Capítulo 14
















Rossweisse había unido de repente sus labios a los del pelinegro, formando un tierno beso que comenzaba a extenderse. Cientos de preguntas circulaban a gran velocidad en su cabeza, pero la valquiria de Odin estaba concentrando en disfrutar del momento [Carpe Diem].

"¿Cómo va a reaccionar después de esto? ¿Le estará gustando el beso? ¿Por qué sigo besándoleeee?"-. Miles de preguntas más iban formulándose en su mente.

Repentinamente se separó del hijo de Odin, observando su reacción. Lo único que vio fue una sonrisa impregnada en sus labios, tal vez el beso le había gustado.

-¡L-lo lamento Goku! ¡D-de veras no sé qu...! -la valquiria peliplata no llegó al término de aquellas palabras cuando el pelinegro acortó la distancia entre ambos poniendo sus labios en contacto con un delicado roce.

"Si esto es un sueño, espero que dure para siempre. Ahora te jodes Eva"-. Rossweisse cerró los ojos inocentemente disfrutando de la sensación de aquellos labios que tanto había anhelado. Ahora todas sus preocupaciones se habían ido, el mundo sólo giraba entorno a ellos dos.

Lentamente el pelinegro posó sus manos en la cintura de Rossweisse, quien reaccionó simultáneamente, alzando la planta de sus pies y enrollando sus brazos en el cuello del hijo de Odin. Sus labios siguieron rozándose mutuamente, hasta que sus lenguas, carentes de experiencia alguna, adquirieron el protagonismo de la acción.

Aquell beso siguió extendiéndose sin conocer fin, hasta que acabaron separándose lentamente despegando sus labios. Sólo un fino hilo de saliva les unía.

Rossweisse no sabía que decir. Nunca antes había besado a un chico, pero jamás se esperó que si primer beso sería nada más y nada menos que con el hijo de Odín, y su señora Freyja, reina de los Vanir.

"Me he dejado llevar por el beso, aunque admito que me ha gustado. Tal vez ese hecho pueda deberse a que soy el hijo de la diosa del amor Freyja, puede ser"-. Indagó el pelinegro con una leve sonrisa en su rostro.

"¿Qué es lo que he hecho, por el amor de Odin? Esto esta mal, aunque me ha gustado bastante. No sé que va a pasar, aunque Freyja-sama me haya dado su bendición dudo que Odin-sama lo haga"-. Rossweisse discurrió nerviosamente con el rostro sonrojado.

Ambos permanecían en absoluto silencio, esperando saber como iba a reaccionar el otro. Segundos y minutos pasaron y seguían sin decir palabra alguna.

-Debo seguir entrenando, mañana a primera hora saldré de Asgard -el ojinegro tomó la palabra con tranquilidad y Rossweisse asintió mirando hacia otro lado.

Entonces se giró, dispuesto a salir del cuarto, pero enseguida la voz de Rossweisse detuvo su acción.

-E-entonces ¿Q-qué hay d-de lo que a-acaba de suceder G-goku? -Rossweisse cuestionó muy nerviosa, esperando que sus sentimientos fueran correspondidos.

El hijo de Odin se giró sobre sí mismo, mostrando una sonrisa en sus labios, hecho que ilusionó sobremanera a la valquiria ojiazul. Rossweisse esperaba que su relación con el mestizo asgardiano subiera de nivel.

-Si te soy sincero no sé claramente qué es lo que acaba de ocurrir, esto de los sentimientos no es mi especialidad. -respondió el pelinegro con una leve sonrisa.

Rossweisse bajó la cabeza sintiendo tristeza, pues esa no era la respuesta que se esperaba tras aquel beso.

-Pero te prometo que tendré una respuesta cuando regrese, tenlo por seguro Rossweisse. Además, besas bastante bien para ser una valquiria sin novio -añadió el chico burlescamente viendo a su amiga sonreír.

-¡Oye! -protestó Rossweisse sonrojada ante aquellas palabras, pero rápidamente añadió.- t-tú tampoco besas m-mal -añadió la valquiria casi en un susurro.

-¿Quieres volver a repetirlo? -preguntó el pelinegro en tono de broma, pero al parecer Rossweisse no captó el sentido burlesco que contenían aquellas palabras.

-M-me gustaría volver a hacerlo -Rossweisse musitó bastante sonrojada mirando hacia abajo, pero para su sorpresa el hijo de Odin ya estaba delante de ella tomándole de la barbilla, como en la vez anterior.

-Tu deseo ha sido concedido -Rossweisse alzó la vista con sorpresa ante la oración del azabache. Al instante sintió una sensación cálida en sus labios y cerró los ojos sumiéndose al placer, disfrutando del momento...





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Habían pasado tres días desde aquel momento. Finalmente el hijo de Odin se fue de Asgard en busca de los materiales necesarios que le encomendaron los enanos Brok y Sindri para forjar su propia arma.

Medio litro de sangre de dragón, un colmillo de Jötun [Gigante], escamas de dragón, una uña de elfo, una lágrima de serpiente y una gota del río Cocytux, todo eso era lo que necesitaba el dios para poseer su arma.

El pelinegro decidió comenzar por lo más fácil, hallar una uña de elfo, por lo que se dirigió a Svartálfaheim, tierra de los elfos oscuros. Allí habitaban dragones y serpientes, por lo que podría 'matar tres pájaros de un tiro'.

Aunque Goku deseaba una aventura llena de desafíos, por lo que se propuso conseguir las escamas y la sangre de Níðhöggr, el gran dragón que roe las raíces del Yggdrasil, pero pronto desestimó esa idea. No sabía las posibles consecuencias que tendría ese acto.

También pensó en obtener lágrimas de Sigurdlindworm, las serpientes monstruosas que estuvieron a punto de acabar con la vida del codicioso Fafnir, hace eones. Pero no sabía la ubicación exacta de esas criaturas.

Otra opción era Landvættir, el dragón benevolente con el que el sirviente del rey germánico Harald Blåtandse reunió en Vopnafjörður, pero tampoco sabia su ubicación exacta.

Así que decidió permanecer en Svartálfaheim y conseguir los tres objetos que anhelaba. La última parada sería el río Cocytux del Inframundo, en el territorio de Hades...


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Rossweisse caminaba canturreando alegremente por los pasillos del palacio de su señora Freyja.

Desde el beso con el hijo de Odin su vida cambió, todo tomó un rumbo distinto y al parecer, favorable.

Eva se preguntaba porqué su amiga se veía tan feliz últimamente, pues desconocía que Rossweisse le había tomado una increíble ventaja.

Rossweisse no pretendía decirle nada de momento, sólo esperaba que los rumores acabarán llegando a los oídos de Eva, ahí es cuando se desternillaría en su rostro.

Tras su segundo beso, el pelinegro le dijo que a su regreso hablarían sobre su relación. Pero estaba claro que después de tres besos no seguirían siendo amigos.

Ella vivía en un mar de nubes, no hay nada que podría desilusionarla en estos momentos. Aunque le dijeran que el mundo se acababa le daría igual, porque era feliz.

"Sólo quedan cuatro días y regresará"-. Pensó con ilusión mientras tomaba un flor amarilla en sus manos.

-Me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere... ¡Me quiere! -Rossweisse fue arrancando sucesivamente los pétalos de aquella flor poniendo el amor en manos del azar.

A unos metros oyó la voz de su señora Freyja y su madre Skaiðr, quienes charlaban caminando por aquel pasillo.

Por una razón desconocida se escondió detrás de una columna, y por curiosidad, comenzó a oír el diálogo.

-No hay nada que hacer madre, las nornir han determinado su destino y es irrevocable -Habló Freyja con un tono serio mientras la diosa del invierno asentía.

-¿Perder a mi nieto de nuevo? Eso es bastante doloroso, después de lo que sucedió aquella noche... -Skaiðr soltó aquellas palabras y Rossweisse abrió los ojos, escuchando todavía aquella conversación.

-Sí, es bastante doloroso. El Ragnarök provocará importantes pérdidas, incluida la de mi hijo Goku. Lástima que quede poco tiempo, no pude conocerlo mejor... Todo por mi culpa -Freyja articuló con tristeza mientras el corazón de Rossweisse se iba acelerando.

-No te martirices querida... Eso es cosa del pasado, ahora tu hijo está aquí contigo -añadió la diosa del invierno mostrando una suave sonrisa en sus bellas facciones.

-Pero le voy a perder en el Ragnarök. Sólo espero que Rossweisse-chan no se entere, sufriría bastante por la pérdida, ell está muy apegada a Goku -Freyja profirió soltando un suspiro atestado de tristeza.

Ambas, madre e hija, siguieron conversando acerca del Ragnarök hasta que se perdieron al final del pasillo.

Lágrimas comenzaron a bajar irremediablemente en el rostro de Rossweisse ¿por qué justamente recibía aquella noticia hoy? ¿por qué precisamente su amado tendría que morir? ¿por qué tuvo que permanecer allí y escuchar toda la conversación? Si nunca hubiera estado ahí, ahora estaría feliz... viviendo en su cuento de hadas...



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