Capitulo 12
La mansión Sinclair, envuelta en el misterio de la noche, ocultaba más secretos de los que Lizzy y Nina podrían haber imaginado. Desde hacía días, las salidas nocturnas de Bo y Vincent se volvían cada vez más frecuentes y enigmáticas. Lizzy, con su aguda percepción y su inteligencia innata, comenzaba a notar los cambios en el comportamiento de Bo. No era solo el nerviosismo ocasional o las evasivas en sus respuestas; había algo más, algo que él ocultaba desesperadamente.
Una tarde, mientras Lizzy exploraba la mansión, sus pensamientos la llevaron al siniestro sótano donde Vincent tenía su taller de cera. La puerta pesada y crujiente se abrió lentamente, revelando un mundo de sombras y secretos que se extendía bajo la luz titilante de una lámpara de aceite.
Lizzy descendió con cautela los escalones de piedra, su corazón latiendo con fuerza en anticipación y temor. El aire en el sótano era denso y cargado de un olor peculiar, una mezcla de cera derretida y misterio. Al llegar al final de la escalera, encontró la puerta entreabierta hacia la sala donde Vincent trabajaba en sus creaciones macabras.
Desde su escondite en las sombras, Lizzy observó con incredulidad cómo Bo y Vincent llevaban cuidadosamente a una persona inconsciente envuelta en una sábana blanca. La figura parecía inerte, ajena al destino espantoso que le aguardaba entre las manos frías de Vincent.
Bo, con su habitual expresión preocupada y nerviosa, miraba a su hermano con gestos de complicidad silenciosa mientras Vincent preparaba su equipo con una precisión gélida. Lizzy contuvo el aliento mientras el ritual comenzaba ante sus ojos incrédulos, el silencio roto solo por el murmullo de las llamas y el suave goteo de la cera caliente.
"Vincent, ¿estás seguro de esto?" preguntó Bo en voz baja, su mirada buscando la confirmación en los ojos fríos de su hermano.
Vincent asintió con seriedad, sin apartar la vista de su tarea. "Es la única manera, Bo. Necesitamos asegurarnos de que nadie más sepa lo que hacemos aquí", respondió con una calma que helaba la sangre de Lizzy.
El corazón de Lizzy martilleaba en su pecho mientras luchaba por entender lo que veía. El horror y la desesperación se mezclaban dentro de ella mientras intentaba asimilar la verdad implacable: los hermanos Sinclair no eran simplemente hombres con oscuros secretos; eran monstruos que robaban vidas y las convertían en arte macabro.
El terror la atenazó mientras regresaba apresuradamente a su habitación en la mansión Sinclair. La verdad había dejado una cicatriz profunda en su corazón, una revelación que amenazaba con destruir todo lo que había amado y creído hasta ese momento.
Esa noche, mientras Lizzy se sentaba sola en su habitación, el eco de la sala de cera y los rostros sombríos de Bo y Vincent la perseguían en sus pesadillas. Sabía que ya no podía ignorar lo que había visto, pero también sabía que enfrentar la verdad sería el mayor desafío que había enfrentado en toda su vida.
La mañana siguiente amaneció con un silencio denso y cargado en la mansión Sinclair. Lizzy apenas había dormido, atormentada por las imágenes de la noche anterior. Sabía que debía confrontar a Bo y Vincent, pero temía lo que eso podría significar para su propia seguridad y la de su hermana.
Decidida a buscar respuestas, Lizzy se aventuró nuevamente por los pasillos de la mansión. Sus pasos resonaban como un eco ominoso mientras se dirigía hacia el siniestro sótano donde había presenciado el macabro ritual.
Al llegar a la puerta del sótano, Lizzy respiró hondo y empujó la puerta con determinación. La oscuridad la envolvió mientras descendía los escalones de piedra, el corazón latiéndole con fuerza en el pecho. Pero al llegar al final de la escalera, encontró el taller de cera vacío, como si nada de lo que había visto la noche anterior hubiera ocurrido.
Confundida y desesperada por respuestas, Lizzy comenzó a revisar cada rincón del sótano. Fue entonces cuando escuchó voces distantes que provenían de una habitación al fondo del pasillo. Sin pensarlo dos veces, se dirigió hacia el sonido, su determinación creciendo con cada paso que daba.
Al abrir la puerta entreabierta, Lizzy contuvo el aliento al ver a Bo y Vincent conversando en voz baja. Su expresión era tensa y preocupada, como si discutieran algo de gran importancia y urgencia.
"¿Qué hacemos ahora, Vincent?" preguntó Bo, su voz cargada de ansiedad.
Vincent suspiró profundamente, frotándose la frente con frustración. "No lo sé, Bo. Pero necesitamos asegurarnos de que Lizzy y Nina no descubran lo que hacemos", respondió en voz baja, sus ojos oscuros fijos en su hermano.
Lizzy retrocedió instintivamente, su corazón latiendo aún más rápido. Habían estado hablando de ella y Nina, y de cómo mantener su oscuro secreto oculto. La certeza golpeó a Lizzy con una fuerza devastadora: ellos sabían que ella había visto algo, que ahora sospechaba la verdad.
Bo estaba absorto en su trabajo en el sótano cuando escuchó los pasos suaves pero decididos de Lizzy acercándose. Su corazón dio un vuelco y su mente corría a toda velocidad, buscando desesperadamente una manera de protegerla de la verdad oscura que compartía con Vincent. Lizzy no podía saberlo, no podía. No podría soportar perderla.
Lizzy apareció ante él, con sus ojos azules llenos de confusión y sorpresa, pero también con una chispa de temor que no pudo ocultar. Bo se sintió desgarrado por dentro al verla así, sabiendo que sus acciones podrían cambiarlo todo entre ellos.
Se acercó a ella con cuidado, deseando poder decirle la verdad, pero sabiendo que no podía. "Lo siento mucho, mi amor", murmuró Bo con voz entrecortada, su mirada llena de angustia. "Te amo más de lo que puedo decir, pero hay cosas que no puedes saber."
Lizzy abrió la boca para responder, pero Bo no le dio tiempo. Sabía que cada segundo que pasaba era un riesgo mayor. Con mano firme pero llena de pesar, cubrió su boca con suavidad mientras con la otra mano sostuvo un paño empapado en cloroformo.
Los ojos de Lizzy se ampliaron de sorpresa y comprensión cuando entendió lo que estaba ocurriendo. Intentó resistirse, pero el cloroformo actuó rápidamente, envolviéndola en una niebla sedante. Bo la sostuvo con ternura mientras sentía cómo su corazón se rompía en mil pedazos.
"No quiero hacerte daño, Lizzy", susurró Bo mientras la llevaba en brazos hacia la habitación de Vincent en el sótano. "No puedo perderte, no puedo."
Cuando llegaron a la habitación, Bo la colocó cuidadosamente en la cama, asegurándose de que estuviera cómoda antes de apartarse. Miró su rostro tranquilo, la suavidad de sus rasgos, y sintió cómo el peso de sus decisiones pesaba sobre él como una losa.
Mientras observaba a Lizzy dormir, Bo no pudo evitar sentir una mezcla abrumadora de amor y culpa. Para él, Lizzy era perfecta y mágica, tanto en cuerpo como en alma. Era una sensación de fascinación y adoración que lo consumía, pero también una desesperación por lo que había tenido que hacer para protegerla de un mundo que no podía conocer.
Bo se arrodilló junto a Lizzy, su mano temblando mientras acariciaba suavemente su rostro. La habitación estaba llena de una quietud tensa, solo interrumpida por el suave susurro de su voz. "Oh, tan bonita," murmuró con voz entrecortada, sus ojos azules reflejando la mezcla de amor y angustia que sentía por ella. "Siempre supe que serías la primera en descubrirlo, tan curiosa y tan inteligente..."
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de pasos rápidos acercándose. Vincent entró apresuradamente, su rostro mostrando preocupación y determinación. "Bo, necesito que te prepares," dijo en voz baja pero firme. "He hablado con Nina y Theo. Les he contado la historia. Tienen que saberlo antes de que alguien más lo haga."
Bo asintió, incapaz de apartar la mirada de Lizzy. "Haz lo que tengas que hacer, Vincent. Solo asegúrate de protegerlos a todos," respondió con determinación, su voz llena de dolor contenido.
Mientras Vincent se alejaba para cumplir con su tarea, Bo permaneció junto a Lizzy, perdido en sus pensamientos y emociones tumultuosas. "Te amo tanto, Lizzy," susurró nuevamente, su voz apenas un susurro en la penumbra de la habitación. "Eres mi luz en medio de toda esta oscuridad. Y ahora... ahora tengo miedo de perderte."
El sonido de pasos pesados resonó detrás de él. Bo se volvió para ver a Lester, quien observaba la escena con una mezcla de ironía y preocupación. "Oh, al final te lo dije," comenzó Lester en tono sombrío, acercándose lentamente a Bo. "Se iba a enterar y te iba a odiar... Aunque ella es muy buena para odiar, ¿sabes? Quizás te pueda perdonar."
Bo miró a Lester con tristeza y desesperación en sus ojos. "¿Perdonar a un asesino? ¿Querer a alguien como yo?" murmuró, su voz cargada de autorreproche.
Lester asintió lentamente, sus ojos verdes clavados en los de Bo. "Sí, ella te quería incluso cuando eras el supuesto príncipe azul. Supongo que ahora, como villano, también..." dijo en voz baja, su tono lleno de resignación. "¿O la matarás?"
Bo se estremeció ante las palabras de Lester, sintiendo el peso de su propia culpa y la desesperación por el futuro incierto que enfrentaban. "No," respondió con firmeza, sus ojos azules brillando con determinación. "Ella es el amor de mi vida. Si ella muere, yo muero con ella. No dejaré que nada ni nadie la dañe, ni siquiera yo mismo."
Lester asintió lentamente, pareciendo entender la profundidad del amor de Bo por Lizzy. "La amas demasiado, ¿verdad?" murmuró, su tono lleno de comprensión y aceptación.
Bo asintió, una lágrima solitaria deslizándose por su mejilla. "Más que a nada en el mundo," confesó con voz quebrada, sus palabras resonando en el silencio tenso de la habitación.
Mientras tanto, en otra parte de la casa, Vincent se acercó a Nina y Theo, quienes lo recibieron con curiosidad y preocupación. "Chicos, necesito contarles algo," comenzó Vincent en tono serio, mirando a su novia con determinación. "Bo y Lizzy... están pasando tiempo juntos esta noche."
Nina arqueó una ceja, su expresión pasando de sorpresa a una sonrisa traviesa. "¿Tiempo juntos?" bromeó, sin conocer la verdad. "¿Están teniendo una noche romántica?"
Theo frunció el ceño, mirando a Vincent con preocupación. "¿Estás seguro de que Lizzy está bien?" preguntó con voz tranquila pero firme. "No quiero que nada malo le pase."
Vincent asintió, ocultando su preocupación bajo una máscara de tranquilidad. "Están bien, Theo. Están solo siendo una pareja enamorada," respondió con confianza, aunque en su interior temía por lo que podría suceder.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top