Interludio I
Brasilia, Brasil, Sudamérica. Marzo de 2015.
En la sala había representantes de varias naciones del globo, discutiendo calmadamente de un asunto que preocupaba a varios. Como bien se dice siempre, no debe escoger a sus enemigos, y en este caso, hasta los más irracionales sabían que los humanos no podían desafiar a todos los panteones juntos.
Debido a eso, lo que se discutía era con que panteones se debería buscar una paz total. Descartando las facciones abrahámicas por obvias razones, las que cayeron inmediatamente sobre el tapiz fueron la Shinto, lo budista y los panteones nórdico y greco-romano. ¿El argumento? No haber intervenido contra la humanidad, cosa que provocaba un entendimiento mutuo por parte de ellos igualmente.
Tras horas de discusiones, se había llegado a un acuerdo, que fue ratificado por los gobiernos y posteriormente enviado y firmado a los panteones correspondientes. Una semana después, los titulares de los periódicos decían "¡Paz firmada con nórdicos, griegos, budistas y shinto!".
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Ubicación Desconocida, en algún lugar de Alemania.
Para un observador casual, el lugar podría haber parecido una gran escuela moderna, común y corriente en un entorno rural, con sus dormitorios y otras estructuras necesarias para su funcionamiento. Sin embargo, más allá de las miradas curiosas, se hallaba uno de los cuarteles secretos del Cuerpo de Magos del Imperio de Europa. Llevando uniformes nuevos, sus ropas consistían en un uniforme ligero compuesto por una chaqueta gris oscuro que podía ser usada tanto abierta como cerrada, una camisa gris "claro" (en referencia a la chaqueta), un cinturón, pantalón o falda según el género de la persona y botas de combate cortas. Pese a parecer más un uniforme escolar, al ser la mayor parte de la tropa menor a los 20 años, era comprensible que se buscara algo familiar. Complementaban el atuendo detalles de plata (suboficiales) o platino (oficiales y generalato). Además, la ropa fue hecho especialmente resistente (debido a las posibles condiciones de combate que enfrentarían los magos) y tenía ciertas propiedades para mantener la temperatura.
Dentro de una de las múltiples salas que usaba el cuerpo de oficiales para pasar el rato y relajarse, se encontraban tres personas: Carlos Schmidt, un capitán mago; Heins Schmitt, un mayor del ejército regular; y Hauller von Bock, comandante de la instalación e igualmente un mago. Los tres estaban inclinados sobre un rudimentario mapa de una zona que parecía estar por el centro de Europa, si bien sin océanos y con diferentes masas de agua. También la geografía variaba de cierta forma, y la forma en la que estaban retratadas cosas como rías, desastres naturales y geografía urbana daban a entender que lo que menos se tuvo en mente al dibujarlo era la precisión milimétrica.
-Entonces, como decía, estamos por... aquí-Señaló el mayor alemán, indicando un punto con el dedo índice que sería cercano a Dresde-Y nuestro puesto de mando estaría por aquí-Señaló ahora el equivalente de Liepzig-La línea de combate se extiende desde la zona de Estocolmo hasta el área de Grecia, siguiendo por un buen trecho el Óder. Allá abajo, el Óder está representado por una cadena de cerros que nos permiten mantener la vigilancia de la zona.
-¿Y cómo evitan que los demonios simplemente se teletransporten detrás de ustedes?-Preguntó Schmidt sin mucho interés.
-Tenemos desplegados magos ahora, así como los queremos desplegar a ustedes-El major se giró hacia el director-Actualmente está desplegado el equivalente de un batallón de magos, dividido en 3 compañías para cubrir el frente junto a una compañía de reserva. Ellos están trabajando para evitar el uso de magia enemiga, aunque evite la propia igualmente.
-¿Cuántos magos componen un batallón?-Preguntó Hauller.
-Unos 80, divididos en Plana Mayor y 3 compañías de 24 personas cada una. Están desplegadas en las zonas de Stettin, Breslau y Belgrado, con el mando y la reserva en Praga. Apenas pueden evitar el teletransporte demoniaco a esas alturas.
La sala permaneció en silencio unos segundos, en los cuales los oficiales locales revisaron el mapa mientras el militar normal revisaba su radio en busca de nuevos mensajes del mando.
-¿Qué vino a hacer? Además de ponernos al tanto del frente-Preguntó Hauller.
-Necesito saber con cuantos efectivos cuentan. Aunque nos gustaría, no podemos dejar que los franceses aporten todos los magos. Se les subiría el orgullo de nuevo a la cabeza-Comentó con un tono de desagrado.
-Entiendo-Respondió Hauller, emitiendo igualmente una mueca de desagrado-Basándome en los números que dio, puedo decir que tengo un regimiento. Sin embargo, la cantidad que puedo enviar es limitada hasta que termine de adiestrar a los más nuevos. Puedo enviar un batallón en los próximos tres días-Ofreció.
-No es necesario. Ya se determinó que tropas...-Se detuvo, buscando la palabra-...mágicas irán al frente. Simplemente estoy haciendo catálogo.
La radio del major radio sonó en ese momento, atendiéndola a la brevedad casi en un acto de reflejo debido a la poca atención aparente. Mientras se alejaba de la mesa para mayor privacidad, los otros dos oficiales siguieron su conversación.
-Es un frente demasiado amplio para un batallón. Tendrán que desplegar cuando menos 2 divisiones-Comentó Carlos por lo bajo, recibiendo un asentimiento de su superior.
-Asumiendo que cada división tenga cuatro regimientos, Alemania podría desplegar unas tres divisiones. El Imperio entero podría desplegar hasta diez. Doce si contamos el resto de Europa-Comentó Hauller-Pero necesitamos tiempo para movilizaras y prepararlas.
-Disculpen-Schmitt terminó de hablar por la radio y se acercó al par-Nuevas órdenes. Al parecer si podrán hacer algo.
-¿Qué haremos ahora?-Preguntó curioso von Bock. Schmidt solo rodó los ojos, presintiendo que sería algo que no le gustaría.
-Los japoneses y su Regimiento Humano-Sobrenatural se preparan para lanzar un ataque contra los sobrenaturales. Desconozco el objetivo, pero no es en el inframundo. Serán reubicados en Kyoto, donde se reagruparán con la Fuerza de Autodefensa japonesa, el Regimiento "Japón" y la Tercera División del SUFOG. La operación irá comandada por el general Kuroishi Yuu. Nombre en clave: "Operación Hidden World."
-¿Cuántas tropas tengo que llevar?-Preguntó Hauller mientras sacaba una libreta y empezaba a anotar.
Schmitt lo miró y sonrió.
-Todas.
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Inframundo, Zona de Stettin. En esos instantes.
Normalmente, cuando alguien hace algo que para otro es increíblemente estúpido, esa persona que cree que es estúpido piensa que su punto de vista es el normal y que la otra está equivocada o loca. Esto es lo que provoca las luchas inmensas en la política y movimientos sociales. Aun habiendo aprendido eso, cuando el terrateniente demoniaco acompañado de su escolta llegó al frente y vio numerosos demonios dentro de unas trincheras excavadas, apegados a la tierra como si les fuera la vida en eso pese a tener alas, simplemente no pudo evitar preguntarse si las tropas (o ellos) estaban bajo un hechizo de ilusión, o de verdad se habían vuelto todos locos como decían en los puestos de mando de cada pilar restante del inframundo.
La tarea de buscar el puesto de mando fue tediosa, más que nada debido a que por algún motivo o podían teletransportarse y a que los demonios allí presentes insistían en que no alzara el vuelo. Decidiendo no llevarles la contraria (más para evitar discusiones que porque creyera sus temores, cualesquiera que fueran), caminó por el quieto frente hasta llegar a los que era un conjunto de cabañas desapercibidas en medio de unos matorrales. Al identificarse con los guardias para que lo dejasen pasar, lo que encontró en el interior fue algo que podría haber pasado perfectamente por una oficina administrativa y no una sala de guerra.
Era precaria, eso se advertía. Una mesa había sido puesta al centro y se le había desplegado un mapa mágico que cambiaba si uno aplicaba energía demoniaca. En las paredes había papeles, varios sujetados por pinches, y unos pocos demonios recibían algunos mensajes mediante círculos mágicos de comunicación. El comandante local, reemplazante del líder de la guardia Stolas, era un comandante de legión de la casa Berith, quien se encontraba leyendo unos papeles en lo que lanzaba constantes miradas al mapa. El recién llegado suspiró.
Era conocido entre las cúpulas políticas militares que, debido a la urgencia de la situación, los comandantes de legiones y guardias de las distintas casas podían tomar el mando de las tropas locales si así lo requerían, en lo que se reformaba el ejército demoniaco hasta volver a dejarlo operativo. Si bien los políticos aprobaron esta medida, debido a que les permitía ganar influencia (hacia mucho que no se veía semejante acuerdo en el Consejo de Ancianos), los líderes militares la veían con malos ojos por un sinfín de razones.
-Comandante-Se dio a conocer el recién llegado. El guardia de la casa Berith, cuya apariencia recordaba a un humano con la piel azulada, lo recibió alegremente antes de invitarlo a salir del lugar. Cuando estuvieron ambos afuera, el líder local estiró sus músculos antes de empezar a hablar.
-¿Qué te trae aquí?-Preguntó en lo que caminaba.
-Mensaje del centro de mando.
-¿Nos relevan o mandan al ejército?-Preguntó esperanzado.
-No. De hecho, piden que ataques para alejarlos de la zona. El portal más cercano está en Albión, del lado humano, por lo que quieren empujarlos hasta allá y luego atacar por el otro lado para atraparlos.
Esperaba varias respuestas, pero ninguna de esas fue una carcajada seguida de un suspiro cansado y un gesto con el brazo.
-La verdad, mi querido emisario, es que estamos aquí en el frente pegados al suelo como ratas, esperando no perder la cabeza literal... o figurativamente-Comentó, como si fuera una broma-Los malditos magos humanos han logrado descifrar nuestros hechizos de transporte con la ayuda de reencarnados desertores, y ahora han aplicado un campo para evitar su realización. Si queremos atacarlos tenemos que ir directamente hacia ellos, y créeme que los hemos intentado.
-No lo suficiente, si veo que siguen ahí esos humanos-Comentó el mensajero por lo bajo.
-Creeme que sí. ¿Sabes por qué destituyeron al comandante de la guardia Stolas? Porque perdió dos legiones y media en 3 días. La segunda legión de su pilar fue prácticamente exterminada, y las otras no salieron mucho mejor. Debido a eso los humanos aseguraron la Galia y los demonios se retiraron hasta que logramos reorganizarnos aquí. Debo decir, si no hubiera sido por los militares modernos reencarnados, seguiríamos huyendo rumbo al este-Relató divertido.
-Aún no me creo eso de que los empujaron. Seguramente hay una [Longinus] con ellos o algo así.
El comandante negó con la cabeza divertido.
-¿Quieres comprobarlo?-El emisario asintió-Llama a uno de tu escolta.
El emisario llamó con un círculo de comunicación a un miembro de su escolta, un demonio que seguramente había nacido en un periodo de paz debido a la falta de madurez que presentaba en el ambiente bélico. El comandante escribió en un papel y guio a los dos demonios al interior de una trinchera. Luego, le entregó el papel al demonio y le señalo un punto de otra trinchera, que estaba algo más adelante.
-Allí está uno de los tenientes. Envíale este Mensaje urgente.
El "joven" demonio (bajo estándares demoniacos) salió a la carrera, llegando apresuradamente. Ambos demonios lograron ver como se deslizó dentro y entregó el mensaje. El que el emisario asumió era el comandante escribió algo en el mismo papel y se lo pasó al escolta, quien observó el exterior de la trinchera. No se veían enemigos a la vista. Abriendo sus alas, salió al aire para volar los pocos centenares de metros que lo separaban de la trinchera anterior.
Antes de que algo entrara en su cabeza y se escuchara un ruido, claro está.
El escolta cayó del aire precipitadamente, levantando algo de tierra con su caída. Se movió un poco más antes de detenerse, quedando su cuerpo tirado allí e inerte. Tan simple y rápido como eso, y su vida se había perdido.
-"La única diferencia entre la cabeza de un humano y la de un demonio es que la del demonio vale por diez"-Recitó una fase humana el comandante demoniaco mientras le palmeaba el hombro al mensajero del centro de mando-Llévale ese mensaje a los de arriba-Y con esas palabras, se regresó a su puesto de mando a leer informes y coordinar tropas.
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