Capítulo especial. Viejo amigo.

Una nueva mañana había llegado a Kuoh, por las calles donde el fresco viento corría libremente una persona de estatura baja y cabellos en punta caminaba en solitario.

Este era Goku quien parecía pensativo por alguna razón, pero había otra cosa extraña en la situación actual del pequeño.

Estaba solo, no le acompañaban sus amigas, ni la diablesa Phenex ni tampoco la monja de ojos esmeraldas.

Todo tenía una razón, la muchacha de coletas ya se había marchado antes de aue él siquiera saliera de su casa mientras su amiga se despidió rápidamente de él pues tenía algo que hacer en la academia con sus compañeros de curso, un año más que Goku por cierto, Asia se veía algo preocupada y ya le preguntaría por qué más tarde.

Los brazos del chico se posaron detrás de su nuca mientras los recuerdos de su cita con Koneko pasaban una y otra vez por su mente

Su inocente mente que trataba de entender, procesar lo que sintió al contacto inusual y cercano a la albina.

Sus dedos pasaron suavemente sobre sus labios al recordar la sensación de los labios de la nekomata sobre los suyos propios, le gustó en realidad, pero no entendía por qué.

Tampoco por qué parecía disfrutar de una manera diferente de su compañía, era bastante similar a lo que pasaba con Ravel o Asia, pero más intenso y diferente a sus demás amigos, incluso a los de su mundo.

-Le preguntaré a Koneko por qué me siento así, me cansa mucho pensar en eso -se dijo algo frustrado mientras rascaba su cabeza- Azrael también puede saber -recordó a su tutor pero no pudo pensar mucho más en ello cuando en frente vio algo que le llamó la atención.

Un hombre adulto, pasado de sus sesenta años, cabello grisáceo desordenado, algo de bigote y barba escasa sobre su rostro arrugado. También unos lentes redondos sobre sus rasgados ojos.

El mismo vestía un buzo celeste con detalles blancos y se frotaba el lomo mientras bufaba cansado. En frente suyo dos maletas de gran tamaño que parecía intentar cargar.

-¡Hola señor! -energicamente se presentó el pequeño ante el anciano que se giró a verlo repentinamente asombrado y curioso.

Parpadeó un par de veces al ver la peculiar apariencia del aparente niño que se presentaba enérgico. Extrañamente el hombre terminó sonriendo también, pero con nostalgia y familiaridad ante el pequeño guerrero que ignoró aquello.

-Oh, buenos días... hijo -el hombre saludó levantando una mano- ¿Necesitas algo? ¿te perdiste acaso? -preguntó el anciano riendo levemente.

-¿Huh? No, no es eso, yo creo que eres tú quien necesita ayuda señor -respondió con simpleza Goku señalando las maletas.

-Oh, ciertamente son pesadas, ya no tengo la edad de estar cargando esas cosas tan pesadas jeje -reia el viejo rascando su nuca divertido por la actitud del niño- Tengo que ir al metro para tomar un tren -explicó.

-¿Un tren? ¿qué es eso? -preguntó curioso Goku.

-Oh, es un vehículo que sirve para moverse de un lugar a otro más rápidamente -respondió tranquilidad.

-Ya veo, yo cuando quiero ir rápido simplemente corro, ¡soy muy veloz! -exclamó seguro de sí mismo.

-Ya veo, ya veo, eso es porque eres joven y muy saludable a diferencia mía -habló el hombre riendo por lo bajo.

-Eso es porque seguramente no entrena duramente -Goku intentó encontrar la razón pues recordaba que su maestro Roshi era también viejo, muy viejo pero también sumamente fuerte.

-Seguro que sí, pero es hora de que me marche -se despidió mientras intentaba tomar las manijas de sus maletas pero Goku se le adelantó levantando los objetos con suma facilidad.

-Yo le ayudaré a llegar a ese lugar señor -Goku se ofreció sonriente.

-¿Estás seguro? ¿no tienes clases? -preguntó el anciano curioso.

-No, no es gran problema además si voy solo iré a dormir cuando lleguen esos maestros -respondió tranquilamente.

-Ya veo, pues te lo agradecería mucho pequeño -el anciano realizó una pequeña reverencia.

De allí partieron a dirección al lugar, de camino tuvieron que esperar en una parada de bus que cuando llegó abordaron.

Con facilidad el Son cargaba las maletas mientras el anciano lo miraba fijamente en muchas ocasiones sonriendo casi como si pareciera orgulloso.

Ambos se sentaron uno al lado del otro con el mayor hacia le ventana que fue abierta, no habían muchas personas a bordo, era un horario ciertamente tranquilo.

El viejo miraba por la ventana el paisaje de la ciudad de Kuoh con tranquilidad, Goku se giró a verlo con atención, sentía algo extraño en él. Una familiaridad similar a su abuelito pero no era el mismo en absoluto, pero allí estaba, su corazón se lo decía así como su mente misma.

-La vida es ciertamente efimera pequeño -comenzó a hablar llamando la atención de Goku.

-¿Efímera? ¿qué significa?

-Corto, la vida es corta, siempre es impredecible -comenzó a explicar mientras no apartaba su vista de la ventana con una expresión melancólica- Nunca sabes cuando puede terminar, pero... eso también la hace divertida, ¿no crees? -preguntó cambiando su expresión mirando por fin a Goku.

-La vida... -Goku murmuró pensativo analizando lo que el hombre había dicho.

-En donde hay luz también habrá sombra, lo mismo es con la vida, debés aprovechar cada momento y seguir adelante sin importar las adversidades porque al final de una tormenta hay un hermoso arcoiris que puede guiarnos a una felicidad mayor -decía mientras miraba el cielo donde el cielo resplandecía a los alrededores iluminando al hombre.

Goku notó aquello y quedó asombrado por el hombre cuyo nombre aún no sabía.

Recordó los momentos duros en su vida, sus peleas, el sufrimiento que muchas veces pasó en sus peleas, como la última con Piccolo Daimaku donde fue brutalmente herido pero que al final logró salvar a sus amigos de un terrible mal. Imposible olvidar el alivio luego de vencer a aquel temible ser.

Pero también existían esos momentos que parecían encantar su corazón como lo vivido con Koneko la noche de ayer.

Parpadeó un par de veces quedando en completo silencio bajo la atenta mirada del hombre.

-Yo... gracias -fue lo único que pudo decir Goku sin saber siquiera por qué.

-¿Gracias por qué? Solo son las divagaciones de un anciano casi decrépito pero suelo tener muy buenas ideas, en especial con los colores, ¿sabes? -dijo levantando un dedo causando risas al pequeño.

-Ya veo jeje, a mí me gusta mucho los colores -Goku le siguió la corriente inocentemente.

-Yo creo que te sentaría muy bien el amarillo -mencionó agarrando uno de los mechones de cabello del Son que levantó una ceja casi en forma negativa.

-Tengo amigas con ese color de cabello, no creo que se me vea bien -mencionó Goku serio.

-¿Amigas? ¿y las quieres mucho? ¿es alguna de ellas tu novia? Pequeño bribón -el hombre reía muy divertido.

Goku abrió nuevamente sus ojos asombrado, ¿las quería? Pues la respuesta era más que obvia para él.

-Pues claro que las quiero mucho y no sé que es novia -respondió Goku pensativo.

-Son las chicas que son cercanas a ti, pueden vivir contigo, también pueden cocinar ricas comidas que te alegran el día e incluso se dan besos juju -al decir esto último sonrió

-Entonces... ya tengo una novia creo -posó sus dedos sobre su mentón al recordar que ya hizo eso de beso con Koneko- Y Astias y Raspel cocinas comidas muy ricas que me gustan mucho... ¿tengo que hacer el beso también con ellas? -preguntó curioso mirando al viejo que se exaltó un poco.

Pero simplemente comenzó a reír casi a carcajadas.

-Normalmente no, pero eso ya dependerá de ti y de ellas pequeño galán -respondió volviendo a mirar por la ventana, el cielo celeste.

Los minutos pasaron mientras el niño y el anciano hablaban amenamente, no supo cómo pero Goku terminó contándole sus aventuras en su mundo y aunque él no lo notó cualquiera sabría que era raro que el hombre lo mirara con atención y tomando cada cosa dicha por Goku como completamente ciertas.

Finalmente bajaron de aquel transporte caminando hacia la terminal, el viejo compró un boleto de una hermosa mujer de cabellos plateados atado en una larga cola de caballo, ojos violetas hermosos que le sonreía casi con respeto al hombre que simplemente asintió como si hubieran hablado con sus miradas.

Al retirarse de allí Goku no notó la reverencia que la mujer realizó.

En la parada del metro ahora ambos yacían nuevamente sentados sobre una silla de madera esperando la llegada del tres que no tardaría mucho en llegar.

-Nunca lo olvides pequeño, sigue adelante ante cualquier cosa, ¿eres un luchador verdad? -preguntó recordando las historias del chico aunque en realidad él ya lo sabía desde antes.

-Así es, soy un practicante de las artes marciales -respondió con orgullo.

-Entonces lucha, disfruta tus peleas como siempre has hecho y sobre todo supera tus límites hasta el final -decía el hombre poniéndose de pie mientras un calido viento se mecía sobre ambos.

Goku lo miró atento, como si supiera perfectamente que no tenía que interrumpirlo.

-Creo... no, estoy seguro Goku -hablaba mirando fijamente a los del saiyan que se asombró por la mención de su nombre- Serás la inspiración de muchos, tu nombre probablemente será famoso algún día si es que ya no lo es, también estoy seguro que serás fuerte, incluso puede que quieras desafiar a un Dios con lo mucho que hemos hablado -se burló levemente ante aquella idea.

Sin saberlo, sin entender por qué el corazón de Goku se estrujó fuertemente y sus ojos comenzaron a humedecerse casi incontrolablemente.

Un tres se detenía lentamente detrás de la espalda del hombre que ahora sostenía sus maletas con facilidad.

-Son Goku, el pequeño que será uno de los más poderosos, estoy plenamente confiado que será así será -afirmó dándose la vuelta comenzando a caminar hacia las puertas de aquel vehículo que se abrió.

-E...espera, señor -Goku se puso de pie intentando detenerlo, no quería que se vaya, no podía digerir la tristeza que por su corazón surgía- ¿Co... cómo te lla...llamas? -preguntó deteniéndose abruptamente.

El anciano ya estaba parado dentro del tren girando su rostro para verlo de reojo con una amable sonrisa.

-Puedes decirme simplemente Tori-san -fue lo último que dijo antes de que las puertas del tren se cerraran.

No debería ser así, tendría que esperar allí varios minutos para que los pasajeros subieran pero al parecer solo habría un pasajero allí.

El tren comenzó a moverse y Goku caminó al lado del vehículo apurando su paso ante el aumento de velocidad.

-¡Cuidate Goku! -exclamó el hombre feliz, sonriendo con un orgullo palpable hacia el chico casi como si de un padre se tratara.

-¡Tori-san! -exclamó Goku mientras se detenía finalmente mirando como el tren se alejaba ya rápidamente.

Se quedó allí mirando por un buen rato intentando entender todo esto.

-Yo... no le dije mi nombre entonces, ¿cómo...?

Era poco común que no se presentara desde el inicio con su nombre pero jamás lo vio necesario desde que lo vio.

.

Un enorme escritorio era lo que el llamado Tori veía ahora con tranquilidad y nada asombrado contrario al ser carmesí que se puso de pie para ver el alma que había llegado.

Una lágrima bajaba por el rostro regordete y demoníaco de aquel ser.

-Ya llegó la hora Enma, viejo amigo -dijo feliz el anciano ante lo cual el mencionado Enma simplemente sonrió.

-Sí... tenemos un lugar especial para ti...

"Maestro Akira Toriyama"

--Fin del capítulo--

Esto es lo mejor que pude hacer para intentar hacerle un homenaje al grande de Akira Toriyama.

Espero que hayan disfrutado de este especial. Dejen sus comentarios sobre que les pareció, dudo que sea suficiente pero lo escribí de corazón.

No quería tardar mucho más con este especial y por ello es tan corto, pero tiene lo necesario creo yo.

Este capítulo no tendrá metas ni nada, esta es mi forma de rendirle mis respetos a Akira desde ya gracias por la lectura y llegar a las más de 100k de vistas.

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