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|| [ÉPOCA ACTUAL] ||
63 HORAS DESAPARECIDO

- Muchos sospechan de ti y Rafaella. - la detective aclaro a Guzmán.

- ¿Por?. - cuestiono el chico de las pecas sin interés.

- Su repentina y creciente amistad no es algo que se vea comúnmente. - la mujer admiraba las facciones del chico esperando que algo lo delatara.

- Adivinó, ¿La marquesita vino con ese cuento?. - Guzmán se removió en su sitio.

- Para nadie es normal que vosotros se llevaran bien de la noche a la mañana Guzmán.

- ¿A caso tener una buena relación con ella es un delito?.

- No. - respondió tajante la detective.

- Entonces creo que alguien debe hacer mejor su trabajo, por qué volcar la investigación hacia dos de las familias más afectadas en todo esto no creo que le parezca a su mayor. - la sonrisa de Guzmán se ensanchó al saber que había dado en el clavo.

Lo mismo sucedió con Nathaniel y Rafaella, quienes desde la puerta se miraron victoriosos y chocaron puños como era costumbre cuando todo les salía a la perfección...





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|| [3 MESES ANTES] ||






R A F A E L L A

El reloj marcaba las nueve y media en punto.
Mis ojos picaban, respire hondo y contuve las lagrimas.

Subí hacia mi habitación y comencé a despojarme del disfraz que portaba, con coraje arranque cada prenda de mi cuerpo, desde las alas doradas y el vestido a juego con ellas, hasta las medias en conjunto con los tacones.

Una vez que quede en interiores me mire al espejo, el maquillaje en mi cara estaba corrido, ni siquiera me había percatado el momento en el que había comenzado a llorar.

La tristeza y el coraje me inundaban, había desistido en mi plan de asistir a la fiesta, hasta que mi móvil anunció una notificación.

Lo tome dándome cuenta que era un mensaje de Rebe.

"Princesita que se te durmieron las cabras, no me digas que vais a faltar, mira que estoy bien acompañada..."

Bajo este resaltaba una foto de la castaña acompañada de un chico demasiado exótico para mi gusto y Ander, sonreí al ver a este último.

Definitivamente iría, no entendía por qué Samuel me había dejado plantada, pero esta me la cobraría.



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Camino hacía la salida me topé a Nathaniel en el pasillo de las habitaciones, pasó empujando mi hombro, logrando que rodara los ojos, tan infantil como siempre.

Estaba decidida a seguir mi camino, pero necesitaba a mi hermano más que nunca, suspiré y me giré con dirección hacia su habitación.

Abrí la puerta sin siquiera tocar, llevándome un reproche de su parte.

- Existe la privacidad, no se si te habías dado cuenta.

Sin hacerle caso me adentre en su closet, tome un pantalón negro, en conjunto con una camisa de seda negra, uno de sus abrigos color musgo y sus clásicos Valentino.

Lance las prendas en su cama y lo mire.

- Vístete nos vamos. - me cruce de brazos y lo mire.

- ¿Que diablos te pasa?. - cuestiono.

- Me pasa que tengo mucho sin salir de joda con mi hermano y ahora lo necesito, me vale madre que estés enojado yo solo trato de cuidarte Nate, no se que haría si por las estupideces que te metes llegas a faltarme, así que ponte la maldita ropa y larguémonos de aquí antes de que nuestro padres lleguen. - las lágrimas volvían a amenazar con salir de mis ojos.

Nate se quedó estático por unos segundos mientras analizaba mis palabras, pero de un momento a otro acortó la distancia entre nosotros abrazándome.

- Perdóname por ser un imbécil, se me hizo fácil aceptar lo que me daba Valerio sin recordar como me engancho de rápido. - me separe un poco, tome sus mejillas y junte su frente con la mía.

- No hables más de eso, olvidémonos de todo, ¿Si?. - el solo asintió.

Me separé y le sonreí.

- Te espero en cinco abajo, o te dejo. - ambos reímos, me di media vuelta con dirección a la puerta.

- Hey. ¿García no llego cierto?. - me detuve y lo mire, negué con mi cabeza ganándome un suspiro de su parte. - Por favor ponte esto por qué no quiero las miradas sucias y bajas de todos sobre ti. - me lanzó un abrigo camel y reí.

- A tus órdenes.

Me coloqué la prenda, y salí de su habitación dispuesta a esperarlo sin saber lo que nos deparaba la noche.






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- Creo que estamos un poco fuera de lugar. - mencione mientras veía como todos seguían llegando acoplados al tema de la fiesta con sus disfraces.

- Nena nunca hemos sido normales. - Nate me abrazo por los hombros y yo reí. - Así que esta noche solo dedícate a beber hasta perder la conciencia.

Comenzamos a caminar a través del jardín tratando de llegar a la casa.

- Sabes que el alcohol y yo no somos compatibles.

- Cierto, como olvidar la última vez que perdiste la conciencia en Vallarta, que tiempos. - reí ante las palabras de mi hermano. - Pero hoy olvídate de todo, el duo dinámico debe regresar, como en los viejos tiempos.

- Me has convencido. - bese su mejilla logrando que riera.

Seguimos caminando entre el jardín y de un momento a otro Nate se detuvo.

- Ese cabrón. - se separó de mi.

No entendí su actitud hasta que observe la escena frente a mi, era Samuel besando a la que apostaba era Carla.

Ahora entendía por qué nunca había llegado, había venido a buscar a la marquesa, salí de mis pensamientos cuando la gente se comenzó a aglomerar a mi alrededor, así me di cuenta de la situación, Nathaniel sostenía a Samuel por el cuello de su chaqueta y comenzó a propiciarle varios puñetazos.

Carla solo veía la escena con una sonrisa ladina, tremenda hija de puta.

- ¡Nathaniel no!. - me acerque hacia mi hermano y jale de su abrigo, fue inútil. - ¡Nate, no vale la pena, suéltalo!.

- ¿Qué lo suelte?. Por Dios Ella este imbécil se burla de ti dejándote plantada por venirse a meter con esta poca cosa, ¿Aún así lo defiendes?.

- Todo tiene una explicación Ella, confía en mi. - susurró Samuel.

Mi mirada se encontró con la del moreno, sus ojos me suplicaban que lo escuchara.

- Tenias solo una oportunidad García. - comencé a retroceder. - Te veo adentro. - hable para Nate quien solo asintió.

Comencé a caminar escuchando los gritos de Samuel llamándome, no iba a caer de nuevo.

Ingrese al ático de Rebe, pero no encontraba ninguna cara conocida, seguí avanzando hasta que choque con una chica.

- Lo siento, no fue...- pause al ver a Cayetana. - A eres tú. - comenté sin importancia.

- También me da gusto verte Rafaella.

- No tengo tiempo para convivir contigo, ¿Has visto a Ander?. - cuestione.

- La última vez estaba junto a su novio en las bebidas. - sin más se dio media vuelta y se fue.

Suspiré y camine buscando el área de bebidas, en pocos minutos la encontré.

- Joder. - mencione al ver al chico que acompañaba a Ander.

El chico me analizó de arriba abajo, y termino mostrándome una pequeña sonrisa.

- ¿Sabes de lo que vamos?. - cuestiono hacia mi el moreno.

- Si. - Ander me miro.

- ¿A que mola?. - reí.

- Tu no. - la sonrisa que había en sus labios desapareció. - Si me permites.

Tome el brazo de Ander junto con su abrigo y lo arrastre conmigo.

El se afirmó de mi mano, me adentre hasta el pasillo de habitaciones, encontré una libre y lo hice entrar.

Cerré la puerta tras de mi, coloque el pestillo y me giré a mirarlo.

- No lo puedo creer. - reí.

- No me toques los cojones en este momento Ella. - suspiro el chico de rizos mientras tomaba asiento sobre el colchón.

- ¿Ese es tu novio?. - cuestione acercándome a él.

- Eso pensaba yo, ahora es toda una drag. - escuche el pesar de su voz. - Estoy llegando a mi límite. - tomo mi mano una vez que estuve a su lado. - Te necesito estrellita.

Solo esa palabra basto para que tomará su rostro e impactará mis labios con los suyos.

Ander al instante tomo mi cadera y logro posicionarme a horcadas sobre sus muslos, aproveche la desnudez de su torso y deje leves caricias sobre sus hombros ganándome varios suspiros de su parte.

El aprovecho para subir mi sweeter colando sus manos sobre mis muslos apretándolos suavemente.

Sin esperarlo tomo mi trasero y se levantó de la cama, enrede mis piernas en su cadera, el aprovecho para posicionar mi espalda sobre el colchón.

- Por esta noche, todos a la mierda. - reí ante su comentario.

El con prisa retiró el intento de disfraz que tenía dejando al descubierto su miembro, así mismo hizo a un lado el panti que yo portaba y sin esperar se introdujo en mi, gemí al sentir cómo comenzaba a moverse.

El de rulos recargó su frente sobre la mía mientras comenzaba a aumentar el ritmo de sus estocadas, su mirada se encontró con la mía y en automático sonrió.

- Ander y Ella contra el mundo por siempre. - Ander soltó en medio de un gemido.

- Y para siempre solecito. - dije antes de capturar sus labios entre los míos recibiendo respuesta inmediata de su parte.

Desde hace años sabíamos que nuestros encuentros eran jugar con fuego puro, pero nunca nos importó, preferíamos quemarnos antes que separarnos, y así como siempre a base de deseo y caricias continuamos aliviando nuestros corazones.




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Mis caderas se movían al ritmo de la música, Rebe, Nate y yo estábamos pasándola muy bien ignorando a todos los demás mientras bailábamos y bebíamos entre nosotros.

Una sonrisa se formó en mi rostro al ver a mi hermano muy cerca de Rebe, ambos estaban ya al tope de alcohol, así que me aleje con motivos de encontrar el sanitario.

Varios chicos del cole me saludaban en el camino pero trataba de no engancharme tanto en la conversación, afortunadamente pronto llegue a mi destino, estaba por abrir la puerta pero me detuve al escuchar una voz desde el interior.

- ¡Vete a la mierda!. - mi sentidos me decían que era Lu.

Al parecer no me equivoque cuando esta abrió la puerta del sanitario y salió fúrica, al verme busco consuelo entre mis brazos, cosa que no rechacé al brindarle un abrazo.

- Es un hijo de puta. - exclamo en mi oído tratando de disimular el nudo que se formaba en su garganta. - Se acostó con la beduina.

Cuando estaba por preguntarle a qué se refería mi mirada se topó con la de Guzmán, que iba saliendo de la misma habitación.

- Vámonos de aquí. - le susurre a la castaña.

Ella enlazo su brazo con el mío y comenzamos a caminar lejos de ahí.

Fuimos directo hacia la barra de bebidas, Lucrecia pidió un par de shots.

- Por esos bastardos que no nos saben valorar cariño, ¡Salud!. - sonreí ante las palabras de mi amiga, tome el vaso al instante y bebí su contenido de un trago.

Estaba por decirle algo a Lu pero paso por mi lado, la seguí con la mirada y note como hablaba con el novio de Ander, rodé mis ojos y opte por retirarme de la fiesta, no planeaba convivir con el.

Tome mi celular de la barra y emprendí mi camino a la salida, ya hablaría con Rebe mañana.

Al llegar al jardín simplemente me guíe por las farolas para poder llegar a la camioneta en que habíamos venido mi hermano y yo, evite mirar a cualquier lado por si Samuel y Carla seguían cerca, no quería toparme a ninguno.

Cuando llegue al vehículo me lleve la sorpresa de que Guzmán estaba recargado en el capo de este.

- Esperaba que Nathaniel apareciera primero. - me miro.

- Ya ves que no es así. - me posicione a su lado. - ¿Estas bien?. - su mirada sorprendida cayo sobre mi. - No es que me preocupes, pero sinceramente te ves de la mierda. - ambos reímos ante mis palabras.

- Pensé que al expresar lo que siento y dejar de engañar a Lu me sentiría mejor, pero es todo lo contrario.

- ¿Por que terminar las cosas así Guzmán?, ¿Estas consciente que la destrozaste?.

- Coño Ella que lo se, pero no podía aguantar mas. - pausó. - Yo estaré eternamente agradecido con Lu por todo lo que hizo por mi, pero lo que siento hacía Nadia es totalmente diferente.

Suspire al escuchar el nombre de la morena.

- Entiendo, solo debes ser consciente que cuando tomas este tipo de decisiones debes valorar bien si lo que planeas ganar vale más que lo que estás perdiendo. - sonreí hacia el para darle ánimos. - ¿Nadia lo sabe ya?.

- ¿El que?. - el chico de las pecas me miro.

- Esto, el hecho de que ahora pueden estar juntos. - remarqué la última palabra.

- No. - suspiré.

- Anda que te llevo con ella. - me moví de mi lugar directo a la puerta del piloto.

Volví mi mirada hacia el rubio y este me miraba con una sonrisa.

- ¿Qué enserio harás eso por mi?. - vaciló.

- No es como que tenga algo mejor por hacer, sube antes que me arrepienta.

El chico sin pensarlo accedió al asiento de copiloto, yo por mi parte subí a la camioneta, me coloqué el cinturón de seguridad y encendí el vehículo con destino a casa de la morena.


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Vaya suerte, al parecer la noche se había confabulado para que a todos nos mandaran a la mierda hoy.

Después de la visita a Nadia que no resultó nada favorecedora para el rubio, ambos decidimos ir al mirador de la ciudad, acompañados de varias botellas de tequila que bebíamos dentro de la camioneta.

Guzmán llevaba dos encima e iba por la tercera, yo comenzaba mi segunda.

- Vamos a terminar dados al traste. - rio el chico de las pecas.

- Una vez al año. - agregué. - Guzmán.

- Dime. - sentí su mirada sobre mi.

Medite antes de hacer mi pregunta, pero la duda me mataba.

- ¿Cómo era Marina?. - en cuanto termine de hablar lleve la botella a mis labios para beber un gran trago de su contenido.

- Ella era...- note como afirmó la botella entre sus manos. - Ella era luz pura, era mi escape a esta realidad de mierda. - tomo un trago. - Era la chica más cotilla y cabezota que podías conocer. - ambos reímos. - Pero al mismo tiempo siempre tenía un consejo o tendía su mano cuando la necesitabas, sigo sin comprender en qué momento se dejó perder así. - note como su barbilla se tensó. - Aunque no hay mucho donde buscar todo es culpa de los jodidos hermanos García, aún no capto como es que te dejaste embaucar por el imbécil de Samuel.

- Ni que lo digas, se dio el lujo de dejarme plantada esta noche, y todo por irse a besar con la marquesa. - de nuevo lleve la botella a mis labios y bebí.

- La mierda siempre busca a la mierda Rafaella.

- No lo se, el jura que solo lo hace para descubrir quien mató a Marina pero...- me vi interrumpida por el chico.

- Abre los ojos Ella, ¿Enserio le vas a creer ese cuento?.

- Guzmán no se por que el y tú se llevan así pero, algo me hace creer que Samu no es el chico que todos dicen. ¿Alguna vez te has cuestionado que pasaría si el verdadero asesino de Marina es alguien de los que te rodea?. - pregunté tratando de crear incertidumbre en el.

- No digas tonterías. - pausó, su mirada se conectó con la mía y me sorprendió cuando llevo su mano a mi mejilla. - Vales mucho Rafaella, y debes de saber que alguien como tu no debe estar detrás de alguien como Samuel, si el cabrón no te valora solo mándalo a la mierda, recuerda que el amor no es una labor de convencimiento, deja de andar rogando.

Sus últimas palabras me hicieron aterrizar en la realidad, no debía volver a prestarme al juego de Samuel, y a pesar de que sintiera que lo estaba queriendo debía ignorar mis sentimientos y seguir adelante.

- Gracias por esto Guzmán. - acaricie por encima la mano de el que aún mantenía en mi mejilla.

- Gracias a ti Ella.

Ambos nos miramos por unos segundos, fue ahí que analice con detenimiento su rostro, el chico era guapo debía admitirlo, pero lo que más me cautivaba era el azul profundo de sus ojos, que gracias a la tenue luz de la luna brillaban más.

Note como el también observaba mi rostro con detenimiento, así que le brinde una sonrisa cosa que el correspondió, era extraño ver a Guzmán sonreír pero me gustaba.

Así nos mantuvimos hipnotizados, solo mirándonos y sonriendo con tranquilidad, pero el momento se vio interrumpido por nuestros teléfonos que sonaron al mismo tiempo, el chico alejó su mano de mi rostro para tomar su móvil de el bolsillo de su Jean.

Yo saqué mi celular de uno de los bolsillos de mi saco, revise la notificación notando que era un mensaje de Cayetana en el grupo de los encineros.

"EL HERMANO DE SAMUEL ESTÁ EN LA FIESTA!!!"

Se venía grande el problema.

- Joder con este hijo de puta. - exclamo Guzmán que de un momento a otro ya grababa una nota de voz. - Agarrad a Nano que voy para haya. - me tense ante sus palabras, no podía permitir que se peleara. - ¡Voy a partirle la puta cabeza, y que no se os escape! ¡Por vuestra madre, que no se os escape!.

- No vamos a ir Guzmán. - trate de parecer firme.

- Ella arranca. - me negué. - Mierda por favor, ¿Dejarás que sigan haciendo lo que les plazca?.

- No tiene sentido lo que estás diciendo. - alegue.

- ¡Claro que lo tiene!. Esos dos no pueden salirse con la suya, mucho menos Samuel, ¿Vas a permitir que seamos su puta burla?.

Las palabras de Guzmán lograron remover sentimientos en mi, no tenia nada de malo que Samuel tuviera un poco de sufrimiento, así que solo eso bastó para que encendiera el vehículo y emprendiéramos el regreso a casa de Rebeka.






●●●●●●


En cuanto estacionamos Guzmán y yo bajamos con prisa, a unos cuantos autos pude admirar como Nano acorralaba a Carla entre jalones.

- ¿Qué mierda se te pasa por la cabeza?. - escuche la voz de el mayor de los García. - Ya mate a una pija, ¿Qué más da si mato a otra?.

Guzmán iba a intervenir pero lo sujete del brazo al mismo tiempo que Samuel llegaba al rescate de la marquesa, pude observar cómo su nariz estaba hinchada, uno de sus ojos tenía un hematoma y su ceja derecha estaba abierta, vaya golpes le dio Nate.

- ¡Suéltala!. - gritó el pelinegro, logrando ser encarado por Nano.

- ¿Así la investigas?. Se está riendo en tu cara. - el mayor recibió un puñetazo en la casa por parte de su hermano.

De un momento a otro Samuel comenzó a propiciarle golpe tras golpe a su hermano.

- ¡Samuel déjalo ya!. - gritó la marquesa.

Estaba conociendo verdaderamente quien era el chico, y no me dolía el hecho de que atacara a su hermano, si no el saber que lo hacía por la marquesa, sentí la mirada de Guzmán sobre mi.

- ¡Samuel lo vas a matar!. - ante esa advertencia de la rubia decidí intervenir.

Hice el amago de acercarme a tratar de sacar a Nano de ahí pero Guzmán me tomó de la cintura.

- No te atrevas, el chico está fuera de si. - afirmó su agarre sobre mi.

- Pero que lo va a matar Guzmán, y Nano no tiene la culpa de nada.

El chico de las pecas se limitó a continuar mirando la escena.

- ¡Siempre me vas a joder la vida!. - gritó con coraje Samuel.

En ese momento mi vista reparo de nuevo en los hermanos, el pelinegro golpeaba con tanta furia a Nano, desquitándose de todo lo que probablemente lo abrumaba y ni siquiera era culpa del ojiverde.

De un momento a otro todos los encineros rodeaban a los chicos y nadie hacía nada.

Para terminar Samuel lanzó al piso a su hermano y se giró hacia la marquesa, Nano yacía inerte, su cara estaba cubierta por la sangre.

Sin pensarlo me zafé del agarre de Guzmán y corrí hacia el chico, me arrodillé al lado de el, tome su cabeza entre mis manos y la posicione en mis muslos.

- Hey Nano, no me conoces pero yo a ti si, así que no te duermas.

El me brindo un leve asentimiento como pudo, para este momento Nataniel se arrodilló a mi lado.

- ¿Qué demonios planeas Ella?. Todos te están viendo.

- Me valen madre todos Nate, necesitamos ayudarlo, y por favor no me cuestiones solo llama a emergencias. - mi hermano suspiro y al instante actuó marcando el número.

- Rafaella. - escuche la voz de Samuel en un susurro tras de mi, lo mire y note como comenzaba a acercarse hacia mi.

- Tremenda bestia eres Samu, que escondido lo tenías. - Guzmán se posicionó delante de mi. - No te vuelvas a acercar a ella, o yo te dejaré tal cual tú dejaste a tu hermano.

- Tu no eres nadie para decirme que hacer o no. - se defendió Samuel, mi hermano colgó la llamada, y lo mire sintiendo como mis ojos comenzaban a rozarse.

- Ya vienen para acá, tranquila, el va a estar bien. - susurró Nate en mi oreja antes de ponerse de pie y mirar al pelinegro. - A ver cabroncito, ¿No te bastó la madriza que te di?. - Nathaniel encaro a Samuel. - Te lo advertí desde ese momento y ahora lo reafirmo, ¡Te quiero lejos de mi hermana pendejo!. Y a la primera que vea que tratas de acercarte a ella, te corto los huevos, ¿Captamos?. - Guzmán palmeó el hombro de Nate.

- Ya lo sabes García, mantente lejos de todos, o te partimos la puta cabeza. - finalizó el chico de las pecas.

- Samuel vámonos. - hablo por fin Carla.

- Quiero que me lo diga Ella. - pausó. - Pídeme que me aleje de ti y no volverás a saber de mi.

- Que la chingada, es tan difícil enten...- interrumpí a Nate.

- Tu hermano sólo quería protegerte y créeme que en un futuro te vas a arrepentir de esto. - pause mientras miraba a la marquesa tratando de transmitirle que yo sabía la verdad del asesinato de Marina, al parecer lo captó. - No te reconozco, no se donde está el Samuel que yo conocía, y ya no me interesa, solo no te quiero cerca de mi otra vez. - solté mientras miraba el rostro de Nano, quien a tientas buscó mi mano y la apretó, yo correspondí su acto.

Solo esas palabras bastaron para que el diera media vuelta y se retirara acompañado de la marquesa, llevándose las miradas de todos a sus espaldas, dejándome a mi con el corazón roto y varias lagrimas escapando por mis mejillas.

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