Capítulo 19. Tensión.
Goku fue bajado en su asiento por la nekomata que se esforzaba en ignorar la presencia de la rubia noble de coletas que los seguía de cerca cargando ese paquete con dulce olor.
Los ojos zafiros de la Phenex miraban ocasionalmente al azabache y la nekomata desde su lugar asignado, no tan lejos de ellos fingiendo que escribía algo aunque sus sentidos estaban centrado en la pequeña pareja.
Aún no le soltaba de aquel abrazo posesivo y eso le molestaba.
Quería simplemente ir al lado del Son y hablarle, conocer más de él, pero su orgullo no se lo permitió y menos frente a aquella reencarnada pieza de la Gremory.
El Son era diferente y esa diferencia le causaba gran curiosidad y quizás otras cosas tales como un lazo que aún tendría que decidirse hacia donde se dirigía.
Sintió un extraño alivio cuando la neko soltó por fin a Goku en su asiento, pero aquel alivio desapareció como el agua arrojada al desierto cuando notó como comenzaban a hablar con tanta familiaridad, era claro que la albina tenía ventaja.
"¡Espera! ¡¿ventaja en qué?!" -se reprendió mentalmente la diablesa con cómica molesta comenzando a discutir consigo mismo.
-Ya dime Koneko, ¿por qué dices estar enojada conmigo? ¿qué fue lo que hice esta vez? -preguntó con cierta preocupación el muchacho mientras sus pies colgaban de su asiento.
Koneko pensó cómo podría explicarle su sentir a Goku, sabía que nada de lo que él hacía podría ser mal intensionado.
Aún así no podía evitar molestarse al ver la nueva cercanía que se formó de quien sabe donde con la heredera de los Phenex.
-Yo... quería conocer tu casa -comenzó a hablar confundiendo a Goku.
-¿Mi casa? ¿pero por qué? -preguntó levantando una ceja sin entender mucho de lo que la albina decía.
-¿Puedo preguntarte algo? -cuestionó la nekomata mirando con tranquilidad al Son, detallandolo con aquellos bellos orbes avellanas.
-Claro que sí, Koneko, aunque no estoy entendiendo mucho -respondió el Son rascando su nuca.
-¿Quién fue tu primera amiga en este lugar? -preguntó llamando la atención del Son quien no tuvo que pensarlo mucho.
-Pues tú -respondió levantando sus hombros- Comí primero con Azarela, pero luego de él fuiste tú, salimos juntos a comer dulces, vimos la hermosa luna y ambos comemos mucho en las horas de descanso -hablaba Goku muy alegre al recordar todo aquello- ¡Me gusta mucho cuando compartimos lo que tenemos entre nosotros! -exclamó energético.
Por suerte aún era temprano, aunque ya habían algunos que otros alumnos en el lugar.
Muchos comenzaron a crear teorías de lo que ocurría, entre los más resonados estaba una probable confesión del pequeño Goku a la hermosa Tojõ.
"¡Crash!"
El lapiz en las manos de Ravel se partieron en pedazos al oír esas declaraciones de Goku hacia la albina.
-"¿Pe...pero por qué me siento tan molesta?" -se preguntó mordiendo su labio inferior al ver esa gran sonrisa de Goku dirigida hacia Koneko cuya expresión era casi la de siempre con la excepción de un leve rubor en sus palidas mejillas- "¡Goku tonto! ¡¿te estás declarando o algo así?!" -la sensación de traición la inundó.
Pero...
¿Por qué se sentía así? Goku y ella eran a duras penas amigos. Aún así el chico desde que lo conoció siempre le había mostrado su mejor faceta en todos los aspectos logrando algo casi imposible, quizás todavía no era amor en sí, pero quizás una curiosidad e interés sumamente profundos sí.
Goku había oído la destrucción de aquel material de estudio por lo que se giró a ver a su rubia amiga quien parecía estar molesta.
-¿Ocurre algo Relevo? -preguntó Goku con un deje de preocupación.
Ella salió de sus pensamientos para mirar al chico con seriedad.
-Goku, ¿te sentarías conmigo hoy en la hora libre? -preguntó tímidamente desviando su mirada.
Koneko se asombró levemente por aquella petición.
-Pero Goku suele pasar esos momentos conmigo -fue cask una queja por parte de la nekomata que aunque no hubo mucho cambio en su expresión estaba claramente molesta o mejor dicho celosa.
-¡Hmpf! ¿qué tiene de malo que esté conmigo hoy? Soy una alumna nueva después de todo y... ¡y él tambien es un amigo mío ahora! -declaro casi en voz alta llamando la atención de casi todos en el salón.
Ravel que inflaba su pecho con orgullo se puso completamente roja por la vergüenza por esas palabras que dijo con tanto ímpetu centrando su atención en Goku que le miró tranquilo para luego esbozar una gran sonrisa.
-No tengo problemas en pasar tiempo contigo -respondió con alegría Goku sonrojando más a la diablesa.
-"¡Aceptó! ¡qué feliz estoy!" -pensaba la chica casi chillando de alegría esbozando una tierna sonrisa mientras volvía a ver el pizarrón.
Se sentía como un triunfo contra aquella gata ladrona.
Koneko estaba incrédula, ¿Goku la había cambiado por Ravel? Eso no podía ser así, se sentía triste, casi melancólica inflando sus mejillas molesta.
-Oye Koneko -llamó Goku curioso pues su amiga tenía un extraño aroma que no le gustó por lo cual una idea se le ocurrió.
La mirada avellana de la albina cayó sobre él esperando que hablara, había poco de lo que Goku podría decir ahora para que le ayude a recomponerse.
-¿No te gustaría salir conmigo luego de las clases como esa vez? ¿recuerdas? -preguntó Goku con inocencia exaltando levemente a la nekomata quien se giró a verlo rápidamente.
-¿Co... como la última vez? -cuestionó mientras un ligero tinte rosado se apoderaba de sus tiernas mejillas, una pequeña sonrisa de alegría también fue esbozada.
-Sí, cuando comimos muchos dulces y comidas de esa tienda con ese señor amable -explicó Goku recordando aquel lindo momento que pasó con su amiga, su mejor amiga en este mundo.
-E...eso se llama... cita Goku -decía la albina desviando levemente su mirada.
Al final el azabache logró remontar la situación con Koneko sin siquiera saberlo, él solamente había buscado alegrar a su amiga y sabía que la comida era la clave para ello.
Ravel parecía no oír por la emoción que tenía, había ganado a Koneko y ahora Goku pasaría más tiempo con él. Estaba más que seguro que sería divertido, ni ella misma se daba cuenta de su cambio casi radical.
-Hmm, entiendo, entonces... ¿quieres ir a una cita conmigo? -preguntó con serenidad el saiyan logrando sonrojar a la pequeña torre cuya mirada fue cubierta por sus cabellos.
Todos los compañeros de clase abrieron las bocas de la sorpresa por aquel pedido, no era como que a la pequeña pareja le interese la atención.
-Sí, iré contigo a una cita Goku -la chica respondió casi cambiando su tono de voz por su alegría mirando al azabache que le sonrió una vez más.
-¡Qué bien! ¡tendremos eso llamado cita! -exclamó el saiyan emocionado por divertirse y comer mucho como solía hacerlo y mejor aún con Koneko.
La Phenex tuvo que salir de su trance tras oír aquel pedido mirando con asombro y conflicto a Goku.
-¿La acabas de invitar a una cita? -preguntó la rubia con un pequeño tic en su ojo obteniendo el asentamiento desinteresado del azabache- ¡T...tú eres...!
¿Como podía enojarse con él? ¿qué razones tenía? Sabía perfectamente que Goku no tendría otras intenciones, no era como los otros chicos y eso ya se lo demostró muchas veces aunque aún le cueste creerlo y sobre todo, porque era eso lo que le hacía sentir interés en él.
Un suspiro cansado salió de la Phenex, miró irritada a Koneko que le devolvió la mirada con seriedad.
"1 a 1"
Fue casi un pensamiento fugaz entre aquellas dos hermosas jóvenes quienes parecían soltar rayitos de los ojos.
.
Asia Argento caminaba por los pasillos de la academia con una radiante sonrisa en su rostro que era la causa de que más de uno de los cuellos de los alumnos se giren para verla.
Similar a un ángel bajado desde el mismo cielo, ella misma era tierna, su voz, físico, comportamiento. Todos la querían mucho y era la dueña del corazón de muchos pero tristemente para esos jóvenes el afecto de esta doncella ya fue robado ya hace tiempo por cierto chico de pelos parados a quien buscaba con su mirada emocionada.
-¡Goku-san! -exclamó apresurándose en llegar junto al mencionado que le miró con una sonrisa.
Goku estaba acompañada de una nerviosa Ravel que sostenía el mismo empaque de la mañana.
-¿Koneko-san no vendrá? -preguntó la ex monja recibiendo la negativa de Goku.
-Dijo que tenía que ir a ese club, nunca me dice que hacen ahí ya hasta me dio curiosidad -hablaba el pequeño guerrero curioso.
-Al menos Ravel-san vino, eso es bueno -Asia afirmó con una tierna sonrisa.
-S...sí, Goku insistió en que venga -murmuró la chica llamando la atención del azabache.
-Pero si yo no... -iba a decir pero su boca fue tapada por las delicadas manos de Ravel causando unas risas en Asia.
-Ya vamos -habló irritada y avergonzada la Phenex caminando siendo seguida de un confuso Goku y una Asia alegre.
El trio estaban en un lugar algo alejado, Goku esperaba expectante por ver lo que Ravel había traído pues olía muy bien.
-A... ayer no podía dormir y tenía muchos ingredientes por lo que hice esto -hablaba la bella diablesa mientras sacaba la cubierta de su postre dejando ver un apetitoso pastel rosa con detalles rojos.
-¡Woaoh! ¡se ve muy rico Raviolin! -exclamó Goku animado mientras sus pies se agitaban por estar sentado en un banco alto algo que lo dejaba ver ciertamente tierno para muchos.
-Ravel-san es increíble que sepas hacer estas cosas -Asia halagó con amabilidad.
Ravel estaba muy feliz por los comentarios que le decían estos dos, nunca pensó que la opinión de estos "simples" humanos fuera a causarle tales emociones.
-¡Hmpf! Primero prueben antes de nada -habló la pequeña mientras cortaba el pastel en varios trozos y sacaba de una pequeña bolsa reciclable dos platitos color azul y los llenaba.
Igualmente saco del bolto un termo marrón y vasos donde cargó lo que parecía ser...
-¡Chocolate! -Asia habló emocionada obteniendo el asentimiento de la otra rubia.
Un vaso de chocolate y una rebananada de pastel fueron entregados a Goku y Asia que lo recibieron gustosos.
El saiyan no tardó ni un segundo en probarlo, Ravel miraba nerviosa la reacción de Goku, esperaba que le gustara.
-¡Esto está muy rico! ¡Gracias por hacer esto Revista! -exclamó lleno de ánimos Goku llamando la atención de muchos de los alumnos poniendo nerviosa a la Phenex que disfrutó de los halagos.
-¡A...ah! N...no es que lo hice por ti, pe...pero me alegra que te gustara -la muchacha desviaba su mirada con un tenue rubor.
Asia notó el comportamiento de Ravel y algo no le gustaba del todo.
Tras varios trozos de pastel liquidados por Goku este se puso repentinamente de pie.
-Iré al baño un rato, ya vengo -habló el chico pero fue detenido por Asia quien se puso de rodillas evitando mostrar su intimidad.
-Goku-san tu rostro está algo sucio -habló la monjita mientras con una servilleta limpiaba con delicadeza al chico que se dejaba completamente.
Ravel miraba aquello curiosa e interesada, aquella otra rubia parecía tener una estrecha relación con Goku, incluso vivían juntos.
-Ya -la muchacha se puso de pie con una radiante sonrisa.
-Vuelvo enseguida Asia -Goku comenzó a caminar con sus manos detrás de su nuca dejando atrás al duo de rubias sentadas una al lado de la otra.
El silencio no fue realmente incomodo, pero habían cosas que la diablesa quería saber.
-Al parecer te llevas muy bien con Goku -comenzó la conversación la Phenex obteniendo la atención de Asia.
-Sí, yo le aprecio mucho -respondió Asia con un pequeño sonrojo en sus mejillas mientras veía por donde el guerrero se había marchado.
-¿Por qué? ¿es algún familiar tuyo? -cuestionó nuevamente más interesada la rubia de coletas esperando que así fuera.
-No, no es eso. Goku-san... es la persona más importante que tengo, él hizo muchas cosas por mí y probablemente nunca podré devolverle todos esos favores -explicó con melancolía la joven mirando el cielo pero su sonrisa no se había perdido en absoluto en cambio el rubor aumentó su intensidad.
-¿Entonces solo estás agradecida con él? -preguntó con asombro y algo de alivio Ravel, aunque no quiso admitir lo último.
-Absolutamente no, no es el caso -se apresuró en decir Asia en forma chibi negando con su cabeza cómicamente- Yo ayudaré a Goku-san con todo, le seguiré a donde vaya y lo apoyaré en todo lo que él quiera hacer mientras pueda estar a su lado, porque y...yo quiero mucho a Goku-san -murmuró muy roja y determinadala pobre monjita causando que Ravel abra sus ojos de par en par.
¿Qué fue lo que Goku hizo para que ella se sienta así por él?
Era tierno sí, un poco apuesto y tenía esa forma esponjosa de peluche que quería hacer que lo abrace, pero lo de Asia parecía ir más allá que solo atracción física.
La personalidad del chico era en definitiva un diamante bruto en todos los sentidos. Era puro, amable, jovial, inocente, pero así mismo y para Ravel también era un bruto.
Un tierno bruto que causaba conflictos en ella y eso no le gustaba del todo.
Esta conversación le sirvió para conocer más a la Argento y también a Goku porque esa dedicación no se conseguía así como así.
Goku salía tranquilo del baño caminando de vuelta con Asia y Ravel o así iba ser hasta que alguien lo detuvo del hombre teniendo que girarse para ver a la dueña.
-¡Tsubaki! -Goku se asustó un poco al ver a su amiga allí con su expresión serena de siempre, el recuerdo de la vez que se enojó con él de la nada seguía fresca en su mente.
-Al parecer ya puedes decir mi nombre correctamente -ella habló esbozando una pequeña sonrisa.
La verdad que la última vez se pasó un poco y supo que cometió un error pues desde ese entonces Goku parecía evitarla y eso le causaba cierto malestar.
Ella era directa y por ello decidió solucionarlo de raíz.
-Sí, ¿ya no estás molesta conmigo? -preguntó alerta el azabache asombrando un poco a Tsubaki quien esbozó una sonrisa divertida.
-No Goku, ya no lo estoy -respondió con serenidad la hermosa vicepresidente del consejo estudiantil- ¿Cómo has estado? Hace tiempo no pasar por el concejo, Sona-sama ha preguntado por ti -cuestionó curiosa aunque era ella quien en realidad quería saber.
-Bueno, hice muchas cosas divertidas en realidad -comenzó a hablar el chico con emoción- Primero tuve una emocionante pelea contra un nuevo amigo que usaba una armadura blanca, era realmente fuerte y en realidad no supe cómo terminó la lucha -explicó riendo divertido el guerrero aunque Tsubaki se puso más seria ante aquella explicación palideciendo levemente.
¿Un hombre con armadura blanca?
Podría ser... ¿El legendario Dragon Emperador Blanco?
Era una posibilidad, pero ¿cómo llegó a ese conflicto con él? Además lo llamó amigo.
También estaba el hecho de que Goku lo enfrentó, eso significa que era mucho más poderoso de lo que aparentaba.
Una gota de sudor corrió por las mejillas de la chica, sabía perfectamente que el Son no mentiría, dudaba que fuera capaz y no había razón para ello tampoco.
-¿Seguro que era blanco? -preguntó nuevamente Tsubaki.
Ella había leído mucho sobre las Sacred Gears y especialmente las longinus las cuales se decía podían matar a Dios.
-Pues sí y era muy fuerte, el más fuerte con el que he luchado desde que llegué aquí -hablaba Goku mientras la emoción corría por su cuerpo al recordar aquellas pelea.
-Y...ya veo, ¿podriamos hablar más de eso luego? -pidió casi con timidez la chica llamando la atención de Goku.
-Claro, no tengo problemas en ir contigo y Sona -respondió aunque la chica negó con su cabeza.
-Solo... co... conmigo -murmuró la azabache confundiendo levemente al chico- En mi hogar... no suele haber nadie y...y -intentaba negar la razón de sus nervios cada vez que veía el regordete rostro del chico sentía su rostro más caliente.
-Ya entiendo, iré a tu casa estos días y comeremos y hablaremos, ¿está bien? -Goku dijo con inocencia.
Tsubaki asintió algo ruborizada.
-Entonces nos vemos luego Goku -ella se despidió siguiendo con su camino.
Primero tendría que confirmar la información del Son antes de decirle algo a su señora.
Pero si era como creía y Goku realmente se enfrentó ql Hakuryuukou él ocultaba muchas cosas más de lo que parecía.
Goku llegó junto a sus dos amigas quienes platicaban tranquilamente, el chico disfrutaba ver como Ravel se veía menos amargada ahora y era mejor así.
-¡Hola chicas! -Goku salido con ánimos recibiendo las miradas de ambas, aunque curiosamente Ravel parecía distinta.
-Goku-san, Rave-san me ha dicho que puede enseñarme a cocinar estos postres deliciosos -habló animada la monjita alegrando a Goku.
-¡Eso se oye genial! Podremos comerlos cuando queramos -habló Goku chasqueando sus dedos.
Ravel levantó una ceja.
-Pero... yo puedo hacer más de estos postres si es que te ha gustado tantoj -Ravel decía desviando su mirada de Goku.
No se esperaba que sus manos fueran tomadas repentinamente por Goku.
-¡¿Harias eso?! Sabía que eras muy buena Revelde, ¿puedo ir a verte en tu casita cuando no estés ocupado? -preguntó el chico feliz.
-¡Cla...claro! Solo tienes que avisar -respondió la niña Phenex sin apartar las manos de su nuevo amigo.
-Mou, ¿por qué le agarra las manos, Goku-san? -preguntó celosa monja inflando sus mejillas tiernamente.
-¿Quieres que agarre también de la mano? Pero si no es problema -habló sin mucha importancia el guerrero mientras sus pequeños dedos se entrelazan por los de Asia quien sonrió más alegre.
-¡Gracias Goku-san! -ella ofreció la sonrisa más honesta que tenía.
Ravel miraba todo aquello tensa y sonrojada, ya no le molestaba que Goku hiciera estas cosas, es más, disfrutaba de su calidez.
Ciertamente si esto seguía así podría terminar mal para su orgullo mas no para su corazón.
--Fin del capítulo--
Pongan el I'm Still Standing que por fin he actualizado la historia luego de 8 meses xD. En fin, espero que haya valido la pena su espera y paciencia.
Como siempre no queda más que agradecer por el apoyo y prometer que actualizaré lo antes posible el siguiente capítulo.
Les aseguro que no cometeré el error de copiar o seguir la historia totalmente igual. No, planeo hacer lo más original posible y disfrutable sobre todo para ustedes. Incluso el harem y su respectivo desarrollo lo planeo hacer respetando lo mejor posible a los personajes.
Pero por fin he llegado al punto donde mi Goku x Ravel se está desarrollando, solo eso quería cuando comencé esta historia y aquí está xD. Es mi waifu favorita despues de todo, pero debo admitir que el Goku x Koneko se roba el show muchas veces, es que hasta yo escribiendo el cap lo siento más natural xD.
Bien, para el próximo capítulo 280 votos y 2.45k seguidores.
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