67. ¿A qué esperamos?
Samuel.
—¿Te pasa algo? —la voz de Rubén me sacó de mis pensamientos.
—¿Eh? —Fue lo que pude articular.
Había estado todo el día pensando y pensando en lo que Guillermo me había dicho en aquel momento. Cuando sus sentimientos por mí salieron a flote.
Me reí en toda su cara.
Pero sabía que esa risa no fue porque me divirtiera lo que dijo, más bien todo lo contrario. Me aterrorizaba. Hasta tal punto que no sabía cómo reaccionar ante esas palabras.
Había estado negándome a mí mismo que el chico me importaba. Me decía que si no quería golpearlo nunca más, era porque no quería volver a ser así con nadie... Pero el problema no era ese, y en lo más profundo de mi mente, sabía la verdadera razón.
Guillermo me importaba. Me importaba realmente. Y eso era lo peor de todo.
Siempre que alguien me importaba, se acaba largando de mi vida, sin dejar rastro de haber estado alguna vez...
Yo, Samuel De Luque, le tenía, verdadero, pánico al abandono.
—Me preocupas, Samu —dijo—. No has escuchado nada de lo que he dicho, ¿verdad?
—Lo siento... Yo...
—No lo sientas —Negó, al mismo tiempo, con la cabeza—. Sólo dime.
Bufé en desacuerdo.
No me gustaba abrirme con nadie, pero al mismo tiempo, sentía que debía gritar a los cuatro vientos todo lo que sentía en ese momento.
—Es Guillermo...
Él se movió un poco, en su sitio, para mirarme mejor. Me miraba con un gran interrogante dibujado, con tinta invisible, en el rostro.
—¿Qué pasa con el chico?
—Él... me dijo que estaba enamorado de mí... Ya ves... Menuda estupidez.
Rubén sonrió, como si estuviera manteniendo una conversación consigo mismo. No entendía a este chico.
—¿Y tú qué le has dicho?
—Nada —respondí—. Simplemente me reí en su cara.
Mi compañero cambió la expresión de su cara a una de tristeza.
—Y eso te duele... —Aquellas palabras quedaron grabadas en mi mente, al mismo tiempo que se clavaron profundamente en mi corazón.
—Rubén... a mí no me duele nad...
Antes de terminar de pronunciar la última palabra, su cuerpo se pegó al mío en un abrazo, dejándome boquiabierto, sin entender nada.
Quise decir algo, pero no conseguía emitir sonido siquiera.
Mis manos fueron a parar a su espalda, profundizando aquella muestra de afecto.
—Tienes que decírselo, Samuel... No quieras que todo termine como lo mío con Mangel... —Fui a decir algo, pero me interrumpió—. Si vas a hablar para decir que no te importa, mejor cierra la boca. Que para mentiras, prefiero las que yo mismo me hago creer.
Cerré la boca, e inconscientemente sonreí.
—¿Cómo...? —dije, una vez nos apartamos para mirarnos.
—Sabrás qué decirle. Por eso no te preocupes. Sólo utiliza esto —Colocó su mano sobre mi corazón y me sonrió con tristeza. Sabía que, de nuevo, lo estaba pasando mal por Mangel. Ni siquiera estaban juntos ya, y él seguía dando en la llaga...
—Volveré a por ti, amigo. No voy a dejarte cuando más me necesitas. —Le regalé una pequeña sonrisa, la cual él me devolvió, y salí pitando de allí.
Yo no valía para estas cosas, pero a Rubén no le costaba mucho convencerme para hacer algo... Y si algo era cien por cien cierto, era que quería a ese chico... Debía admitirlo, ¿no? Guillermo es importante para mí y ya me da igual reconocerlo.
Iba a volver a casa y sacarlo de esa celda en la que lo había vuelto a meter, y decirle que sentía muchísimo todo lo que tenía que haber pasado por mi culpa... Lo haría... De una vez por todas.
[...]
Había mandado a uno de mis sirvientes a que le abriera la puerta, en lo que yo lo seguía a pasos más lentos.
Cada paso que daba, era como si todo mi cuerpo fuera encogiendo poco a poco, hasta hacerme, completamente, pequeñito.
Sentía que me faltaba la respiración, que no iba a poder decirle nada... Y entonces... Ahí estaba. Frente a la puerta abierta de la celda. Frente a él. Sin nada, ni nadie de por medio.
Al parecer le habían traído ropa, en lo que yo no estaba.
Sin pensármelo dos veces, corrí hasta él para abrazarlo. Guillermo me correspondió, completamente, a este.
Llamadme débil, pero ese gesto de parte de él, consiguió que empezara a llorar.
Era increíble que fuera tan bueno conmigo, después de todo lo que le había hecho pasar desde el primer día...
¿Por qué me sentía tan jodidamente miserable? No me sentiría tan mal si no hubiese sido Guillermo... Pero él... conseguía que todo mi ser se ablandara.
—Siento... tanto... todo lo que ha pasado, Guillermo... —Creí notar que el chico sonrió sobre mi mejilla— Sé que soy un completo mierda... Nunca debí reírme de ti y tratarte como lo hice... Despuéss de todo... Terminaste brindándome todo tu cariño, y... eso me hace sentirme, realmente, mal...
—No se preocupe, señor. Yo lo perdono. —Me aparté de su cuerpo para mirarlo. Su cara, borrosa por mis lágrimas, sonreía con ternura. De una forma en la que pretendía conciliarme.
Puse ambas manos en sus hombros, y lo miré, directamente, a los ojos.
—No quiero que me llames más así —dije. Eso lo extrañó—. Guillermo... Creo... que yo también siento algo por ti... —dije, apartando la mirada— Sólo que sin el creo.
Ni en un millón de años, podría describir la cara de Guillermo en ese momento. Ni tampoco lo que provocó en mí.
Mi corazón parecía dar vueltas como un loco, era demasiado impresionante lo que estaba sintiendo en ese momento. Era muy diferente de todo lo que había sentido en el transcurso de mi vida.
—Si no es mucho pedir... ¿Querrías ser mi novio, pequeño?
Él saltó como un loco hacia mí, gritando un evidente "¡SÍ!" a mis oídos.
Me hizo tan feliz aquella respuesta, que comencé a dar vueltas con Guillermo en brazos. Ambos sonreíamos como idiotas durante unos cuantos segundos.
Cuando paré de dar vueltas, sin soltarlo, le dije lo siguiente.
—Entonces...
—¿Entonces? —Él sonreía más de lo que yo lo estaba haciendo, cosa que parecía bastante imposible.
—Nada, cosas mías —No quería estropear el momento, para decir algo que no era, para nada, importante—. ¿Y si vamos a recoger a Frank? Tiene que sentirse sólo en esa casa, ahora que no tiene a sus compañeros de piso.
—Me parece una gran idea, Sam... —Se calló, como pidiéndome permiso para decirlo, yo sólo asentí— Samuel.
—Entonces... ¿A qué esperamos?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top