0.5 - Pre-Ceremonia.

Una noche tan tranquila, con una lluvia que desprendía una increíble calma. Cayendo encima del reconocido Ruven Knovoloski.

Tan tranquilo, con su paraguas en la tranquila noche se encontraría en las afueras de un café, tomando un capuchino a lo que admiraba la noche, sin saber lo que próximamente podría llegar a suceder.

A lo lejos, Ruven logró notar un ligero destello de luz, sin embargo, era demasiado tarde para el.

El disparo rápidamente atravesó el pecho de este. Sacándole el aire mientras gotas de sangre caían sobre el.

A lo lejos, pudiendo verse quien lanzó tal disparo, siendo un joven vestido de chaqueta negra. Una tez verdosa y una expresión seria.

Dio un gran suspiro antes de sacar su walkie talkie

— Objetivo finalizado con éxito. Señor. — dijo el  de tez verde. Dirigiéndose por detrás del lugar.

⚠︎

Saldría de una oficina el mismo joven de tez verde, dirigiéndose a una habitación cercana, al entrar, sería visible un cuarto bastante desordenado, algunas botellas de cerveza, paquetes de dudosa procedencia y demás

El de tez verde simplemente se retiro la chaqueta y se tiró en la cama. Viendo por la ventana la lluvia seguir.

"¿Debía seguir siguiendo órdenes que no arreglarían nada?" Decía el de tez verde en su mente, aún algo preocupado de todo lo que sucedía a su alrededor

Tomo una bebida a un lado. Empezando a tomar mientras veía la distópica ciudad por la ventana, mientras la lluvia continuaba. Había estado trabajando los últimos cinco años de algo que definitivamente odiaba con todo su ser.

No quería hacer esto, no debía de hacer esto, pero simplemente, no podía dar otro paso atrás. Moriría de solo intentarlo.

Siendo ahora, el "Heredero de TODO" como le decía su jefe y también en cierta medida su "Padre" no tenía escapatoria a su destino. Algo que odiaba con todo su ser

La opresión. A todo lo diferente, a todos los demás países. Las fuerzas de Fiurza no se detendrían nunca si no cumplían su cometido.

Maquinas de matar, invencibles, impenetrables. Tanto... ¿Solo por control?

De verdad... ¿Valía la pena seguir con todo esto?

No lo sabía. No quería saber.

Decidió simplemente acostarse, rogando y deseándole al aire que no le de ese destino tan cruel.

Tal vez. Solo tal vez. Halla un ligero rayo de esperanza en su futuro.

⚠︎

Un pequeño rayo de luz de sol paso por la ventana, dirigiéndose a la cara del de ojos amarillos.

Este, levantándose de forma cansada, saco de su refrigerador una bebida energizante. Antes de prender la tele y ver las noticias.

"El Sacro imperio de Kienvoloksni ha mandado distintas sanciones económicas a nuestro país. Las tensiones entre países aumentan cada vez más."

Suspiro estresado el de tez verde. "¿Las personas del sacro imperio eran realmente así de malas para que tengan que pelearse así?" Se preguntaba en su mente.

"En otras noticias... El Sacro Imperio de las Fuerzas de Terranova ha decidido iniciar una ceremonia para fomentar la paz entre los distintos países."

— ...¿Que? — diría el de tez verde hacia la tele, dándose cuenta que tendría que ir a el lugar inevitablemente. Dando otro suspiro cansado.

Rápidamente se cambió y se puso la chaqueta, dirigiéndose a la oficina de su actual jefe.

Una vez entrando, captó su atención.

— No me dijiste que iríamos a la ceremonia. Ni que habría una. — dijo de forma molesta, un pequeño gruñido sonaría del otro lado del cuarto.

— Alguien como yo no tiene la necesidad de decir cuando o que. Vas a ir y punto. — Dijo en un tono fuerte el felino.

Apunto de decirle sus verdades. El de tez verde paro. Moriría o sería castigado gravemente si lo hacía.

Solo suspiro y se retiró.

Con tantos insultos en su mente, ganas de decirle lo asqueroso que era. Suspiro, no valía la pena seguir peleando con Alexander.

Decidió salir un momento a la ciudad, a tomar aire fresco, aunque no había.

La ciudad estaba llena de robos, asesinatos, caos, revueltas, motines.

Le repugnaba. Le repugnaba todo lo que había hecho Alexander con el país tan tranquilo que era antes.

Todo por poder. Todo por fuerza. Todo por riquezas.

No. No iba a permitirlo. Aunque le costará tanto. No lo permitiría. Acabaría de cualquier manera posible con todo esto. Haría de su país un lugar mejor, donde la gente pueda tener opiniones.

Pero no sería fácil. El no lo permitiría.

Si de alguna manera. Lograba iniciar un tipo de revuelta desde dentro del gobierno. Podría acabar con la dictadura. Pero los demás países tomarían la tierra.

Tuvo una idea. Tal vez la ceremonia no sería tan mala para accionar este plan.

Podría convencer a, ciertas personas para unirse a una revuelta. Apesar de no tener un gran carisma, su intelecto lo podría ayudar con esto.

Estaba decidido, iba a cambiar todo.

¿Pero a qué costo?

Aún recordaba eso. Le dolía mucho.

No quería recordarlo, pero era inevitable.

Fue hace años, todavía se odia por no haberse escondido mejor.

Por esa decisión. Es cómplice de todo lo que acontece.

Era tan solo un niño. Inocente.

Valiéndose de forma sola. Luego de que toda su familia muriera.

Escondiéndose, teniendo miedo.

Siendo encontrado.

Entrenado arduamente. De forma que todo le dolía.

Cualquier minima equivocación, castigo mil veces peor que la mínima cosa que hacía mal.

Quería salir de ahí.

☕︎

Era un día, tranquilo, para aquel minino.

Pájaros cantando por su ventana, el soy cayendo por esta misma. Lo despertó suavemente.

Volviendo a levantarse, otra vez.

Si fuera por el, habría abandonado este lugar hace mucho. Pero. Tenía que quedarse, para sobrevivir.

Ser hijo de aquél dictador no era fácil.

Mas para alguien como el.

Levantarse, ver por la ventana como el pueblo era miserable y mucha gente moría diariamente. Repugnarse de su padre, no poder hacer nada al respecto.

Una rutina a la que lamentablemente, se había acostumbrado por todos estos años.

Una rutina que repugnaba, pero de la que no podía salir.

Lo había intentado, tantas veces había intentado sentirse mejor de una u otra manera, por personas, por cualquier cosa.

Pero el se encargaba de eliminarlo. De hacerlo sentir peor. Con la vaga excusa de que era por su bien.

No había de otra, tenía que salir.

Salió lo más rápidamente posible, no quería ni verle la cara a ese idiota que tenía de padre.

Antes de salir por la puerta, se detuvo un momento... Una carta.

La abrió.

"El día de hoy, los reinos se reunirán en una cena especial para fomentar la paz y resolver problemas entre todos."

...

Mierda. Pensó en su mente.

No podía hacer nada para impedir ir. No había otra solución más que hacerlo.

No quería ir, mucho menos pasar el tiempo con personas tan repugnantes.

Empezó a caminar en círculos, intentando acomodar sus pensamientos. Pero no podía.

Era todo tan confuso y extraño, tan... De repente.

Era como si hubiera un cambio de temperatura demasiado repentino. Su vago instinto felino le decía que algo iba mal.

Pero no había otra opción. No ir sería básicamente un "No, chupala"

Tendría que ir y. "Socializar" con esos niños malcriados y presumidos de la realeza, asco.

Aunque había escuchado de alguien, algo interesante para el felino.

☘︎

Oh. Despertó.

Era aquel palacio de nuevo, aquel desayuno con su dieta estricta de nuevo, sus sirvientes de nuevo, su misma ropa de nuevo.

Ah. Lo que sea.

Debía hacerlo.

Sin poder soltar un mínimo bufido, se levantó, se cambió rápidamente y se dirigió hacia la cocina principal. Sintiendo repulsión por la explotación que los sirvientes recibían.

Dirigiéndose y viendo a quienes odiaba, sus padres.

No quería conversar, realmente, pero conociendolos, ellos lo harían igualmente.

— Y... Como amaneciste, hijo? — pregunto, intentando dar conversación a el incómodo silencio.

— Bien. Supongo. — Dijo de manera cortante.

Afortunadamente, la conversación quedó ahí, lo más pronto posible, 5tereo se encerró en su cuarto

Odiaba a sus padres. Como a nadie más en el mundo.

Odiaba su reinado, odiaba lo que hacían, odiaba su explotación, sus prejuicios, sus idioteces, todo, absolutamente todo.

No quería volver a verlos, pero había intentado escapar varias veces, y no había salido bien

Realmente, tenía miedo, no tenía a nadie, y sentía que estaba muy acostumbrado, pero dios que odiaba a sus padres.

Era un callejón sin salida. Nada que hacer.

Mientras daba círculos en su cuarto mientras pensaba, algo se poso en su vista.

Una carta.

La abrió lentamente.

Querida alteza 5tereo. El día de hoy está invitado a la ceremonia de conmemoración de paz orquestada por el reino.“

...

¿Que?

Lo que sea, tal vez así podía dejar a un lado a su padres por un tiempo, mínimamente

Pero, algo era confuso sobre todo esto.

¿Porque no le habrían dicho nada?

Al final, el era el principe y heredero de la corona.

Algo no le daba buena espina de todo esto, pero por el momento, lo dejaría pasar.

De todos modos, no le importaba demasiado... Por el momento.

☯︎

La reunión había terminado.

Estaba exhausta. Completamente, pero al menos podría descansar por el momento.

Tuvo que hacer varias cosas ahí, hablando y intentando razonar a algo con los distintos diputados y alcaldes, pero todos seguían con el deseo de "guerra"

La guerra había sido pausada hace tiempo, pero las tensiones solo aumentan cada vez más, realmente esto estaba hartando al pueblo cada vez más.

Si quería un puesto de alcaldesa, debería de empezar a hacer más, y a satisfacer al pueblo.

Pero ella lo sabía, la increíble corrupción bajo toda la tela de perfección, modernismo, desarollo y demás.

Pero, realmente quería ayudar al pueblo.

Todo era realmente confuso, no sabía que hacer, no tenía una sola idea.

El tiempo pasaría rápido, y si no empezaba a hacer algo su momento habría pasado ya.

Estaba confundida, extrañada.

Quería llorar, simplemente. No sabía que hacer en lo más mínimo.

Estaba demasiado confunsa, pero por el momento tendría que afrontarlo, intentaría calmarse.

No había notado hasta el momento, una carta en su mesa.

La abrió cuidadosamente

"Señorita Kay. Debido a su influencia actual y su intento por la paz, usted está invitada a la ceremonia de conmemoración a la paz, orquestada por El Reino del Sol en el Alba."

¿Una...Ceremonia?

¿¡A la paz?!

Esta era su oportunidad... Su oportunidad para mostrar lo que tenía en mente. Era su momento de oro, su momento para brillar.

La ceremonia era unos días. Pero ya estaba más que lista.

Mucho más que eso.

Ya era tarde, debería ir a dormir. Mañana seria otro día...

🂱

Habían pasado los días, era el día de la ceremonia.

Todos estaban ansiosos o completamente estresados por esta.

Se abrieron las puertas, mientras miles de fotografías se tomaban, a lo que las puertas se cerraban detrás de las distintas familias, y gobiernos de cada país.

Sonó una voz desde arriba de la mesa.

— Bienvenidos. Caballeros y damas. A la ceremonia. Tomen asiento...




















Hola, soy Thomer, y este es el inicio de una historia más grande aún. Espero que aprecien este primer capítulo y lo hayan disfrutado, sin más que decir, nos vemos.

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