P.O.V____

Quiero dedicar mi última misión exitosa a mi padre, a mis amigos, a Zach y sobretodo a Joshua, porque maldita sea nos acababa de salvar. 

La verdad es que fue más fácil de lo que esperaba, sólo le dije que me diera la información que tuviera, y le conseguiría una cita con un beso incluido de Nicole Baker, para mi sorpresa aceptó, bueno no tanta sorpresa.  

Así que ahora me encaminaba muy feliz hacia el centro de deportes, hacia la pista de hielo, con una memoria en mano bastante feliz y victoriosa. Pero ahora tendría que encontrar la forma de hacer que Nicole aceptara. 

Llegué al complejo de deportes y sentí el frío aire que desprendía la pista de hielo, una brisa de nostalgia al momento de entrar se apoderó de mí, tantos recuerdos desde que tenía 4 años, tantas medallas, tantos vestidos y 4 pares de patines que aún conservo... era casa.

Una pequeña lágrima salió y escurrió por mi mejilla que enseguida limpié, si estaba a punto de ver a mi antiguo equipo no podía dejar que me vieran así. 

Caminé hasta la pista de hielo y ahí las vi, haciendo lo que siempre solíamos hacer antes de un entrenamiento. 

Me acerqué más hasta quedar al tope con el vidrio que dividía el hielo y las gradas. Sonreí por inercia. 

–¡____!– gritó una de las chicas, Alex. 

Patinó hasta a mí y cuando se acabó el hielo, bajó de este y me abrazó. Seguido de todas las demás, entre ellas Nicole, claro. 

–¿Qué haces aquí?–preguntó una de ellas con una gran sonrisa. 

–Los coaches estarán muy feliz de verte–.

–No puedo creer que seas tú–. 

–Te extrañamos mucho–.

–¿Volverás al equipo?–. 

Me quedé callada, no me lo tomen a mal, me agobiaron con muchas preguntas, pero estoy segura de que mi silencio al final ponía hacer muchas suposiciones. 

–¡Vas a volver al equipo!–. 

Como esa. 

Las chicas comenzaron a gritar a brincar a mi alrededor, puede que no se note, pero mi corazón se está partiendo en mil pedazos. 

–¡No! Oigan, no, lo siento pero no puedo– dije. 

Ellas dejaron de brincas a mi alrededor, y sus sonrisas se volvieron muecas. 

–En serio perdónenme– di un suspiro –Nicole ¿puedo hablar contigo?–. 

Las chicas se despidieron de mí y regresaron a la pista, todas menos Nicole. Mi corazón se escuchaba partir. 

–Nos ilusionas, Breslow– dijo Nicole mientras se cruzaba de brazos –¿qué pasa?–. 

–Okay, necesito tu ayuda– hablé, Nicole me vio con cara de que siquiera –un favor, solo eso– hice una pausa –necesito que salgas con Max Gates en una cita, que aceptes ir con él a mi baile de bienvenida y que le des un beso–. 

Me quedé sin aire. 

Nicole me miró confundida con el ceño fruncido, y es que su postura daba miedo. Era alta, ojos azules y rubia... exacto. 

–A ver si te entendí, me estás pidiendo eso, con Max Gates ¿por qué?–. 

Bufé –digamos que tenía información que podía arruinarme a mí y a alguien más–. 

–Uhhh ¿Zach Greenberg?– en cuanto terminó la oración, arrugué mis labios y bajé la mirada –____ Breslow ¿quién es el chico?–. 

–Nadie importante– contesté. 

–Exijo que me digas, porque te conozco desde los 4 años, sé cuando me mientes,  y no te preocupes aún no vienen los coaches, habla–. 

Tenía razón, nunca podía mentir frente a Nicole y no sé mentir, pero siempre que ocurría algo iba con ella y le decía. Sé que no debería de estar contándole a todo mundo, pero ella no es todo el mundo, podía confiar en ella. 

–Jura que no le dirás a nadie– ella asintió –okay, todo comenzó hace como dos semanas...–. 

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Pregunta... ¿smut?