1-14


|| [ÉPOCA ACTUAL] ||

R A F A E L L A



Tome de mi copa una vez mas, de no ser por que el evento era en propiedad de papá no me habría presentado.

El frío comenzaba a predominar, acomode sobre mi torso mi abrigo y baje levemente la falda de mi vestido, salí de mis pensamientos cuando alguien se poso a mi lado.

- Pensé que te quedarías en casa. - miré al pelinegro.

- ¿Y perderme el show?. Para nada. - mi hermano le hizo una seña al chico de la barra y pido una bebida.

Por casualidad mire a la entrada y noté como Ander hacia su llegada, sus ojos se encontraron con los míos y me brindó una sonrisa mientras comenzaba a dirigirse hacia aquí, rompí mi contacto visual cuando noté como Guzmán interceptaba su andar.

- Deberías escucharlo. - Nate hablo a mi lado. 

- ¿A quien?. - sabia a lo que se refería pero prefería hacerme la desentendida.

- A Guzmán, fui el primero en ir a partirle la cara cuando vi el video. - pausó y me miro. - Pero cuando me explico la situación lo entendí.

- Claro, entre amigos se tapan sus estupideces. - escuche como el suspiro ante mis palabras.

- Si, eso que dices es cierto, pero nunca lo haría sabiendo que la afectada es mi pequeña favorita. - al instante me rodeo con sus brazos y yo me afirmé a su torso, extrañaba sus abrazos. - Nena estas semanas han sido una mierda con lo de Anto, y Guzmán era la única persona que te mantenía a flote. - se alejó levemente de mi y tomó una de mis mejillas con su mano. - Solo te pido que lo escuches, y si después de todo aun así no quieres saber nada de él yo mismo me encargaré de que no te moleste más, ¿Vale?. - lo mire por unos segundos y con pesar asentí.

- No se como diablos siempre terminas convenciéndome de todo. - ambos reímos y el volvió a abrazarme.

- Soy tu mayor debilidad siempre lo hemos sabido. - me separe de él.

- Así como yo la tuya. - sonreí.

- Touché. - ambos tomamos nuestras bebidas y brindamos juntos.

Rebeka llego hasta nosotros exaltada, podía notar como estaba enojada gracias a que su ceño estaba fruncido.

- ¿Qué pasa?. - pregunte cuando se planto a mi lado.

- El Samu que vino a tirar quilombo en el momento menos indicado. - mi hermano la miró.

- ¿Dónde esta ese cabron para sacarlo ahora mismo?. - ella rio.

- Que se yo, harta estoy de ser su niñera que tenga huevos y se cuide solo. - Nathaniel se alejo de nuestro lado.

- Te habías tardado. - mire a la ojiverde.

- Todavía que mi madre le da la oportunidad viene a reventarme los cojones con sus temas. El tenía claro desde un principio a que se metía que no me joda. - suspiré.

- Olvídate de el, y mejor prepárate para disfrutar la noche que será inolvidable. - reí.

- Esas muecas tuyas me dan miedo princesita pero venga. - abrazo mis hombros.

Nos dirigimos hacía donde se encontraban Nathaniel y Ander hablando con mi padre sobre las ultimas novedades acerca de la búsqueda de Antoine, estos tres se ponían de acuerdo para después del evento salir de nuevo salir a buscar a mi hermanito cerca de los confines de la casa, así como en el centro de la ciudad, cosa que para mí era inútil pero no podíamos hacer mas.

Rebeka estaba dispuesta a acompañarnos al igual que Polo quien de un momento a otro no se como termino enredado en nuestra conversación.

- ¿Todos de acuerdo?. - los cinco asentimos hacia el mayor. - Bien jóvenes, entonces nos veremos en la entrada de nuestra casa y de ahí partimos.

- Si me permiten quisiera unirme. - cerré mis parpados con fuerza al escuchar su voz, mi padre me miro en automático, le suplique con la mirada que lo rechazara pero fue en vano.

- Por supuesto, toda ayuda nos favorece. - alguien llamo a mi padre a sus espaldas. - Bueno, los veo en un rato, les agradezco su apoyo, permiso.

En cuanto papa se retiro Nathaniel, Polo y Ander retomaron su conversación, Rebeka desapareció hacía las bebidas y me vi sola, o eso pensaba hasta que volví a escucharlo.

- Ella. - sentí como tomo mi hombro con su mano, suspire al saber que era hora de enfrentarlo, así que me gire para quedar frente a frente. - ¿Te encuentras mejor que hace un rato?.

- Si, gracias por preocuparte. - el solo asintió. - Creo que tenemos una conversación pendiente, pero este no es el lugar.

- Estoy de acuerdo, ¿Te parece llevarte a casa al terminar esto y aprovechamos?.

- Esta bien, aunque Guzmán yo...- me vi interrumpida.

- Eh...¿Hola?. - hablo Lucrecia en el micrófono, todos enfocaron su atención en la castaña. - Buenas noches.

- Hora del show. - Nate se posiciono junto a mi.

- Bueno, eh...Quiero agradecerles por estar aquí esta noche. - Lu me busco con la mirada, y le brinde una sonrisa para que se sintiera segura, acto que correspondió con un guiño. - Por su bondad de corazón. Es increíble que todavía haya gente buena en este mundo en quien se puede confiar. - la morena suspiro antes de continuar. - Bueno quiero agradecer principalmente a una maravillosa mujer. - miré a Cayetana quien estaba a unos pasos de nosotros, esta sonreía, si supiera la que se le venía. - Generosa, una gran amiga, Cayetana, un aplauso, por favor. - todos estallaron en aplausos alabando a la Grajera, la risa de Nate me contagio y ambos terminamos riendo bajo la atenta mirada de Guzmán.

- No, no por favor. - mencionaba apenada la rubia, esta le envió con gestos un par de besos a Lu.

- Y una puta mentirosa. - mordí mi lengua para evitar que una carcajada saliera de mi garganta.

- ¿Qué esta haciendo?. - me cuestiono Guzmán, a lo que solo alce mis hombros desinteresada.

La mayoría comenzó a murmurar mirando a Cayetana, quien cada vez se hacía mas pequeña ante las miradas de todos los presentes.

- Porque esta ONG, no existe, ¿Verdad?. - el coraje se sentía en cada una de las palabras que salían de Lucrecia. - Es igual de falsa que tus historias por el mundo, tus viajes, tu casa, tu amistad. Tu vestido Ralph Lauren que por cierto robaste del closet de Rafaella aprovechando que eres parte del servicio domestico de su casa.

- Lu, por favor. - rogo con un nudo en la garganta la rubia.

- Haz que se detenga. - Polo llego a mi lado.

- Yo no tengo que meter las manos al fuego por una ladrona como ella. - Leopoldo me miró con furia.

- Se van a arrepentir de esto. - dicho eso solo se quedo inerte tras de mi.

- Toda tu vida es una puta mentira. - podía notar como los ojos de la morena se llenaban de lagrimas, y como no, si quién consideraba su amiga termino siendo una falsa. - Si, Cayetana es hija de una empleada domestica. - los murmullos cada vez se hacían mas fuertes. - En serio me la creí, increíble, todo una falsedad. No se preocupen, les va a devolver cada centavo. De eso me encargo yo. - volvió a pausar, miró a mi hermano en busca de apoyo, y este sin dudarlo formo con sus manos un corazón dándole a entender que estaba con ella sin importar nada. - Gran noche, yo estoy hasta la madre de estar fingiendo.

- ¿Estabais enterados de todo esto?. - pregunto el de pecas a Nate y a mi, ambos solo atinamos a asentir. - Joder.

- Con una puta sonrisa en la cara toda la noche, como si todo estuviera bien, cuando en realidad no lo esta. - Lucrecia miró a Guzmán. - Especialmente con Guzmán, porque ya no estamos juntos. - me removí incomoda en mi lugar. - Lo siento Laura, pero tu hijo no tiene los cojones para aceptar que esta enamorado de Rafaella frente a ustedes, y menos después de que todo el colegio vio como se cogía a la beduina dejando a la pobre Ella en ridículo. - la morena dirigió su mirada hacia donde nos encontrábamos. - Guzmán, no la pierdas, Rafaella es una de las únicas personas que valen la pena en toda esta mierda, puedo apostar que lo que existe entre ustedes es lo mas puro y fuerte que puede existir dentro de todo esto. - Lucrecia nos brindó una sonrisa sincera a ambos.

Al mismo tiempo sentí como el chico de pecas tomaba mi mano con la suya, decidí entrelazar mis dedos con los suyos, porque lo necesitaba, y lo confirme cuando nuestras miradas se encontraron y pude ver una sonrisa sincera salir de entre sus labios después de tantos días.

- Tampoco voy a seguir fingiendo cuando a mi vida llego alguien que de verdad me valora por lo que soy y no me da la espalda sin importar nada. - Nate le lanzo un beso a la castaña, logrando que una sonrisa apareciera en su rostro a pesar de que las lagrimas rodaban por sus mejillas. - Es por ello que desde hace unas semanas me he alejado de personas que no me aportan nada, porque siendo sincera yo no se que es lo que hago siempre que acabo traicionada, y decepcionada de la gente a la que le doy mi apoyo, ¿Verdad Carla?. - las miradas se dirigieron a la rubia.

- Creo que esto ya ha sido suficiente. - soltó Ander de la nada.

- Sus razones tiene para hacer esto. - mi hermano defendió a su amada.

- Están idiotas si creen que me van a tomar por tonta y van a salir indemnes, porque no va a ser así. - la morena alzo su copa. - Quiero hacer un brindis por esta maravillosa noche. - unos cuantos alzaron sus tragos apoyando a Lucrecia. - ¡Ah!. Y Carla se esta follando a Samuel. Salud. - ahora si no fue posible que soportara mi risa y una carcajada salió de mi, logrando que mi padre me reprendiera con la mirada.

Los murmullos no se hicieron esperar, todos estaban vueltos locos ante el potente discurso de mi amiga, de la que estaba orgullosa a pesar de todo, Lucrecia salió del lugar y sin dudarlo salí del agarre de Guzmán para ir tras ella.

La castaña se detuvo cerca de una de las barandas de la terraza donde no había nadie, así que me acerque a ella.

- Lu. - la llame.

- Ella. - me abrazo con cautela y después de unos segundos se separó de mi. - Me queje de todos y por eso ahora tengo que ser sincera contigo y explicar lo del video. - sus palabras me extrañaron pero tome sus manos y asentí. - Mientras trataba de lograr que Guzmán se quedara a mi lado le pedí a Valerio estuviera pendiente de sus movimientos, un día sin pensar simplemente me mando lo que había grabado a mi celular pero, pero para mi no fue relevante, porque yo comenzaba a enamorarme de Nathaniel, no le di importancia, y ni siquiera lo recordaba hasta que el lo hizo circular. Enserio lo siento no era mi intención dañar lo que tenias Guzmán y tú, mucho menos cuando ustedes estaban comenzando a dejar todo atrás y a complementarse tan bien. - suspire, medite sus palabras antes de actuar, ella me miraba arrepentida.

Sabía que esto me había causado un gran daño, pero también agradecía la sinceridad de la chica, y fue hasta este momento en que comprendí que lo que no pasó en mi tiempo no debería afectarme.

- Entiendo, no tienes nada que disculparte, fue en golpe bajo, si, pero en este caso la culpa es solo de Valerio, ya me arreglaré con el cuando lo vea. - sin dudarlo la abrace, recordé parte de su discurso y decidí sincerarme con ella. - Te pido perdón si en algún momento te sentiste juzgada por mi o sin quererlo te di la espalda.

- Nada de eso, desde hace un tiempo has sido la única persona que ha estado para mi sin importar nada, aparte de tu hermano claro. - ambas reímos y nos separamos.

- Te adoro. - solté y le brinde una sonrisa.

- Y yo a ti. - tome su mano y regresamos hacia donde mi hermano y mi padre se encontraban.

Ambos se pronunciaron orgullosos de lo que la castaña había hecho, después de todo papá concluyo en que la búsqueda lo dejaríamos para otro día, nos solicito a los tres bajar con el a la recepción del hotel para irnos juntos.

Al bajar mi padre solo dio un par de indicaciones y nos indico ir a la salida, una vez afuera del edificio mire a todos lados, tratando de encontrar a Guzmán, pero se había ido.

Suspire resignada y subí al auto después de que Nate me abriera la puerta, sin duda la noche termino completamente como lo esperábamos.





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A la mañana siguiente el instituto era un caos, todos hablaban de lo sucedido anoche.

Camine por el pasillo directo al aula de clases, antes de entrar a esta mi brazo se vio interceptado viéndome forzada a detenerme.

- ¿Qué pasa?. - cuestione una vez que el azul de sus ojos se encontró con el marrón de los míos.

- Perdón por marcharme ayer sin avisar, no me sentía del todo bien. - me limite a asentir. - ¿Podemos hablar al terminar las clases?. Yo me encargo de llevarte a casa.

Algo dentro de mi aun trataba de impedirme acercarme a el, pero mi corazón fue mas fuerte y gano la batalla esta vez.

- Esta bien. - le sonreí. - Solo espero no me dejes plantada esta vez. - me acerque y deje un beso en su mejilla, notando como una sonrisa se ensanchaba en sus labios.

Ambos nos alejamos y entramos al salón por separado, tome asiento con Lucrecia, esta me recibió con una sonrisa, comenzamos a platicar sobre la prueba que rendiríamos sintiéndonos completamente preparadas, hasta que el profesor ingreso al salón.

- Sentaos por favor, que vamos a empezar. - Lu y yo nos enderezamos en nuestros asientos. - Vais a tener una hora para el examen. No quiero ver nada encima de las mesas así que guardadlo todo, por favor.

Deje mi bolso en el respaldo de mi silla y volví a mirar hacía el frente.

- Falta Samuel. - menciono Carla, mire a mi alrededor percatándome que el pelinegro no se encontraba en ninguna mesa.

- ¿Sabéis si llega mas tarde o está enfermo?. - cuestiono el profesor.

- Tarde no llega, porque si las pizzas las entrega frías no se las pagan. - respondió Nate, logrando que Guzmán riera.

- Y no, enfermo tampoco esta, te habría llamado ya 600 veces para decirte que por favor, por favor, por favor le dejes hacer el examen otro día. - agrego el chico de las pecas caminando hacia la mesa donde se encontraba mi hermano.

- Guzmán siéntate ya, por favor. - lo reprendió el mayor.





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36 HORAS DESAPARECIDO

- Azucena. - Llamo el de prominentes cejas a la mayor. - ¿Dónde esta la inspectora?. Tengo que hablar con ella. - hablo a paso decidido, convencido de que tenía que contar lo que sabía acerca de su amigo Samuel, así como de Guzmán y los hermanos Borgues.

La pelirroja asustada trato de tranquilizar el moreno.

- Omar han detenido a alguien.

- ¿A quien?. - cuestiono Omar.

Ambos miraron la puerta de la aula que servía como cuarto de interrogaciones anonadados, sobre todo Omar, quien no creía que la persona que salía con las manos esposadas tras de la espalda fuera capaz de hacerle algo a su mejor amigo de toda la vida.


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- Oye querida, cuéntanos a todos a donde te vas ir de vacaciones estas navidades. - soltó Lucrecia hacia la pobre de Cayetana que tras el escandalo en la gala se encontraba sola desayunando en el comedor del instituto. - ¿Bora Bora, Las Maldivas?. - las chicas que nos acompañaban rieron ante las palabras de la castaña.

- O a una de las villas de mi padre en La Finca, total siempre manda al servicio a que limpie el lugar en estas temporadas. - Cayetana me miró despectiva, a lo que solo atiné a brindarle un guiño.

- Ella, ya vale. - llego Polo a sentarse junto a la rubia para tratar de defenderla.

- Polito. - exclame.

- Cariño si necesitas alguien que limpie tu casa, nosotras te podemos recomendar alguien de confianza. - comento Lucrecia, la mayoría de los presentes rieron.

Yo solo atine a recoger mis cosas para poder ir a los vestidores y entrenar.

- ¿Te importaría dejarme hablar con mi novia?. - pidió con amabilidad el ojiazul.

- Ten cuidado con quien te relacionas Polo, uno nunca sabe con la clase de escoria psicótica que se puede enfrentar. - nuestras miradas se encontraron.

Pude notar como su cuerpo se tenso, permanecimos en un duelo de miradas hasta que Cayetana tomo su barbilla para que la mirara.

No tenía nada mas que hacer ahí, por lo que con prisa salí hacia mi lugar feliz, la piscina.








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La escuela se encontraba hecha un caos, desde que se pronuncio la desaparición de Samuel ante las autoridades todos nos habíamos llenado de tensión, ahora nos encontrábamos en una de las aulas donde la inspectora nos daba uno de sus discursos, el cual podría decir me sabía de memoria.

- Lo que sabemos hasta ahora es que la bicicleta de Samuel apareció ayer a mitad del bosque, pero de el no había rastro. - apreté mis parpados al escuchar esto, Samuel era relevante para la mayoría de los que nos encontrábamos aquí, y sin duda alguna esperaba que se encontrara a salvo. - Vamos a efectuar una batida esta tarde-noche, para intentar encontrarle a el o alguna pista sobre su paradero. - bufé burlándome.

- Entonces cero que aparezca Samuel pronto. - las miradas de los presentes se posaron en mi -¿Qué?. - respondí a la mayoría de los ojos que me observaban curiosos. - No es una mentira que esas batidas no sirven para nada.

- Si no han servido para encontrar a un niño de once años, mucho menos para un adolescente, Chao al Samu. - soltó Nate.

- ¡Rafaella, Nathaniel!. - nos reprendió la tía Azucena. - Permitan a la detective que haga su trabajo.

- No si de permitirle se le ha permitido por mucho tiempo. - el lado mexicano de Nate fluyendo era lo mejor que mis oídos podían escuchar. - Pero al parecer no da el ancho para su cargo.

- Nathaniel fuera del salón. - indico la pelirroja a mi hermano. - Ahora.

El pelinegro solo rodo los ojos mientras tomaba su mochila, salió del aula dando un portazo.

- Estaría bien que los que podáis acudir lo hagáis.  - continuo con su spech la mujer.

- Pero, ¿Piensan que esta muerto?. - cuestiono Guzmán quien con facilidad suplía la impertinencia de mi hermano. - ¿Y...vamos a buscar su cadáver?. - rodé los ojos, era un imbécil.

- Nuestra esperanza es encontrarle con vida, nos vemos por la noche. - sin mas mi tía y la inspectora abandonaron el aula.

Permanecí en mi asiento, la próxima clase comenzaría pronto y no tendría caso salir de aquí, Nathaniel ingreso de nuevo y tomo asiento a mi lado, ambos nos miramos y comenzamos a reír.

- No tienes solución. - le brinde una sonrisa.

- Sabes que no soy el mejor a la hora de evitar decirle sus verdades a la gente. - asentí.

- ¿Qué crees que este haciendo Antoine en este momento?. - tome la mano de mi hermano.

- No tengo ni idea. - se acerco a mi y acaricio mi mejilla. - Pero te prometo que mas pronto de lo que imagines estará de nuevo con nosotros. - Nate limpio un par de lagrimas que rodaron por mis mejillas, respire hondo y logre calmarme.

- Este tío esta muerto. - Guzmán tomo asiento en la mesa frente a Nate.

- Eso no lo sabes. - respondió la marquesa desde su lugar, observe a la rubia, su mirada se encontraba perdida.

- Han encontrado su bicicleta destrozada en medio del bosque y a el no, eso no es un accidente. - comento Nate.

- Alguien se lo ha quitado del medio. - soltó Guzmán sin mas.

- Tu, por ejemplo. - dijo Valerio mientras se miraba las manos. - Nadie le ha deseado la muerte mas que tu.

- Valerio no toda la gente es como tu, que va repartiendo venganzas a diestra y siniestra por la vida sin importar si puede afectar a los demás. - dije sin pena mirando al de rulos, quien de un instante a otro agacho su rostro apenado.

- Ni lo haría a escondidas, si yo hubiera matado a Samuel me entregaría hoy mismo con la cabeza bien alta, ¿No te parece Valerio?.

El moreno se quedo sin habla, mi mirada se encontró con la de Guzmán quien me observo con suplica apuntando mi celular, rodé los ojos y tome el aparato, encontrándome con una mensaje de el.

"Necesito verte hoy antes de la batida, prometo que esta vez no te dejaré colgada, ¿Aceptas?..."

Releí el texto, después de que ayer me dejara de nuevo esperándole al salir del instituto, prometí que lo de nosotros era cosa del pasado, pero ahora al ver que aun el tenía interés y probablemente una buena historia tras dejarme plantada, la esperanza resurgió.

Nuestras miradas se encontraron de nuevo, atiné a simplemente asentir con mi cabeza, logrando que una sonrisa de formara en su rostro, y recibiendo un guiño de su parte, cosa que inevitablemente me hizo sonreír a la par, sin duda este hombre sería mi perdición.





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El bosque se dejaba ver frente a mi, siendo sincera desde que habíamos llegado a Madrid esta era la primera vez que me sentaba en el jardín a disfrutar la vista, y vaya que era linda.

Tomé del té que me había preparado momento antes, justo lo que necesitaba para los nervios, deje la taza en la mesa, observe a mi alrededor y con prisa metí la mano dentro del bolsillo de mi hoodie, saque la pequeña bolsa, la abrí en automático, lambí uno de mis dedos para introducirlo y regresar el mismo hacia mi lengua, en cuanto el polvo ingreso a mi organismo pude percibir que me había relajado por completo.

Guarde la bolsa de nuevo en su lugar, cerré los ojos y me dedique a tararear una canción que llego a mi mente en ese instante, el aire acariciaba mi rostro permitiéndome encontrar la paz que en estos días me hacía demasiada falta, cuando menos lo pensé sentí una caricia sobre mi mejilla, al instante abrí los ojos  mire al responsable, encontrándome con esa mirada azul que me tenia por las nubes.

- Pensé que me dejarías plantada de nuevo. - solté sin mas.

- Te prometí que no sería así, y siempre cumplo lo que digo. - asentí.

- Y bueno, ¿Para que necesitabas verme?. - su mirada se encontró con la mía, tomo asiento a mi lado.

- Necesitamos aclarar las cosas. - tomo mi mano. - Rafaella, no tengo ni la menor idea de donde salió ese video. - lo interrumpí.

- Fue Valerio. - el de pecas me miró desconcertado. - Lu me lo confeso la noche pasada, el chico grabo ese video por que ella se lo pidió cuando ustedes aun estaban juntos.

- Joder con los Montesinos. - noté que su rostro se enrojeció debido a la molestia.

- Ella se disculpo conmigo, olvido la existencia de ese video por completo cuando comenzó a salir con Nate, aun no comprende que trataba de lograr Valerio al publicarlo.

- Arruinarle la vida a los demás, como de costumbre. - suspiró. - No te voy a negar que soy yo, ni mucho menos lo que esta pasando, pero eso ya es pasado, en ningún momento me enrolle con Nadia desde que tu y yo comenzamos a salir, no te mentiré, ella trato de solucionar las cosas, pero, yo no pude volver a verla igual. - sus palabras me sorprendieron.

- ¿Por que no?. - cuestione sin entender.

- Por que tu llegaste a mi vida. - sus palabras me enternecieron. - Desde que comenzamos a acercarnos, me ha sido imposible no pensar en ti todo el tiempo, te ganaste cada espacio de mi corazón. - medito sus palabras y comenzo a reír. - Por dios soy un completo imbécil cursi y enamorado. - acaricie su mejilla para animarlo a que continuara hablando. - Estoy loco por ti Ella, estos días que estuvimos alejados me ha costado demasiado no correr a tus brazos pero decidí respetar tu espacio, por que sabía que tarde o temprano me escucharías.

- ¿Qué te hacía estar tan seguro de eso?. - cuestione mientras acortaba el espacio entre nosotros, el al instante tomo mi mejilla con una de sus manos.

- El brillo en tus ojos me deja saber que tu estas tan enamorada de mi como yo de ti, nos complementamos y eso no lo puedes negar, eres el único lugar seguro que tengo dentro de toda esta mierda, por favor no perdamos esto. - su frente se recargo sobre la mía, cerré los ojos en automático, extrañaba tanto su cercanía.

- ¿Me prometes que no habrá mas secretos?. - cuestione, al tiempo me sentía como una vil cabrona, ya que conocía al verdadero asesino de su hermana, y no tenía el valor de confesárselo, pero debía de proteger a Ander.

- No mas secretos. - abrí los ojos topándome en inmediato con el azul de los suyos, sin pensarlo mas, estampe mis labios sobre los suyos, el bajo sus manos hacia mi cintura sin demora logro levantarme y posicionarme a ahorcadas sobre su piernas, seguimos besándonos sin ninguna prisa, de un momento a otro el se separo y me miró fijamente.

- Te amo Rafaella. - abrí los ojos sorprendida, no me esperaba esa confesión y sus palabras removieron todo en mi, estaba por hilar una respuesta pero no contaba con que la pequeña bolsa de cocaína había caído de mi hoodie cuando el me llevo hacia su cuerpo, Guzmán al instante la tomo. - ¿Es tuyo?. - solo atiné a bajar la mirada. - Joder Rafaella, ¿Por eso estabas sangrando el otro día?. - Nate apareció.

- Me encanta verlos felices y a punto de fornicar. - sonrió mi hermano, Guzmán me posiciono a un costado y se puso de pie bastante molesto.

- ¿Desde cuando te metes esta mierda?. - cuestiono con voz dura.

- ¿Qué esta pasando?. - Guzmán presento frente a mi hermano la bolsa con el polvo blanco, este ultimo la tomo. - ¿Te estas drogando?. - la mira de ambos estaba sobre mi, podía notar como lucían decepcionados.

- Si. - atiné a aceptar. - Y aunque les explique no lo entenderían. - me puse de pie dispuesta  salir de ahí, pero Nathaniel me tomo del brazo.

- No hay excusa para esto, ¿Quién chingados te vendió esto?. - su ceño estaba fruncido.

- Nadie me lo vendió. - el rio.

- Ahora resulta que crece en los arboles. - el pelinegro atino a abrir la bolsa y tirar todo el contenido en el cesped.

- ¡Ahora tendré que conseguir mas!. - grité desesperada, Guzmán me encaro.

- Y una mierda que vas a conseguir, no vamos a permitir que te sigas llenando de esa porquería.

- ¿Podrían dejarme en paz?. - les cuestione. - ¡Es la única forma que tengo de sentirme tranquila, de no estar pensando por que cosas esta pasando mi Antoine o en que momento me van a dar la noticia de que el esta muerto!. - exclame con un nudo en la garganta, al terminar de hablar pude sentir como las lagrimas rodaron por mis mejillas, mis rodillas flaquearon y solo esperaba impactar sobre el suelo, pero unos brazos me rodearon, pude sentir la colonia del chico de pecas, que me afirmo en un abrazo, solo me pude esconder en su cuello. - Ya no puedo seguir así, no se cuanto pueda resistir, lo tenemos que encontrar. - ambos chicos suspiraron.

- Ella, entiendo como te sientes, pero no es necesario ese vicio para sentirte mejor. - Nathaniel se puso en cuclillas frente a mi y tomo mi barbilla. - Tus pendejadas duelen un chingo, más a los que te quieren, no te mames. - sabía que estaba haciendo mal. - Nos tienes aquí para ti. - de un momento a otro miró al de pecas. - Guzmán, es hora. - el de ojos claros solo asintió.

Así fue como ninguno de los dos me dio explicaciones, solo me arrastraron con ellos a una de las situaciones en las que nunca imagine me involucraría.








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66 HORAS DESAPARECIDO

- ¿Crees que alguno de tus compañeros puede tener algo que ver con la desaparición de Samuel?  . - cuestiono la inspectora hacia la rubia, notando como esta se encontraba demasiado nerviosa, mas de lo normal.

- No se nada. - la chica negó con la cabeza. - Lo siento. - la mayor solo suspiró.

- Muy bien, gracias. - antes de que pudiera mencionar otra palabra la rubia se levanto con prisa de el asiento, y salió del aula que utilizaban como cuarto de interrogaciones con prisa.

Guzmán, quién observaba sus movimientos comenzo a seguirla con sigilo, pero se detuvo al notar como la rubia se topo con Lu y Ella en una de las esquinas.

- ¿Qué ha pasado?. - cuestiono Ella hacia la chica.

- Nada. - respondió Carla en un susurro mientras sus ojos comenzaban a llenarse de lagrimas.

- Te conozco, Carla. - menciono Lucrecia. - ¿O esto también te lo vas a guardar para ti?. - a pesar de las decepciones la morena trataba de recuperar la amistad que de a poco se perdía con la marquesa.

Rafaella miraba con atención a Carla, esperando cualquier signo de debilidad para poder atacar.

- Samuel no ha desaparecido. - contesto la rubia con un nudo en la garganta. - Esta muerto. - al escuchar esas palabras, Ella sonrió complacida.

Al instante su mirada y la de Guzmán se encontraron con complicidad, una sonrisa se extendió sobre el rostro del chico de pecas.



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Me encontraba mirando hacía el ventanal del aula, a pesar de que mi corazón se encontraba en calma, no podía estar feliz por completo, comenzaba a pesarme el hecho de saber quién era el verdadero asesino de Marina, tenía que decírselo a Guzmán, por el bien de nuestra relación.

- ¡Ander!. - aproveche que el de rulos llegaba al aula para llamar su atención, este se acerco al instante a la mesa donde me encontraba.

- ¿Qué pasa estrellita?. - tomo asiento a mi lado y dejo un beso cerca de la comisura de mis labios que me hizo sonreír, aunque al notar las prominentes ojeras bajo sus ojos y su desaliñado aspecto se borro al instante.

- No podemos seguir así. - el me miro sin entender, me acerque a su oído y hable. - Le diré a Guzmán lo que se sobre el asesinato de Marina.

- ¿Que?. - susurro exaltado. - ¿Estas de joda cierto?. - yo negué. - No puedes hacer eso Ella, nos expondrías a los dos.

- Necesito hacerlo Ander, no puedo seguir ocultándole algo así. - el tallo sus sienes exaltado. - Te prometo que no le diré que lo supe de ti, inventaré cualquier cosa pero ya basta de tantas mentiras. - mi primo iba a responder pero Guzmán llego a donde nos encontrábamos.

- ¿Les ha llegado esta foto?. - cuestiono el de pecas.

- ¿Es de la búsqueda de ayer?. - cuestione, ambos chicos solo asintieron con su cabeza.

- ¿Saben lo que es?. - yo no respondí, mucho menos Ander. - La chaqueta de Samuel, esta manchada de sangre. - note como Ander se tensó, la mirada de Guzmán se encontró con la mía, atiné a mostrarle una media sonrisa, esto no me estaba gustando para nada.

- Yo, los tengo que dejar. - Ander se puso de pie. - Debo terminar un par de puntos de la tarea. - sin mas se alejo a una de las mesas del fondo.

- Ostia con el, desde hace días no se que le pasa. - guardo su móvil dentro de su saco, aproveche el momento para tomar valor.

- Guzmán, tengo que hablar seriamente contigo. - noté como no me prestaba atención por escuchar la conversación entre Lucrecia y Carla.

- ¿Cómo sabías tu que estaba muerto?. - cuestiono la morena, de reojo observe como Carla detuvo lo que hacía, al parecer no esperaba la pregunta.

- Lo dije por decir. - soltó la rubia al tiempo que regresaba a suyo.

- ¿Guzmán?. - cuestione a mi chico, pero el seguía sin prestarme atención.

- ¿Estas bien Carla?. - volvió a insistir Lucrecia.

- Si, es que bueno, me da pena por su familia, primero lo del hermano, ahora esto...- bufé enfadada, por inercia tome la barbilla de Guzmán, obligándolo a mirarme.

- ¿Puedes prestarme atención?. - cuestione.

- Lo siento, ¿Decías?. - tome mi mano retirándola de su rostro para entrelazar sus dedos con los míos.

- Necesito hablar contigo, hay algo que debo contarte. - dije de forma seria.

- Me preocupa que hables así, ¿Todo bien?. - yo negué.

- Prometimos no mas secretos en nuestra relación, así que yo debo ser sincera contigo y contarte alg...- me vi interrumpida.

- Guzmán. - la vista de ambos se fue hacía la detective que últimamente nos atosigaba en exceso. - ¿Me acompañas?. Quiero hacerte unas preguntas.

- ¿Otra vez?. - cuestiono el de pecas, la mayor solo asintió, rodé los ojos con molestia.

- Que harta estoy de esto. - rasque mi barbilla exasperada, la mayor miro a Guzmán insistente.

- Te veo cuando termine, ¿Vale?. - asentí ante las palabras del chico, quién tomo sus cosas y dejo un beso sobre mis labios antes de retirarse.

Mi vista se poso en su espalda hasta que desapareció hacia el pasillo, cada vez estábamos mas sobre las cuerdas y sería difícil salir de ahí.








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G U Z M Á N



Mi pierna se movía con impaciencia gracias a la ansiedad que amenazaba con liberarse, estaba hasta los cojones de estos interrogatorios, pero no me podía debilitar en esto momento, no aún.

- Tus abuelos tienen una finca. - miré mis manos mientras pellizcaba uno de mis dedos para calmarme. - Es donde están enterradas las cenizas de Marina. - me tense al escuchar el nombre de mi hermana. - Casualmente, esta colinda con una propiedad del padre de Rafaella donde se ha detectado movimiento los últimos días. ¿Que hacía Samuel por allí?. - bufé.

- Inspectora si tiene algo de lo que acusarme hágalo ya, y si no déjeme en paz, que he quedado ha estudiar con mi novia. - ella asintió ante mis palabras.

- No tengo prueba para acusarte Guzmán. - sonreí complacido. - Pero si tengo pruebas que inculpa a Rafaella. - la mire sin entender, ella dejo un papel frente a mi, noté que eran las pruebas de doping. - Los resultados salieron positivos, se plantea poner una orden de aprensión contra de ella mientras...- me puse de pie exaltado.

- Y una mierda, Rafaella no va a la cárcel, si tuvo que recurrir a las drogas es gracias a su puta incompetencia e inutilidad para el caso de su hermano, en vez de hacer pruebas estúpidas debería enfocarse en lo que en realidad importa, encontrar a Antoine y lograr saber que paso con Samuel. - tome mi chamarra así la bufanda que llevaba conmigo y comencé a dirigirme hacía la salida.

- Puedes quedar bien parado si confiesas antes que ella. - me detuve por completo.

- ¿Me esta pidiendo que la incumple por algo que ni ella ni yo hicimos?. Joder, a que nivel de bajeza llegan. - tome mi móvil de la bolsa de mi saco. - Afortunadamente tengo grabada toda la mierda que salió de usted, veré que le parece a mis abogados.

- Estas faltando a los protocolos de la poli...- la interrumpí.

- Ustedes están faltando a la integridad de las victimas, no tiene cara para reclamarme algo. - sin mas me giré y salí de ahí a paso apresurado.

Mientras me dirigía hacia la entrada del colegio me coloque la chamarra y la bufanda, debía encontrar la forma de dejar a Rafaella librada de esta porquería, una vez afuera divise a la castaña esperándome recargada sobre la baranda de las gradas principales, sonreí por inercia mientras me acercaba a donde se encontraba en cuanto estuve frente a Ella, tome su cintura y busque sus labios con los míos, pude notar la sorpresa en su cuerpo ante mi acto, pero al instante me correspondió, después de unos minutos nos separamos.

- Por supuesto que tu no tienes nada que ver. - mencione a lo que ella me miró sorprendida.

- ¿A que te refieres?. - suspiré, no sabía si contarle pero prometí no tener mas secretos hacia ella.

- Planean girar una orden de aprensión en tu contra gracias al positivo en el doping. - noté como sus ojos se cristalizaron.

- Pero si yo no tengo nada que ver. - soltó con un nudo en la garganta.

- Claro que no tienes nada que ver. - tome sus mejillas con mis manos y aproveche para limpiar las lagrimas que resbalaban por estas con mis pulgares. - Incluso me ofrecieron inculparte con tal de ya dejarme en paz, pero no lo iba a permitir, no voy a dejar que esos hijos de puta se salgan con la suya a tu costa. - ella me miró con arrepentimiento y se alejo de mi tacto.

- Ya no puedo. - retrocedió unos pasos. - Probablemente me vas a odiar después de esto pero necesito confesarte algo. - mordió su labio nerviosa.

- ¿Es lo que querías hablar conmigo hace rato?. - asintió. - Entonces estoy listo para escucharte. - ahora fui yo el que se recargo en la baranda, Rafaella con seguridad se posiciono frente a mí, miró a nuestro al rededor asegurándose al parecer de que no hubiera nadie, sus manos comenzaron a temblar levemente, las tome entrelazando nuestros dedos tratando de tranquilizarla. - ¿Tan grave es que te alteras de esa forma?. - reí al verla así, pero todo rastro de diversión desapareció al escuchar sus palabras.

- Polo es el asesino de Marina.

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