〰️CAP. 8 "Animal en mí"〰️
Deseo fervientemente que te atores con tu bebida maldito morocho, ya que regalas sonrisas a diestra y siniestra sin importarte como me dejaste las bolas atoradas en la maldita garganta y para colmo, harto de tu cuajada.
—¡Maldición! —eso me pasa por pensar con la maldita cabeza de abajo, que por cierto, no encuentra acomodo para ningún lado.
Gruño de verlo tan atento a mi amigo con mi presa, que hasta se le olvida de servirme a mí... ¡A mí! Al señor demonio ¿Pero quién osa dejarme así?
—¿M-mi señor? —escucho a mis espaldas y solo aprieto mis puños hasta blanquearlos, espero no sea una de esas buenas nuevas que de buenas no tienen nada.
—¿Qué quieres? —consulto encendiendo un cigarro para apaciguar poco a poco mi riada ebullición.
—D-disculpe mi intromisión —se escucha luego de un pequeño silencio y solo atino a rodar los ojos —. ¿Esa no es su conquista de la cual se vanagloriaba?
Mi semblante se oscurece, repentinamente, y el maldito vasallo a mi lado enmudece, o se percató de su lengua resuelta o vislumbró mi rostro aunque me encuentre a sus espaldas.
—Si no quieres que te convierta en nada más que cenizas, más vale que desaparezcas ¡ya! de mi maldita vista, —suelto enojado y con creciente mal humor —y agradece que te avise antes de que te mate.
Luego de un sepulcral silencio, lo atiendo —L-lo s-siento, mi señor, no volverá a pasar... Pero no era eso por lo que lo llamaba.
Dejo de prestarle atención a mi condenado vasallo en cuanto el fastidioso morocho da vuelta a la barra para ubicarse por detrás y a las risas con mi barman.
Y embravecido por la falta de atención y encima soportar a este par como si nada, empujo al súbdito a lo lejos para direccionarme al otro extremo de la barra.
—Pero señ...
—¡Ahora no! —corto, raudamente, al vasallo con mi único objetivo en mira. Aunque al darme vuelta me percaté de que se me salió de radar.
—¿Me puedes atender, o es demasiado pedir? —le inquiero a mi amigo cuando arribo a su lado. Él me observa absorto ante mis actos pero de igual manera me regala esa sonrisa que no se despega de su rostro últimamente.
—Por supuesto que sí Jimin, solo dame un minuto que te atenderá nuestro nuevo barman —comenta amablemente. Y me enerva.
—¿Será posible Tae, que nunca te inmutes? —irritado le confieso rodando mis ojos para ambos lados, sin divisar al morocho.
"¿Nuevo barman?" Resuena en mi cabeza...
—¿No será que te conozco, y sé que es una de tus tantas caretas? —cuestiona mientras franelea la mesada observándome directamente a los ojos.
—Si, si, como sea, sírveme algo fuerte.
—¡Pero si aquí estas Kokito! —anuncia mi amigo. Y sobre que enfoco mi visión, lo atisbo al idiota "no me di cuenta" cargando un cajón de cervezas con su maldita sonrisa recayendo sobre mí.
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—Por lo visto me extrañaste, puesto que ya estás aquí —comento con toda la intención de irritarlo al descender el cajón bajo la barra.
Observarlo enfurecido como brasas en ardor, podría volverse una pasión para mí persona. Sus abultadas mejillas envueltas en ese rojo carmesí, dan inicio a mis más bajos instintos y como activando un botón de reinicio, me convierto en un completo menesteroso de su ser.
—¡Cierto! Que ustedes se conocen —comenta el simpático castaño que, sin dudarlo ni un segundo, me ofreció trabajo en el bar cuando dije por chiste que aparte de necesitar amor; necesitaba laborar.
—Para mi mala suerte —comenta fastidiado el rubio hermoso que me provoca querer enterrarme o enterrarlo a él, una de dos.
Luego, observo a Tae acudir al llamado de un cliente en la otra punta de la barra entonces me aboco a lo que pueda suceder —. ¿Qué le sirvo, señor de los señores? —le pregunto entre irónico y seductor.
—¿Así que conoces tú lugar frente a mí? —dice desafiante pero sin perder de vista el botón de mi camisa que, por el esfuerzo, está a punto de colapsar.
Yo, ladeo mi rostro observando su jolgorio y procedo a llamarlo para susurrarle algo—. Venga aquí que le voy a comentar algo —y cuando observo que se acerca, le susurro —. Mi lugar, está adentro tuyo —repentinamente me separo para reponer las heladeras, que era la prima cuestión de arrastrar el cajón hasta aquí desde el depósito.
Gruñidos y resoplidos es poco comparado a lo que escucho a mis espaldas. Vociferaciones, ademanes y algo parecido a un rezo que de credo no debe tener absolutamente nada.
—¿Y bien? —consulto al darme la vuelta y encontrarlo enroscado a la silla como víbora.
—¿Y bien qué? —espeta desafiante. Y juro que le bajaría el desafío de un solo latigazo... Pero me contengo.
—Pregunto si vas a tomar algo —consulto indiferente y escuchando sus imperceptibles resoplos de fastidio.
Y sobre que atisbo su tardanza, me alejo dejándolo a punto de emitir labia en cuanto percibo mi llamado desde algún otro lugar de la barra.
Observo más al fondo del lugar, un escenario. Del cual, entre tanta parla, no me había inmutado. Y más allá, un par de instrumentos musicales como preparado para un vivo o algo asemejado.
A mis espaldas susurran —Aquí, hay noches de karaoke, y en algunas otras una pequeña banda —comenta mi compañero de trabajo. Y al darme la vuelta para buscar la cerveza solicitada, no lo veo al rubio refunfuñando tipo ogro por ningún lado.
Entonces, una extraña sensación como de decepción, lentamente me consume. Pero dejando de lado fantasmas me aplico a aprender, en parte, lo necesario para mi nuevo trabajo.
¿Quién lo hubiera dicho? ¿Qué de Ángel devenido de los cielos, me encuentro así?
Luego, me observo frente al espejo que contiene parte de las bebidas y sonrío. Como que me asienta la facha de flamante barman.
Y como perdido en el reflejo que me devuelve el espejo, observo a mi rubia debilidad contraatacar contra un hombre más alto que él, forcejeando hacia el exterior del bar de decidida manera.
"¿Realmente, quién eres gruñidora belleza?" Medito para mis adentros perdido en lo asombroso de su reflejo.
PERO QUÉ COSAS CON ESTE PAR🤣
SI PASASTE POR AQUÍ🥺 GRACIAS POR ESTAR, LEER Y VOTAR🥰
LOS AMITO MUCHO❤
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