Capítulo 2: El Mundo no es cómo hace dos mil Años

Parte 1: Consecuencias.

"En caso de que algo vaya mal... asegúrate de poder retirar la mano que arrojo la piedra."

Münich, Distrito de Alemania Sur, Reino Federal Parlamentario de Europa.

Me encontraba en mi pequeño apartamento mientras veía las noticias. Era uno de los pocos canales internacionales que hablaban de lo que pasaba sin restricciones, ya que su apoyo social era demasiado fuerte para ser censurado y no había motivos para censurar la TV una vez acabada la guerra. Claro, estamos en guerra con lo sobrenatural, pero es como si no pasara nada. Hay un clima pacífico en las calles, y la gente sigue disfrutando de la paz como si no estuviera nuevamente en guerra.

Estaba a punto de cambiar de canal, cuando apareció un mensaje de "¡Urgente!" en el noticiero. Curioso, me quede allí observando que pasaba. Grande fue mi sorpresa al ver el informe.

Les hablo desde las ruinas de lo que era la ciudad japonesa de Kuoh, atacada hace tan solo una pocas horas por seres sobrenaturales. Aunque no se conocen las características del ataque, se sabe que murieron cerca de 5.000 personas, en su mayoría civiles veteranos de la Guerra de Independencia Japonesa. Según algunos testigos, los perpetuadores habrían sido los ángeles caídos..."

El informe se cortó, mostrando ahora una ciudad puerto en ruinas. A lo lejos de la panatalla se veía una solitaria bandera de franjas rojas y blancas, en cuya esquina superior izquierda se ubicaba un heptágono de 7 estrellas. La bandera estaba hecha jirones, y los restos flameaban al escaso viento que parecía haber.

"En esta ciudad americana, conocida por ser un reconocido centro de retiro de veteranos de guerra, hubo hace algunas horas un ataque sobrenatural con objetivo desconocido, el cual provoco múltiples muertos civiles. Aunque se desconocen las cifras exactas, los destrozos indican que esta ciudad no se podrá levantar pronto de nuevo. También, se han encontrado algunos usuarios de magia o [Sacred Gear] en el área, supuestamente defendiendo la ciudad."

El canal se cambió de nuevo. Se mostró que hubo ataques a ciudades del Imperio Oriental y de la Confederación Oceánica, además de Sudamérica. Estaba a punto de apagar la TV, cuando saltó la última ciudad. Era cierto, me dije, dijeron que eran 6 ataques.

"Por último, el ataque a la ciudad de retiro de veteranos de guerra, ubicada en el Distrito de Alemania Oeste, ha dejado cerca de 40.000 muertos, aunque la cifra podría seguir creciendo. La ciudad está totalmente en ruinas, y los pocos militares que se encontraban en el lugar, que conformaban una guardia de honor, fueron brutalmente asesinados defendiendo a la población civil."

El control remoto cayó de mi mano al suelo, rebotando un par de veces hasta quedarse quieto. Pero no le prestaba atención a eso. ¿Un ataque? ¿A nosotros? ¡¿Un maldito y condenado ataque?! ¡¿QUIÉNES SE CREEN QUE SON ELLOS?! ¡¿CREEN QUE PUEDEN ATACARNOS Y QUEDARSE COMO SI NADA?!

Espera, espera, cálmate. Primero debo recordar quien soy. Sonriéndome, cerré los ojos y los reabrí lentamente, sintiendo su cambio de color a rojo mientras me murmuraban a mí mismo quien era:

-Soy Heins Schmitt, ciudadano alemán y mayor del Ejército de Europa.

Comando del Ejército Real Oceánico, Canberra. Días más tarde. 23:44 horas.

-Señor-Un oficial de las oficinas se acercó hasta el General Lord Thomas Richtmont, extendiéndole un sobre-Mensaje del Gobierno. También viene de parte de los encargados de reclutamiento.

-Gracias, teniente. Déjelo en mi escritorio, vuelvo enseguida-Tras ir por una taza de café, Lord Thomas Richtmont, General del Ejército Real Oceánico, se sentó tras su escritorio. Abriendo el folder con información, empezó a analizar lo que venía adentro.

-Ya veo...-Murmuró para sí mismo mientras leía-De modo que los ataques engrosaron las filas de voluntarios, además de provocar que más gente diera a conocer su [Sacred Gear] o su práctica con la magia. Eso será útil-Se dio cuenta de otro folder que encima decía "Oceanía". Lo tomó y abrió, revelando más datos locales.

-¿Interrumpo?-Pregunto un teniente coronel mientras entraba en la oficina. Con un gesto, Thomas le indicó que se sentara frente a él, cosa que hizo.

-Mira esto-Le dijo señalando el folder-El número de interesados en unirse a nuestro propio regimiento humano se están incrementando mucho. Ni siquiera en las estimaciones más positivas se esperaba esto.

-De eso venía a hablarla-Richtmont saco su cara de los documentos, lanzándole una mirada a la persona frente a él.

-Sea breve.

-Soy el Teniente Coronel Brown. Los cupos para entrar al regimiento están llenos, y queda mucha gente fuera. Pido permiso para ampliar la cantidad de reclutados.

-Permiso concedido. Reclute a todos los que pueda.

Con una venia, el oficial se retiró de la sala, dejando a Thomas a sola con sus pensamientos.

-De modo que cerca de 3.000... nosotros habíamos esperado a lo mucho 1.500. Ahora si armaremos un regimiento de verdad. Y si a lo largo del mundo hay cerca de 20.000 o más voluntarios... los sobrenaturales caerán-Sentenció con una sonrisa macabra.

-Señor-Entró ahora otro oficial. Richtmont lo reconoció. Era un mayor del ejército que hacía de su ayudante desde hace varios años, casi desde que se graduó de la escuela de oficiales. La vida de oficina lo tenía aburrido, pero siempre cumplía sus órdenes-Con su permiso.

-Claro, claro. Pasa, Hooks-El mayor castaño se acercó y se sentó al otro lado del escritorio del general-Dime, ¿Qué te trae por aquí?

-Quería hacerle una pregunta. Estamos yendo a la guerra otra vez, de eso no hay duda-Comenzó relatando-Mi pregunta es, ¿iremos al frente de una vez, o nos tendremos que quedar en oficinas y búnkeres como siempre?

-Hooks, Hooks. Tienes que comprender que como uno de los generales más importantes de país no puedo ir como si nada a la línea del frente, y cuando lo hago debo quedarme bajo tierra para que no me vuelen la sesera de un tiro como le ha pasado a otros. Comprendo tu fastidió, yo también me sentí así hace varios años, pero ahora no es tiempo de andar con quejas, máxime cuando se aproxima una campaña contra un enemigo desconocido.

-Precisamente porque es un enemigo desconocido es porque hay que ir en vanguardia, general-Replicó el oficial-Si nos enfrentamos a algo desconocido, tenemos la obligación de ir en cabeza para saber todo lo posible de él y así combatirlo. Es una táctica muy utilizada por los generales orientales y europeos cuando aparecen dificultades, e incluso algunos lo hacen porque es su estilo. No sé si recuerda a ese mariscal Europeo llamado Rommel, el cual dirigía a sus hombres desde una distancia en la que podía observarlos claramente.

-Claro que lo conozco. Yo apenas me graduaba de la escuela de oficiales cuando falleció. Él me inspiró a convertirme en oficial, pero la vida me tuvo otros planes-Comento Richtmont con una sonrisa melancólica-Pero ya estoy viejo y acostumbrado a las oficinas, y no podría acondicionarme al frente en el tiempo necesario. Por eso, tú irás en mi lugar-El oficial se le quedo mirando como si le hubiera salido un tercer ojo.

-¿Disculpe, señor?

-Lo que dije. Quiero que vayas en cabeza con el avance. Infórmame de todo, investiga que pasa, combate contra ellos e infórmame de lo que pasa. De esa forma no solo me ayudas a mí y a todo el país, sino que también cumples tu anhelo de ir al frente. It's a win-win situation, right mate?

Hooks se puso de pie y se cuadro-Sera un honor cumplir su encargo, señor.

Richtmont dejo salir una risa de sus labios-Bien, bien. Pero primero ven y acompáñame a conseguir una nueva taza de café. Todavía queda mucho papeleo y no va a hacerse solo.

Hooks solo pudo dejar salir un suspiro ante la insinuación del general, la cual le decía que tendría una larga noche de oficina por delante. Puede que fuera al frente después, pero primero debía terminar sus labores administrativas. Y eso incluía, por supuesto, el papeleo.

-Lead the way, general.

Clínica Alemana, Santiago, Chile.

-Oh por dios. ¿Estás bien?

-¿Cómo podría estarlo? Se salvó de milagro de morir en la guerra, y ahora está luchando con 98 años por sobrevivir a algo que no merecía.

-Sshh, tranquila, tranquila.

El doctor Rodríguez observó cortamente como una señora abrazaba a otra de avanzada edad antes de seguir caminando por los pasillos, una enfermera leyendo informes caminando juntó a él. Desestimando la información proporcionada sobre diversos pacientes, el doctor se detuvo un momento para observar la encajonada ciudad a través de la ventana, antes de continuar caminando camino a comprar algún café en el primer piso.

-Dicen que murieron cerca de 150.000 personas a lo largo del globo-Le comento a la enfermera, quien lo miraba confundida-Y que otros 25.000 quedaron heridos. De esas cifras, las menores son para Japón y Sudamérica, y las mayores para Europa y Asia.

-¿Qué tiene esto que ver con nosotros?

-Nada, nada. Solo que nos salvamos.

-Dudo que atacaran una ciudad tan importante. Por su patrón de ataque, parece ser guerra sicológica. Además, si se hubieran aparecido aquí, nuestras defensas antiaéreas los hubieran destrozado-Comento con orgullo en su voz. Rodríguez siguió mirando por la ventana un rato más, antes de seguir caminando. El, al igual que la mayoría de los cirujanos, tenía un pasado militar lleno de experiencias horribles que prefería no recordar, y menos para contradecir a la animada enfermera detrás de él.

Costa Oeste, Distrito Occidental, República Americana.

Ido. Todo se había ido. Observando las ruinas que hace algunos días estuviera protegiendo a sangre y fuego, Sebastián Wayne se preguntaba si valió la pena el sacrificio de él y sus hombres. Claro, su intervención pudo salvar múltiples vidas, y debido a eso una ciudad con alta población de la tercera edad no tuvo tantas muertes, pero aun así no podía evitar sentirse culpable por las muertes habidas tanto entre los civiles como entre los militares.

-Comandante Wayne-Un reportero le llamo su atención, micrófono en mano. Detrás de él, un camarógrafo no perdía momento alguno en enfocarlos-Como el heroico defensor de esta ciudad, ¿podría dedicarnos unas palabras?

Wayne observo un par de segundos a los periodistas, ansiosos de conseguir unas palabras del "héroe", antes de asentir. Mientras se terminaba de dar la vuelta, pensaba en que palabras decirle a la población de un país que quería respuestas.

-Cómo sabemos, usted es el líder y comandante de una unidad recientemente creada hace unos pocos meses dedicada a combatir lo sobrenatural. Según los datos, usted y su unidad se encontraban en esta ciudad de casualidad cuando ocurrió el ataque. ¿Es eso cierto?

-Más o menos. No se encontraba la unidad completa, solo yo acompañado de un destacamento de 5 hombres. Nos encontrábamos realizando una patrulla reglamentaria cuando el ataque ocurrió.

-¿Y qué pasó después?

-Lo único que podía pasar. Corrimos hacia donde ocurrió el ataque, pero nuestro pequeño número y la sorpresa causaron muchos muertos antes de que supiéramos que pasaba. Al final logramos evacuar la ciudad y reducir a los atacantes, pero eso no evito que murieran cerca de 30.000 personas. La densidad de población y los edificios contribuyeron muchos a las perdidas.

-¿Tiene algunas palabras para los ciudadanos de este país tras este ataque?

Wayne se quedó mudo por un momento.

-¿Qué si tengo palabras...?-Apenas pudo murmurar-Yo te diré unas palabras-Arrebatándole el micrófono al periodista, le hizo un gesto al cámara para que lo siguiera hasta un punto donde se podían ver todas las ruinas de la ciudad portuaria. Abarcándolas todas con el brazo, se giró hacia la cámara con el rostro enfurecido-¡¿Ven esto?! ¡A todos los ciudadanos de Norte América, ¿ven esto?! ¡Esto, esto es lo que esos seres que se supone velan por nosotros hacen! ¡Atacan inocentes, los masacran sin piedad! ¡Ni siquiera se preocuparon de civiles, porque a ellos fue a quienes mataron! ¡No militares, no políticos, solamente civiles! ¡Esta es una falta de honor, y una muestra de cobardía que no puede ser perdonada, así se arrastren por el suelo pidiendo perdón! ¡¿Dónde están aquellos seres que velan por nosotros?!-Señaló el paisaje-¡Aquí está la respuesta! ¡Son perores que nosotros! ¡No nos ayudaron durante la guerra, ahora nos atacan por la espalda!-Volvió a encarar a la cámara-¡Yo les digo, americanos, que luchen! ¡Luchen porque esta injusticia no quede impune! ¡Luchen contra el que nos ignora y usa a su beneficio! ¡Pero sobre todo, LUCHEN POR USTEDES, POR SU LIBERTAD!

Devolviéndole el micrófono a un impactado periodista, Sebastián Wayne tomo su chaqueta que había dejado en una roca y se largó de allí, camino al Humvee que lo esperaba una calle más abajo.

Hospital de campaña, Kuoh. Días más tarde.

-Básicamente, este es un [Sacred Gear] de clasificación [Longinus], que contiene al Dragón Emperador Rojo de la Dominación, Draig. Aunque no lo puedan ver, él era increíblemente grande. Un dragón occidental de 100 metros de altura, con una voz y presencia tan fuertes que dan ganas de arrodillarse ante él. El título "de la Dominación" no es por nada, después de todo.

Issei terminaba de explicarles a algunos de sus compañeros sobre lo ocurrido durante el ataque, sobre su encuentro con el dragón, y cómo le ayudo a salvar a los que habían sobrevivido hasta aquel momento. Todos ellos se encontraban aun en sus ropas de escuela, aunque con algunos vendajes o tubos conectados por el personal del hospital.

-También me contó que el [Sacred Gear] de Saji se llama [Absorption Line], y es una de cuatro partes de otro dragón llamado Vritra. Vritra está dormido, lo cual es la razón de porque no se comunica contigo, y tiene la categoría de Rey Dragón, justo por debajo de Draig-Explicó Issei a su compañero de primer año.

-Entonces debo reunir las otras 3 partes para comunicarme con Vritra...

-Así es. Draig dice que la habilidad de tu [Sacred Gear] es absorber el poder de otros seres.

-Ya veo...

-Disculpen que los interrumpa, pero... ¿qué piensan hacer ustedes luego de salir de aquí?-Pregunto Murayama.

-¿Qué quieres decir?

-La academia está destruida, y no se planea levantarla pronto. Sera algo difícil reubicar a todos los estudiantes que sobrevivieron, más aun hacerlos superar cualquier problema generado por el ataque. Sin mencionar, la cantidad de ancianos supervivientes será la prioridad del gobierno-Explicó Kiyomi Abe entrando a la tienda de tantas que funcionaran como hospital.

El comentario de la provisional presidenta del consejo estudiantil cayó como un balde de agua fría sobre los presentes. Estos se mantuvieron en silencio unos segundos, hasta que Murayama habló.

-Me enlistare en el regimiento sobrenatural japonés.

-¡¿Qué?!-Exclamaron alarmados Issei y Katase.

-Como oyeron. No pienso dejar esto impune. Iré yo misma, y nada que digan me hará cambiar de opinión.

El dúo la miro impactado unos segundos, hasta que Katase suspiró.

-Debí saber que no sería fácil. Iré contigo-Dijo con una sonrisa, la cual fue correspondida por su compañera.

-Yo también iré-Anunció Saji, atrayendo las miradas del grupo-Mis padres murieron durante el ataque. No puedo quedarme de brazos cruzados.

-Mi familia es domadora de criaturas sobrenaturales. No puedo ser ajena a esto-Anunció Kiyome, logrando caras de sorpresa en el grupo-¿Qué? Aunque bueno, no lo anuncie antes porque podría haber repercusiones negativas.

-Eso tiene sentido-Menciono Issei.

-Bastante inteligente-Murmuró a su vez Saji.

-¿Y tú, Issei?

-¿Yo?

-Sí. Eres el único que no iría.

-No gracias, pero no tengo intención de ir a matar a alguien, sea caído, ángel o demonio.

-¿En serio? ¿Incluso aunque tus padres hayan muerto?

-No sé si les gustaría que estuviera matando gente. Y no están muertos, sino que desaparecidos-Recalcó el final de la oración.

-Bueno, eso es cierto, pero aun así...

-¡ISSEI!

Un par de adolescentes llevando uniformes de otra academia de la ciudad entró corriendo a la tienda, observando a su alrededor unos segundos antes de lanzarse contra el herido usuario de [Sacred Gear].

-¡Hermano! ¡Pensé que te habíamos perdido!-Exclamo un calvo, abrazando llorosamente al castaño. Él respondía al nombre de Matsuda.

-¡No nos vuelvas a asustar así!-Exclamó el otro, un castaño con anteojos llamado Motohama.

Issei se sorprendió un poco, antes de sonreír con el ceño fruncido y un tic en la ceja para luego, amablemente, darle un golpe en la cabeza a cada uno que los dejo en el suelo.

-¡¿Por qué hiciste eso?!-Pregunto Matsuda desde el suelo, sobándose el lugar donde Issei le pego.

-¿Y preguntas? En primer lugar, estas en un hospital lleno de gente herida. No es lugar para estar alborotando.

Recién entonces el dúo pareció reparar donde se encontraba. Lanzando una disculpa generalizada acompañada de una reverencia, y tras apreciar fugazmente como solo ellos sabían hacerlo a las mujeres jóvenes cercanas, ambos se sentaron en unas sillas junto a la cama de Issei.

-Entonces, ¿Qué los trae por aquí?

-La verdad hubiéramos venido antes, pero no pudimos encontrarte. Y eso hubiera seguido así hasta que hoy, gracias a las indicaciones de la policía militar, supimos dónde estabas-Explico Motohama.

-Espera. ¿La policía militar les dio la ubicación de Issei así sin más?-Preguntó Murayama con incredulidad en la voz. Una mirada de sorpresa de Katase acompañaba su declaración.

-Claro que no. Buscaban a alguien que conociera a Issei. Es por esto-Sacando un paquete que nadie había notado antes, Matsuda se lo entrego a Issei.

-¿Qué es?

-Registrando las casas y testamentos de los fallecidos, se toparon con que esto era para ti. Es de parte de uno de tus vecinos.

-¡Oji-san!-Sin perder tiempo, Issei rompió la tapa de la caja e indago su contenido. Sacando algunos papeles para evitar que se rompiera, saco un objeto metálico... demasiado familiar.

-Eso es... ¿una pistola?

-Es la pistola de Oji-san... la misma que uso y le salvo la vida en la guerra. Una M1911 de origen norteamericano-Murmuró Issei mientras dejaba el arma de lado y leía un papel que venía dentro de la caja.

-"Issei. Si estás leyendo esto, quiere decir que pase a mejor vida. Lo más irónico sería que muriese durante un ataque. ¡JA! No hay deprimirse por eso. En esta caja esta mi arma personal, aquella que me ha salvado la vida en innumerables ocasiones. Ya estoy viejo para usarla, y esperó que no tengas motivo tú tampoco. Pero si por alguna de esas casualidades de la vida te vez obligado a defenderte, confía en ella. Sera vieja, pero es testaruda. No hay nada mejor en el mundo que un arma en la que confías. También incluí algunos pocos cargadores, por si las moscas. ¡Mejor prevenir que curar!

Y, esperando que abras esto en tu habitación, la caja tiene un fondo falso donde puse lo mejor de mi colección platino. Espero pases un buen rato con ella. ¡Jojojojojo!

Hasta que nos encontremos de nuevo."

-Oji-san...-Issei sintió lagrimas formarse en sus ojos al leer la carta. Con cuidado la doblo y guardo en la caja, cerrándola y dejándola bajo su cama. Tomo la pistola y la examino, decidiendo dejarla junto a él.

-Issei... ¿de quién era?

-Un vecino mío. Un amable anciano que disfrutaba ver a las mujeres jóvenes, y que por eso siempre espiaba a las chicas a la hora de entrada de la academia-Se giró hacia Katase y Murayama-Recibí muy buenas críticas sobre ustedes, por cierto.

El rostro de ambas se calentó tanto que uno podía ver salir humo de allí. Golpeando al pobre y herido Issei, ambas se largaron dando fuertes pasos.

-Jajajaja. Ellas nunca cambian.

-Maldito... ya tienes tu propio harem... pronto nos dejaras atrás...-Agarrando a Issei de su camisa, Matsuda le recrimino con los ojos llorosos-¡¿No habíamos prometido tener novia juntos?!

-¡¿Qué demonios te pasa?! ¡No son mis novias, son solo amigas!-Se defendió débilmente Issei, levemente sonrojado. Motohama lo dejo ir, pero Kiyome solo pudo negar con la cabeza a la infantil actitud del par de otra escuela.

-¿Y? ¿Eso es todo lo que tenían que decirle a Issei? Esta tienda es para la Academia Kuoh, así que si ya terminaron, pueden irse.

-Entendido-Motohama estaba a punto de irse, cuando recordó algo-Por cierto, Issei. No sé tú, pero Matsuda y yo iremos al regimiento sobrenatural. Puede que no tengamos ningún poder, pero no evitara que luchemos por lo nuestro. Espero que te nos unas, aunque no puedo obligarte.

Con una corta despedida, ambos se retiraron de la tienda. Saji tenía una irada confundida en su cara, como de "¿Qué acaba de pasar?", mientras que Kiyome ayudaba a acomodarse en su cama a una alumna de la academia. Las cosas estuvieron tranquilas durante algunos minutos, dejando al pacífico silencio invadir el ambiente, solo para que el sonido de los pasos de varias botas militares sonara desde afuera y se detuviera en la entrada. Entrando a la tienda sin miramientos, dos miembros de la policía militar se quedaron en la puerta mientras un adulto con un uniforme verde oscuro se internaba en la tienda buscando a alguien con la mirada. Se detuvo frente a Issei, sacando una foto y comparándolo con el contenido de esta. Kiyome y Saji se quedaron uno a cada lado de del herido, mientras este sujetaba su arma recién otorgada.

-Hyoudo Issei-Dijo el desconocido, direccionando su mirada al joven en la cama-Eres tú, ¿verdad?

-¿Eh...? Sí, soy yo.

-Issei. ¿Por qué le respondes que sí a un desconocido?-Le recrimino Kiyome.

-Viene con los militares japoneses. Significa que no puede ser algo malo-Replicó Issei.

-¿Usuario de la [Longinus] [Boosted Gear]?

Un sentido de alerta se encendió en la mente de Issei y compañia.

-...sí.

-No me equivocaba. Soy Sebastián Wayne, coronel del SOCOM y líder y comandante del "Grupo de Fuerzas Sobrenaturales de las Repúblicas Unidas de América", también conocido como SUFOG. Un placer conocerte-El ahora identificado Sebastián le tendió la mano, la cual Issei acepto para estrechársela. Mientras lo hacía, miró con más detalle a su interlocutor. Era alto, cerca de 1,90 metros, y de una contextura delgada de la cuales asomaban unos músculos. Tenía el ojo derecho rojo y el izquierdo amarillo, dándole una apariencia sobrecogedora.

-Mucho gusto. Me presentaría, pero ya sabe usted quien soy yo.

-Efectivamente. No tengo mucho tiempo, así que iré al grano.

-¿Qué sucede?

-Verás, Issei, el SUFOG puede no ser una de las instituciones más antigua en combatir lo sobrenatural, ya que eso puede remontarse a la inquisición e incluso más allá, pero si es una de las más eficientes que ha existido. Poco después de los ataques, en uno de los canales diplomáticos que seguían abiertos entre humanos y sobrenaturales nos llegó un mensaje para ti.

-¿Un mensaje?

-Sí-Extrajo un papel doblado de su chaqueta y lo desdoblo, aclarándose la garganta antes de leer-"Para el Emperador Rojo de esta generación, Hyoudo Issei. Desconozco cuál será tu resolución sobre participar en esta guerra, pero permíteme ayudarte. Tus padres, el señor y señora Hyoudo, sobrevivieron al ataque. Son mis agradables y forzados huéspedes aquí en el inframundo. Bueno, eso si el calabozo es un lugar agradable para ellos. Como sea, esperó esto te ayude a decidirte sobre qué hacer. Recuerda, mientras más demores, puede que tus posibilidades de volverlos a ver disminuyan. Eso es todo. Atentamente, Azazel, Gobernador de los Angeles Caídos."-Le entrego el mensaje a Issei para que comprobara su contenido por el mismo, esperando una reacción.

Po su parte, Issei se alegró al saber que sus padres estaban vivos. Pero a medida que el mensaje progresaba, su alegría se fue apagando, y empezó a caer cabizbajo. Cuando Wayne termino, él estaba ya con la cabeza decaída.

-Digame, señor Wayne...

-Sebastián está bien.

-Bueno, señor Sebastián... ¿es cierto lo que dice aquí?

-Espías de la URSO pudieron comprobar que efectivamente tus padres se encontraban en un calabozo de Grigory, aunque no pudieron precisar en qué parte de ese calabozo. Es uno que se encuentra relativamente cerca de la sede principal de Grigory.

-Ya veo... ¿vino a decirme eso?

-Esa era mi misión. Aunque no está en mis manos decidir si te unes a las tropas o no, te recomendaría que lo hicieras. Y también que me lo comunicaras, ya que el SUFOG, al ser la unidad anti-sobrenatural más antigua y experimentada existente actualmente, será la encargada de entrenar a los otros regimientos sobrenaturales. No te pediré que te unas, sin embargo, ya que te corresponde entrar al regimiento japonés. Estaré aquí está el anochecer. Sea cual sea tu respuesta, ve a comunicármela en el centro de mando local. Usa este permiso para entrar-Entregándole a Issei un permiso escrito y firmado por él, Sebastián se largó de la tienda a paso apresurado con los policías militares a su espalda. Issei se quedó viendo el permiso en su mano unos segundos, antes de tomar una muleta junto a su cama y salir a paso lento de la tienda.

-Issei...-Saji iba a salir a perseguirlo, pero una mano en su hombro lo detuvo. Kiyome Abe le dijo con la mirada que le diera tiempo. Asintiendo pesadamente, Saji se dejó caer en la cama de Issei mientras Kiyome ayudaba a otros alumnos, varios de ellos impactados por lo ocurrido recién.

Cuando Murayama y Katase regresaron, se encontraron con un ambiente pesado y a Issei perdido.

-¿Qué pasó?-Preguntó Murayama.

-Siéntense. Tienen algo que saber-Les indicó Saji mientras se incorporaba.

Parte 2:

Centro de Mando Terrestre Unido, Moscú, Unión de Repúblicas Socialistas Orientales (U.R.S.O.)

"Ellos nos agredieron, bombardearon, y destruyeron. Por eso les decimos esto: la mejor defensa.... Siempre es un buen ataque."

-Entonces, queda aprobado el plan de "Fuerza Reaccionaria Móvil Terrestre". El plan contempla la creación de una unidad multinacional de reacción rápida para detener o destruir incursiones sobrenaturales en la tierra, a la vez que, en caso de ofensiva a gran escala, actuar como primera fuerza de reacción para ganar tiempo-Aclaró el General Ruso Isakovich a la audiencia delante de él, compuesta en su mayoría por oficiales de alto rango y periodistas de todo el mundo.

-El enfoque de esta fuerza será la movilidad, por lo que contara con armamento y vehículos ligeros y de alta movilidad para desplazarse y combatir rápidamente. En su mayoría serán helicópteros de transporte y vehículos terrestres de exploración que puedan llevar tropas, cuéntense también transportes blindados de personal en algunas zonas. Algo de aviación caza bombardera también será utilizada en esta unidad, con números limitados-Explicó a su vez el general francés Baupte, más concentrado en organizar los diversos papeles en su mesa-Cada grupo de esta unidad estará acantonado en diversas zonas y estará a cargo de custodiar una rango y área determinada.

-En América habrán 6 grupos acantonados en Alaska, Washington D.C., California, Ciudad de Panamá, la Capital de Brasil Brasilia y Punta Arenas en el Cono Sur. En África habrán 4 grupos: uno en Marruecos, otro en el cuerno de África, oro en el Congo y el último en Sudáfrica. Oceanía poseerá 3 grupos, uno en Australia, otro en Nueva Zelanda y el último en la Polinesia. Europa tendrá un grupo acantonado en Austria y Asia tendrá 5 grupos más: Uno en Rusia Occidental, otro en Siberia, otro en Japón, uno en el Sudeste Asiático y uno en Medio Oriente. La Antártica y el Ártico será custodiado por los grupos cercanos. Así mismo, los océanos serán divididos en zonas y vigilados por los grupos cercanos a ellas. Eso es todo, pueden retirarse.

Mientras la sala era desocupada, Isakovich le susurro a su compañero de rango-¿Estuvo bien no decirles acerca de la ofensiva?

-Créeme, mejor que no lo sepan. Los sobrenaturales no se lo esperan, así que no nos vigilan. Y si la prensa no lo sabe, menos lo harán ellos-Sentencio Baupte con una cara solemne. Mas un brillo travieso se escapó de sus ojos cuando murmuro la siguiente frase-Es la hora de pasar a la acción.

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