduar —sonrió, viéndolos con orgullo antes de negar con la cabeza. Ahora solo tenía que ir a clases antes de conseguir una detención.

Eclipse de sol

—Debe ser exhaustivo para ti tener que usar tu don con tantas restricciones —comentó, Tsuki se giró a ver al adulto con una sonrisa—, no me sonrías así, estás en un hospital por mi culpa.

—Me alegra haberlo salvado, sin Tamaki fue difícil —se rió—. Realmente hace falta. No debió enviarlo de apoyo si sabía que esta misión podría resultar tan mal como para tener que usar mi don.

—No soy adivino, además Tamaki se ofreció a ayudar —Fatgum suspiró y se acercó a la chica—. Recovery girl dijo que estarías bien y no fue muy grave, pero me reprendió por dejarte hacer eso. Fue muy arriesgado. Sabes que tu do-

—Para un héroe arriesgar la vida para salvar a otros es la vida misma —sonrió ella, restándole importancia—. No se preocupe por mí, yo estaré bien... Y aun si no fuera así, morir salvando a alguien es algo que haría sin siquiera pensarlo.

—No puedo refutarlo pero trata de tener más cuidado, aún no tienes ni tu licencia provisional —Fat se quejó—, tienes suerte de que apelaron por ti al conocer la situación de los tres grandes.

—¿Los tres grandes? —la peliblanca arrugó la nariz—. ¿A qué se refiere?

—Oh, cierto, no has visto la noticia —el hombre se rió—. Tamaki se unió a Mirio y a Nejire anoche, los tres hicieron un buen plan y mantuvieron la situación en el punto recomendado a pesar de que fue muy peligroso.

—Pero...

¿Con Nejire? Apretó la mandíbula.

Eclipse de sol

—Es hora de irme —susurró ella, bajándose de la cama.

—¿No puedes simplemente cambiarte y volver? —se quejó Tamaki, abrazándola. No quería que se alejara, aunque era consciente que pronto comenzarían a buscarla o alguien podría ir a ver al "enfermo" para asegurar que siguiera vivo—. Dices que te enteraste que estaba enfermo y viniste a cuidarme —agregó, sorprendiéndola.

—¿Quieres que mienta, Amajiki-senpai?

Él asintió sin apartar su rostro del cuello de la chica y ella sonrió.

—Creo que soy una mala influencia para ti, pero me gusta —besó la mejilla del mayor—. ¡En ese caso, volveré aquí en diez minutos! Y entraré por la puerta como una persona normal —afirmó.

Antes de que Tamaki pudiera decir algo al respecto, la chica desapareció. Apenas lo hizo, el pelinegro se sentó. Por alguna razón, tenía un muy mal presentimiento acerca de ese día, y no entendía como luego de haber tenido una noche tan espectacular podría sentir aquello así.

Diez minutos después, escuchó que tocaron la puerta y sonrió.

—¡A-adelante! —se escondió mejor entre las cobijas.

—Amajiki-san, vine a deja- ¿Eh? ¿Se encuentra bien? —ladeó la cabeza—. ¿Está enfermo?

El pelinegro miró a todas partes y asintió, nervioso.

—¡Oh! Déjeme ayudarlo —se acercó hacia él con una sonrisa—. ¿Sabía que un beso cura todo?

Eclipse de sol

—¡Tsuki-chan!

La aludida se detuvo al caminar y suspiró, mientras miraba de reojo a la mayor.

—Hado-san, ¿cómo está?

—¡Muy bien! —respondió con una gran sonrisa—. ¡¿Por qué no estás en clases?!

—Lo siento, es que tengo un entrenamiento especial con mi padrino —mintió, no quería hablar con ella pero tampoco quería asistir a clases y oír más de ellos—, y debo irme urgente.

—¿Oh? Togata y Amajiki no dijeron nada sobre eso —comentó la oji violeta confundida y luego reparó en el brazo vendado de la chica—. ¿Te vendaron de nuevo el brazo? ¿Estás bien? Si te sientes mal, no deberías ir a entren-

—Estoy bien —la interrumpió, dándole un par de palmaditas en el hombro—, sólo... ya me voy.

—¿Escuchaste la noticia? Tres chicos de segundo se convirtieron en la primicia de la UA —Tsuki se tensó al oír a unas chicas hablando por donde ellas se encontraban—. ¡Al parecer se enfrentaron a un villano en sus prácticas, los tres juntos! ¿Puedes creerlo?

—¡Sí! Es asombroso como ni siquiera tienen sus licencias y aun así pud- —concordó la otra chica.

Tsuki cerró los ojos para dejar de escucharlas.

—¡Bueno, adiós Hado-san! Suerte en la clase —se despidió rápido y se alejó de ella. Su corazón latía con mucha fuerza, claro que había oído la noticia. Había sonado derrochador.

Los tres grandes de UA. Ah, qué terrible elección de nombre, se decía caminando lejos de la academia, le picaba el brazo pero gracias al apretado vendaje que le había hecho Recovery girl no podía ni siquiera pensar en rascarse.

—¿Estás bien? —Mirio se acercó a Nejire.

—¿Huh?

—¿La encontraste, Hado-san? —la interrumpió Tamaki.

—¡Ah, sí! Dijo que debía entrenar con su padrino y debía irse, nos deseó suerte en las clases. Oigan, ¿sabían que todo el mundo está feliz por lo que sucedió el otro día? ¡Ya hasta nos tienen apodos! Definitivamente Lemillion, Suneater y Nejire-chan son grandes héroes —se alegró, aplaudiendo.

Mirio miró a Tamaki.

Simplemente algo no se sentía bien.

Eclipse de sol

—¿Eh?

—¡Sí! Lo aprendí de recovery girl, ¿qué dice? ¿Quiere que lo intente? —insinuó sin dejar su sonrisa. El chico palideció.

—¿A q-qué se r-refiere?

—A es-

Una aclaración de garganta hizo que la chica se girara a ver hacia la puerta y se sonrojó.

—¡¿Qué están haciendo?! Ara, qué linda te ves hoy, Tsukiko-san —Alegó Nejire, ingresando en la habitación—. Oí que Amajiki-san se enfermó y quise venir a verlo antes de irme a la residencia. Togata-san envía saludos, dijo que Midoriya y él debían estar a la una con Nighteye.

—Hablas mucho, Hado-san —Se le cayó una gotita.

—¡Eso no importa! Claro que va a estar enfermo, ¡tiene un enorme edredón encima! ¿No aprendiste nada en nuestras clases de primeros auxilios, Tsuki-san? Hay que ventilar al que tiene fiebre o no se mejorará —le regañó, acercándose a Tamaki y quitándole de un tirón las cobijas.

De repente el ambiente se sintió muy pesado, pero Nejire estaba demasiado concentrada en ayudar al enfermo como para notar la mirada de preocupación que le mandó Tamaki a Tsuki. El teléfono de la menor sonó y esta lo sacó para mirarlo confundida.

Eclipse de sol

—Todos han mejorado notablemente y veo que algunos estuvieron entrenando durante las vacaciones —El profesor Ectoplasm les echó un vistazo y reparó en el puesto vacío de la peliblanca—. ¿Nisshoku no ha vuelto?

—¡Yo... Estoy aquí! Llegando tarde al primer día de clases —Gritó la chica con una gran sonrisa.

Su cambio era curioso. Sus ojos parecían opacos y traía ojeras bajo ellos, su cabello blanco estaba recogido en una coleta alta y su brazo derecho estaba cubierto por vendajes desde el hombro hasta el comienzo de los dedos, pero su sonrisa cautivaba las miradas de todos. Tamaki admiró en silencio como se veía, luego de tres meses sin haberla visto.

—¿Se le hizo tarde?

—¡Sí! Lo siento, acabo de llegar de mi viaje —se disculpó con una pequeña reverencia—, solo tuve tiempo de cambiarme y venir a clases. ¡¿Me extrañó?!

—No diga ridiculeces, señorita, tome asiento —ella asintió y le hizo caso, sorprendiendo a casi todos al verla caminar con un pie cojo—. Señorita —ella se giró a verla—. ¿Se encuentra bien?

—¿Eh? ¡Oh! Se refiere a mi cojera —ella se rió—, tranquilos. Es algo pasajero, tuve un accidente.

—¿Otro accidente? —Ectoplasm la analizó por un momento—. ¿De nuevo estuvo tratando de hacer gimnasia con su don, señorita Nisshoku?

—Ni siquiera el profesor le cree —oyó a alguien decir.

—Ella siempre tiene accidentes —escuchó un murmullo.

—Pasa más tiempo en hospitales que en clases, ¿cómo es que pasa el año?

Tsuki continuó sonriendo a pesar de escuchar los murmullos sobre ella.

—Es verdad, Tsukiko-san, debería tener más cuidado —comentó Nejire, mirándola con una mueca. Ella la miró y asintió con una sonrisa más grande, confundiendo a la peliazul.

¿Por qué sonríe aunque todo va mal?

—Como decía, pronto tendremos un entrenamiento para ver el mejoramiento que todos han hecho —el profesor miró al techo—, este entrenamiento nos dejará ver qué necesitan mejorar antes de que vayan por sus licencias provisionales.

—Vaya, parece que fue un buen momento para volver —Tsukiko sonrió.

Por fin podría mostrarles su poder.

Eclipse de sol

Era Sir Nigtheye.

—Eh, sí, bueno, te lo encargo Hado-san, yo debo ir a ver un par de cosas... Por ahí —salió del cuarto. Tamaki quiso decir algo pero lo interrumpió la peliazul diciendo que le daría medicina.

Tamaki no podía creer como su presentimiento se volvía una sensación cada vez más fuerte.

Eran pasadas las tres cuando Tsukiko llegó por fin a la agencia del héroe profesional, ahí se dio cuenta que tanto Mirio como Midoriya se habían ido temprano por una interrupción en sus labores, cosa que le sorprendió. Aun así, Bubble la guió hasta la oficina de Sir para hablar con él.

¡Watashi ga kita!  —gritó al entrar, haciendo que Bubble negara con la cabeza—. ¡Pasa algo malo! No es momento para reír, entiendo —miró a Sir con una gran sonrisa que él ni siquiera podía ver, porque le daba la espalda en el momento—. ¿Sir?

—Lo encontramos...

La chica abandonó su sonrisa enseguida.

—¿Qué...?

Eclipse de sol

—Muy bien, ¡Amajiki! Eso fue estupendo, realmente estás haciendo un buen progreso —lo felicitó Ectoplasm con una sonrisa, si eso es lo que era. Tsuki sonrió grande al escucharlo.

—Te lo dije —le dijo ella sonriendo y miró a Mirio—. Págame lo de la apuesta al salir.

—¡Eres mala!

—Mala no, justa —puntualizó sonriente—. Te dije que Tamaki lo haría genial y así fue.

—No dije que fueras a hacerlo mal —aclaró Mirio a Tamaki, quien solo parpadeó confundido al respecto—, solo que creí que te congelarías —explicó entonces, su apuesta había sido que Tamaki no podría tener un buen desempeño en el programa del día debido a su timidez. De nuevo, estuvo errado.

—Nisshoku, es tu turno —Ectoplasm creó cuatro copias de sí mismo y las envió a distintas partes, haciendo que la chica mirara hacia que lugar fue cada copia—. ¿Estás lista?

Ella asintió.

—Bueno, en todo caso, nos vemos —se despidió de ellos con una sonrisa y corrió hacia el centro del lugar donde estaban llevando a cabo esos entrenamientos. Si bien nunca usaba su poder seguido, esta sería la ocasión en la que les callaría la boca a todos de una vez por todas. Incluso vio a Nejire contenerse de decirle algo—. ¡¿Listo, profesor?!

—No te he perdido de vista —dijo.

—¿Está seguro? —ella se rió, mientras se movía al ritmo de la canción imaginaria que estaba creando en ese momento en su mente—. Porque yo ya acabé con tres clones.

Todos se sorprendieron al corroborar cuando el cuarto apareció y le hizo una seña a Ectoplasm. Ni siquiera la habían visto moverse, claro que ella no lo necesitaba, se recordó el profesor sonriendo. Todos parpadearon al ver que el último clon se desintegrara y a ella bostezando.

—Me aburrí —comentó, poniéndose en pose de pelea—. ¿Qué le parece si se enfrente a mí?

—No le diste pelea, ni siquiera pudieron verte venir —comentó Ectoplasm—, ¿es tu nuevo truco?

—No es súper velocidad, profesor, simplemente aprendí a estar en dos lugares al mismo tiempo. Justo ahora estoy delante de usted pero, ¿realmente estoy delante de usted? —El profesor se apartó y todos fueron testigos de como la chica desaparecía por un mini segundo para volver a aparecer, sin mover un solo músculo—. Buenos reflejos.

Luego de lo que fueron apenas cinco minutos, Tsukiko fue nombrada victoriosa de la pelea.

—Parece que tendremos una competencia fascinante —comentó una chica de 2B al verla.

—No creo que debamos verla como una competencia —sonrió Nejire—. Después de todo, Nisshoku-san no tiene nada llamativo, ni siquiera su nombre familiar lo es.

Pero al ver como Mirio y Tamaki conversaban con tranquilidad con la peliblanca, se preguntó como podían estar tan tranquilos a su lado, si ella prácticamente había bateado sus esperanzas. ¿Por qué seguían siendo sus amigos a pesar de que ella siempre mostraba ser mejor que ellos?

Eclipse de sol

—¿Qué...?

—Siéntate, esto va a ser algo largo —le recomendó Sir, sentándose en su escritorio. Ella asintió y se sentó en la silla, mareada de repente—. Unos ladrones escaparon el otro día y provocaron un accidente con un camión —Sir apretó la mandíbula—. Chisaki Kai y el Hassaikai estuvieron involucrados pero no hubo muertes.

Tsukiko se tensó de inmediato.

—Los ladrones experimentaron mucho dolor y se desmayaron, pero por alguna razón, no se encontraban heridos e incluso perdieron problemas como reumatismo y caries —continuó relatando—. Se culpó al don de Chisaki.

La peliblanca miró su brazo derecho. 

—¿Qué sucedió? —se atrevió a preguntar.

—Como no hubo heridos y atraparon a los villanos, no lo acusaron de nada —la miró de arriba abajo, observando su falta de reacción—. El dinero que fue robado se encontró quemado, no quedó nada —ella lo miró de vuelta—. La policía no encontró rastros de crimen pero seguía siendo sospechoso así que ordené a mi agencia investigarlo.

—¿Sólo por eso? —arqueó la ceja.

Sir le dio una mirada de ultratumba.

Eclipse de sol

—¡Ah! Qué dolor de cabeza tengo —se dejó caer en el sofá apenas llegó.

—Ni que lo digas, sentía que me iba a explotar la cabeza —se quejó Mirio, dejándose caer a un lado de ella—. Ne, Tama- ¿Tamaki? —levantó su cabeza solo para ver al chico tambalear del cansacio hasta terminar encima de la menor, con su cabeza en el pecho de la misma—. Ehr...

—Déjalo, está casi dormido —murmuró la chica, acariciando el cabello del peliazul que yacía recostado sobre ella—, realmente está cansado. Debió ser un día más que difícil para todos.

—Luego de que nos hablaran sobre las residencias creí que tendríamos más energías, pero aparentemente resultó ser todo lo contrario. Ahora que falta solo un día para recibir nuestras licencias —suspiró Mirio—. Estoy exhausto.

—Sí —ella se rió, mientras miraba a Tamaki. Tan cerca de ella que podía derretirse viéndolo.

—Parece que has olvidado que le pediste matrimonio hace unos años.

—Cállate, nunca olvidaría algo que tuviera que ver con Tamaki —se juró.

Pero ella no era Sir, ella no podía verlo todo, no podía ver el futuro... No podía asegurar eso.

Eclipse de sol

—Luego del accidente que tuviste, los movimientos del Shie Hassaikai aumentaron de modo proporcional —afirmó—. No sabemos lo que piensan pero actúan cuando deben hacerlo.

Ella apretó la mandíbula.

—Estás siendo condescendiente.

—Tu accidente está más fresco de lo que piensas —la ignoró. 

—¿Qué fue exactamente lo que sucedió? —chasqueó la lengua.

—Mirio y Midoriya se lo encontraron hoy, al parecer tiene una hij-

—¿Qué? —ella palideció—. ¿Y siguen vivos? ¿Están bien? ¿No están heridos?

Sir asintió.

—Al parecer, la niña responde al nombre de Eri y Midoriya nos informó que tiene las extremidades vendadas —sus ojos se fueron al brazo de la chica—. Gracias a ella, Chisaki se alejó con ella y los dejó ir. Nos reunimos de inmediato y los envié de vuelta a la UA.

Ella agachó la mirada. Debía hablar con Mirio y Midoriya cuando volviera a la UA.

—Decidimos pedir apoyo a otras agencias —agregó, haciendo que ella le mirara a los ojos.

—Dime que le dijiste a Fatgum que me deje pelear aquí —fue lo único que dijo.

Eclipse de sol

—Bien, es obvio lo que está a punto de pasar cuando empiece esto —Tsukiko miró a Mirio y a Tamaki—, es claro que vendrán por la UA. Todos en contra de todos nosotros.

Nejire la miró.

—¿Eh?

—Ya que el festival deportivo es transmitido, eso les da cierta ventaja al conocer los quirks de la UA. A diferencia de nosotros, ellos saben a qué están enfrentándose —comentó ella, sonriendo.

—Tiene razón —Tamaki se escondió detrás de la chica, esta alzó su mano hacia atrás para acariciar sus orejas en orden de mantenerlo tranquilo. Mirio a su lado solo sonrió.

—¡En ese caso, vamos contra ellos con todo! —gritó, ganándose una respuesta afirmativa del resto del grupo. Mirio observó en silencio entonces como alguien intentó golpear a Tamaki—. Diablos, debió haber venido por mí —se quejó al ver como la chica acababa con él sin miramientos—. No deberían meterse con Tamaki.

Nejire lo miró confundida, aunque no lograba escuchar bien a esos dos, verlos era extraño.

—¡Nunca te metas con el amor de una chica! —masculló, antes de lanzarlo lejos de un golpe.

—T-tsu, n-no dig-digas eso en v-voz al-alta —se escondió detrás de la chica.

Eclipse de sol

Sir asintió.

—Acordamos que si tratas de tomar venganza, serás expulsada del caso —le advirtió, ella frunció el ceño—. Quiero que quede claro que esta conversación es enteramente condifencial y no puedes compartir nada al respecto con nadie aparte de Mirio y Midoriya. No nos veremos hasta que la reunión entre agencias se dé, por el momento estamos analizando los movimientos del Hassaikai.

—Básicamente me estás pidiendo que me trague la puta información  y en la noche salga a patrullar como si nada pasara —se mordió el interior de la mejilla—. No creas que dejaré de patrullar. Esta es la primera vez que lo haré después de tanto tiempo.

—El como trabajas en tu agencia es problema de Fatgum y tuya, pero no intervengas si escuchas el nombre Chisaki —le dijo—. Para la noche, las agencias estarán avisadas en su totalidad. 

—Bien. En ese caso, si eso es todo, me retiro —se levantó y lo miró—. Nos vemos después, Sir.

—Deberías descansar de las patrullas hoy —agregó—, pero como sé que no lo harás, te recomiendo que trates de no pensar mucho en Chisaki. Ya tendrás tiempo para eso, recuerda que tus compañeros confían en ti y no puedes darte el lujo de distraerte en un trabajo como este.

—Lo tengo —afirmó.

Eclipse de sol

—¡Mirio!

—Tsuki, ¿qué haces aquí?

—Voy a hablar con Sir Nighteye —respondió, mientras se acercaba al mayor—. ¿Y tú?

—Me pidió que viniera para la continuación de la residencia—respondió el rubio—, ya casi vamos a acabar segundo año y debemos decidir si continuaremos en la residencia en tercero.

—¿Ara? Creí que eso se daba por entendido cuando firmabas el contrato —ladeó la cabeza.

—Usualmente, sí, pero a Sir le gusta improvisar sobre el camino de vez en cuando —se alzó de hombros, y ambos ingresaron en la agencia del héroe—. Y dime, ¿de qué vas a hablar con él? Quizá pueda ayudarte.

—En realidad, sí, ha sido genial que nos encontráramos antes de hablar —sonrió, rascándose la mejilla—. Tenía miedo de encontrarme a Centipeder —Recordatorio: Tsukiko le tiene fobia a los insectos lo cual no le permitiría tratar con Centipeder, el héroe ciempiés. Mirio se rió—. ¿Puedo ir contigo hasta Sir Nighteye, por favor?

—¡Claro! Pero aún no respondes mi pregunta —tarareó, mientras saludaba a todos en el camino hacia el ascensor. Tsuki solo iba a su lado.

—Cierto, um... Quiero pedirle un favor personal —meneó la cabeza, Mirio la vio bajar la cabeza.

—Bueno, supongo que algún día me dirás —sonrió—. En ese caso, vamos allá.

Eclipse de sol

No había tenido tiempo ni oportunidad de hablar con ninguno de los dos, ahora caminaban por el centro junto a Tamaki, Fatgum y Kirishima. A diferencia de los dos últimos, la vestimenta de la chica era una extraña versión femenina del traje de Tamaki, exceptuando claro su equipamiento y la falda larga.

—Esos matones siguen metiéndose en peleas a diario. 

Su traje de héroe consistía en una conservadora camisa de tela elástica que cubría de sus hombros hasta los inicios de sus dedos color negra con grabados dorados alrededor de su pecho, la mitad de su abdomen y las laderas de sus brazos.

Del mismo dorado eran las muñequeras que traía en su brazo derecho, la capucha que venía desde la capa era blanca como la de Tamaki pero tenía ciertos retoques azules en algunos pedazos, y su pantalón era igualmente de tela elástica a prueba de fuego, y sus zapatos son negros.

—Tengo hambre —murmuró Fatgum, mientras probaba un dulce de los muchos que traía en bandeja. A su lado, Kirishima lucía su traje y atrás de él, Tamaki venía con la cabeza escondida entre las gafas y la capucha de su traje. 

—¿Cuándo no? —masculló ella entre risas, mientras iba detrás de Fat.

—Las agencias de héroes locales querían a un tipo que peleara —la ignoró y miró a Kirishima—. ¡Eres perfecto, Red Riot!

—¡Espero trabajar con ustedes! —Sonrió alegre, chocando sus puños—. Fourth Kind no aceptaba estudiantes, así que agradezco que me acepten. 

—Si Mirio estuviera libre... 

La chica lo miró de reojo. 

—No dejabas de seguirme y me daba miedo —murmuró Tamaki, mirando de reojo al chico.

Cierto, aún cuando ya habían hablado cuando él fue, Kirishima había insistido en hablar a solas cuando Tamaki volvía a dormir, ¡incluso lo había asustado tanto! Tenía demasiada energía. Era agotador para él.

—Tamaki sería grande si pudiera hacer algo con su personalidad —comentó Fatgum. 

—No diga eso, Fat —Tsuki soltó un suspiro—. Tamaki lo que necesita es que l-

—Esta presión me llega en lo más profundo —Tamaki puso sus manos en su pecho, y luego se las llevó a la cara, interrumpiéndola—. Siempre es así. Me reclutó para atormentarme. ¡Es abuso de poder! ¡Quiero irme!

Eclipse de sol

—Mirio me dijo que necesitas algo de mí. Usualmente no acepto a nadie en mi oficina pero tras ver que era la hija de mi viejo amigo supuse que podría hacer una excepción —comentó rígido. Héroe profesional Sir Nigtheye, Sasaki Mirai, kosei: Predicción. Un hombre alto y delgado, pero a cierto modo musculoso, con rasgos afilados y cabello verde con franjas amarillas. Ese es él.

—Así que sí recuerda a mi padre —murmuró.

—Ah, sí, ¿cómo olvidarlo? —Sir movió con inquietud uno de sus pies, ganándose la mirada de la chica en el mismo punto—. ¿Puedo saber qué deseas de mí? Creí que tu pad-

—En teoría, ya no es mi padre, ¿sabe? —La chica no apartó la mirada de sus zapatos—. Usa zapatos puntiagudos, muy clásicos, pero hace ruido cuando hace eso. ¿Qué le trae ansiedad? Creí que usted veía lo que iba a suceder.

El peliverde entornó la mirada.

—Agotas mi paciencia.

—Sí, es herencia familiar —le restó importancia, y miró su brazo—. Supongo que aún no sabe a qué se debe mi visita. Dígame, Sir Nigtheye, ¿le causa ansiedad que yo esté aquí? Él murió. ¿Es eso lo que le aterra?

—Así que murió —se acomodó las gafas y suspiró, tratando de relajar su postura y mirándola—. ¿Hace cuánto?

—Yo tenía cinco años, en realidad, no lo recuerdo muy bien —su brazo comenzó a picar—. Como sea, voy a ir directo al grano. Sé que usted es un hombre ocupado y yo debo volver a mi propia residencia pronto.

El hombre arqueó la ceja.

—Adelante, soy todo oídos.

—Quiero que vea mi futuro —se le rompió la voz y miró al hombre.

—No lo haré, una vez que lo veo no hay nada que pueda cambiar lo que hay en él —dijo.

Ella apretó los labios.

—Aún si cambias algunas cosas, al final el futuro que visualizo encuentra la forma de surgir. Si por ejemplo, en tu futuro está morir cruzando la calle al salir de aquí, ¿qué pasaría entonces?

—No le tengo miedo a la muerte, Sir Nighteye. Hay cosas peores que la muerte.

El hombre contrajo su expresión.

—Eres idéntica a ese hombre, incluso portas su apellido con orgullo —la miró de reojo—. ¿Sabes cuál era su don?

—He tenido que experimentarlo de primera mano —Sir miró su brazo derecho, vendado.

—Ya veo —soltó un suspiro—. Muy bien, entonces.

—¡¿Lo hará?!

—Sí, no grites, es molesto.

—Gr-gracias. ¡De verdad! —Le sonrió, deslumbrante.

Sir sonrió de lado.

Le recordaba un poco a Mirio, pero más tímida.

Eclipse de sol

—No seas dramático, Tamaki-kun —la peliblanca sonrió enternecida al ver como Kirishima lo veía con real preocupación. Era cierto, Tamaki tenía ese efecto en las personas al principio, su ansiedad social era tan sofocante.

—¡Tal vez quiera animarte! —dijo el pelirrojo—. ¡O eso me parece!

—¡Fat, come aquí! —un comerciante le habló al adulto.

—¡Mañana! —respondió.

—No puedo ser alegre y positivo como Mirio, Tsuki y tú —fue lo que dijo Tamaki, sacándose las manos de la cara. 

—Eso siento a veces —murmuró Eijiro—. Hay veces en las que no puedo hacer nada. Mis compañeros cada vez son más hábiles que yo, por eso quiero volver a estar a su nivel.

—Eso es ser positivo, novato —se quejó Tamaki.

—Creo que es una buena motivación, Tamaki —le antepuso la chica—, Kirishima-kun tiene los mismos ideales que yo. Ser fuerte para que algún día puedan reconocernos como sus iguales, como sus compañeros —sonrió. Tamaki la miró de reojo y el pelirrojo sonrió, asintiendo.

—Es cierto. ¿Ves?

—¡Pelea, ayuden!

Fat miró hacia atrás.

—¡Ahí está! —se sorprendió.

—¡¿Y si paras, idiota?! —Cuatro personas corrían del hombre que gritaba—. ¡Vendían en mi territorio sin permiso!

—¡Demonios, no me sigan! Pensé que podría ayudar —se quejó un peliblanco con pintura roja en los ojos—. ¡Separemonos!

—¡Sí! 

Fat se interpuso enseguida en su camino.

—¡No los dejaré! —los hombres chocaron contra su cuerpo enseguida.

Eclipse de sol

—¡Estoy feliz de verlos de nuevo!

La oficina de Fatgum era un lugar fascinante que para alguien tan curiosa como ella parecía un parque de diversiones, a diferencia del calmado Tamaki que yacía sentado en las sillas cerca del escritorio. La peliblanca al oírlo sonrió y se lanzó a abrazarlo.

—Tan abrazable como siempre —murmuró—, es como un tierno malvavisco.

Tamaki bajó la mirada.

—Ahora que tienen sus licencias provisionales, tendrán más oportunidad de salir en verdaderas misiones —comentó el héroe, devolviéndole el abrazo a la chica con una sonrisa—, ¡estoy contento! Podré entrenarlos como quería la primera vez.

—Acabamos de llegar y ya nos vas a agobiar con más entrenamientos —se quejó, apartándose.

Fatgum se rió.

—Debes decirle a tus padres y padrino que no rindan tanto contigo, deben dejármelo a mí ahora —afirmó y miró a Tamaki—, ¡voy a ser capaz de hacer de ti un súper héroe, Tamaki! Esfuérzate.

—¡Ha-hai!

—Tenemos que trabajar en tu confianza también —Sonrió.

Eclipse de sol

—¡Es Fat!

—¡No, me hundo! —Se quejó uno de ellos. Fat los abrazó, en orden de hundirlos más.

—¡Soy Fat y los hundiré! —el peliblanco se deslizó por arriba y comenzó a zigzaguear en el aire—. ¡¿Qué haces?! ¡Tu don es el mismo de Edge!

De repente, el hombre se vio apresado entre cinco largos tentáculos que provenían de la mano del peliazul. Tamaki sintió que su capucha cayó, haciendo que frunciera el ceño algo molesto.

—¡¿Y este pulpo?! —se quejó el hombre.

—Qué cruel —Tamaki agachó la cabeza.

—¡No, no es un insulto, senpai! Es lo que parece —le gritó Kirishima desde atrás. 

La peliblanca se mantenía al margen con la espalda recostada en el pilar de al lado, sonriendo. Tamaki solo movió sus dedos/tentáculos con un movimiento y golpeó al hombre, una y otra vez, finalizando con un ataque de almeja en la cara para variar, y luego dejándolo caer al suelo.

—No entiendo... Un pulpo...

El hombre no dijo nada más dado que sintió una garra en su espalda. Sobre él, Tamaki tenía extendidas unas alas largas y cafés, sus dedos convertidos en tentáculos de pulpo, y su otra mano en una gigante almeja mientras su rostro permanecía estoico. Una imagen que la hacía suspirar, ganándose la mirada de su kohai.

—Las almejas son útiles, atacan y defienden —comentó el Amajiki—, por eso siempre las como.

La peliblanca lo miró. Takoyaki en su brazo derecho, almejas en su brazo izquierdo, las alas y garras son por el pollo frito. Gracias al don de manifestar todo lo que come, Tamaki tenía un gran repertorio, por eso llevaba gran equipamiento lleno de comida de todo tipo. Fabuloso.

—No necesito las alas —murmuró Tamaki, al ver que estas habían aparecido sin pensarlo. 

La peliblanca se cruzó de brazos y bostezó, viendo que ellos dos se habían encargado.

—Me pregunto si lo hice bien —agachó la cabeza.

—¡Fue genial! —afirmó Kirishima—. ¡Usaste tu don muy rápido y bien!

—Nuestro Suneater es tan bueno como los profesionales —comentó Fat,  luego de entregar los rufianes a la policía, integrándose. La chica solo se levantó al verlo regresar, asintiendo a lo que había dicho—. Pero necesita más confianza, ¿no? —agregó, mirando a las personas que veían.

Todo las personas a su alrededor comenzaron a gritar.

—¡Es Suneater! ¡Genial!

Tamaki quiso sonreír pero comenzó a temblar, la peliblanca solo gritó con los demás como si se tratara de una fan más, a pesar de que todos la vieran con confusión debido al traje parecido a Tamaki. En un principio, sus trajes habían sido complementarios pero con el tiempo ella había tenido que cambiar la túnica por pantalones más cómodos para ella dado su poder.

Sin embargo, alguien a su otro lado apuntó un arma hacia ellos, alertándola.

—¡Un arma! —escuchó a Fat gritar—. ¡Al suelo!

La chica se estiró para detenerlo pero el sonido del disparo hizo que retrocediera un poco. Aturdida. Vio con sorpresa al hombre que gritó justo antes de disparar.

—¡Jefe, corre!

La trayectoria calculada de la bala no sería Fat, sino Tamaki, ¡su maldito Tamaki! 

—¡Suneater! —gritó enseguida la bala golpeó al peliazul, Kirishima también gritó.

El pelirrojo se dio vuelta y se puso en frente del peliazul.

—¡Suneater! ¡Red Riot! —Fat gritó. 

Eclipse de sol

—Hado-san faltó a clases otra vez, al parecer le está yendo bien en su residencia —comentó al no verla merodeando por todo el salón como era usual—. ¿Vamos al patio?

—¿No les parece extraña la paz que hay cuando no está aquí? —comentó Mirio—. ¡No es que la quiera ofender! Solo digo que usualmente no está tan callado el ambiente.

—Nadie se ofende, es la verdad —intervino Tamaki—. Hado-san siempre está hablando.

—O gritando —sonrió Tsukiko—. Es muy tierna, pero no se calla nunca.

—Sí, es cierto —concordó Mirio, riendo.

Tamaki solo negó con la cabeza. Todavía tenía mucho sueño, la noche anterior habían estado patrullando junto a Fatgum y sentía que le estallaba la cabeza, no podía creer como ella se veía fresca como una lechuga y había incluso llegado primero que él y Mirio a clases.

—Lamento no haberlos esperado esta mañana, mis padres vienen más temprano y como anoche llegué tan tarde les pareció que sería mejor si me traían por ellos mismos —comentó.

—Es verdad, debe ser duro tener que trabajar de noche también —se quejó Mirio—. Sir es muy puntual. No es que le disguste patrullar de noche pero siempre le deja ese tiempo a Centipeder y Bubble.

—Tengo sueño —fue lo único que aportó Tamaki.

—Paremos aquí —Tsukiko se sentó en el suelo, estaban un poco adentrados en el patio pero había un árbol grande con buena sombra—. Tamaki-kun, acuéstate en mis piernas, te haré mimos para que duermas durante el receso —le dijo con una sonrisa mientras señalaba sus piernas.

Mirio observó en silencio como el peliazul se recostaba en el suelo y ponía su cabeza sobre las piernas de la chica con un gran sonrojo, y sonrió. Le gustaba ver cuando esos dos se acercaban tanto, aunque no pasaba muy seguido, de hecho parecía que solo ocurría cuando Hado no se encontraba cerca. ¿Tendría algo que ver? Ladeó la cabeza pero se percató de la mirada que hacía Tsukiko al acariciar el cabello de un Tamaki que ya se había rendido al sueño.

—Me gusta su cabello —dijo ella—, él me gusta.

—Eres muy romántica —ironizó riendo, ella lo miró—. No se lo dices.

—¿Quieres que se desmaye? Quizá más adelante.

—Oye, nunca sabemos si hay un más adelante en nuestras vidas, no dejes las cosas para después. Mira si te mueres mañana y nunca se lo dijiste —la regañó el rubio con gesto serio.

Ella devolvió su mirada al rostro relajado de Tamaki.

Mirio no tenía idea de cuanta razón tenía, no esa tarde, pero pronto daría todo por perdido.

Hasta su vida.



















Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top