020
¡Feliz Navidad a todxs!
Una brisa suave, cálida, chocaba contra mi piel. Estaba sentada en el porche trasero, inclinada hacia atrás y usando mis brazos para sostenerme.
Mientras estaba allí, en total silencio, como de costumbre, trataba de alejar los pensamientos que iban y venían y no me dejaban descansar hasta que cerraba los ojos. Incluso entonces, tenía problemas para deshacerme de la compañía no deseada que eran mis recuerdos.
Miré detrás de mí, a través del cristal de la ventana para ver a Harry escribiendo en su ordenador, Frunció el ceño y descuidadamente tiró papeles alrededor suya.
Por una vez quería que mostrase algún tipo de emoción. Era muy distante e independiente. Ni una sola vez había demostrado que me necesitara, cosa que evidentemente no hacía, pero yo en cambio había demostrado muchas veces que sin él estaría más que muerta.
El cielo brillaba y cuando miré hacia arriba sentí un mechón de pelo en la cara. Lo aparté de mi mejilla y en ese instante sentí algo resbaladizo y cálido moviéndose por mis pies descalzos.
Por impulso, bajé la cabeza y dejé la pierna quieta en el segundo en el que vi lo que tenía encima de la pierna.
"¡Oh Dios mío!" Grité, viendo que la serpiente de color marrón con manchas oscuras se detenía brevemente por mi repentina reacción.
De las muchas cosas que sabía de las serpientes, recordaba que las que había en Brasil eran de las más peligrosas. Nunca antes había tenido contacto con una, pero ésta era bastante larga y gruesa y era lo suficientemente grande como para que cualquiera se asustara al verla.
Nunca agites a una serpiente, leí una vez. Te pueden oír por la piel y los músculos que emitían ondas sonoras. Gemí cuando vi que se deslizaba más arriba, sintiéndome amenazada por sus movimientos.
Dudé en gritar de nuevo. Estaba alrededor de mi pierna ahora y sabía que si me movía lo más mínimo los resultados serían fatales.
Frenéticamente, miré detrás de mí para ver a Harry enchufando algunos cables. Estaba de costado hacia mí, que era más que suficiente para llamar su atención. Me mordí el labio inferior, haciendo una mueca cuando la criatura llegó a mi muslo.
Sus pequeños y brillantes ojos dorados, me acechaban distraídamente, mientras que trataba de pensar en algo para quitármela de encima sin agitarla. Podía ser rápida, pero habría más posibilidades de que me mordiera a través de los pantalones vaqueros.
Separé mis labios con una exhalación temblorosa que sacudió mi cuerpo. Miré la cosa, que se seguía deslizando alrededor de mis piernas, intentando con todas mis fuerzas quedarme tranquila. No tenía nada a mano que pudiera usar como pinzas para quitármela de encima, nada que pudiera alejarla de mí.
El pequeño gemido del nombre de Harry apenas salió de mis labios. Él era mi último recurso o tendría que esperar unos minutos hasta que se fuera. Volví la cabeza una vez más, mirando la puerta y lo lejos que estaba. Fue cuando me di cuenta de que la puerta estaba abierta y que si gritaba lo suficientemente fuerte podría llamar la atención de Harry.
Harry me daba la espalda ahora, haciendo algo con una bolsa. En momentos como estos, me gustaría que me estuviera vigilando y pendiente de cada uno de mis movimientos. Supuse que a veces no apreciaba su trabajo lo suficiente.
"Harry," llamé despacio, haciendo una mueca cuando la serpiente en un movimiento rápido se arremolinó en mi cadera izquierda. Se estaba acercando cada vez más. Si me ponía a llorar o me ponía nerviosa por culpa del miedo, no sabía qué ocurriría primero. Pero tuve una respuesta en cuanto la serpiente me rozó la cadera. Sentí las lágrimas arremolinarse en mis ojos.
Me giré de nuevo, Harry estaba allí otra vez, inclinado sobre su escritorio y pulsando algunos botones del ordenador. Tenía las cejas fruncidas por la concentración, obviamente, ajeno a lo que estaba pasando. Miré de reojo la serpiente viendo como se deslizaba, cómo silbaba al moverse. Gemí y llamé otra vez a Harry tan fuerte como me fue posible en circunstancias como estas, que requerían serenidad.
"Harry."
Sentí un alivio repentino cuando Harry volvió la cabeza. Su expresión se suavizó, encolerizada por dos segundos mientras examinaba mi cara roja y llena de lágrimas. Estaba muerta de miedo, por esa cosa encima mía.
Se alejó del ordenador, de pie con la espalda recta y yendo hacia la puerta de atrás. Mientras iba tan casualmente, negué frenéticamente con la cabeza y la moví indicándole mis piernas. Los ojos de Harry dejaron mi cara cuando divisaron a la criatura.
La forma en la que reaccionó, sin emoción, de repente se volvió reconfortante. No le tenía miedo a la serpiente, cosa que me hizo feliz ya que sabía que se haría cargo de la situación. Además de que era ese su trabajo, me sentía completamente impotente y un poco inútil.
Se movía lentamente, dándole distancia a la serpiente como pudo. Una vez que estuvo frente a mí, la serpiente de espaldas a él, se arrodilló y colocó su dedo índice en sus regordetes labios rosados.
Sollocé suavemente y asintió con la cabeza. Una vez más, sus cejas se fruncieron por la concentración, los labios apretados en una fina línea. Se acercó más, mis pies apenas entre sus dos rodillas entreabiertas. Cuando estaba a punto de coger la serpiente, lloriqueé, "Ten cuidado, Harry," Preferiría que no envenenase a Harry, llevándolo a su muerte lentamente, pero tampoco quería ser yo la que pasara por eso.
Harry se detuvo y me miró. "Estaré bien, pero cállate." Pensé que sería bastante fácil cooperar con sus demandas. Harry se inclinó con cuidado hacia delante, poco a poco acortando la distancia entre la mano y la serpiente antes de que llegara a ella en un instante.
Se me atascó la respiración en la garganta cuando Harry, extremadamente rápido, cogió a la serpiente por la cabeza. Tenía la boca abierta y los ojos como platos cuando vi cómo furiosamente sujetaba la serpiente de forma que no pudiera abrir la boca, con el pulgar en la cabeza.
La serpiente se movió en su agarre mientras me la quitaba de encima y Harry se alejó a la otra punta del patio. Allí, la dejó en el suelo, reemplazando rápidamente la mano con el pie, y en un instante pateó el reptil de forma que se alejó de allí.
Como si no hubiera pasado nada, se acercó a mí. Inhalé bruscamente cuando envolvió las manos en ambas de mis muñecas tirando de mí hasta el porche. Le miré, mis ojos y mi falta de expresión prominentes y pesados se agrandaron.
Sus pálidos ojos verdes se clavaron en los míos, una de sus manos deslizándose desde mi muñeca hasta mi mejilla, secando una lágrima que se acababa de escapar.
"Odio cuando lloras," dijo enfadado con el ceño fruncido. "Me cabrea. Pero a diferencia de cualquier otra cosa, esto es lo que más me enfada."
Mi silencio le permitió continuar. "Así que no lo hagas. Y sigue sonriendo como la listilla que eres." Aspiré profundamente otra vez, viéndole la cara y la mandíbula apretada. Su impecable mandíbula definida. La piel de su rostro recién afeitado y el olor de su colonia. "¿Quieres cocinar algo?"
Todo el miedo se disipaba lentamente por una sonrisa que surgió de su boca, seguido de una risita. "¿Estás... estás siendo amable conmigo?" Pregunté en voz baja, con la esperanza de que tal vez en realidad estaba tratando de evitar discusiones.
Abrió los ojos con disgusto e irritación puros. "Que me apuñalen y me quemen vivo antes de que sea amable."
Me reí sin aliento y lo miré a los ojos. "Harry... estás siendo amable."
"No, en verdad es compasión."
"Sí, claro." Solté un bufido sacudiendo la cabeza, y quitando de su agarre mis muñecas. "Y me encantaría comer algo."
Me di la vuelta y casualmente caminé hacia la puerta de atrás, con él siguiéndome detrás.
Harry escupió, "Voy a hacer algo. Estoy seguro de que no tienes ni puñetera idea de qué hacer con una sartén y unos cuantos ingredientes."
Arqueé las cejas cuando me volví sobre mis talones, "¿Cómo sabes que no sé cocinar?"
"Presto atención. Has estado comiendo cereales cuatro días seguidos." Comentó secamente, caminando junto a mí. Una pequeña sonrisa curvó mis labios. Si pudiera quedarme con este Harry, entonces sería capaz de estar en una habitación con él. Esperaba que este estado de ánimo perdurase más.
La cocina estaba ruidosa mientras que los dos nos movíamos de un lado a otro cogiendo ingredientes. Seguían siendo las once de la mañana y decidimos hacer el desayuno. Harry estaba más callado que otra cosa, haciendo lo mismo mientras que yo estaba sentada y lo observaba. Vi sus bíceps tatuados flexionándose, su mandíbula apretada de vez en cuando mientras no dejaba quietas sus enormes manos.
Él hizo la mayor parte de todo con facilidad. Odiaba admitir que era fascinante de ver.
"Catalina," me llamó, sacándome de mis pensamientos. Le miré cuando dijo "Haz algo útil en vez de mirarme." Su voz era más ronca que antes.
Me sonrojé furiosamente, sintiendo la temperatura aumentar desde mi cuello hasta mi cara. Aparté la mirada, viendo ahora el mármol brillante de la isla de la mesa. Entonces me levanté y traté de hacer algo, en lugar de quedarme ahí sonrojándome como una idiota mientras que él evidentemente sabía que estaba avergonzada.
Había un tazón de huevos sin mezclar. Lo cogí y empecé a batir los huevos. Segundos después, recibí una mirada de desaprobación de Harry. Le miré, frunciendo el ceño. "¿Qué?"
"Esa no es la maldita manera de hacerlo." Sacudió la cabeza.
En ese instante, me di cuenta de que Harry era una persona que hacía las cosas a su manera correcta o de perfeccionar ciertas cosas al igual que mi padre. Tal vez era el hecho de que se crió prácticamente con él haciéndolo increíblemente similar. Sin embargo, a diferencia de muchas otras cosas, esto me causaba mucha curiosidad.
Fingí no estar ofendida, el objetivo de mantener a este Harry seguía en pie y por eso me reí de mí. "Entonces, ¿cómo se supone que lo hago?" Harry vino hacia mí, su cuerpo detrás del mío y rápidamente agarró el tenedor que estaba usando. Su mano estaba encima de la mía, apretando mi agarre en el tenedor mientras que apartaba el cuenco de mí. Sentí el calor de su cuerpo irradiar hacia el mío, envolviéndome en una burbuja intolerable.
Inclinó el bol ligeramente, comenzando a mover mi mano con la suya. Sonreí para mí misma con tan solo ver como estaba actuando. Lo que era extraño era ver que encontraba diversión cuando se enfadaba por esta tontería. Era tan temperamental que a veces era irritante. Me molestaba que no tuviese fin, pero cuando él era así.... este tipo de cabreo... de alguna manera era diferente.
"Así," dijo con voz áspera.
"Está bien," traté de no reírme.
"¿De qué mierda te ríes?"
Demasiado tarde. Negué con la cabeza y me mordí el labio inferior. Después de unos segundos, inclinó la cabeza hacia abajo y sentí su aliento cálido contra mi piel. Me susurró al oído, "¿Qué es tan gracioso, Catalina?"
"Nada, Harry." Sonreí, mostrando los dientes mientras miraba cómo nuestras manos estaban aún juntas. Continuamos, mi mente a la deriva de su promesa. Que nunca perdería su autocontrol. Que nunca cedería su propia concupiscencia.. Que nunca caería ante cualquier cosa, y su control y su resistencia podían durar toda su vida.
En ese momento, en esa cocina, dejé de sonreír y me di cuenta de las ganas que tenía de que perdiera el autocontrol. Lo mucho que quería que fuese así más a menudo. A pesar de que todavía estaba cabreado, y siendo ridículo. Quería que él fuese justo y algo divertido. Cuando no estaba abusando de poder y tratando de dominar sobre todo lo que decía o hacía.
Las ganas que tenía de que renunciara. La forma en la que se sentía estar aquí con él mientras que airadamente intentaba enseñarme a batir los huevos correctamente --en vano, se sentía diferente a como cuando quería pegarle por ser tan cruel conmigo. Como era de esperar. Pero anhelaba verlo de otra forma. Actuando mínimamente diferente.
No me había dado cuenta de que se había alejado de mí y el recipiente ya no estaba en mis manos. Harry estaba cerca del horno, encendiéndolo para precalentarlo.
Cuando se dio la vuelta, se encontró conmigo mirándole.
"¿Por qué no has matado a la serpiente?" Solté de la nada.
Harry se dirigió hacia la nevera, diciendo. "De hecho me gustan los animales. No voy a matarlos cuando no tienen la capacidad mental que las personas sí. Por eso odio a las personas y no dudo dos veces en matarlas."
Fruncí el ceño ligeramente. "Y nunca... ¿nunca has pensado en cómo serías si tu vida fuese diferente?"
Se rió secamente, moviendo la cabeza casi como avergonzado. "No creo que me gustara otra vida. Todo ha sucedido como se supone que tiene que ser. ¿Tú quieres una vida diferente?"
Por supuesto, elegiría vivir un poco más como la gente normal. Harry cerró la puerta de la nevera y se dirigió a la isla de la cocina mientras que yo pensaba. Pero, en realidad, nunca había meditado con detalles cómo me sentía respecto a eso.
Negué con la cabeza. "En realidad.. no lo sé. Hay ciertas cosas con las que no estoy bien."
"Exactamente," dijo humildemente mientras vertía la mezcla en el molde, de espaldas a mí. "Elegiría estar sólo y no tener que lidiar con los demás todos los días, en otra vida."
Aunque eso era triste de escuchar, no pude evitar pensar de dónde venía eso. Incluso cuando estaba hablando así, se sentía bien porque no estaba ladrándome como un perro rabioso, no me hacía sentir inferior. Estaba siendo justo y casual. Un gran cambio, pero no podía evitar empezar a adorar este lado suyo.
Luego se dio la vuelta y enfocó la vista en mí. "¿Has terminado de interrogarme?"
"No estoy segura," comenté, mis labios torciéndose en una sonrisa.
"No eres graciosa." Chasqueó.
Me reí a carcajadas. "¡Oh! Eso es como decirle a una anciana que corra más que un medallista olímpico, ¡no tiene sentido, señor siempre-estoy-enfadado!"
Harry apretó la mandíbula, "duérmete o algo."
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