Una vez, casi todos los latinos hicieron un concurso bastante improvisado de quién es el que soporta más el ají de todos ellos.

Ecuador lejos de ganar, si bien le gustaba el ají, no podía creer que había sido uno de los 10 primeros en perder, rindiéndose porque no podía soportar el ardor en toda su boca y garganta, tomando agua con desespero con pequeñas lagrimitas asomándose por sus ojos, su cara era casi un tomate completo.

¿Para los demás? El país tricolor se veía adorable y gracioso al mismo tiempo, las risas y algunos que preguntaban por su estado no faltaron.

Fue obvio quien ganó (por poco) aquella competencia.