1-13
|| [3 MESES ANTES] ||
R A F A E L L A
Estúpidas clases, estúpido colegio, estúpida vida.
La clase de biología era la más estresante que había tenido hasta ahora, siempre había sido mi fuerte y me aburría como el infierno, especialmente hoy que al profesor se le ocurrió rotación de equipos.
Y no sabía que era peor, si soportar la mirada de Guzmán a mis espaldas o la de Samuel frente a mi.
- Ok chicos es todo por ahora, pueden salir, recuerden dejar las mesas en orden. - sin esperar más tome mi bolso y salí del salón.
La mayoría en el pasillo me miraba, y como no si era la comidilla de este día gracias a el video de Guzmán follando con Nadia que al parecer no me llego solo a mi si no a todo el instituto.
Llegue a mi casillero y lo abrí con velocidad, dejé mi bolso y tomé la mochila con el uniforme de natación, cerré con prisa y fui directo a los vestidores.
Donde al entrar fue exactamente lo mismo, todas las chicas guardaron silencio y me miraron a mi, para después dirigir su mirada hacia Nadia, quien solo atinó a agachar su rostro, tremenda hija de puta.
Tome uno de los casilleros libres y deje la mochila solo tomando el traje y la pequeña bolsa dentro de este, tomando rumbo hacia uno de los cubículos de cambio.
Me despoje del uniforme y me coloque el traje de baño sobre mi cuerpo, dejando a la vista la notoria pérdida de peso, pero ya no me importaba, tome la bolsa, pase saliva por uno de mis dedos y lo introduje en esta con cautela, el polvo blanco se adhirió a este permitiéndome llevarlo a mi lengua sin problema, repetí lo mismo un par de veces hasta que me sentí más relajada.
Salí del cubículo para dejar el uniforme y otras pertenencias en el casillero apartado anteriormente, sintiendo de nuevo las miradas sobre mi, me habían enfadado.
- ¿¡Que!?. - me gire y mire a todas. - ¿¡Nunca les han puesto los cuernos con una de sus amigas o que!?. - reí y mire a Nadia. - Supérenlo así como lo hice yo, y mejor cuiden a sus novios de las arrastradas de este colegio. - tome los accesorios que necesitaba para la clase, cerré el casillero con fuerza y salí hacia la piscina.
- ¡Hey princesita!. - escuche a Rebe tras de mi. - Que les has puesto el mejor cagado que he escuchao' en mi vida. - ambas reímos.
- Me tenían harta, debía hacer algo. - dejamos nuestras cosas sobre la primera grada y comenzamos a calentar.
- Me parece sorprendente que la faraona hiciera eso, quien lo diría, termino siendo una fichita. - la mire.
- Se que tienes una buena amistad con Nadia, no es necesario que por mi la dejes de lado.
- Venga, que si alguien estuvo conmigo en este instituto de mierda desde el principio fuiste tú, así que tus enemigos son los míos. - alzó su puño frente a mi y reí mientras lo chocaba con el mío.
Seguimos platicando de cosas triviales hasta que el lugar se lleno con los del curso, el profesor nos indicó las rondas de duplas, y para mi mala fortuna me tocaba con Nadia.
Pasaron las primeras parejas, Nathaniel con Samuel, Rebe con Carla, Lucrecia con Cayetana, Guzmán con Polo y Ander con Valerio.
Llego mi turno, sin mirar a mis lados llegue hacia el poyete de salida, me subí en este y respiré profundo.
- Rafaella. - escuche la tenue voz de Nadia a mi lado. - Necesitamos hablar sobre el video, las cosas no son como tú piensas.
- Ahórrate tus excusas estúpidas, y mejor preocúpate por qué...- pause antes de mencionar lo planeado, esta era la venganza perfecta. - No quiero ni si quiera escucharte.
Acomode la gorra en mi cabello y los goggles sobre mis ojos.
- Listo chicas. - el profesor hablo, se me dificultaba oírlo gracias al bullicio que todos tenían debido a nuestro enfrentamiento. - En tres, dos. - tome la posición. - Uno. - el adulto silbo y era la señal.
Hice mi entrada en el agua, dejando que mi cuerpo cubriera la distancia necesaria bajo el agua.
Al salir a la superficie solo me preocupe por hacer lo mío aplicando la brazada de mariposa que desde pequeña era mi favorita y era la que más había desarrollado gracias a mi padre.
Por un momento sentí que el aire comenzaba a faltarme, pero lo ignoré y seguí adelante tratando de aumentar mi velocidad, después de unos momentos mi mano toco el azulejo frío que marcaba el fin de mi travesía.
Sacudí mi rostro y quite los goggles de el mismo, logrando escuchar como mis compañeros vitoreaban y aplaudían.
Me impulsé del borde y salí de la alberca, volteé hacia donde estaba todo el curso e hice una reverencia logrando que estos estallaran en risas acompañados por mi.
Nadia salió y al instante se acercó a mi.
- Nunca habías nadado así. - me analizo.
- Nunca me habías enfrentado, ¿O que? ¿Consideras que eres la única que sabe hacer todo?. Ubícate niña. - con mi dedo índice toque varias veces su frente.
Ella quitó mi mano y al instante tomó mi barbilla con la suya analizando mis ojos.
- Estás drogada. - comenzó a ejercer presión en mi barbilla, antes de gritar. - ¡Profesor! ¡Rafaella está bajo los efectos de las drogas!.
Al instante todos miraron hacia donde ambas nos encontrábamos, el mayor se acercó a nosotras.
- ¿Es cierto eso señorita Borgues?. - cuestiono el profesor.
Tome con fuerza la muñeca de Nadia y saque su agarre de mi rostro.
- Aparte de zorra, mentirosa. - la empuje de los hombros. - Claro que no, lo qué pasa es que está no puede soportar que alguien sea mejor que ella. - comencé a acortar la distancia entre nosotros. - ¡Por ello tuvo que meterse con Guzmán después de que lo mando a la mierda a pesar de que ya estaba conmigo!. - grité para que todos me escucharan y de nuevo empuje sus hombros. - ¡Y ahora tiene que inventar estupideces para no aceptar que perdió, me das pena!. - reí, tome su barbilla exactamente como ella lo había hecho conmigo. - Vuelve a tocarme así, y conocerás con quien realmente te metiste.
- ¿Me estáis amenazando?. - cuestiono la morena.
- Tómalo como quieras. - solté su rostro con brusquedad y comencé mi camino hacia donde estaba el resto de la clase.
Llegando ahí tome asiento al lado de Lucrecia.
- Me alegra que pusieras en su lugar a esa mosca muerta. - la castaña me abrazo por los hombros.
- Y aún no sabe lo que le espera. - ambas nos miramos. - Tu y yo tenemos algo que hacer esta tarde.
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- Es el momento. - asentí al observar cómo ambos mayores se encontraban en la caja de cobro.
Tome la mano de Lucrecia y ambas cruzamos la acera, la castaña empujó la puerta y me arrastró hacia adentro junto con ella.
- Buenas tardes. - mencione con una sonrisa y mire a los mayores.
- Buen día jovencitas, ¿Qué las trae por aquí?. - el acento se hacía presente en la voz del hombre.
- Buscábamos a Nadia, ¿Se encuentra por aquí?. - cuestionó Lu.
- Lo siento ella no está, ¿Necesitaban algo?. - contestó amable la madre de la morena, tanto que logró que un atisbo de culpa apareciera en mi pecho.
- Solo queríamos saber si se encontraba bien, después del escándalo acontecido en el instituto nos quedamos muy preocupadas por ella. - soltó Lu con preocupación en su voz, amaba a esta mujer.
- ¿Qué escándalo?. - nos miró el papá de Nadia preocupado, suspiré y tome el valor de mirarlo.
- No creo que sea prudente que se los digamos, ¿Cierto?. - Lu negó.
- Creo que si ella no lo ha comentado no sería bueno que nosotros...- la mamá de Nadia tomó mis manos.
- Si ustedes están aquí es de buena fe y por qué se preocupan por nuestra niña. - reí en mi interior. - Les pedimos tengan la confianza de decirnos. - miro a Lu, esta solo suspiro.
- Creo que ustedes tienen razón. - esta apretó de forma amable el hombro de la mayor.
- Un video de Nadia en una situación comprometedora circuló en los celulares de todos en el colegio. - mencione mientras tomaba el móvil de mi bolso y buscaba el archivo, al encontrarlo presione play y deje el aparato en las manos de la mujer.
Ambos adultos comenzaron a mirarlo, ellos estaban anonadados y podía notar como los ojos de la mayor se cristalizaban.
- Es por ello nuestra preocupación por Nadia, sabemos que la debe estar pasando mal. - soltó Lucrecia con fingida tristeza.
La madre de la morena me entregó el aparato.
- Les agradecemos el preocuparse, cuando regrese hablaremos con ella y le mencionaremos que la buscan.
- No es necesario igual podemos verla mañana. - sonreí. - Espero puedan hacerla sentir mejor.
Ellos asintieron y nos brindaron una sonrisa leve.
Después de que los padres de Nadia nos agradecieran y nos pidieran regresar pronto a cenar con ellos salimos de ahí.
Unas calles después Lucrecia y yo nos abrazamos.
- Esa perra obtendrá su merecido. - asentí ante las palabras de mi amiga.
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Me encontraba en el comedor de casa en compañía de Nathaniel, revisaba varios de mis apuntes con el fin de entender los conceptos que necesitábamos para la tarea.
Estaba por terminar de leer cuando escuche como mi padre llamaba a mi hermano y a mi.
- ¡Nathaniel!. ¡Rafaella!. - gritaba nuestro nombre.
- En el comedor. - respondió mi hermano.
Al instante mi padre ingreso al lugar sujetando con fuerza a mi madre del brazo, Nate y yo nos miramos.
- Anda, atrévete a negar tus bajezas frente a tus hijos. - papa soltó a mi madre y este se posiciono frente a nosotros.
- Rafaella, tienes que decirle a tu padre que todo lo que fingiste ver es mentira. - rodé los ojos.
- Si pá, todo es mentira. - seguí con mi lectura. - Mientras buscaba a mamá en la pastelería me tome el tiempo de hacerle un Photoshop cogiéndose a un don nadie. - Nate rio ante mis palabras y choco su puño con el mío.
- No puedo creer que no tengas la decencia de aceptar lo que hiciste. - soltó mi hermano. - Me sorprende que siempre nos hayas educado haciéndonos responsables de nuestros errores y ahora seas tan cobarde que...- fue interrumpido por la mujer.
- No me hables así, soy tu madre.
- Una cualquiera es lo que eres. - Nate se puso de pie y la encaro. - Por que mientras nuestra familia se hunde cada vez mas en la mierda tu aprovechas para revolcarte con no se quien, sin importarte que el menor de tus hijos puede estar sufriendo o peor aun, muerto. - las palabras de mi hermano enchinaron mi piel.
Y es que el tenía toda la razón, mi padre, Nate y yo hacíamos lo imposible para encontrar a mi hermano y aun así atendíamos nuestras responsabilidades, pero esta mujer simplemente se cerro en su mundo.
Mi madre estaba por abofetear a Nate pero papá logro acercarse a ellos y detenerla.
- Ni se te ocurra ponerle una mano encima, me pesa aun el que no puede defender a Rafaella de ti, pero con Nathaniel no será lo mismo. - era mas que claro que mi padre aun le guardaba resentimiento por la bofetada que me había proporcionado cuando la descubrí.
Mi madre me miró de nuevo, notaba como me suplicaba que intercediera por ella, pero no lo haría, la imagen de la mujer que admiraba se había borrado cuando descubrí su traición hacía mi padre.
- ¿Por que no te vas de una vez?. Digo si no tienes las agallas para aceptar lo que hiciste por lo menos recoge la poca dignidad que te queda y sal de aquí. - solté mirándola.
- No eres nadie para correrme. - me respondió.
- Pero yo si. - Papá se posiciono frente a ella. - Tienes cuatro horas para recoger tus cosas, te quiero fuera de mi casa para entonces, por que si no me veré obligado a llamar a la policía para que te saque de aquí y no creo que necesites un escandalo mas. - mi padre nos miro. - Discúlpenme por esto.
Sin mas salió con prisa del lugar, al instante Nathaniel y yo recogimos nuestras cosas de la mesa y salimos tras el, por que si en algo estábamos de acuerdo es que no queríamos saber nada de ella y por supuesto apoyaríamos a papá en todas las decisiones que tomara al respecto.
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Esperaba a Nathaniel para que Román nos llevara al instituto, demoro unos cuantos minutos y por fin salió, pero la sorpresa fue que venía acompañado de papá y Nano quien no entendía como había llegado aquí.
Cuando ambos chicos llegaron junto a mi Nate se despidió del mayor de los García con un abrazo amistoso y se fue hacía el auto de papá.
- Fernando, fue un gusto. - mi padre palmeo el hombro del moreno. - Román tiene todas las indicaciones sobre tu traslado, y no te preocupes seguiremos en contacto. - ambos se abrazaron, al separarse papá me miro. - Te espero en al auto princesa.
El mayor se alejo y mi vista se centro en Nano.
- ¿Qué es todo esto?.
- Me voy Ella. - se acerco a mí. - Tu padre me ha brindado una nueva oportunidad de vida, así como de trabajo lejos de aquí.
- ¿Que?. - cuestione. - Pero irte te causara problemas con...- me interrumpió.
- Es algo de lo que también el me prometió hacerse cargo. - asentí.
- ¿Estas completamente seguro?.
- Estoy mejor lejos que aquí, así por lo menos podre enviarle algo de dinero a mi madre, y dejare de fastidiar la vida de Samuel. - suspire, me acerque al moreno y lo abrace, siendo correspondida al instante.
- ¿Seguiremos en contacto?. - me aleje y el rio.
- De mi no te libraras tan fácil mocosa. - reí ante el apodo que permanecía hacía mi.
El claxon de mi padre se dejo escuchar.
- Tengo que irme, te deseo toda la suerte del mundo, y cuídate mucho. - el se acerco y dejo un beso en la mejilla.
- Nos vemos. - comencé a alejarme pero su llamado me detuvo. - ¡Hey!. Te encargo al Samu, es un cabezota pero te necesitará. - yo solo asentí y le brinde una sonrisa.
Me dirigí al auto de papá y al ver al hombre que me dio la vida sonreí, sin duda alguna a pesar de las tormentas que atravesaban su vida el seguía siendo el mejor ser humano sobre la tierra.
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Salí de la piscina y me acerque a las gradas a tomar mi toalla, había decidido saltarme la clase de Literatura para practicar un par de vueltas.
Mientras secaba mi cuerpo sentí como un liquido brotaba de mi nariz, lleve mis dedos pensando que era agua pero al observar mi mano note la sangre, tuve que utilizar mi toalla para detener la pequeña hemorragia, mientras estaba en esto alguien me llamo.
- Ella. - me tensé al escucharlo, no quería girarme a mirarlo, menos al no poder detener el sangrado.
- ¿Qué quieres?. - cuestione mientras sorbía.
- Necesitamos hablar, las cosas no han sido como tu piensas.
- ¿Me vas a negar que tuviste relaciones con ella?. Por que las pruebas están en el video. - un hueco se comenzaba a formar sobre mi pecho.
- No lo negare, tuve relaciones con Nadia si, pero eso fue antes de que tu y yo...- le interrumpí.
- Entonces no tengo nada que hablar contigo. - trate de caminar en sentido contrario donde el se encontraba, pero me alcanzo y tomo mi brazo logrando que lo mirara, su rostro se sorprendió al notar la sangre seca que decoraba mi barbilla y las gotas de la misma que cayeron sobre mi bañador.
- Estas pálida, ¿Qué diablos te paso?. - tomo mis mejillas con sus manos.
- Nada que te importe. - saque mi rostro de su agarre. - Aléjate de mi. - al momento de alejarme la fuerza abandono mi cuerpo gracias a lo que mis piernas falsearon y termine en el suelo golpeando mi cabeza sobre el mismo y desorientándome.
-¿¡Que mierda le hiciste!?. - escuche como Ander le gritaba, y cuando menos lo pensé el se encontraba a mi lado en cuclillas a la par del chico de las pecas.
- Ella, mírame. - Ander tomo mi rostro logrando que sus ojos se encontraran con los míos.
- Sácame de aquí. - en cuanto mencione esto el chico de los rulos tomo con fuerza mi cintura y me ayudo a ponerme de pie.
Guzmán hizo al amago de acercarse pero mi primo lo impidió.
- No se que paso, pero no te quiero cerca de Rafaella, suficiente daño le habéis hecho Nadia y tu con su falta de cojones. - Ander no permitió respuesta alguna y abrazada a el me ayudo a llegar hasta los vestidores.
Una vez ahí me dejo sobre las bancas que se encontraban en el medio, se coloco en cuclillas frente a mi logrando que mi vista se encontrara con la de el.
- Lo acepto, se acostó con ella. - Sin esperarlo las lagrimas comenzaron a brotar de mi rostro, el castaño al instante me rodeo con sus brazos como niña pequeña me aferre a su torso y escondí mi rostro en su cuello, sin poder detener mis sollozos.
- Tranquila. - sentí como dejaba un beso sobre mi cabeza a la par que acariciaba mi espalda tratando de tranquilizarme. - Desahógate todo lo que necesites, aquí estoy para ti, perdóname no te dejare sola nunca mas lo prometo.
Y fue así como entre todo mi dolor pude sonreír, por que dentro de todo lo malo pude recuperar al rayo de sol que siempre iluminaba mi vida.
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Después de lo sucedido en los vestidores Ander espero pacientemente a que me calmara y tomara una ducha, me pidió ir a la enfermería a que me checaran el sangrado pero le dije que era algo sin importancia, no pretendía que se diera cuenta de como poco a poco terminaba en el vicio que tanto había evitado para mi hermano.
Ahora me encontraba en mi casillero, junto a Lucrecia.
- De verdad que no te creo. - negaba con su cabeza. - ¿Cómo es posible que Cayetana y su madre sean empleadas domesticas?. No, debes estar confundiéndote, ahora mismo voy a ir a preguntarle y...- la detuve por el brazo.
- Lu, se que me tarde en contarte, pero no planeo dejar que esa muerta de hambre abuse de la buena voluntad de todos aquí. - sonreí hacía mi amiga.
- Necesito una prueba de eso, right now. - chasqueo los dedos y yo reí, para mi buena suerte Nathaniel venía hacía nosotras.
- Pero que par de preciosas ven mis ojos hoy. - rodeé los ojos mientras mi hermano dejaba un beso sobre los labios de la castaña.
- Hermanito deja de babear a Lucrecia necesito tu ayuda.
- ¿Ahora que?. - ambos miramos a la castaña.
- ¿Es cierto que Cayetana es parte de la servidumbre de su casa?. - cuestiono Lu a lo que Nate me miró.
- ¿No se animo a contarlo cierto?. - hablo hacia mi y yo negué. - Es correcto, su vida de lujos es una vil mentira, ella trabaja en nuestra casa, y eso no es lo peor de todo, tuvo los huevos de robarse uno de los vestidos de Rafaella para la red party.
- Hija de puta. - la castaña planeaba salir a enfrentar a la rubia que se encontraba del lado contrario del pasillo acompañada de Polo, pero Nate logro detenerla de la cintura.
- Hey, hey, tranquila. - hablo el pelinegro.
- Necesito ponerla en su lugar.
- No es necesario que te desgastes aquí cariño. - me acerque a Lu. - Tienes una gala benéfica por la noche. - sonreí.
- El lugar perfecto para exponerla. - concluyo mi hermano.
- Adoro ese cerebro de ustedes, alabados sean los Borgues. - Lucrecia choco puño con ambos.
Cayetana Grajera estaba acabada desde este mismo instante.
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|| [ÉPOCA ACTUAL] ||
84 HORAS DESAPARECIDO
- Azucena. - Llamo el de prominentes cejas a la mayor. - ¿Dónde esta la inspectora?. Tengo que hablar con ella. - hablo a paso decidido, convencido de que tenía que contar lo que sabía acerca de su amigo Samuel, así como de Guzmán y los hermanos Borgues.
La pelirroja asustada trato de tranquilizar el moreno.
- Omar han detenido a alguien.
- ¿A quien?. - cuestiono Omar.
Ambos miraron la puerta de la aula que servía como cuarto de interrogaciones anonadados, sobre todo Omar, quien no creía que la persona que salía con las manos esposadas tras de la espalda fuera capaz de hacerle algo a su mejor amigo de toda la vida.
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