A twist in my story [Nico to Will]
Will estaba hecho un ovillo en la cama dentro de su habitación, con las persianas cerradas y toda fuente de luz apagada. Era consciente de que existía la posibilidad, sus hermanas solían ser subversivas en relación a las normas del hogar, pero no había esperado que Nico llegara tan lejos. Bueno, quizá sí tuvo una esperanza muy pequeña, idílica; pero verla realizada no le hizo sentir precisamente bien. Al contrario, le hizo sentir más más mal que bien, porque Nico había superado sus expectativas y Will no tenía nada que ofrecerle a cambio.
Ni bien escuchó los tres timbrazos sucedidos de un cierre sospechoso de puerta, supo que Nico estaba dentro de la casa. Y su ritmo cardíaco se aceleró de la misma forma en que su respiración se agitó. Mas no se movió. Se aferró con más fuerza a la almohada que mantenía entre los brazos y piernas y escondió la cara allí, mojándola con sus lágrimas.
Había una pequeña pero impetuosa parte de Will que quería que Nico nunca se rindiera y quería ceder ante su insistencia, contándole toda la verdad desde sus experiencias de pequeño, hablándole sobre lo mucho que había y seguía sufriendo, pasando a ser un chico que atraviesa un mal momento siendo consolado por su novio con buena voluntad.
Will conservaba esa parte suya desautorizada de salir a flote. La batalla contra la depresión, Harold Pane y el desbarajuste ocasionado por la publicación de su agenda íntima era suya, no de Nico ni de nadie más. Era Will quien tenía que sacar fuerzas de donde no tenía para cambiar su situación, o al menos intentarlo hasta que se vea realizado. Era Will, y no Nico, quien tenía que velar por su propio cuidado y salud mental. Todo el mal que se regaba por los resquicios de sus relaciones era cosa de Will, era culpa suya tenerlo todo tan alborotado. A todos tan al pendiente, como si Will no pudiera ocuparse por sí mismo. Era culpa suya llamar tanto la atención de sus seres queridos y era culpa suya su sufrimiento, en su intento de dejarlos fuera de todo.
Nico se sentó con cuidado contra la puerta de su habitación, tomó la guitarra que había tomado prestada que de Damien entre sus brazos, y comenzó a rasguear tonadas al azar, calentando los dedos fríos y nerviosos.
Sofía le había dicho que aprovechara el momento en que sus padres habían salido a hacer diligencias para entrar y hacer de las suyas. Sin saber que esas diligencias los habían llevado hasta Berkeley, frente a su director, para denunciar de una vez por todas el bullying que sufría su hijo nacido en la perversidad de Harold Pane, habiendo considerado como colmo que el día pasado hubiese llegado golpeado a la casa.
Nico había aprendido a tocar los acordes de esta canción específicamente para este momento. Tocaría la guitarra y cantaría como un tonto desesperado, únicamente por y para Will Solace.
Se detuvo. Hizo una pausa inicial y comenzó a tocar lo que había ensayado hasta hacerse cayos en los dedos en los últimos días.
Más despacio
El mundo no ve como nos rompemos
Es seguro decir que estamos solos ahora
Estamos solos ahora
Will se movió, solo para recogerse más sobre sí mismo, enterrando más la cabeza en su almohada, hasta que casi se ahogó. Nico continuó.
Ni un susurro, el único ruido es el receptor
Estoy contando los segundos hasta que rompas el silencio
Así que por favor, solo rompe el silencio
Nada. Nico siguió.
Los susurros se convierten en gritos
Los gritos se convierten en lágrimas
Tus lágrimas se convierten en risas
Llevándose nuestros temores
El cuerpo de Will se sacudió. Una y otra vez. Si Nico no hubiera estado cantando habría escuchado sus suaves sollozos. No se detuvo.
Como ves, este mundo no me importa
Voy a renunciar a todo lo que tengo por respirar
el mismo aire que tú hasta el día que me muera
No puedo apartar la vista de ti
Will se levantó y sus ojos se encontraron con la puerta cerrada, liberando la opresión sobre las lágrimas para que las mismas resbalaran por sus mejillas. La voz de Nico tembló, pero no dejó de tocar ni de cantar.
Deseo encontrar las palabras para describir lo que siento
Me siento inspirado, mi mundo cambia, está al revés
Y gírate, dime ¿qué es ese sonido?
Son los latidos de mi corazón
Cada vez suenan más fuerte
Los latidos de mi corazón
Más fuertes que nunca
Me siento vivo
Me siento tan vivo
Todo lo que decía la canción parecía una orden para Will. Su corazón estaba agitándose en su pecho. Alzando la voz. Librándose del dolor. Llenándose de amor.
Los susurros se convierten en gritos
Los gritos se convierten en lágrimas
Tus lágrimas se convierten en risas
Llevándose nuestros temores
Will se había arrodillado junto a la puerta y sonreía por encima de las lágrimas, posando su mano sobre la superficie de madera. Sintió la sonrisa de Nico a través de su canto. ¿Había mencionado Will antes que las sonrisas de Nico eran inusualmente hermosas? Como un oasis en medio del desierto. O el llanto de un recién nacido.
Como ves, este mundo no me importa
Voy a renunciar a todo lo que tengo por respirar
el mismo aire que tú hasta el día que me muera
No puedo apartar la vista de ti
De verdad que no podía, aunque estuviera la puerta de por medio. Lo imaginaba allí, detrás de la puerta, escuchando de cerca y en silencio su canción. Era consciente de su presencia por su respiración y el peso del tacto sobre la superficie de madera. Y dolía. Y al mismo tiempo se sentía bien, porque estaban progresando a largos pasos y Nico no esperaba que la canción funcionara tanto. No estaba preparado para tantos sentimientos.
Finalmente estoy despierto, un giro en mi historia
Es hora de abrirme y dejar que tu amor me envuelva
Finalmente estoy despierto, un giro en mi historia
Es hora de abrirme y dejar que tu amor me envuelva
Nico ya no podía más. Dejó de tocar y su voz flotó como un hilo a punto de quebrarse, hasta que lo hizo en la última palabra del verso. Sus dedos temblaban enfermizamente.
Porque es lo que obtienes cuando ves tu vida a través de otros ojos
Eso es lo que obtienes, eso es lo que obtienes
La voz de Will continuó con la canción.
Como ves, este mundo no me importa
Voy a renunciar a todo lo que tengo por respirar
El mismo aire que tú hasta el día que me muera
No puedo apartar la vista de ti
Y Nico pudo de nuevo, los dedos despertaron y la guitarra volvió, en dos voces. Porque Will era su motor y su gasolina. Porque el auto había arrancado finalmente, después de estar tanto tiempo varado.
Como ves, este mundo no me importa
Voy a renunciar a todo lo que tengo por respirar
el mismo aire que tú hasta el día que me muera
No puedo apartar la vista de ti
Y sus voces volvían a entreverarse, como los hilos de un tejido. La obra culminó con ciertas hilachas y desperfectos. Pero para ambos era la obra más hermosa que jamás verían sus corazones.
El tejido del amor incondicional. El amor que se apoya entre sí, que lucha por el otro, que sale de los gustos e intereses propios por el bienestar del otro. El amor que convierte a una persona perdida en un motivo. Y a una persona rota en otra, nueva y más resistente.
—Will... —Nico intentaba cazar palabras, saboreando la calidez de sentirlo al otro lado de la puerta. Lo veía en su imaginación, el rostro compungido y atractivo de Will, atañido por la canción de Nico.
—Gracias por la canción. —dijo Will, y entonces su voz perdió toda expresividad—. Ya puedes irte.
Esas simples palabras hicieron a Nico pedazos.
—Pero... ¿no significó nada para ti?
—Las cosas no cambiarán entre nosotros —sentenció Will—. Por favor, vete.
Nico intentó abrir la puerta, pero estaba asegurada.
—¡Will!
Will no volvió a responderle.
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