Capítulo 8.- Entrenamiento diferente.
Rowoon tenía los ojos cerrados mientras sentía el poder de Zuho "acariciando" su mente, intentando entrar. La presión no era demasiado fuerte, pero sí constante, y Rowoon incluso debía contener la respiración para poder mantener su defensa firme.
Ya comenzaba a sentir el ligero dolor que palpitaba en su cabeza, como siempre ocurría luego de estar entrenando durante un buen rato.
Al final, soltó un suspiro y sus defensas cayeron sintió el poder de Zuho penetrando por completo en su mente, sin embargo no pasó nada más, solo se sentía como si un montón de mariposas se hubieran adentrado en su cráneo y aletear por su cerebro.
Solo unos segundos después, el poder se desvaneció, Rowoon abrió los ojos para encontrarse con la sonrisa confiada de su amigo.
—Has mejorado bastante, tu escudo es fuerte, además, ya no te sobresaltas cuando logro entrar.
Zuho le dedicó una media sonrisa, pues al inicio de sus entrenamientos, cada vez que el poder de Zuho lograba entrar en contacto con su mente, todo el control de Rowoon se evaporaba y su cuerpo era acometido por violentos temblores, aunque esto solo duraba un par de segundos antes de que lograra volver a controlarse.
Rowoon estuvo a punto de decir algo más, pero un par de golpes en la puerta los distrajeron, Jaeyoon asomó la cabeza y entró al verlos.
—Aquí están. Zuho-shi, ¿puedo hablar un momento contigo? —pidió el mayor.
Zuho se levantó con un movimiento fluido, contrario a Rowoon quien sentía todo el cuerpo entumecido luego de la tensión que hacía para mantener su poder. Mientras se estiraba pudo escuchar a los otros.
—¿Qué ocurre, hyung? —preguntó Zuho, al llegar a la misma altura de Jaeyoon.
—Solo quería preguntar si pudiste hablar con Youngbin hyung.
Zuho suspiró con fuerza, Rowoon pudo sentir cómo el ambiente se ensombreció.
—Sí, apenas ayer en la noche pude contactarlo, pero no sabe nada, solo se ha encontrado un par de veces con Chani pero él tampoco tiene información, y ninguno de los dos conoce al líder. Al parecer ese Hwiyoung actuó por su cuenta, no le dijo a nadie a dónde se llevó a Tae.
—Maldición, ¿y de Dawon no pudiste conseguir nada?
Zuho negó con la cabeza, se había cruzado de brazos y su rostro expresaba la seriedad de sus palabras.
—Tampoco, estuve rebuscando en su mente, en sus recuerdos, pero no tiene idea de dónde podría haberse ido Hwiyoung.
Rowoon se quedó inmóvil aun mientras estiraba sus brazos, las palabras de Zuho habían regesado parte de su miedo: "estuve rebuscando en su mente" había dicho, y eso trajo a su memoria lo que había vivido cuando desconecto sus sentidos.
La sensación se acrecentó debido a que, gracias a la manera en que estaban parados, Rowoon podía ver el ojo derecho de Zuho, blanco a causa de su reciente entrenamiento, fijo en su compañero.
"¿Qué ocurriría si Zuho quisiera hacer lo mismo de los sentidos con Jaeyoon? ¿Cómo podría protegerlo?" pensó. Se mordió el labio mientras los pensamientos comenzaban a arremolinarse en su mente.
Aunque era obvio que Zuho no haría algo así, aún así Rowoon quería estar seguro, por lo que dejó que su mente siguiera viajando:
Si Zuho (o algún villano parecido a él) quisiera atacar a Jaeyoon, quizá podría utilizar lo que había estado practicando para poder defender a Jaeyoon... aunque eso lo dejaría completamente vulnerable a él. Incluso si hubiera más personas en peligro y no solo su hyung, Rowoon no podría hacer nada contra un villano telépata.
Si alguien con las habilidades de Zuho intentaba de nuevo encerrar en su mente a sus amigos, él solo podría observar cómo sufrían...
¡Claro! Justo esa podía ser la respuesta.
Si podía utilizar su poder para mantener fuera de su mente el poder de Zuho (O, más bien, de algún otro villano telépata), quizá podría utilizarlo a la inversa, utilizar su poder alrededor de la mente de Zuho, como cuando movía cosas con la telequinesis.
Se quedó tan concentrado en todo esto, que no se percató de que estaba mirando fijamente a aquel par de ojos bicolor hasta que la voz de su dueño lo volvió a la realidad.
—Rowoon-shi, ¿Qué ocurre?
El terror se mantuvo en su pecho, como si fuera alimentado por el ojo blanco de Zuho. Algún ancestral instinto le dijo que no revelara aquella nueva idea.
—¡Ah! Yo, yo solo, me quedé pensando, en Tae, y en todo... —balbuceó sin mucho sentido.
Jaeyoon se acercó a él y le dio algunas palmaditas conciliadoras en la espalda.
—Lo entiendo, Rowoon-ah, todos estamos igual.
—Gracias, hyung.
Zuho también se acercó y tocó con suavidad su brazo.
—¿Sabes? Creo que hemos practicado suficiente por hoy, deberías descansar.
Rowoon estuvo a punto de decir algo más, de negarse, pero su mente seguía demasiado perdida en aquellos pensamientos.
—Eh, sí, está bien.
Ambos sonrieron un poco antes de alejarse aún hablando entre sí. Rowoon siguió su consejo y fue a su dormitorio, pero ni siquiera después de darse una ducha caliente y ponerse ropa cómoda pudo dormir.
Seguía dando vueltas a la idea de cómo poder defenderse. Y aunque ya tenía más o menos clara la forma en que podría hacerlo, aún quedaba mucho para perfeccionarlo.
Sin poder dormir, se levantó y fue hasta su escritorio, sacó una pluma y la dejó sobre la madera pulida para luego volver a sentarse en la orilla de la cama. Por algunos momentos recordó cuando aún era muy joven y su poder había despertado, pues había estado practicando de una manera parecida.
Ya no tenía ningún problema por extender su poder para que levantará la pluma y la moviera a algún otro lugar, pero en esa ocasión tenía otra imagen en mente: una vez que la pluma estaba flotando en el aire, Rowoon comenzó a imaginar cómo su poder rodeaba la pluma por completo.
Era mucho más difícil dado que estaba fuera de su cuerpo y no podía sentirlo, como cuando formaba el escudo en su propia cabeza.
Estuvo practicando durante buena parte de la noche hasta que cayó rendido en su cama, dormido de puro agotamiento sin siquiera cambiarse de ropa o meterse bajo las cobijas.
El entrenamiento con Zuho del día siguiente fue una tortura, con el dolor palpitando contra sus sienes casi desde el inicio, aún así hizo su mejor esfuerzo igual que siempre.
—¿Qué ocurre, Rowoon-ah? Pareces demasiado cansado.
—Sí, lo siento, no pude dormir demasiado bien.
Zuho lo miró con atención, incluso ladeó un poco la cabeza. Viéndolo así, con ambos ojos cafés y la expresión entre curiosa y preocupada, Rowoon no podía entender de dónde venía su miedo y desconfianza.
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