Capítulo 3; El que tapa al sol.
—Amajiki-senpai, ¿qué querrá? —escuchó decir al pelirrojo, haciendo que le mirara de reojo.
—¿Será por la residencia? —preguntó Asui.
—¡No puede ser! Me da esperanzas —gritó Uraraka, causando que Tsukiko se riera brevemente.
—¿Tú no vas a escoger a alguien, Nisshoku-san? Kero.
—¿Oh? Eh, claro —ella todavía estaba pensando—, aún no sé a quien pero seguro que sí. Bueno, no puedo dar seguridad, en realidad —ni siquiera se había dado por enterada. ¿Todos estaban haciendo lo mismo o eran solo los tres grandes? Se quedó pensativa por un momento—. Sí...
—¿Ara? —Kaminari iba pasando por ahí—. ¡Elígeme a mí!
—¿Oh? Podría ser —Tsuki sonrió, mirando al rubio—, tienes un don muy llamativo y útil.
Kaminari se sonrojó a más no poder, Jiro se rió.
—¿Este tonto?
—¡Oye! —se quejó al escucharla burlarse de él.
—Tú también serías una buena adquisición, Jiro-kun. Lo pensaré bien, no está del todo en mí ya que todo depende de la agencia —sonrió y miró a la salida, pensando en huir antes de escuchar más peticiones—. Realmente debo irme, ya saben, volver al dormitorio —chasqueó la lengua.
—¡Espera! —Kirishima se acercó—. No puedo esperar hasta mañana. ¡Yo también iré hasta el dormitorio de tercero!
Tsuki le sonrió, y se despidió de todos tras escuchar que Uraraka y Asui también irían.
—¡Oh! Olvidé felicitar a Midoriya-kun por su residencia —recordó en medio del camino, y miró a sus compañeros—. ¿Me dan un momento, por favor?
—¿Un moment-? ¡Eh! Desapareció —Kirishima miró hacia todas partes—. ¿A dónde fue?
Asui y Uraraka quedaron flipando también—. ¡Su don es increíble! —gritaron al unísono.
—¡Midoriya-kun! —escucharon un grito al otro lado de la sala, era Tsuki con la mano alzada.
El peliverde alzó la mirada confundido.
—¿Tsuki-san? ¡Creí que ya se había ido!
—¡Sí! Volví para decirte algo —Sonrió, haciendo que la clase A la mirara con extrañeza. Midoriya se levantó y se acercó algo confundido, ella se le acercó un poco—. ¡Felicitaciones por entrar a la agencia de Sir! —miró con una sonrisa enternecida—. Tenle paciencia a Mirio, por favor, a veces tendrás momentos en que querrás huir de él pero es un buen chico, ¡y saluda a Sir de mi parte! ¿Sí? —hizo una pequeña reverencia y estiró la mano.
—¡S-sí! —¡Está muy cerca! Midoriya estaba sudando.
—Toma —le dijo entonces.
—¿Qué es?
—Es un intercomunicador sello —dijo ella, bajando la voz repentinamente—. Úsalo cuando creas que tú y Mirio necesitan ayuda, está conectado con el que le regalé a Mirio y Tamaki-kun cuando iniciamos nuestras residencias. ¡Es un secreto! —agregó, mirándolo.
El peliverde se confundió al ver aquella mirada violeta llena de preocupación.
—¿Lo prometes?
—¡N-no la defraudaré! —Gritó, y toda la clase que trataba de averiguar de qué hablaban se exaltó. Midoriya guardó enseguida el sello en el bolsillo de su pantalón—. P-pero... ¿Por qué?
—¡Muy bien! —Ella se acercó a él—. Espero que nunca tengas que usarlo, pero si se da el caso, no te apartes del sello nunca. ¡Toma esto! —le gritó de nuevo para que todos vieran—. ¡Un chocolate!
—¿¡Un chocolate!? —la clase estaba confundida, ¿tanto secretismo por un chocolate? Era extraño, al parecer Midoriya ya se había ganado a la chica de tercero que acompañaba a los tres grandes y Aizawa-sensei.
—Gomen-ne, solo tenía uno —se rió, mirándolos—. ¡Luego traeré para todos, adiós!
Bakugo miró a Todoroki de reojo.
—Esa chica...
—Es linda.
—¡No me refería a eso, bastardo mitad y mitad!
Todoroki solo se encogió de hombros y se alejó, mientras el rubio miraba a Deku. Esa chica le había dado algo y luego lo había encubierto con lo del chocolate. ¿Qué le había dado tan de repente? Frunció el ceño, era sospechoso, necesitaba saber la respuesta a su pregunta.
—¡Ey, brocoli! —lo llamó enseguida, haciendo que éste se girara—. ¡Te espero afuera en diez!
—¡Ah, h-hai! —Midoriya miró de reojo a Momo—. ¿Acaba de llamarme brocoli?
—Sí.
❧Eclipse de sol ❧
—Súper movimientos —El profesor Ectoplasm se acercó a ellos—, por lo que sigue de la semana se dedicarána a crear y practicar sus súper movimientos. Estos movimientos son los que definen parte de su carrera.
—Genial —ella los miró—. ¿Cuáles piensas hacer?
—¿Qué harás tú, Tsukiko-san?
La peliblanca se giró a ver a la risueña peliazul, pensativa y se encogió de hombros.
—Yo no puedo participar de esta clase —sonrió, fingiendo tristeza—, órdenes de mi padrino.
—¿Ah? —ella arrugó la nariz—. ¡Qué raro! Eso es un poco injusto, deberías d-
—/Tsukiko Nisshoku, repito, Tsukiko Nisshoku, el director la solicita en su oficina/ —la peliblanca hizo una mueca cuando todos en el gimnasio se voltearon a verla, y luego miró a Nejire.
—Salvada por la campana —se rió. Volteó a ver a Mirio y Tamaki—. Chicos, ¡esfuércense!
—¡Sí!
Ella se despidió con una sonrisa y apenas el profesor asintió, ella desapareció. Conocía muy bien la oficina del director, no era algo que le enorgulleciera mucho pero podía verlo como una ventaja en ese tipo de ocasiones. No le gustaba mucho llamar la atención y luego de ello, solo miró a su padre sentado en la silla frente al escritorio donde el director Nezu la miraba.
—¿Tenía que tocar? —bromeó, tratando de aligerar el ambiente.
—Tsuki, siéntate, por favor.
—Bien —carraspeó y se sentó en la otra silla al lado del rubio, mirándolo de reojo pero este se rehusaba a mirarla de vuelta—. ¿Sucedió algo malo?
—Recuerdas la primera vez que viniste —Ella asintió—. Tu padre estaba preocupado por ti y me hizo saber de tu condición especial gracias a tu quirk. Parece que últimamente te has apañado para manejarlo mejor, pero algunas veces te tenemos que restringir ciertos entrenamientos.
Ella asintió, justo acababa de pasar eso.
—Sé que dado la naturaleza inestable de tu quirk, lo mejor para ti es que entrenes por ti misma o con personas con las que puedas confiar y que ya sepan de tu condición —comentó el director.
—Director Nezu, yo...
—Cariño, sé que dirás que te sientes lista pero...
La peliblanca lo miró con los ojos cristalizados.
—No lo estás —negó con una mueca de tristeza.
—A partir de ahora, solo en casos especiales se te permitirá entrenar con el resto de tus compañeros, pero me veo en obligación de salvaguardarte tanto como a ellos —comentó el pequeño roedor, juntando sus manos—, por eso, nos organizaremos con tus horarios para que puedas entrenar junto a ciertas personas designadas. Tus padres, tu padrino o incluso Midnight dado a su quirk tranquilizador. ¿Entendido?
Pero... Si no podía entrenar con sus amigos, ¿cómo podrían volverse los tres grandes? Suspiró.
—Entendido.
❧Eclipse de sol ❧
—Tamaki, ¡estoy tocando tu puerta muy rápido! —Anunció con un tono jocoso mientras tocaba la puerta—. ¿Ya estás durmiendo? ¡Soy Tsuki! Ábreme o tiraré la puerta —agregó, sonriendo. Kirishima a su lado le miró confundido.
—¿No crees que será mejor dejarlo para mañana? Creo que Hado-san está hablando con las chicas, no será muy masculino si las hago esperar mucho y es mi deber acompañarlas de vuelta —dijo el pelirrojo. Ella lo miró y volvió a intentar tocar pero su mano traspasó donde se suponía que iba la puerta, pasando de largo y chocando con la piel mojada del mayor—. ¡¿Eh?!
Por suerte, este pudo reaccionar antes de que ella resbalara por la fuerza aplicada y la agarró de la cintura. Kirishima maldijo en su mente por considerar que estaba viendo esa escena muy romántica, ¡muy de cerca! Se sonrojó y apartó la mirada. ¡Tan masculino!
Mientras que Tsuki levantó la mirada.
—¿Tamaki-kun? —El pelinegro estaba sonrojado y tratando de no temblar, pero la cercanía de la chica no ayudaba mucho—. ¿Te estabas duchando? —parpadeó al notar que lo único que la separaba del pecho desnudo del joven era una toalla alrededor de su cuello.
—S-sí. Am, hola Kirishima-kun, v-veo que ya te llegó el mensaje, c-creí que nos veríamos mañana —dijo rápidamente, tratando de no tartamudear, aunque le pusiera nervioso la situación, siempre parecía tener esos arranques para hablar de más cuando ella lo abrazaba. Algo contradictorio.
—¡Eh! Nunca lo había oído hablar más de tres palabras por frase, Amajiki-san —Kirishima soltó sorprendido—. ¡Y lo siento por interrumpir! No podía parar de pensar sobre qué le gustaría hablar conmigo.
—Ah, s-sí —apartó la mirada—. Um, ¿puedes esperar afuera un momento? Voy a vestirme.
—¡Por supuesto! Esperaré aquí —le dijo—. Junto a- ¿Y Nisshoku-san? —se preguntó al no verla.
Tamaki se giró enseguida, soltándola.
—¡S-sal! Por favor —la regañó.
—No quiero, no había estado en tu cuarto desde antes del accid- ¡Oh! Es muy linda, se parece a tu cuarto real —comentó ella, dándose un pequeño paseo por el cuarto del pelinegro—. Me gusta.
—¿Oh? Es verdad, tú no estabas cuando crearon estas residencias —Tamaki miró a la chica, quien sonrió con tristeza y meneó la cabeza.
❧Eclipse de sol ❧
—¡Nisshoku-san! Ven, ven —La de cabellos violetas le sonrió—. ¡No estuviste de nuevo en los entrenamientos, qué raro! Quería presentarte a un amigo, ¡le llamaste la atención! Oh, pero no le digas que te dije, es un poco tímido.
La peliblanca miró al castaño que estaba detrás de la alegre peliazul.
—Mi nombre es Tsukiko —se presentó entonces.
—Eres muy linda, Tsukiko —el chico le había sonreído alegre.
—¿Verdad que sí, Himura-san? Realmente es linda —Nejire había sonreído—. ¿Por qué no dan un paseo? ¡Oh! Pueden enseñarse sus quirks, es fascinante, tan raro —chilló emocionada. Tsukiko miró al chico de cabellos azabaches puntiagudos con una pequeña sonrisa mientras se alejaban de la chica de ojos claros.
—Nejire-san es bastante alegre.
—¿Hado-san? Hm, tiene mucha energía dentro —comentó ella, mientras miraba de reojo a la chica avanzar hacia Mirio y Tamaki. El peliazul la había mirado con pena antes de esconderse tras Mirio.
Tamaki se negaría eternamente a pensar que le había dado celos ver a Tsukiko junto a alguien más. Aunque ellos no fueran nada, aunque como dijo Nejire, ella fuera la pareja ideal para Mirio.
—¡Qué raro, pulga! No te escondas —Nejire le sonrió, acercándose a él—. ¿Por qué te escondes?
❧Eclipse de sol ❧
Ella sonrió triste mientras sus manos tomaban aquella bola de cristal con la mariposa dentro.
—Siempre la miro antes de dormir, es el regalo más preciado que tengo —comentó entonces.
—¿Sí? Yo que creía que podría ser cualquier otro regalo —Tsuki trataba de no mirarlo directamente, le aterraba estar en el cuarto con el chico cubierto solo por una toalla colgada de la cintura y su piel llena de gotas de agua, cabello mojado y... ¡Joder! Estaba roja.
—N-no, es ese, t-tú me lo diste —dijo Tamaki, buscando su ropa—. ¿Querías decirme algo, Tsu?
—¿Ah? —Ella se giró a verlo y se sonrojó, apartando la vista—. ¡Ponte algo de ropa! No es bueno que andes semi desnudo en frente de una dama.
—Pero estás en mi cuarto...
—¡Vístete en el baño! —Alegó—. Para algo los tres grandes lograron acondicionar su baño dentro del cuarto —ante la mención, Tsuki bajó la mirada cuando los ojos de Tamaki se abrieron grandes—. Perdón, no quería, yo... Sólo vístete y hablamos.
—T-Tsu.
—Anda, ya —se giró contra él, dando con el pequeño espejo que había en la pared del chico.
—E-estás en frente del cajón de m-mi ropa —comentó, apenado.
—Eres imposible —se quejó, dándose vuelta. Ambos quedaron frente a frente, y ella maldijo que el joven fuera un poco más alto que ella, quería besarlo. Lo miró a los ojos, sí, siempre quería besarlo—. ¡B-bien! ¡Esperaré en la cama, no te tardes!
Kirishima abrió los ojos y se alejó de la puerta, quizá no debió escuchar eso.
—¿Sabes? Realmente extrañé esta cama —se dejó relajar en el colchón. Al principio había pensado en solo sentarse pero la terminó venciendo el edredón y la gran almohada—. Es tan cómoda...
Tamaki no tardó en salir del baño.
—¿Tú no trajiste la tuya, Tsuki-san?
—Sí, pero por nada en el mundo sería así de suave —la chica tenía los ojos cerrados—, oh boy. Debería mudarme aquí todas las noches, quizá no tendría pesadillas y dormir-
—¿Tienes pesadillas, Tsu? —Tamaki la miró desde arriba.
❧Eclipse de sol ❧
—Ahora te escondes en este lugar —Tamaki alzó la mirada hacia la peliblanca que acababa de meter su cabeza en la madriguera mientras sus brazos se apoyaban en los bordes—. ¿Tamaki-kun?
—¿Ah? ¿C-cómo me encontrast-te aquí? —ladeó la cabeza, confundido.
—Hay espacio para uno más —sonrió alegremente, dejándose caer a su lado en el hueco que había en aquel enorme árbol. Tsuki recogió sus piernas ya que llevaba falda y no cabía del todo, miró de reojo a Tamaki, sonrojarse a su lado—. ¿De quién te escondes, Tamaki?
—¿Uh? D-de na-nadie.
—¿En serio? Este es buen lugar para esconderse, es una madriguera. ¿Ahora eres una comadreja? —bromeó, picándole con el dedo la mejilla. El peliazul se puso súper rojo y ella sonrió—. Qué lindo.
—T-tú.
Ahora la sonrojada era ella, Tsuki carraspeó y volvió su mano a su lado, percatándose que la mirada del mayor se había ido inconscientemente a ella. Quiso esconderla pero él la tomó.
—¿T-tamaki?
—No tienes que... asustarte —le dijo en un susurro—. P-puede ser un escondite si quieres.
—¿Nuestro? —bajó también la voz, mientras lo veía a los ojos.
Tamaki asintió nervioso.
—¿Sólo nuestro? —Insistió ella, con el labio casi temblando.
Tamaki parpadeó.
—S-sí. ¿P-por qué lo dices?
—No quiero que Nejire sepa de aquí... ¡Tampoco Mirio-san! Si Mirio le dice —Bajó la mirada.
—¿No te agrada Hado-san? —preguntó bajito—. Creí que eran a-amigas.
—¡S-sí! N-no me malinterpretes, somos amigas, amigos, todos —ella rió nerviosa y zafó su brazo del agarre del peliazul, cubriéndolo con su mano izquierda—. S-solo que, no sé... Ella es... diferente. ¿Sabes?
—¿Diferente?
—Siento que... Siento que nada es igual entre nosotros desde que ella está aquí —susurró, haciendo que el peliazul la observara en silencio, él sabía que lo que ella decía era cierto. Parecía ser que mientras más tiempo pasara Nejire con ellos, menos tiempo la peliblanca estaba presente—. Ya nada va a ser igual que antes, como en el principio. ¿Verdad?
—P-ero..
—¡No la odio! De verdad que no —se apresuró a aclarar, el peliazul la miró con tristeza al verla temblar—, no importa. Olvida lo que dije, s-solo vamos a clases. ¿Sí? Ya casi se acaba el receso.
—Es-espera —Tamaki se apresuró a salir tras verla correr—, ¡aún no me dices como me encontraste!
Tsuki se dio la vuelta y sonrió.
—Un mago nunca revela sus secretos —movió sus dedos de la mano derecha.
—¡Es-espera, tú no, no hic-hiciste eso! ¿Por mí?
Ella se rió.
—Vales la pena, Tamaki —afirmó—, siempre será así. Ya verás, cuando los reconozcan frente a todos, ¡yo estaré ahí para gritarle al mundo lo grandioso que es Tamaki Amajiki! ¡Uno de los tres grandes!
—T-Tsu...
❧Eclipse de sol ❧
Tsukiko abrió poco a poco los ojos, justo antes de que le cayera una gota de agua en la cara, gota que había viajado por el cabello de Tamaki, quien se encontraba parado al otro lado de la cama viéndola desde allí. La chica se paró de un salto y lo miró.
—¿Uh? S-sí, p-pero eso no importa —Sonrió—. Ven, déjame secar tu cabello, Tamaki.
—B-bueno —el pelinegro accedió, sentándose en el borde de la cama. Tsuki sonrió y en un chasquido de lengua estuvo frente a él—, sabes que n-no deberías usar tu d-don así.
—¿Le dirás eso a alguien?
—N-no.
—Bien, será nuestro secreto, sólo nuestro —le picó la nariz con el índice antes de sostener la toalla que el chico llevaba en el cuello y subirla a su cabello—. Tamaki, amo tu cabello —confesó, mientras frotaba el mismo con la toalla. Tamaki solo cerró los ojos ante el contacto mientras sus orejas de elfo se ponían completamente rojas, como su rostro—. Tamaki, te amo —murmuró.
—¿Eh?
Tocaron la puerta.
—¡No puede ser! Me olvidé completamente que Kirishima-kun venía también —gritó ella, abriendo los ojos, y tratando de ignorar su propia confesión—. ¡Ya vamos!
—¡O-Okay! —Respondió el pelirrojo. La puerta no se había abierto pero vio a Tsuki a su lado—. ¿Ah? Creí que tú estab-
—¡Puedes pasar, Kirishima-kun! —lo empujó luego de que Tamaki abriera la puerta—. Ahora, los dejo para que habl-
—Puedes quedarte por hoy —afirmó Tamaki, todavía nervioso. ¡Ella le había dicho que lo amaba! Con tanta tranquilidad como si se lo dijera a cualquier persona, cuando él no había podido siquiera hilar un pensamiento al respecto. ¡Y Kirishima! Debía comprarle un regalo por salvarlo de morir de un infarto.
—Ah... Bien, trataré de no interrumpir su conversación de hombres —susurró, sentándose en la mitad de la cama, mientras que Tamaki sacaba las sillas que generalmente ponía cuando iba a jugar con Mirio en la computadora.
—Ah, ¡Amajiki-senpai, se ve muy rojo! ¿Está bien? —fue lo primero que atinó a decir.
—¡S-sí!
Tsuki se rió levemente.
❧Eclipse de sol ❧
—Ninguno dio un desempeño muy llamativo en los juegos deportivos —comentó Shota, sentándose al lado de la chica mientras esta levantaba la mirada de su libro—, Mirio se quedó desnudo en medio de todos y Tamaki se cohibió demasiado debido a su timidez.
La peliblanca soltó una pequeña sonrisa.
—Debió ser una pena —se quejó de dolor entonces y Shota se levantó—, estoy b-bien.
—No lo estás, llamaré al doctor —ella negó, mientras se enderezaba en la camilla.
—Odio los hospitales —susurró, mientras el pelinegro le ayudaba a acomodar la almohada para que pudiera sentarse mejor—, es tan aburrido. Yo tendría que haber estado en los juegos.
—No debiste ser tan imprudente en tus entrenamientos si querías participar —le dijo.
La peliblanca infló los cachetes molesta.
—¡Eso es verdad! —la voz de Mirio la hizo girarse hacia la puerta—. ¡Lo siento, Eraserhead! No pude aguantar más la sorpresa. ¡Soy yo! Oh, ¿Tamaki? —sacó la cabeza hacia el pasillo y agarró al muchacho que se quedó atrás—. ¡Doble sorpresa! Di lo tuyo, Tamaki.
—H-ho-hola.
—¡No era eso, pero no importa! —Mirio sonrió grande, a pesar de que tenía un par de banditas y Tamaki unas pequeñas heridas en el rostro—. ¡Vinimos a visitar a la chica cuyo quirk hubiera vencido a todos en el festival deportivo! ¿Está aquí? —se hizo el tonto. Tsukiko se rió.
Tamaki levantó su mirada hacia ella.
—Claro que sí, hubiera aplastado a todos —la peliblanca sonrió.
—¡Pero fingiste una lesión y viniste a leer! Vaya humildad —bromeó.
—¿C-cómo te s-sientes? —se acercó detrás de Mirio. Shota se despidió de ellos con un bostezo.
Claro, prometiendo que volvería cuando la hora de visitas terminara para pasar la noche a su lado para que Zashi pudiera dormir bien en la noche. Mirio dejó que fuera Tamaki quien ocupara el puesto donde había estado su padre, y ella lo agradeció en silencio.
—Mejor —mintió. Había oído perfectamente al doctor.
No hace más que empeorar, un día perderá la vida si no se aprende a controlar.
—¿Qué ha dicho el doctor? ¿Pronto podrás volver a clases?
Deberían hacer que renuncie a la UA y ser una heroína, si no quieren que esto sea algo normal.
—Sí, pronto volveré a la UA con ustedes —sonrió con los ojos cerrados.
El quirk de su hija es demasiado poderoso y solo continua destruyéndola.
—¡Me alegra oírlo! —Mirio sonrió con felicidad.
Pero Tamaki era diferente, a él no podía engañarlo con una sonrisa falsa y unos ojos tristes.
❧Eclipse de sol ❧
—Si no te molesta, hablé con Mirio y le di a Midoriya un sello —comentó Tsuki, apenas se terminaron de despedir de Kirishima y volvieron dentro del cuarto—. Algo me dice que todo se va a poner patas arriba y vamos a necesitar usarlos —le aterraba su propia intuición.
—¿Por qué lo dices?
—No lo sé —se rascó el vendaje—, es solo un mal presentimiento. He estado soñando con ello.
—¿Ah? Las pesadillas... de las que hablaste, Tsu —la miró en silencio mientras ella se acercaba a la cama—. ¿Son solo pesadillas, verdad?
—No lo sé —confesó, sentándose en el borde—. Cada vez que cierro los ojos estas horribles imágenes entran en mi cabeza y no me dejan descansar. Hacen que pierda la cabeza siempre.
—P-puedes d-dormir a-aquí s-si qu-quieres, ¡solo por h-hoy!
—¿En serio? —lo miró—. ¿Es un truco para que duerma contigo, Tamaki-kun?
—¡N-no!
—Lo decía en el buen sentido —tarareó con una sonrisa—. Te atrapé completamente, pervertido.
—¡N-no es eso!
—Dame dos minutos —dijo ella mientras reía.
—¿Dos minutos? —parpadeó y ella desapareció—. ¿Se fue?
La chica reapareció en su habitación y se cambió la ropa de entrenamiento, se dio una pequeña ducha y se vistió con la pijama antes de tomar su ropa de cambio para la mañana. Sonrió alegre.
—Volví.
—¡N-no hagas eso! Es vergonzoso —se quejó Tamaki—. ¿Sabes qué está mal que haya una chica en los dormitorios de un chico? Si alguien se entera, nos expulsarán o algo.
—Nadie se enterará —aseguró, acercándose y dándole un beso en la mejilla—. Vamos a dormir.
Tamaki la miró entonces, notando que se había cambiado por un short de satín y una blusa delgada. Su sonrojo aumentó al darse cuenta que tendrían que compartir la cama. Eran un chico de diecisiete y una chica de dieciséis años con las hormonas alborotadas, tratando de dormir al lado de la persona de la que estaban enamorados, no era muy buen ambiente.
❧Eclipse de sol ❧
—¿Mirio?
El rubio sonrió y levantó su mano.
—¿Amajiki?
—P-r-e-pres-pr-presente.
El profesor suspiró y tomó nota de las personas que se encontraban en la clase del día.
—¿Hado?
—¡Presente! —La ojivioleta sonrió alegre mientras alzaba la mano y se levantaba de su asiento, llamando la atención de todos.
—Muy bien, siéntese —siguió mirando la lista y anotando los que hablaban—. ¿Nisshoku?
Nadie respondió.
—¿Nisshoku?
De nuevo, nadie respondió.
—¿Nisshoku, se volvió a dormir en mi clase? —El profesor Snipe alzó la mirada del papel por fin.
Mirio estaba con una sonrisa incómoda, Tamaki tenía la cabeza en el escritorio y Hado levantaba la mano con insistencia, pidiendo para hablar. Barrió con la mirada el salón y no vio a la ojivioleta.
—¡Profesor Snipe! —gritó esta vez la peliazul, este le concedió el permiso de hablar—. ¡Nisshoku-san se encuentra indispuesta hoy!
—¿De nuevo? La clase pasada faltó también —comentó, mirando la lista—. Tengo que hablar con el director. Es inadmisible que falte una sola vez más.
Nejire solo sonrió mientras que Mirio y Tamaki se veían el uno al otro preocupados.
❧Eclipse de sol ❧
—¿Duermes de un lado específico? —preguntó ella, dejando sus cosas en la silla donde antes había estado hablando con Kirishima sobre hacer su residencia con Fatgum y ellos dos. Al final, aunque Tsukiko hubiera querido llevar a Kaminari o Jiro, habían decidido que sería solo Kiri.
—I-izquierdo.
—Bien —ella se lanzó del lado derecho y apoyó su cabeza en su brazo—. Vamos a dormir.
Tamaki se sonrojó, lástima que la cama estaba más cerca que la pared donde quería apoyar su frente. Asintió sin mirarla mientras iba hacia su lado de la cama y se sentaba, tomando aire. Aunque hacía eso con la esperanza de cuidar los sueños de su luna, no podía evitar tener pensamientos no tan tiernos. Ella lo abrazó por atrás, haciendo que se sobresaltara.
—Si piensas mucho en esto no dormiremos —susurró en el oído del pelinegro mientras lo abrazaba por la espalda, casi causándole un micro infarto que hizo que cayera acostado en sus piernas. Ella se rió, Tamaki alzó la mirada—. Es muy lindo de tu parte esto, presiento que hoy dormiré bien porque tú vas a protegerme.
—Tsu...
—¿Sí?
—Yo también t-te a-amo.
❧Eclipse de sol ❧
—Harán pasantías —se acercó a ellos el profesor Snipe—. Es normal que luego del festival deportivo algunas personas consigan invitaciones que son enviadas a la UA para hacer sus pasantías en agencias de héroes profesionales, algunos incluso famosos.
La peliblanca se enderezó en su asiento.
—Dado que algunos no tuvieron tanta participación como otros es posible que la diferencia entre los que recibieron más tiempo en escena como los que no, sea grande —repasó entonces la hoja con las invitaciones y su mirada dio en la de ojos violetas menor—. No deben preocuparse si no consiguieron ninguna invitación, en este caso podrán escoger entre las listas que serán publicadas por la UA donde podrán avisarnos de a cual quieren ingresar y nos encargaremos de ello.
—¿Profesor Snipe? —Alzó la mano.
El mayor suspiró y le dio la palabra.
—Mi amiga Tsukiko ni siquiera pudo presentarse en el festival deportivo porque estuvo ausente —Nejire la volteó a ver, consiguiendo que ella sonriera levemente. No le habían dicho a ella donde estuvo.
—Cierto, ¿tú fuiste la que se encontraba hospitalizada? —todos en el salón de clases, incluyendo a la chica de cabellos celestes, giraron su rostro a ella. Mirio se tensó y Tamaki tiró su cabeza hacia atrás, donde sabía ella comenzaría a tocar su cabello en un intento de calmarse. Asintió—. Ya veo, en ese caso, es necesario que vayas a la sala de profesores cuando termine la clase para que hablemos del estado para tus pasantías.
—¿Pero podrá hacerlas, verdad?
—Sí, señorita Nejire, todos pueden hacer sus pasantías —dicho esto, se giró hacia el tablero y comenzó a escribir los nombres de las personas que habían conseguido invitaciones y a su lado, el número de las mismas.
Los dos nombres en la lista fueron los de Mirio y Tamaki con una en cada uno.
—¡Chicos! —La peliblanca le jaló sin querer el cabello al peliazul—. ¡Lo siento!
Nejire se giró a verlos desde su asiento.
—¡Felicitaciones por conseguir una agencia! —los deslumbró con su sonrisa, incluso si Tamaki no pudiera verla pues seguía dejándose enredar su cabello con los dedos de la chica, sabía que su sonrisa siempre deslumbraba. Mirio sonrió agradecido por la felicitación.
—¡A ti también! —le dijo entonces, sorprendiendo a Nejire, quien sonrió alegre.
¿Por qué siempre era tan tranquila aunque su sola existencia fuera un desastre? ¡Qué raro!
❧Eclipse de sol ❧
Al no oír respuesta, Tsukiko miró al Amajiki, y este se puso rojo hasta las orejas.
—Va-vamos a dormir —se enderezó y metió su cuerpo bajo el edredón. Ojalá pudiera decirlo.
—¡S-sí! —Afirmó, metiéndose bajo el edredón también—. ¿Te molesta si te abrazo? Tengo que dormir abrazando algo siempre y no quise traer mi peluche porque quizá te molestaba. ¡No te burles!
Tamaki suspiró, girándose a verla.
—No me burlaría —susurró—, y puedes ab-abrazarme.
—Gracias —sonrió, mientras se acurrucaba a un lado del pelinegro y pasaba su mano por encima del abdomen del mismo—. ¿Tamaki?
—¿Hm?
—¿No te molesta dormir al lado de una chica que aún duerme con peluches? —susurró.
—Tienes dieciséis años y aún duermes con peluches —él sonrió—, no me molesta. Es adorable.
Tsuki se mostró sorprendida pero contenta, pudo sentir su sonrisa contra su pecho. Casi podía estar seguro que ella podía oír su corazón bombear con tanta fuerza que quería salir de su pecho, pero le agradecía el hecho de que no hiciera ningún comentario al respecto.
—A mí también me late igual —Tamaki se sintió nervioso—. Solo cuando estoy contigo.
¡Esa mujer iba a matarlo de un infarto! Así que Tamaki Amajiki hizo lo que cualquier hombre en su posición estando en la cama con la chica que le gustaba diciéndole cosas lindas haría: Fingió estar dormido.
—Buenas noches, Tamaki —la chica levantó levemente la mirada y le dio un besito en la nariz que hizo que se derritiera por dentro—. Espero que tengas dulces sueños... Yo sé que los tendré porque estás aquí conmigo —susurró, adormilada, antes de bostezar y acomodarse de nuevo.
Tamaki no supo qué decir pero decidió dejarse llevar y la abrazó de vuelta con ternura.
Claro que tendría dulces sueños, tenía a su luna junto a él.
Despertar al lado de la persona que te gusta es algo tan especial.
—T-tsu.
—¿Hm? —la chica lo tiró de la cama.
Sí, claro que eso es a menos que esa persona que te gusta es Tsukiko Nisshoku.
—¡Au! —Soltó un quejido.
Más si esperas que ella se levante a verte, como Tamaki, entonces estarías igual de equivocado. Se levantó solo para verla acobijarse mejor y tantear la busca en busca de algo, que rápido se dio cuenta era él, sonrojado volvió a la cama y la chica lo volvió a abrazar, manoseando su cara.
—Hm, Tamaki —balbuceó cerca de su rostro, haciendo que cerrara los ojos. ¡Lo quería matar!
Se giró un poco con los ojos cerrados todavía, lo suficiente para verla pero no despertarla, ella arrugó la nariz y lo apegó a ella, olfateándolo. ¿Eso era... extraño?
—Hueles tan bien —soltó un ruidito tierno que lo hizo temblar, ella sonrió dormida, haciéndole sonreír también—. Tamaki...
—¿Estás soñando conmigo? —susurró, con miedo a despertarla, pero decidido a acariciar su rostro con las yemas de sus dedos—. Tsuki... —pasó sus dedos por los labios de la chica y se sonrojó. Quería besarla, no estaba muy seguro por qué, pero no es como si fuera la primera vez que le pasaba—. Yo también te amo —por fin, lo dijo.
❧Eclipse de sol ❧
—¿Fatgum?
—¡Sí! Es la única agencia que me llamó la atención —se rascó la mejilla con nervios—. Al principio, papá dijo que podría escoger alguna agencia de bajo rango pero me negué. Si quiero cumplir mi sueño... Tengo que esforzarme para alcanzarlo —afirmó. Mirio y Tamaki sonrieron.
—Es verdad. Ne, Tsukiko, ¿sabes quién más aplicó para la misma agencia? —comentó Mirio.
—¿Eh? No, ¿quién? —Ojalá que no fuera Nejire, últimamente Tsuki no tenía demasiada energía para aguantarla. No diría que no la quería pero había algo que todavía no le cuadraba de ella.
—Y-yo...
—¿En serio? —La peliblanca sonrió y lo abrazó enseguida él asintió—. ¡Fascinante!
—Ya que mencionan que ambos irán con Fatgum. ¿Él fue quien te invitó, no, Tamaki?
El peliazul asintió.
—Según lo que oí de los profesores, se debe a que ambos de nuestros poderes son basados en la comida que consumimos —apuntó el chico, mientras se sonrojaba al ver que la muchacha acariciaba sus orejas.
—Eso tiene mucho sentido. ¿Tú por qué lo escogiste entonces? —Mirio la miró sonriendo.
La peliblanca lo miró sin apartar sus manos del cabello y orejas del muchacho.
—Bueno, es un gran héroe... ¡Y es adorable, como Tamaki! —Se encogió de hombros mientras sonreía, el peliazul la miró en silencio con el rostro completamente rojo. Mirio se echó a reír.
Nejire iba caminando con sus amigas del salón B cuando vio la escena, era extraño pero siempre que ella no estaba cerca, la peliblanca se comportaba con tanta... animosidad. Pero con ella no.
—¿Te sientes bien, Nejire-chan?
—¡S-sí! —Sonrió grande a sus amigas y siguió caminando.
Ella solo quería ser amiga de los tres pero al parecer, mientras más se acercaba, más se alejaba.
❧Eclipse de sol ❧
Ah, sí que se sentía bien decirlo por fin. Mordió sus labios, preguntándose si hacerlo o no pero se dijo que había peores formas de morir y la besó. Solo fue un roce pequeño en sus labios y luego escondió su rostro en la almohada, aunque se quedó tranquilo al ver que ella no se movió.
—Es bueno que duermas bien.
—¿En serio?
Tamaki sintió que iba a morir cuando ella sonrió y abrió levemente los ojos.
—¡¿No estabas dormida?!
—Bueno, sí, lo estaba —susurró ella mientras le ponía una mano en el rostro y acariciaba su mejilla, obligándolo a mirarla—, hasta que dijiste que me amabas. ¿Era en serio?
—Y-yo, n-no d-dije es-eso...
Ella bajó la mirada y él supo que no había sido buena idea fingir demencia.
—E-es de-decir, sí p-pero... Y-yo —movió su mano hasta el mentón para levantarle el rostro, aunque el suyo propio estaba tan sonrojado que se desmayaría—, s-sí, te amo.
Tsuki sintió que podría gritar de la felicidad que albergaba su corazón en ese preciso momento.
—Y-yo también —se sonrojó.
Tamaki observó en silencio el rostro brillante de su luna, asombrando de lo especial que se veía.
—Quiero quedarme así para siempre —murmuró, sin ser muy consciente de lo que decía.
—¿En pijama, con un pie afuera de la cobija? —bromeó ella—. ¿Sabes que podría atraparte un monstruo? Es malo que dejes tu pie fuera de la cobija, es decir, da calor pero te acostumbras.
—¿Un monstruo? ¡Y también duermes con peluches! —Tamaki sonrió al recordar como lo había abrazado toda la noche—. Podría acostumbrarme —susurró entonces—, si estás conmigo.
Tsukiko sonrió, mirándolo fijamente a los ojos.
—No creo que esta hazaña funcione todos los días, si alguien en la UA se entera...
❧Eclipse de sol ❧
—¡Hola! —Taishiro Toyomitsu, A.K.A: Fatgum, un hombre grande y redondo, con una boca grande, es un héroe alegre y vivaz, que hizo click con ambos chicos enseguida—. Soy Fatgum, el héroe con el que harán sus pasantías. ¿Listos para su primer día de patrulla?
—¿Lo puedo abrazar?
Tamaki la miró confundido.
—¡Se ve tan apapachable, por favor! —insistió con una sonrisa, haciendo que el adulto riera y asintiera. La peliblanca no se tardó mucho en lanzarse a abrazarlo, para sorpresa de Tamaki, no se apartó tan rápido—. Fascinante, siempre quise hacer eso —avergonzada, se apartó y se escondió detrás de Tamaki, quien miró al héroe con nerviosismo.
—¡Bien! Díganme sus nombres de héroes, por favor —pidió con una sonrisa.
—¡Oh! Él es Suneater, yo soy Moonshine —sonrió—, es un poco timído. ¡Espero nos ayude!
—Oh, ya veo —se rió—. ¿Y hace cuánto son pareja?
—¿¡Eh!? ¡N-no, n-no s-somos pa-pareja! —Gritaron ambos al unísono.
Fat no les creyó pero no hizo nada más que reír.
—Cuidado, los malos hábitos a menudo se pegan en pareja —fingió regañarlos y sonrió—. ¡Bien! Ahora que hemos dejado el tema atrás, ¡cuéntenme sobre sus quirks!
—Ma-mani... Manifiest-o l-lo que como —murmuró el Amajiki.
—¡Ah, fascinante! Tenemos que tratar de explotar ese potencial —afirmó—. ¿Y tú?
—Yo... Tengo una larga historia por delante para explicar —se rió.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top