👾◇I Don't Like You◇👾

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꧁༺ 𝓒𝓪𝓸í𝓽𝓾𝓵𝓸 9 ༻꧂ ______________________

Jake:

No había podido prestar atención a absulotamente nada de lo que explico en la clase de hoy el profesor Alec.

Es decir, ¿Hunter? ¿Aquí? Podría haber esperado un tsunami, una invasión de alienígenas, el fin del mundo o el apocalipsis robot, de todo menos eso.

La verdad, estoy muy feliz: Hunter fue uno de mis mejores amigos en la escuela primaria, en Montreal (estuve viviendo ahí unos años hasta que nos mudamos a Toronto). La escuela primaria en la que estuve se llamaba "Selwyn House School" y era de las más prestigiosas de Montreal. Padre y madre insistían de forma efusiva en que debía estudiar en la mejor escuela y sacar las mejores notas para estar en la mejor universidad. Y aunque yo no quería, agradezco que lo hicieran porque fue en esa escuela donde conocí a Hunter.

Así que podían hacerse una idea de mi emoción en esos momentos.

Aiden me miraba con algo de sorpresa, pero yo no podía hacerle caso. Menos cuando Hunter volvió la vista hacia mi persona y su rostro pareció iluminarse de verme. Me saludó levemente con la mano y yo correspondi al gesto: de no ser porque el profesor nos mataría, yo me hubiera puesto en pie para abrazarlo.

-¿Que carajos?

Mire de reojo a Aiden, quien me fulminaba con la mirada.

-¿Que? -le susurré de vuelta.

-¿lo conoces?

-Era mi mejor amigo en una escuela de primaria en Montreal, sería raro si no.

-¿En serio estuviste en Montreal?

-Antes de venir a Toronto, si.

Luego de aquello, el profesor mando a sentar a Hunter al lado de una chica de gafas, su asiento estaba cerca de mi así que podía sentir su mirada sobre mi, cosa que me ponía algo nervioso.

Más o menos una hora y media después, sonó la campana que avisaba que era la hora del receso y todos salimos por patas de ahí.

Me separé un momento de Aiden para seguir sigilosamente a Hunter, quien estaba ya afuera del aula, y aproveché su distracción para abalanzarme sobre él y abrazarlo tras sus espaldas.

Ante mi acción, lo escuché empezar a reír y corresponder mi abrazo. Pero era más alto y fuerte que yo, así que dónde se giró para abrazarme casi me sacaba los ojos.

-¡Jake! ¿Cómo estás? Han pasado años desde que nos vimos.

-¡Lo sé! -exclamé. -Antes eras hasta más pequeño que yo y ahora ¡Mírate! -ante mi respuesta, el empezó a reír de nuevo. -Oye, déjame en suelo, ya me diste miedo con tanta fuerza.

-Lo siento, estoy demasiado contento de verte. -me alivie al sentir mis pies tocar el piso otra vez. -Te habría abrazado antes, pero tuve la corazonada de que no debía hacerlo mientras estábamos en clase.

-Buenos decisión, el profesor Alec no perdona ni una. -dije, y de nuevo nos empezamos a reír.

-¡Jake! ¿Por qué me dejaste bota...? Oh. -voltee la cabeza para encontrarme con Aiden, quien me veía a mi y a Hunter algo perplejo. -Debi imaginarme que te irías tras de el cuando saliste corriendo del aula y me dejaste solo.

-Perdon, enano. -sonrei algo nervioso. -Hunter, él es Aiden, mi mejor amigo desde que empezó la secundaria.

-Mucho gusto. -Hunter le sonrió y lo ví ofrecerle su mano a Aiden a modo de saludo. El enano me miró a mi primero, y yo lo ví suplicante para que no negara el saludo. Aiden no es muy de llevarse con gente a quien apenas conoce.

-...Igualmente. -dijo, correspondiendo al saludo. Yo le agradeci internamente. -Deberias tener cuidado, Jake. Tom no parecía muy contento. Creo que estaba celoso.

Lo último lo dijo mientras me veía con una sonrisa pícara que me hizo resopla y y sonrojarme a la vez.

-Si, claro. Cómo si Tom fuera a ponerse celoso por mi.

-¿Quien es Tom? ¿Ese chico que me estuvo viendo feo toda la clase?

-Es su novio.

-¡No es mi novio! -medio grite, dándole un zape en la cabeza a Aiden, pero este se siguió riendo como pendejo. -Es un amigo, Hunter.

Hunter parecía divertirse con la situación mientras observaba mi reacción.

-Vaya, vaya, Jake. ¿Un amigo tan cercano que parecía estar a punto de lanzarte rayos láser con la mirada? - bromeó Hunter, riéndose de la situación.

-No hagas caso a este idiota. Tom y yo somos amigos de hace algunos meses, pero no somos pareja. Aiden simplemente disfruta burlándose de mí - aclaré, tratando de quitarle importancia al asunto.

-¿En serio? Pues parece que tiene ojos solo para ti - comentó Hunter con una sonrisa, señalando hacia la entrada del pasillo.

Al girarme, me di cuenta de que Tom se acercaba hacia nosotros con una expresión seria en el rostro. Su mirada estaba fija en mí y, de repente, sentí un nudo en el estómago. No sabía cómo iba a reaccionar, pero por su semblante, no parecía muy contento.

-Jake, ¿podemos hablar? - dijo Tom, ignorando por completo la presencia de Hunter y Aiden.

-Claro, Tom, ¿qué pasa? - respondí, tratando de mantener la calma.

Hunter y Aiden intercambiaron miradas, notando la tensión en el ambiente. Decidieron alejarse discretamente para darme espacio para conversar con Tom.

-¿Quién es ese? - preguntó Tom, señalando a Hunter con una mirada de desconfianza.
-Ah, él es Hunter, un viejo amigo de la escuela primaria. Acaba de trasladarse aquí - respondí, intentando tranquilizar a Tom.

-Ya veo... - Tom parecía algo molesto, pero traté de explicarle la situación.

Mientras tanto, Aiden y Hunter se alejaron un poco, dejándonos espacio para hablar. Tom y yo nos sumergimos en una conversación, aunque la tensión inicial comenzó a disminuir gradualmente.

Me preguntó si queria que desayunaramos juntos porque ese día Gabby tenia una cita medica y no llegaría sino hasta más tarde, como no tenía problemas acompañándolo, accedí a la petición. Al inicio le iba a preguntar si podíamos incluir a Hunter, pero tuve el presentimiento de que aquello no le agradaría, así que me limité a caminar tras él. Me despedí de Aiden y Hunter y los dejé solos hablando, lo que me hizo sentir algo culpable.

Una vez en el comedor, sentados en una de las mesas, estuvimos hablando un poco mientras comíamos. Bueno, mientras él comía.

-Jake, apenas has tocado tu comida. -frunci levemente el ceño al ver su expresión preocupada. No me gustaba que la gente se preocupara por mi. -¿estás bien? ¿Por qué no comes un poco?

-Es que desayune bastante en mi casa. -mentí, con la mejor sonrisa que pude dar. Él me miró, no muy convencido. Así que traté de redirigir la conversación a otro tema. -¿hay algo de lo que quieras hablarme?

-Ah, eso. -lo miré con curiosidad al ver lo rápido que cambió su expresión, ahora se veía avergonzado mientras rascaba su nuca. -Digamos que le conté un poco de ti a mi abuela y ahora te quiere conocer.

Yo no evité soltar una pequeña risa nerviosa.

-¿En serio? No se si sentir vergüenza o halago.

Ya había pasado como dos meses desde que empezamos a interactuar gracias a la apuesta, que, por desgracia, no podía abandonar. No por ahora, al menos. En todo este tiempo que hemos hablado me enteré de un par de cosas interesantes y algo abrumadoras sobre Tom y su pasado. No sólo el hecho de que tiene una "historia" con Riya, también que vive con su abuela y su hermanita menor. Pero no me ha querido decir la razón, y empiezo a sospechar que no es porque sus padres estén precisamente de vacaciones...

-De verdad no sabes cuanto lo lamento, mi abuela suele ser muy entrometida a veces. Más ahora que sabe que hablo con alguien además de Gabby. -Aunque no podía ver su rostro por completo a causa de la mascarilla, sabía que estaba haciendo un puchero con sus labios y estaría sonrojado a más no poder. La imagen mental me hacía sonreír. -Te quería invitar esta tarde a mi casa a que almuerces con nosotros, ya que todo el instituto sale antes de mediodía. Pero no tienes que venir si no quieres, ya veré que le invento a la abuela.

-No, no. Esta bien, te juro que no tengo problema con ello. Solo me tomó por sorpresa. -admiti. -Pero eso estaría bien. Y me gustaría conocer a tu abuela.

Tom asintió con la cabeza y juraria que debajo de aquella mascarilla se ocultaba una gran sonrisa. Terminamos el desayuno, y nos dirigimos hacia los pasillos, donde nuestros caminos se separaron y yo fui a buscar a Ellie, pues tenía que hablar con ella.

Grata fue mi sorpresa de verla en el aula de química, nuestra siguiente clase, ella estaba con los brazos cruzados y apoyados sobre la mesa de su pupitre con la cabeza oculta. Se veía alterada, y su estado me preocupó.

Me acerqué lentamente a ella y le toqué el hombro, a lo que Ellie levantó la cabeza para verme.

Por Dios, estaba llorando.

-¿¡Ellie!? ¿Qué ocurrió?

La abracé, pese a saber que ella odiaba los abrazos, sentía que lo necesitaba. Ellie me abrazó y apoyo su frente en mi hombro.

-Se lo ha dicho. -sus palabras me hicieron helar la sangre, ya podía comprender. -Riya le ha dicho a Gabby lo de la apuesta...

-Es broma, ¿verdad...?

-¿¡Crees que bromearia con algo así y además lloraría frente a todos los idiotas de este colegio!? -me espetó, a lo que yo me disculpé.

-¿Cuando?

-Fue ayer en la fiesta. -Admitió, distingui vergüenza en su voz y aquello me hizo sentir mal. -Cuando se me pasó lo ebrio traté de enfrentarla y le dije que abandonaba la apuesta. Pero Gabby estaba ahí y cuando Riya me expuso, se ha ido corriendo. Trate de alcanzarla pero fue más rápida y yo también huí... fue horrible. Soy una persona horrible, Jake. Lastime a quien menos quería...

-Ellie, lo siento tanto. -Dije, abrazándola con fuerza. -Lamento no haber estado contigo entonces, la habríamos enfrentado juntos.

-Te habría jodido a ti también, al menos tu y Aiden están bien con los chicos. -la escuche suspirar. -Soy un asco de persona, Jake...

-No lo eres, solo cometiste un error, así como yo y Aiden... -le aseguré, separándome un momento del abrazo para verla a los ojos y limpiar sus lágrimas. -Ademas, ninguno de nosotros dos está tan bien como crees.

-¿que ocurrió?

-Riya amenazo al enano en la misma fiesta. Creo que fue antes de que te fueras.

-¿no me digas que...?

-Si, lo amenazó con exponer ante todos "eso"...

-Maldición...

Después de unos momentos de consuelo y palabras reconfortantes, Ellie parecía más tranquila. Limpió sus lágrimas y respiró profundamente, intentando recuperar la compostura. La clase de química comenzó, aunque ella aún se veía un poco afectada.

Intenté ayudarla a concentrarse en la lección, le presté mis apuntes y traté de animarla con comentarios divertidos para aliviar la tensión. Con el pasar del tiempo, Ellie empezó a sentirse mejor y participó un poco más en la clase. Me alegré al ver que poco a poco volvía a su estado habitual.

Cuando finalmente sonó la campana que marcaba el final de las clases, nos despedimos y salimos del aula. Ellie parecía más animada que al principio, lo cual me alivió bastante. Nos separamos, no sin antes hacerla prometer que hablaría con Gabby y fui a buscar a Tom para irnos juntos hasta su casa.

Al salir del instituto, vi a Tom esperándome cerca de la entrada. Se veía serio pero dispuesto a conversar. Me acerqué a él, notando su mirada preocupada.

-¿Cómo estuvo tu día? -pregunté, intentando romper el hielo.

-No mal. Estuve entrenando gran parte de la mañana. ¿Y el tuyo? -respondió, aunque pude notar cierta tensión en su voz.

-Ayudé a Ellie un poco en clase. Parecía bastante afectada por algo. Pero ya está mejor. -comenté, intentando no profundizar mucho en el asunto.

-Hablando de ella, sobre la fiesta de ayer... me enteré de algo. -dijo, mirándome directamente a los ojos.

-¿Sobre la situación con Gabby y Ellie? -pregunté, adivinando a qué se refería.

-Exactamente. Jake, sólo quiero estar seguro de que Ellie no está haciéndole nada malo a Gabs, es mi mejor amiga y ella la tuya, y me preocupa. Ellie es tu mejor amiga y la conoces mejor que yo, así que confiaré en lo que digas. Pero cuando llegó a clases y hablé con ella estaba realmente alterada. -Tom parecía preocupado por la situación, me sentí un poco aliviado porque por un momento creí que Riya le había dicho algo sobre la apuesta. Pero parecía ser que no era así.

-Por ahora, solo mantén la calma y espera a ver cómo se desarrollan las cosas. Estoy buscando formas de resolver esto también, pero no quiero que te involucres directamente. -le aconsejé, consciente de lo impredecible que podía volverse todo. -¿y si sabes por qué pelearon?

-No quiso decirme el por qué.

-Ellie tampoco...

No me sentía bien mintiendo a Tom porque ya le había agarrado bastante cariño, y a estas alturas cualquier mala elección de palabras significaba fin del juego para mi. No quería perder a Tom y que me odiara por toda la vida por lo de la apuesta.

Traté de cambiarle el tema luego de asegurarle en que ambas resolverian sus diferencias y empezamos a conversar sobre ese reality show que estaba siendo muy popular.

El día había sido un torbellino de emociones, y el futuro próximo se perfilaba turbio. No sabía qué iba a suceder, pero sabía que tenía que estar preparado para afrontar cualquier desafío que se presentara.

Tom y yo nos dirigimos juntos hacia su casa. Me sentía ansioso pero también intrigado por conocer más sobre la vida de Tom.

Finalmente estuvimos frente a su casa. Caminamos juntos hacia la casa de dos pisos, que se muestra imponente pero acogedora al mismo tiempo. El camino que conduce a la entrada está rodeado de un cuidado jardín delantero. Las flores de colores vivos y arbustos bien podados dan la bienvenida, creando un ambiente acogedor y hogareño.

La casa en sí destaca por su color verde suave que resalta entre el entorno natural. La fachada está bien mantenida y las ventanas brillan bajo la luz del atardecer. Al acercarme, noto una entrada amplia y una puerta principal de madera sólida, que parece ser antigua pero bien cuidada.

El jardín delantero está adornado con macetas de flores y algunos arbustos decorativos, lo que aporta un toque encantador al lugar. La tranquilidad y la serenidad del entorno contrastan con el caos y los dilemas que enfrento en aquellos momentos.

Lo vi sacar unas llaves de su bolsillo y abrir la cerradura de la gran puerta.

-¡Miriam, estoy en casa! -lo escuché gritar, yo iba tras de él algo cohibido.

-La abuela salió, pelmazo.

Mi vista se posó en una niña que estaba apoyada en las escaleras de mader que daban al siguiente piso.

Era una pequeña castaña de diadema amarilla con una florcita, ojos marrones y piel algo bronceadita. Que llevaba una blusa amarillenta con un overol azul oscuro y tenis amarillas. No parecía pasar de los 7 pero si expresión me intimidada un poco.

Mi atención se dirigió hacia una niña que descansaba en los escalones de madera que conducían al piso superior. Ella era una pequeña castaña, con una diadema amarilla adornada con una diminuta flor, unos ojos marrones brillantes y una piel ligeramente bronceada. Vestía una blusa de tono amarillento y un overol azul oscuro, combinado con zapatillas del mismo color. Aparentemente, no superaba los 7 años de edad, pero su expresión imponía cierta intimidación sutil.

Su presencia agregaba una nota de intriga al ambiente sereno que rodeaba la casa de Tom. A pesar de su corta edad, su mirada transmitía una seriedad que contrastaba con su apariencia infantil.

-¿Y donde se supone que esta? -la voz de Tom sonaba algo malhumorada.

-Dijo que iba a comprar comida para hacerles a ti y a tu amiguito.

-Bien, gracias. Supongo... -Tom suspiró y después me miró. -Ella es mi hermanita menor, Fiore. No dejes que te intimide, solo es algo fastidiosa.

-Agh, fastidiosa puede ser tu amiga esa. -miré algo curioso a la pequeña descender las escaleras y ponerse frente a Tom y a mí. - Y no soy tu hermanita, soy tu medio hermanita. -agregó.

No pude evitar notar la tensión palpable entre Tom y Fiore debido a su diferencia de edad y a las implicaciones de ser medio hermanos. A pesar de su corta estatura y su apariencia infantil, Fiore irradiaba una determinación que contrastaba con la actitud indiferente de Tom.

-Como sea, nosotro estaremos aquí en la sala de estar. ¿Te molesta?

-Me molesta todo el tiempo, pero diga lo que diga harás lo que quieras, pelmazo. -Tom rodó los ojos y yo lo vi con algo de gracia. Pero la sonrisa se me borró cuando la niña dirigió sus ojos a mi. -¿Y tú por qué sonríes?

-¿ah?

-¿Cómo te llamas, pelmazo?

-Ahm, soy Jake. Amigo de tu hermano, Tom. -le respondí, algo nervioso. Ella relajo el ceño y me miró con curiosidad.

-¿Ese Jake? -aquello me descolocó. -¿El Jake del que Tom no deja de habl-?

-¡Ya, ya, no fastidies más al pobre! -me sorprendió ver la reacción tan nerviosa de Tom, quien calló a Fiore y la alzó sobre su hombro como si se tratara de un costal de papas.

-¡Pelmazo, bajame ya!

-Vamos a tu habitación. Creo que tus peluches te llaman.

Lo vi subir las escaleras antes de desaparecer de mi campo visual, los dos me dejaron solo y extrañado por lo sucedido, asi que me senté en el sillón dispuesto en la sala y me quede esperando el regreso de Tom.

La interacción entre ellos dejaba entrever una dinámica familiar compleja y, a veces, tensa. A pesar de sus intentos por disimular, era evidente que existía una especie de fricción entre los dos, posiblemente exacerbada por la diferencia de edad y la dinámica familiar.

Aunque Fiore parecía desafiar a Tom en cada oportunidad que tenía, era innegable que había una mezcla de afecto y exasperación en la forma en que él se dirigía a ella.

Tom parecía estar acostumbrado a lidiar con la rebeldía de su hermana menor, pero no podía evitar mostrar cierta incomodidad ante su actitud desafiante. Por su parte, Fiore parecía disfrutar provocando a su hermano y desafiando su autoridad.

Esta interacción breve pero tensa entre ellos me dejó una sensación de intriga sobre la dinámica familiar en la casa de Tom y cómo lidiaban con sus diferencias.

Mis pensamientos, sin embargo, se vieron interrumpidos cuando la puerta de la entrada fue nuevamente abierta. En esta ocasión, una mujer de edad avanzada, con el cabello grisáceo recogido en un moño, irrumpió en la habitación. Vestía una blusa verde oscuro sin mangas adornada con diminutas flores estampadas, una falda larga de color negro y zapatillas del mismo tono. Sus manos estaban cargadas con numerosas bolsas, y su semblante denotaba evidente malhumor.

-¡Tom, Fiore! Condenados mocosos, ¡Vengan y ayuden a su pobre abuela!

-Señora, déjeme ayudarla.

Dije, sonriendo algo nervioso por la inesperada llegada de quien suponía, era la abuela de Tom. Ella me miró con el entrecejo fruncido, pero me dejó ayudarla y me dió algunas bolsas que yo ayude a llevar hasta la cocina.

-Tu debes ser Jake, ¿Verdad? -yo asenti con algo de nervios. -Mucho gusto, soy Miriam, abuela de Tom. El me ha contado mucho de ti, estoy feliz de que tenga otro amigo en el instituto.

La anciana me miró sonriente y yo devolví la sonrisa, pero me sentía algo abrumado: aquella mujer me recordaba bastante a mi querida abuela...

-El gusto es mío, señora. Y si, somos buenos amigos.

-¿Y sabes dónde está el?

-En el segundo piso, creo. Se fue con Fiore y no ha vuelto hace como 5 minutos.

La abuela Miriam asintió con una expresión de complicidad y agradecimiento antes de encaminarse hacia las escaleras.

-¡Tom, Fiore! ¿Dónde están escondidos, pequeños diablillos? -gritó con tono juguetón mientras subía los escalones.

Me sentí un poco nervioso, preguntándome si había hecho lo correcto al asumir la responsabilidad de ayudar a la abuela sin consultar a Tom primero. Pero mi preocupación se vio interrumpida por el sonido de pasos que se aproximaban desde el piso superior.

-¿Qué está pasando aquí? -preguntó Tom con sorpresa mientras bajaba corriendo las escaleras.

-Solo le estoy ayudando a tu abuela con las bolsas. -respondí rápidamente, esperando no haber metido la pata al intervenir.

Miriam apareció detrás de Tom y Fiore, luciendo complacida mientras miraba la escena.

-¡Eso es maravilloso! No sabía que tú amigo era tan agradable, Tom. Jake, gracias por tu ayuda. -agradeció con una cálida sonrisa.

-Claro, señora Miriam, es un placer poder ayudar. -respondí, intentando mantener la compostura.

Tom me miró con una expresión entre sorpresa y gratitud, pero antes de que pudiera decir algo, Fiore interrumpió la conversación.

-¡La abuela dijo que trajo helado! ¡Vamos a ver! -exclamó emocionada, corriendo hacia la cocina seguida por Tom y yo.

La abuela Miriam nos siguió con una risa contagiosa, y nos encontramos reunidos en la cocina, donde la niña curiosa estaba emocionada por el helado.

-Primero haré el almuerzo, después comerán helado. -declaró la anciana, y sonreí levemente al ver el puchero en el rostro de Fiore.

-¿Puedo ayudarla? Me gusta mucho cocinar. -respondi algo entusiasmado. Sin saber que yo mismo me echaba sal en mi herida.

-Yo también quiero ayudar. -añadio Tom, viéndome con curiosidad.

Miriam nos miró a los dos.

-Está bien, chicos. Vengan aquí. Haremos Lasaña.

Tom y yo nos pusimos unos delantales que la abuela nos dio y nos dispusimos a ayudar en la preparación de la lasaña. A pesar de la situación tensa de antes, ahora todo parecía mucho más relajado y agradable.

Tom y yo nos miramos brevemente, intercambiando una sonrisa cómplice. Parecía que cocinar juntos nos estaba permitiendo compartir un momento más relajado y enriquecedor. Durante la preparación, la abuela Miriam nos contó historias sobre su vida, su amor por la cocina y algunos momentos divertidos de su pasado.

La atmósfera se llenó de risas y anécdotas, y poco a poco, la sensación de tensión de antes se desvaneció por completo. Mientras trabajábamos en la cocina, noté que la abuela Miriam y Tom compartían gestos y miradas cómplices. Había un vínculo especial entre ellos que se reflejaba en cada interacción.

La cocina se llenó con el aroma reconfortante de la lasaña que se cocinaba en el horno, y el ambiente se impregnó con la sensación de unión y familiaridad.Finalmente, después de una divertida sesión en la cocina, la lasaña estuvo lista para ser servida.

Nos reunimos alrededor de la mesa, cada uno con su plato, compartiendo momentos de alegría y camaradería mientras disfrutábamos de la deliciosa comida preparada con amor y esfuerzo.

Tom y Fiore parecían disfrutar de la presencia de su abuela, y la anciana Miriam irradiaba cariño y cuidado hacia sus nietos, lo que me recordaba a mi propia relación con mi abuela.

Era una calidez familiar tan hermosa que me hacía preguntarme qué tan malo tuve que haber sigo en mi anterior vida para ser castigado con una horrible familia y unos horribles padres.

Entre risas y conversaciones animadas, me sentí incluido en aquel espacio familiar, aunque mi corazón latía con fuerza por los nervios que todavía persistían. Intentaba no pensar demasiado en la complejidad de la situación que se estaba gestando en el instituto, pero era inevitable que esa incertidumbre me persiguiera.

Finalmente, Fiore consiguió su tan deseado helado y se fue a encerrar a su habitación luego de despedirse de mi.

Yo abrace a Miriam y ella le hizo prometer a Tom que me traería más seguido para que volvamos a cocinar, lo que me hizo reir, bastante contento.

-Gracias por venir, fue lindo tenerte en casa.

-¿Bromeas? Tu familia es genial. Adoro a tu abuela, me recuerda mucho a la mia...

El me miró con compresión y yo le sonreí. A veces desearía quitarle esa mascarilla y ver qué tanto ocultaba debajo de esta.

-Gracias por recibirme hoy.

-Ven otro día, está vez podemos hacer algo más aparte de cocinar.

-Uy, ¿Que propones?

Digo, viendolo de forma pícara. El se rio en respuesta.

-No lo sé, ¿Que propones tu?

-Temgo varias ideas en mente, pero ninguna involucra esa mascarilla.

-Mal por ti, será mejor que pienses en otra alternativa. -me respondió con el mismo tono juguetón. Lo que me hizo reir.

-Oh, creeme que lo haré. -lo abracé por el cuello y el correspondió al gesto. -Nos vemos pronto, Tom.

-¿No quieres que te acompañe?

-Tranquilo, estare bien.

-Si te secuestran yo no te buscare.

Me rei por última vez y ahora sí, me aleje lentamente de él y su hogar
Mientras caminaba hacia mi casa, reflexionaba sobre la dinámica de la familia de Tom y la complejidad de las relaciones humanas en general. Había presenciado un universo de emociones en tan solo unas horas, y eso me hacía sentir aún más confundido sobre cómo manejar las situaciones en el instituto.

El día había sido una montaña rusa emocional, llena de altibajos y revelaciones. A medida que me adentraba en mis pensamientos, me di cuenta de que aún quedaban muchas incógnitas por resolver en el instituto y en la vida de Tom.

A pesar de mi nerviosismo y mis dudas, sabía que tendría que afrontar lo que vendría con valentía y determinación. La amistad, las relaciones familiares y los secretos se entrelazaban en un complejo entramado que tendría que descifrar paso a paso.

Con esos pensamientos, llegué a casa, listo para enfrentar los desafíos que el destino tenía reservados para mí.

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Saluditos a estas dos personitas que me alegraron la mañana 😊🫶🏻 lit estaba en medio de un bajonazo emocional cuando me llegaron las notificaciones y por eso me apresuré a escribir y corregir este capítulo especial 🙃 muchísimas gracias por el apoyo, gente, los adoro jajajsjd

¿Que tal la Fiore peque? Linda no? Jajshdjdjd

En el siguiente cap será la hora de la verdad para el Gabellie: ¿Podra ellie reparar su error y recuperar su amistad con Gabby o todo valdrá vrg? Chan chan chaaan.

Y para los fanáticos de mi otro fanfic TomJake "¿Y si...?" ¡buenas noticias, hoy subiré el nuevo capitulo de la secuela!

Nos vemos pronto 😘

Por si me quieren seguir jansbskdbd

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