49. El pasado siempre vuelve

¡Hola a todos! Antes de dejaría de nuevo con otro capítulo de este fanfic, quería comentaros que he subido algo nuevo a la cuenta. Es un one-shot de dos personajes de la famosa serie de Friends. Es sobre dos de los mejores personajes, en mi opinión, Joey y Chandler, quienes hacen una bonita pareja. 

Si os gusta o conocéis la serie, agradecería un montón que os pasaseis y me dierais vuestra opinión al respecto.

Muchas gracias y que disfrutéis del capítulo. ¡Un abrazo!

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Samuel.

Guillermo me ofreció el zumo que le había pedido, me lo dio en mano y se quedó en pie, esperando a que le diera permiso para empezar a comer su desayuno.

En ese momento, mi teléfono móvil comenzó a sonar. Lo cogí y vi que se trataba de Luzu. ¿Qué querría ahora este hombre? ¿Y para qué me llamaba? Si no recuerdo mal, le di una buena tunda, antes de que se largara de aquí.

Hice un gesto a Willy, para que empezara a comer, mientras yo me alejaba, lo suficiente para no ser oído, para hablar.



-¿Sí? -Contesté a la llamada.

-Samuel... Necesito ayuda... Tenías razón, ¿de acuerdo? Nunca dejé de ser cómo era. Y ahora...

-Ya era hora de que lo dijeras -No podía borrar la sonrisa que se había formado en mis labios-. ¿Qué quieres de mí?

-¿Recuerdas a ese chico... el tal Alex? ¿Ese del cual intenté abusar, pero tú me detuviste?

-Lo recuerdo perfectamente. ¿Qué pasa con él?

-Se podría decir que ahora es como de la familia y...

-No me digas que...

-Sí... Lo forcé -Un pequeño silencio, me hizo pensar en qué podría hacer-, y ahora sangra... Mucho -La boca se me abrió de par en par. Madre del amor hermoso. Podríamos cargárnosla si nos pillan en esta ocasión. Aunque... yo no tengo nada que ver con él, si lo dejaba tirado no habría problema para mí-. Por favor... Necesito tu ayuda, Samuel. Puedes pedirme lo que quieras a partir de ahora, pero ayúdame... -Yo asentí, como si él pudiera verme y al cabo de unos segundos le di una respuesta afirmativa. Le pregunté dónde se encontraba y que me explicara un poco lo que tenía pensado hacer. Por lo visto, tendría que traerlo a mi casa...

-Enseguida estoy allí.



Colgué, me acerqué a Guillermo, quien seguía comiendo su desayuno. Abrí una de sus esposas, la derecha, y tiré de ella, consiguiendo que comenzara a andar tras de mí.



-Voy a caerme, señor... No puedo and... -Y entonces se cayó al suelo, llevándose las esposas con él.

-Oh -Lo cargué en brazos, lo llevé hasta la celda y lo espose a uno de los barrotes. No hacía falta que lo metiese dentro. No iba a ir a ningún lado-. Le diré que te traigan la comida aquí, ¿de acuerdo? Tengo que salir. Nos vemos ahora. -Acerqué mi rostro al suyo, mordí, levemente, su labio inferior y me alejé de allí.



Me dirigí a mi habitación, donde me cambié de ropa y volví a bajar. Ordené que le llevaran el plato del desayuno a Guillermo, y salí de casa.

(...)



Pasé por casa de Rubén, para que me acompañase en caso de emergencia, por si tenía que entretener al chico de Luzu, más que nada, y por si podría sernos de ayuda con el tal Alex.

Rubén, o como yo lo llamaba, Rubius, tenía algunos conocimientos de medicina, así que podría sernos de ayuda en momentos como estos.

Una vez llegamos, aparcamos frente a la casa, y le expliqué a Rubius lo que tenía que hacer si Frank estaba allí.



-¿Puedo decirle que estoy saliendo contigo? -me preguntó. A veces, este chico tenía preguntas bastante extrañas.

-Haz lo que quieras, pero cíñete al plan.

-Como mandes, jefe. -dijo, realizando el típico saludo militar.



Me acerqué a la puerta, y llamé al timbre, esperando que me abriesen. Si lo hacía Luzu, nos ahorraríamos bastante tiempo, pero si no... Mierda, era el chico.



-Se-señor De Luque... ¿Q-qué hace usted aquí? -El chico parecía impactado. El hecho de verme le impresionó, pero no de una mala manera, o al menos eso era lo que veía yo, hasta se puso de rodillas ante mí- ¿Necesita algo? Lo que sea. ¿Quiere algo para tomar? Hay galletitas... -¿Galletitas? Sí, por favor... Para estallártelas a la cara. Pensé.

-No, chico, no. Vengo por otra cosa. -Entré en la casa, mirando a mi alrededor. Escuché como el chaval cerraba la puerta y se dirigía hacia mí.

-¿Q-qué otra cosa, señor?

-Tu querido amo me ha llamado... Tiene problemas...

-Pero él no está aquí -Este chico era demasiado inocente-. En este momento debe estar trabajando. -Gracias al cielo, Frank había quedado de espaldas a la puerta, por la cual la cabeza de Luzu se asomó. Empezó a realizar movimientos, algunos que entendí y otros que me gustaría haber comprendido. Frank se giró para ver qué era lo que miraba, pero entonces lo detuve, posando una mano sobre su hombro izquierdo.

-Sé que no está aquí, pero ¿podrías ayudarme? -Tenía que dejarlo en manos de Rubius. Él sabría mantenerlo ocupado.

-C-claro. ¿Qué tengo que hacer, señor?

-Sal ahí afuera, haz que el chico que está en el interior de mi coche salga, y aléjalo todo lo que puedas.

-¿Para qué, señor? S-si es que puede preguntarse, claro...

-Tengo que ir a buscar a Luzu al trabajo y necesito que te deshagas de ese chico un momento. Ya sabes... él se pondría celoso... No es que yo tenga nada con tu amo, pero no se puede razonar con ese chaval así que... ¿Me ayudarás?

-¡C-claro! Salgo ahora mismo. -Asentí, y observé al chico, hasta que salió por la puerta. ¡Por fin!



Llamé a Rubén, antes de realizar cualquier movimiento, para decirle que ligara con el chaval, y que lo alejara del coche. Recibí un Está bien, me debes una, tío y colgué.

Entré en la habitación por donde había visto asomarse a Luzu hacía unos segundos, encontrándome con él en calzoncillos y el cuerpo del chico sobre el suelo.



-He tenido que limpiar la sangre, para que mi compañera no sospechara nada -habló Luzu. Parecía preocupado, pero no hasta el punto de estar aterrado. En cambio, a mí si me asustaba la situación-. ¿Tienes a alguien que pueda ayudarnos con esto?

-Socorro... -vocalizó el chico que se encontraba tirado en el piso- Ayúdame... Este demente... -El chaval dejó de hablar. Se había desmayado. Seguramente habría perdido bastante sangre, como para quedar inconsciente. Pobre chico. Intenté salvarlo en el pasado, pero nunca llegó a estar a salvo de Luzu.



Me agaché para cogerlo en brazos, salimos del dormitorio y esperé a que mi compañero me diera la señal de que podíamos salir.



-¿Cómo has encontrado al chico? -le dije, mientras lo miraba de reojos.

-Por casualidad -respondió-. Se hizo novio de mi compañera de piso. Fue flipante cuando lo vi. No podía creer que volviera a estar frente a mis ojos.

-¿Fue antes de que tú y Frank estuviérais en mi casa? -Alcé ambas cejas, en señal de sorpresa.

-Sí. -afirmó.

-Y esa vez... Cuando volviste a verlo... ¿pensaste en...?

-Sí, Samuel -Era lo que quería saber. Yo no lo había convertido en más capullo. Nunca dejó de ser uno, ni siquiera un poquito-. Tuve ganas de forzarlo desde el primer momento, ¿vale? Ojalá no fuera así, pero lo es. Y no me arrepiento en absoluto de lo que he hecho. Él se lo buscó... -Fruncí el ceño, sin darme cuenta, y entonces recibí la señal de Rubén.

-Podemos irnos.



Ambos salimos corriendo por la puerta, nos metimos en el coche. Yo en el asiento del piloto, y él atrás con el cuerpo del chico inconsciente.

Respondí al mensaje que Rubius me había mandado, para decirle que ya podía venir. Que le esperábamos en el coche.

Arranqué el vehículo, en cuanto lo vi correr hacia nosotros. Esperé a que abriera la puerta del copiloto y una vez que se sentó y cerró, desaparecimos de allí.

Esperaba que la situación se solucionase y no tuviéramos que meternos en problemas... Aunque en ese caso, abandonaríamos a Luzu y su nuevo chico a su suerte. No quería más líos. Estaba harto de ellos.

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