- Ω

Gruñó con molestia cuando se le colgó del brazo. Al omega parecía no importarle la marca en su cuello y su anillo de bodas.

—Aléjese, por favor.

El hombre rió como si hubiera dicho el chiste más gracioso del mundo, acercándose aún más y frotando su mejilla en su hombro, impregnando su aroma, Dylan gruñó más fuerte, su alfa revolviéndose con asco.

No es mi omega.

—Aléjese.

Estaba harto, todos los días su jefe venía a acosarlo y a nadie parecía importarle. Aparentemente, un alfa no puede ser molestado por un omega, siendo que podía usar su voz de alfa y acabar todo. Podía contar las infinitas veces que estuvo tentado a hacerlo, pero nunca podría, él era mejor que ella.

Desde siempre había odiado el poder de la voz alfa sobre los omegas; nunca le gustó como su madre la usaba con su padre, el olor a miedo inundaba la casa cada que llegaba de la escuela. Se prometió ser diferente, y no planeaba romper esa promesa a menos que su omega estuviera en peligro.

Su omega, quien lo esperaba en casa por lo cerca que estaba de su celo.

Su omega, aquel precioso inglés de ojos marrones y labios delgados.

Su esposo, su alma gemela.

No el que se colgaba de su brazo como sanguijuela.

—Suéltame.

Sacudió su brazo con fuerza, liberándose al fin del fastidioso pelirrojo que lo miraba con burla, —¿Es esa la forma de hablar a tu jefe?

Se tensó en su sitio, aguantándose las ganas de ahorcarlo hasta matarlo. Sin embargo, guardó silencio y apretó los dientes.

—Disculpe mi arrebato.

El omega rió encantado y se recargó en su escritorio, cruzando sus piernas. —Te disculparé solo si me invitas a cenar, Dyl.

—Me temo que entonces quedaré en falta con usted, tengo que ir a casa. Con mi omega.

Hizo una mueca al escucharlo hablar, pero se recompuso rápidamente.

—Oh querido, no te apresures, siempre hay un mañana. Estoy seguro que a tu omega no le importará.

Escupió la palabra con asco, luego sonrió con cinismo. —Thomas, ¿cierto?

Dylan apretó los puños.

—Hasta ahora no entiendo qué hizo para tenerte así, su agujero ha de ser magnífico, seguro eso compensa la falta de culo en el pobrecito, ¿no crees?

Un gruñido nació al fondo de su garganta, no lo dejó salir.

—Seguro que no, pero en serio no entiendo Dyl, ¿qué le has visto? Es uno de los omegas más feos que-

No lo dejó terminar, pues su alfa tomó el control de la situación y ahora estaba enseñando los colmillos al omega debajo de él; el temor no se dejó esperar, inundando el lugar, solo eso bastó para que el humano tomara su lugar de vuelta.

—No vuelvas a hablar de mi omega, ¿entiendes?

Aún con el humano en frente, su voz fue gutural y ronca, el omega entre sus brazos tembló asintiendo; lo soltó poco después, el otro se arrastró pateticamente al otro extremo de la habitación, el agrio olor aún reinando el lugar.

Acomodó su escritorio y se despidió antes de salir de la habitación.

»«

—¡Dyl!

Su omega rió tierno y Dylan lo abrazó más fuerte; cuando llegó a casa Thomas no estaba, por lo que agradeció al universo y corrió a la ducha, raspando su piel con fuerza para quitar el horrible olor de su jefe. También metió su ropa a la lavadora, y estuvo tentado a tirarla, pero esa camisa se la había comprado su omega cuando se mudaron juntos por primera vez.

—Te extrañé mucho, —inhaló la embriagante escencia a cerezas y tabaco directamente del cuello de su esposo, —hueles delicioso...

El hombre se giró a encararlo aún entre sus brazos con una sonrisa y se recargó en su hombro, alejándose casi al instante con una mueca en su lindo rostro.

—Hueles a él.

Dylan lo miró con culpa silenciosa, —Lo sé, amor, lo siento, pero hoy vino y se restregó-

Thomas lo calló posando un dedo en sus labios, —Está bien Dylan, —observó los preciosos ojos de su omega bajar a su hombro, de donde provenía ese horrible aroma.

—Perdóname amor, no volverá a pasar.

Aún sin mirarlo a los ojos, habló, —Ya no sé si creerte... —largos dedos recorrieron su hombro con suavidad, su alfa retorciéndose al sentir la infelicidad en su omega. —Siempre dices lo mismo, pero cada semana llegas oliendo a él... ¿No ves que está logrando lo que tanto quiere?

—Solo está obsesionado conmigo,

—Quiere alejarte de mí. —sus ojos lo miraron al fin, tristeza reflejada en ellos, Dylan se sintió miserable.

—No dejaré que eso pase amor, nos amamos, un rompe-hogares no cambiará eso.

Thomas soltó un bufido divertido, la tristeza se combinó con algo más y una leve sonrisa adornó sus bonitos labios, él solo quería besarlos hasta dejarlos rojos e hinchados. —¿Lo dices en serio?

Su voz lo trajo de vuelta a la realidad, y asintió, —Por supuesto, ¿acaso lo dudas?

Esas palabras dejaron un sabor amargo en su boca, su alfa se quedó quieto, expectante a la respuesta de su omega.

—No, pero te amo tanto que duele, y a veces siento que mereces mucho más Dyl, sé que él puede darte mucho más que yo...

Tomó la barbilla de su omega suavemente, maldiciéndose por hacerlo sentir insignificante, —Eres mucho más de lo que merezco, mi omega, eres perfecto. Y solo mío. Y yo soy tuyo. Solo tuyo. Mi corazón te pertenece, Thomas. Yo te pertenezco.

Su alfa quería aullar de la emoción, mostrarle a su omega que era único y perfecto para él, morder su marca para recordarle que pertenecía a su lado y dejarse morder por su omega, solo por él.

Thomas suspiró complacido ante sus palabras, recargándose en su tacto. —Tenemos que eliminar ese horrible olor a limón podrido, alfa.

Dylan gruñó con satisfacción cuando el aliento de su omega acarició como terciopelo la piel de su cuello, —Déjame impregnarte con mi aroma, que todos sepan que eres mío. Que perteneces solo a mi lado.

Su alfa se regodeó con placer ante la promesa implícita en las palabras de su omega. Dylan suspiró derritiéndose bajo el toque de su esposo.

—Esta noche serás solo mío, Dyl.

»«

Se encontró atado a la cabecera de la cama y con Thomas sobre él, tocándole en todos lados, besando y chupando las zonas visibles con ahínco, demostrando a propósito que ese alfa ya tenía dueño. Sintió su pene humedecerse con el glorioso lubricante natural de su omega, su caliente agujero justo en la punta. Jaló de las ataduras con fuerza, su alfa quería tomar el control; Dylan quería que Thomas lo manejara a su antojo.

—Alfa, —la melodiosa voz del rubio lo distrajo de su batalla interna. —dime lo mucho que me amas mientras te monto.

Su alfa aulló en respuesta y le hizo balbucear incoherencias mientras Thomas saltaba en su pene, exponiendo su cuello para invitarlo a tomar el control; su humano aún siseando entre gemidos lo mucho que lo ama.

El omega lo miró a los ojos y sonrió petulante, —Eres mío alfa.

Lamió la marca que los unía y sintió a su alfa mover las caderas contra él, follándolo más fuerte; dejó escapar soniditos de placer que hicieron al hombre actuar al fin: había roto las ataduras y ahora lo tenía sobre él, tomándolo del cuello totalmente a su merced.

Los ojos de Dylan relucieron en dorado, perdiendo su característico color miel, Thomas se imaginó que sus ojos han de verse negros, pues sus partes animales eran quienes estaban controlándolos por completo.

—Alfa...

Su omega lloriqueó anhelante al sentirlo entre sus piernas y lo rodeó con ellas en un intento de acercarlo a su cuerpo; el alfa se dejó hacer, Dylan estaba impresionado, siempre le maravillaba lo dócil que era su lado animal con todo lo relacionado a Thomas, incluso si por naturaleza quería tener el control.

—Mío... —su alfa habló bajo, todo ronco y a susurros sobre la boca del omega.

Mordiéndolo, recalcó lo dicho anteriormente. La marca de unión, fresca de nuevo, no hizo más que llevarlos al cielo de ida y vuelta, compartieron sentimientos desbordantes al sus cuerpos chocar en una sincronía desordenada, la habitación llenada por el sonido de las pieles chocando y gemidos ahogados.

»«

—Adoro cuando te pones así,

—¿Así cómo?

—Insaciable, —suspiró el alfa reproduciendo momentos anteriores en su cabeza.

Thomas rió y besó su mandíbula, —Me dejaste todo lleno Dyl...

Dylan ronroneó complacido, Thomas se recostó sobre él y dejó otro besito en su pecho, el castaño lo abrazó, —Buenas noches amor.

—Descansa Dyl, te amo.

—Yo más.





recién vi q esto no estaba publicado jsjsj

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