Especial 1000 seguidores

Capítulo especial 1.000 seguidores y especial Navidad.

Wigetta.

Un año más había transcurrido en las vidas de estos dos muchachos.

Samuel había cumplido treinta años, y el menor veintiséis. Al mayor le costaba asimilar su edad, siempre le había resultado algo difícil.

Había sido un año muy especial, ya que Guillermo y él habían estado preparando unas Navidades perfectas que pasar juntos.

Como ya sabéis, Guillermo no tenía familia biológica, y cada Navidad que pasaba se sentía triste.

Siempre terminaba contándole a Samuel algunas cosas sobre sus padres, y lo felices que eran por el simple hecho de estar juntos.

Este año las cosas serían muy diferentes, había estado ideando una perfecta celebración de nochevieja con Guillermo, y a escondidas de este.

Su querido novio le había hablado varias veces de una pareja que lo cuidaron mucho, cuando sus padres murieron.

Samuel, como un buen novio que era, había localizado a estas personas y las había acogido en su gran mansión a comienzos de noviembre.

El más pequeño gritó de alegría cuando los vio llegar. Abrazó a su pareja y, durante un rato —en el cual se hizo hasta pesado—, no dejó de agradecerle su grandísimo detalle.

Willy amaba a Samuel con toda su vida, al igual que el dueño de la casa lo quería a él. En cambio, este último tenía una fuerte necesidad por protegerlo. No sólo por el hecho de que seguía sintiéndose mal por sus actos del pasado, sino porque sentía que todo lo que él le daba a su pequeño, no era suficiente.

Lo quería tanto que quería todo lo mejor para él. Y esta vez, esperaba que lo tuviese.

[...]

Habían estado súper entretenidos con todas las preparaciones.

La decoración navideña, la comida, los postres... Sólo quedaba comprar las uvas y el champán.

Todo tenía que ser perfecto.

De Luque había tenido una amena conversación con la pareja que ahora vivía con ellos.

Les estuvo preguntando acerca de los padres de su novio.

Algún villancico que cantaran juntos, o cualquier detalle que supieran que haría feliz a Guillermo.

Obviamente esta charla se mantuvo cuando Guillermo salió para comprar las cosas que faltaban para la gran noche.



—Eres una buenísima persona —dijo Melinda con una gran sonrisa—. Me alegra que Guillermo haya estado contigo todo este tiempo.



Samuel hizo una mueca.

Evidentemente, ellos no sabían toda la historia. Y aunque querría contársela, a pesar de que quisieran matarlo después, eso impediría que la fiesta llegase a ser perfecta. Así que lo descartó al instante.

Melinda y Rafael estaban abrazados junto a la chimenea. Compartían asiento. Uno en el regazo del otro. Mientras que Samuel los miraba desde su sillón a unos tres pasos de ellos.

Samuel se levantó sin decir nada. Se asomó a la puerta de entrada y se volvió hacia ellos.



—Tengo que deciros una cosa.

[...]

Guillermo ya había llegado. Tras soltar la bolsa de la compra, se acercó a su novio, y le plantó un casto beso en los labios.

La pareja los miraba desde su asiento con una sonrisa.



—¿Y esa cara? —le preguntó el menor.

—¿A qué cara te refieres?

—A esta —respondió, pellizcando las mejillas de Samuel—. Se te ve muy feliz. —dijo con una sonrisa.

—¿Acaso no es razón suficiente el que estés aquí conmigo? —Samuel tomó el rostro de su chico, y acarició sus mejillas con ambas manos.

—Supongo —Las mejillas del menor se colorearon—. Para mí sí lo es, desde luego. —Samu besó su frente y se separaron. Su móvil estaba soñando.

—Lo siento, pequeño.



El mayor se apartó un poco y miró la pantalla del móvil. Se quejó en voz baja al ver de quién se trataba.



—¿Qué? —respondió a la persona que estaba al otro lado del teléfono.



Guillermo lo observó unos segundos y luego se dirigió hacia donde estaban Melinda y Rafael.



—¿Cómo estás, cariño? —La mujer se levantó del regazo de su marido, así era cómo lo llamaba ella —a pesar de no estar casados—, y se acercó al chico.

—Bien... Supongo —La mujer lo miró extrañada—. Es sólo que en los últimos días, noto a Samu más nervioso de lo normal. Sé que siempre quiere que pase unas Navidades perfectas, pero...

—No te preocupes por nada, cielo —Rafael los escuchaba con atención desde su asiento—. Tú sólo déjate llevar.



Guillermo asintió, sin estar muy de acuerdo con lo que ella había dicho. Pero no tenía ganas de seguir hablando de lo que le preocupaba. Así que se sentó en el sofá.



—Oye, ¿cómo son tus suegros? —Melinda, a veces, se entrometía en lo que no debía, pero le encantaba saber cosas de su pequeño Guille.

—Hmm —La primera imagen que le vino a la cabeza al chico, fue cuando conoció a su, en ese momento para nada, suegro. Cómo él se había aliado con su hijo para secuestrarlo. Guillermo rodó los ojos. En aquel momento le había parecido un bastardo, y seguía pensando lo mismo de él—. A la madre de Samuel sólo la vi una vez, en una de las fiestas de Navidad. Parecía encantadora.

—¿Y el padre?

—No le caigo bien. Ni a mi él.

—¿Por qué?



Una historia muy larga le gustaría haber dicho. Pero no lo hizo.



—No aprueba nuestra relación. Pero igualmente viene todas las Navidades y ambos tenemos que aguantarnos —Rafael y Melinda se sentaron a cada lado de Willy—. Pero no me importa tener que verlo. Samuel es muchísimo más importante para mí.

—Entiendo. —dijo ella con una sonrisa.



La voz de Samuel interrumpió la conversación.



—Rubén y Mangel también vienen. —Cualquiera que conociera a Samuel diría que siempre estaba de mal humor.

—Bien —habló Willy—. ¿Alex y Lana también vendrán?

—Sí. De hecho tienen que estar a punto de llegar.

[...]

La gente empezó a llegar. Parecía que esa nochevieja se iba a celebrar con más gente que nunca.

Los padres de Samuel habían llegado de los primeros.

El hombre saludó a Guillermo sin ganas. En cambio su mujer lo recibió con un abrazo.

Rubén y Mangel también estaban allí ya. De hecho habían empezado a beber muy pronto.

Sólo quedaban dos en llegar...



—Hello! —Saludó la rubia desde el otro lado de la puerta— Gracias por invitarnos, Samuel.

—Es un placer —Alex sostenía a la pequeña entre sus brazos—. Es idéntica a su madre.

—Lo sé —dijo el chico—. Son igual de preciosas.



Lana le sonrió y ambos entraron.

Con el paso del tiempo, Samuel y Guillermo se habían hecho amigos de la pareja. Ya que Alex le contó a su novia lo que ellos hicieron por él cuando Luzu lo secuestró. La rubia no sabía que antes de eso, el castaño lo había violado en la habitación de ella, pero tampoco se lo diría nunca. Ahora tenían una nueva vida en común y ambos eran increíblemente felices.

Samuel los vio saludar a su chico, y buscó con la mirada algún lugar en el que no hubiera nadie. Estaba muy nervioso.



—¿Quieres tranquilizarte? —Rubén lo había estado observando desde hacía un rato y se había acercado a él por la espalda para no ahuyentarlo— Todo va a ir de maravilla.

—Ya... ¿Y cómo sabes eso?

—Porque lo sé. —Menuda respuesta, pensó Samuel.



Mangel se les unió.



—Rubiuh no me dejeh solo con toa' ehta gente. Hazme compañía... —Rubén lo tomó de la mano y lo miró con dulzura. Volvió a dirigirse a Samuel para animarlo y luego se perdió entre la gente, junto a Mangel.



Sé paciente. Tranquilízate. Va a ser una noche perfecta.

Samuel suspiró. Eso esperaba.

[...]

Los cuartos comenzaron a sonar a través de la televisión.



—¡Preparaos! —Había gritado uno.



Todos sostenían sus copas entre sus manos. Todas con doce gajos de uva.



—¡Silencio! —Había gritado otro. Y justo en ese momento, comenzaron las campanadas.



Todos miraban la televisión  y escuchaban con atención cada sonido. Llevaban los gajos de uva a sus respectivas bocas, algunas comenzaban a abultarse y otras no tanto, ya que eran más rápidos masticando.

Por fin la última campanada se hizo presente y todos en la gran sala se levantaron para felicitarse el año unos a otros.



—¡Feliz año! —Habían gritado varios, antes de que el dueño de la casa lo hiciera callar.

—Tengo algo que anunciaros —dijo, y clavó los ojos en su chico, quién lo miró confuso. Se acercó a él y lo tomó de la mano, llevándolo al centro, donde la gente se había apartado para que Samuel diera la noticia—. En estos últimos años, las cosas han cambiado más de lo que jamás me hubiese imaginado.



La gente lo miraban con una sonrisa.



—He hecho nuevos amigos —dijo mirando a la rubia y su pareja—, he vuelto a ver la sonrisa de otros —Esta vez miró a Rubén y a Mangel—, y por supuesto, he tenido la suerte de conocer al chico que hoy en día es mi novio. Si a eso no se le llama ser afortunado, ¿a qué sino?



Todos escuchaban con atención las maravillosas palabras del chico.



—Y a pesar de no haber sido un buen hombre en muchas situaciones, doy gracias al cielo por lo que tengo. Y es por eso que quiero que seáis testigo de lo siguiente.



Samuel se volvió hacia Guillermo y se arrodilló ante él, mostrando una cajita. La abrió y formuló esa pregunta que tan maravillosa es oírla.



—Guillermo, ¿quieres casarte conmigo?



El de ojos achinados se había quedado boquiabierto. Ni en el mejor de los sueños se hubiese imaginado tal cosa.



—¡Sí! —chilló— ¡Sí! ¡Sí! ¡Y mil veces sí!



Samuel se puso en pie y Guillermo se lanzó a sus brazos.

El mayor lo cogió y lo alzó en el aire.

La gente comenzó a gritar, y a dar la enhorabuena a la pareja.

Lana estaba llorando mirando a sus amigos, y en cuanto se giró para mirar a Alex, este se encontraba arrodillado también. Oh, no, pensó ella. Esto no puede ser real



—Siento no ser el primero que dice esto, pero... —Lana sonrió con ternura, mientras se secaba las lágrimas— ¿Harías a este hombre más afortunado de lo que ya es?

—Course, honey!



Los que ya sabían la noticia antes de que ambos chicos la dieran, comenzaron a lanzarles arroz y vociferando ¡Qué vivan los novios!

Jeffrey, entre la multitud, también lloraba, sólo que pasaba desapercibido.

Se alegraba de que su señor por fin fuera feliz. Y esperaba que a partir de ahora, siempre lo fuese.

-------------------

Este capítulo me ha quedado bastante más largo, pero pensé que la ocasión lo merecía.

Espero que lo hayáis disfrutado, porque a mí me ha encantado escribirlo.

Y ahora que he terminado con mis dos historias que estaba escribiendo, sólo me queda organizar las nuevas historias que vaya a subir a continuación. Espero que os animéis a leer mis nuevos fanfics.

Gracias por todo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top