˚₊· 15
El viaje en auto hasta Star City fue bastante... agradable. Elinor no recordaba la última vez que había estado tanto tiempo junto a Bruce y se sintió bien. Pero no sólo eso, lo tendría para ella sola todo un fin de semana. Sin embargo, estaba muy nerviosa por ese viaje y no por el hecho de estar junto a Bruce por tanto tiempo, era otra cosa la que invadía sus pensamientos.
Bruce se dio cuenta de que había algo que no dejaba en paz los pensamientos de Elinor pero no quiso presionar y en su lugar, colocó una mano en la rodilla de la chica para indicarle que estaba allí para ella. Gesto que la tranquilizó significativamente.
Llegaron al hotel cuando ya había anochecido y ambos estaban exhaustos por lo que en cuanto entraron a la habitación, se dejaron caer en la enorme cama para dormir.
Bruce no recordaba la última vez que había dormido una noche completa y mucho menos recordaba haber despertado alguna vez después de la nueve de la mañana. Así que cuando despertó a las diez con quince minutos con Elinor entre sus brazos se sintió bien. Feliz, incluso.
Cuando Elinor despertó sonrió al ver a Bruce que la abras con bastante fuerza como si no quisiera que se alejara de su lado ni un poquito.
Ambos almorzaron en el restaurante del hotel y más tarde regresaron a su habitación para comenzar a arreglarse para el evento.
A las siete ambos estaban listos. Elinor usaba un precioso vestido satinado negro que tenía las mangas en los hombros y dejaba una pierna al descubierto cada vez que caminaba. No era un vestido fuera de lo común o que llamara la atención pero Bruce estaba segura de que su esposa llamaba la atención con cualquier cosa que usara.
Bruce por su parte, también uso un traje negro bastante básico. No estaba emocionado por asistir pero la curiosidad le estaba devorando el cerebro y quería saber por qué había estado actuando tan extraña por este evento.
—Te vez preciosa, Elinor —había dicho con mucha suavidad Bruce.
Elinor sonrió agradecida.
—Gracias, Bruce. Tú también luces muy guapo.
Bruce extendió la mano y con un poco de confusión, Elinor colocó la suya sobre la de él. El hombre le dejó un beso en los nudillos pero en cuanto se separó, sacó algo de su bolsillo. Era una pulsera de perlas. Tuvo un amargo recuerdo cuando la vio por primera vez pero sabía que era el regalo perfecto para Elinor.
—Espero que te guste —dijo mientras colocaba la pulsera.
Elinor sintió que se le quemaban las mejillas pero una sonrisa más grande se extendió por su rostro.
—Me encanta.
Ambos subieron al bonito Lamborghini negro que Bruce había escogido llevar y se dirigieron al evento. Si era una gala de caridad, era obvio que asistirían personas con dinero y su bonito auto no estaría tan fuera de lugar. Afortunadamente no se equivocó cuando vio la cantidad de autos de lujo que se extendían por el estacionamiento.
El chico del valet parking tomó las llaves que Bruce le extendió y se llevó el auto después de que el hombre ayudara a su esposa a salir. Elinor abrazó el brazo de Bruce mientras comenzaban a caminar hacia el bonito salón que parecía una antigua construcción griega. El interior tenía las luces un poco más bajas pero tenía una decoración bellísima.
La pareja avanzó, siguiendo a los demás hasta que llegaron a unas enormes puertas donde un hombre y una mujer revisaban las invitaciones y la lista de invitados.
—Invitación, por favor.
Elinor le entregó el lujoso sobre verde esmeralda con letras plateadas.
—Nombre, por favor —pidió la mujer junto al hombre que estaba revisando la invitación.
Elinor miró rápidamente a Bruce mientras se aclaraba la garganta.
—Reid —dijo y Bruce frunció un poco el ceño ante la falta de su apellido de casada. Aún no estaban— Elinor Reid. Del despacho Reid & Pierce.
La mujer buscó en su lista hasta que encontró el nombre.
—Aquí está —miró el papel en busca de algo— su mesa es la número tres. Mi compañero los llevará a sus lugares.
Otro chico, que parecía tener menos de veinticinco y que usaba un bonito traje, sonrió con cortesía y les pidió que los siguiera. La mesa estaba cerca del escenario y cerca de la pista de baile pero lo suficientemente lejos para que el sonido no fuera molesto. Elinor le agradeció al chico que los llevó a su lugar y con un rubor en sus mejillas, se alejó.
Bruce se acomodó en su asiento. Elinor parecía inquieta mirando todo a su alrededor. Había un pianista en el escenario que estaba tocando mientras los invitados llegaban y se establecían en sus lugares.
—Buenas noches —llegó otro hombre— mi nombre es Conrad y seré su mesero esta noche. Si necesitan algo, por favor háganmelo saber. De entrada les puedo ofrecer una copa de vino, ¿les parece bien?
—Gracias, me encantaría —se apresuró Elinor.
—Sí, gracias —murmuró Bruce.
Conrad les sirvió el vino y rápidamente se marchó. Elinor notó que aún había asientos disponibles en su mesa.
Los minutos comenzaron a pasar con lentitud pero de manera agradable. Elinor se relajó notablemente mientras hablaba con Bruce de nada en particular.
—Elinor Reid —ambos voltearon cuando escucharon el nombre— creí que nunca volvería a verte.
Bruce frunció el ceño al ver a un hombre acercarse a Elinor con esa familiaridad. Pero su ceño se profundizó al ver que Elinor se iluminaba de repente mientras se ponía de pie.
—Oliver Queen en persona —devolvió el saludo.
Pero pronto ambos se encontraron abrazados en un abrazo que duró demasiado para el gusto de Bruce. Él también se puso de pie sin decir nada y manteniendo su distancia. Había pasado un minuto entero y esos dos seguían unidos. Afortunadamente se separaron.
—Cuando vi la lista de invitados que ya habían llegado me emocioné en cuanto vi tu nombre. ¿Cómo has estado, cariño?
Bruce sintió, en primer lugar, perplejidad. Y en segundo lugar, confusión. ¿Qué estaba pasando? ¿De qué se estaba perdiendo?
—No tan bien como me gustaría —dijo Elinor— supongo que te enteraste de lo que pasó en Gotham.
Oliver asintió.
—Sí, lo siento mucho. Quise llamarte pero... no tenía tu número.
—No te preocupes. Me sorprendí cuando vi tu invitación.
Una sonrisa blanca adornó el rostro de Oliver.
—No pensé que vendrías, escuché que vendría tu socio pero también me enteré que está en medio de un juicio.
Elinor suspiró dramáticamente.
—Es una larga historia.
—Si hubiera sabido que tú personalmente vendrías, te habría invitado a desayunar antes del evento para ponernos al día. Pero si no estás ocupada, mañana podríamos salir un momento.
—Eso sería fantástico. Hay tantas cosas que... —Bruce se aclaró la garganta y Elinor recordó que estaba justo detrás de ella— lo siento. Este es Bruce Wayne.
Oliver miró al otro hombre y ambos se miraron a los ojos durante un extraño momento.
—¿Wayne? ¿De Wayne Enterprises?
Bruce extendió la mano y Oliver la estrechó con una sonrisa pero en cuanto se separaron, la mano de Oliver viajó a la espalda baja de Elinor.
—El mismo —habló Bruce.
—Es... creo no nos conocíamos y nuestras empresas nunca han hecho tratos. No me mal entiendas, es todo un honor pero me parece curioso que estés aquí.
Elinor miró a Oliver y abrazó suavemente su brazo.
—Bruce es mi esposo —dijo al fin.
La sorpresa en el rostro de Oliver fue más que evidente igual que la sonrisa que se forzó a mostrar.
—Guau, eso es... ¿cuando te casaste y por qué no me invitaste?
Elinor sonrió un poco.
—En primer lugar, fue algo muy privado. En segundo lugar, según recuerdo estabas desaparecido. Y en tercer lugar, no tengo tu número tampoco.
—Touché. Pero eso último se puede arreglar ahora mismo —Oliver sacó su celular y se lo entregó a Elinor para que anotara su número.
La chica le regresó su celular para que lo guardara pero no se perdió la expresión de disgusto de Bruce.
—Oliver y yo fuimos amigos en la universidad —explicó la chica— compartimos un par de clases.
Oliver dejó salir una risa.
—Más que amigos, diría yo. Salimos durante un tiempo.
Elinor se congeló en su lugar y le dio un codazo en las costillas. Oliver apenas se quejó.
—Sí, afortunadamente me di cuenta de que eres un completo imbécil y por eso te terminé.
—¿Tu me terminaste? —iba a decir algo más pero las palabras no salieron— sí, en realidad tú me terminaste luego de lo que pasó con Amelie.
Elinor puso los ojos en blanco.
—Al menos seguimos siendo buenos amigos. Cuando me enteré que habías regresa después de todos esos años realmente quería venir a buscarte.
Oliver dejó un rápido beso en la cabeza de la chica.
—Lo siento por preocuparte —se aclaró la garganta y se separó de ella— disfruten de la fiesta, tengo que ir a saludar a otras personas pero más tarde volveré.
Oliver se marchó y Elinor y Bruce volvieron a tomar asiento pero Elinor sabía que Bruce no estaba muy feliz en ese momento.
La chica colocó una mano en el brazo de su esposo y Bruce la miró rápidamente. No estaba molesto con ella pero no le gusta ese sentimiento en su pecho. No le gustaba que otro hombre fuera tan cercano a ella y la abrazara como si fueran algo más que sólo amigos. Y fue mucho peor enterarse de que ese hombre era su ex.
—Bruce —le habló suavemente y él volteó a mirarla— lo siento.
—¿Es por eso que estabas tan nerviosa? —preguntó sin rodeos.
Elinor asintió con suavidad.
—No estaba segura de cómo reaccionarías a conocer a mi ex.
—Ustedes aún parecen muy cercanos.
—Para nada —dijo rápidamente— es sólo que... Oliver fue alguien realmente importante para mi cuando tú te fuiste de mi vida. Las cosas como pareja nunca funcionaron pero nos gustaba ser amigos y sólo eso. Lo prometo.
Bruce no se sintió aliviado por sus palabras pero si se relajó un poco. Podía ver esa añoranza en los ojos de Oliver y el hecho de que Elinor hubiera estado tan nerviosa no mejoraba la situación.
Bruce ni siquiera lo pensó cuando tomó a Elinor de la barbilla y estampó sus labios contra los de ella con bastante fuerza. Elinor estaba sin aliento cuando se separó pero Bruce aún la tomaba de la barbilla.
—Mío —murmuró con voz más grave de lo usual— sólo mío —y volvió a unir sus labios con los de Elinor.
—Sólo tuyo —susurró la chica con una pequeña sonrisa.
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