único

Las luces de la ciudad parpadeaban en la distancia, como si la ciudad misma respirara en una sinfonía de colores. Taehyung estaba en su apartamento, sentándose en el borde de la ventana, mirando hacia abajo, observando el ajetreo de la vida que continuaba, mientras él se quedaba inmóvil. Afuera, la noche avanzaba, pero dentro de él, el tiempo se había detenido en un solo momento: el instante en que sus ojos se encontraron con los de su amigo, el alfa que había sido su compañero de siempre, ahora mirando con una ternura indescriptible a otra omega.

Era una imagen que lo perseguía, su amigo con ella. Aquella omega que había llegado a su vida de una manera casi casual, pero que había sido suficiente para robarle su lugar. Taehyung no estaba celoso de ella, no de la manera en que uno sentiría celos de un rival. No. El dolor era otro. Era el dolor de entender que el brillo en los ojos de su amigo ya no era para él, sino para ella.

“¿Por qué no soy yo?”, se preguntó, mirando al vacío frente a él. Su respiración se entrecortaba al pensar en las veces que había soñado con ese momento. Pensaba que tal vez, algún día, los sentimientos de su amigo cambiarían. Pero no había señales de ello. No en sus palabras, no en sus miradas. Y mucho menos en su corazón.

Y aunque nadie lo dijera en voz alta, Taehyung sabía que nunca sería suficiente para alguien como él, como jungkook, jungkook merecía alguien hermoso,perfecto como esa omega y lamentable el no lo era.

Las paredes de su apartamento parecían cerrarse sobre él. El lugar que había sido su refugio, su santuario, se convirtió en una cárcel de soledad. Las fotos de los dos juntos en diferentes momentos de sus vidas, recuerdos de una época más feliz, solo hacían que el dolor se intensificara. Él había dado todo lo que podía dar: apoyo, cariño, su tiempo y su lealtad. Pero, al final, todo eso se desvaneció en la luz de los ojos de otro omega.

No era la primera vez que sentía esa sensación, pero esta vez era diferente. Los días pasaban más lentos, como si el peso de su amor no correspondido fuera más difícil de llevar. Se despertaba por la mañana y la imagen de su amigo abrazando a la otra omega lo golpeaba con la misma fuerza que un sueño no cumplido. Cada gesto que él tenía hacia ella, cada palabra de cariño, le arrancaba un pedazo de su ser.

Recordaba la primera vez que se habían conocido. Era solo un niño, tímido y lleno de inseguridades. Se sintió atraído por ese alfa fuerte, protector y valiente, que siempre estaba dispuesto a ayudarlo, a cuidarlo. Eran amigos, siempre lo habían sido. Pero a medida que crecieron, Taehyung no pudo evitar que sus sentimientos se transformaran. Lo que comenzó como admiración se convirtió en algo mucho más profundo, más peligroso. Pero él nunca se atrevió a decir nada. Su posición,  Y aunque su amigo parecía preocuparse por él, Taehyung sabía que no podía ser más que eso: un amigo.

Había sido un idiota al pensar que las cosas cambiarían, que un día él sería el centro de su vida. Había buscado señales en cada mirada, en cada gesto, pero nunca las encontró. Aquella tarde, cuando su amigo llegó a su casa con ella, con la sonrisa brillante en su rostro mientras la presentaba como su omega q, Taehyung supo que todo había terminado. El brillo en los ojos de su amigo era genuino, pero no era para él. Y eso fue lo que más dolió. El hecho de que, a pesar de todo lo que habían compartido, no era suficiente para captar su atención.

Con el paso de los días, Taehyung se fue cerrando más y más en sí mismo. Sus interacciones con jungkook se volvieron más distantes, más frías. Intentaba seguir su rutina, intentar disfrutar de los pequeños momentos, pero todo parecía falso. Cada vez que veía a su amigo, sonriendo junto a ella, un nudo se formaba en su estómago, y su corazón se apretaba de forma dolorosa.

Una tarde, mientras se encontraba sentado en el mismo sillón, mirando por la ventana, el teléfono vibró en su bolsillo. Era un mensaje de él. “¿Nos vemos hoy?”.

Taehyung observó el mensaje por unos segundos, sintiendo una mezcla de emociones que no sabía cómo manejar. Parte de él deseaba verlo, aún deseaba ser parte de su vida, aunque fuera como un espectador lejano. Pero otra parte de él sabía que, al hacerlo, su dolor solo crecería. No podía seguir siendo el amigo invisible, aquel al que solo se le llamaba cuando había necesidad.

Con manos temblorosas, borró el mensaje sin responder. Se quedó allí, mirando la pantalla en blanco, sintiendo cómo una ola de tristeza lo envolvía. Un suspiro salió de su boca, como si con él se liberara todo lo que había estado reteniendo. Pero a pesar del dolor, Taehyung sabía que no había vuelta atrás.

El amor no correspondido no tiene un final feliz. Y Taehyung, el omega que había dado todo sin recibir nada a cambio, aprendió a vivir con la tristeza en su corazón. Sabía que la vida seguía, pero el vacío que había dejado el amor no correspondido era imposible de llenar.

Y así, se quedó, mirando la ciudad brillar en la distancia, mientras su corazón, aunque lleno de amor, seguía en las sombras, al margen de todo lo que nunca sería suyo porque esos ojos nunca brillaran para el

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