4. "Tienes que compensarme"

Narra Frank:

Sentí como Luzu me tomó por la cintura acercándome a él, quedando muy pegados el uno al otro. 

—Eres muy guapo, ¿te lo habían dicho antes? -—me susurró cerca del oído, para luego comenzar a besar mi cuello. 

—P-pero, ¿qué haces? —Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. —P-para... Por favor -Supliqué cuando noté que sus manos pasaban por debajo de mi camiseta. 

—Dame una buena razón. —Una de sus manos bajo hasta mi trasero, haciéndome soltar un pequeño gemido.

—Mhm... E-estoy cansado. —Susurré. —Mañana... —le pedí.

—Está bien, precioso. —Me soltó lentamente. —Pero de mí no te vas a salvar. —Me guiñó un ojo y luego se dirigió hacia la habitación que debíamos compartir. Yo lo seguí de cerca.

Por muy mala que fuese la situación en la que encontraba ahora, era mucho mejor que estar en mi casa. 

Mis padres nunca me trataron de la mejor manera, de hecho desde pequeño me golpeaban. Me golpeaban hasta el límite de dejarme inconsciente. Realmente estoy acostumbrado al dolor. 

Siempre que alguien se acercaba a mí, terminaba haciéndome daño. De hecho, los tíos que me estaban golpeando supuestamente me iban a ayudar a escapar de casa, pero las cosas se complicaron y todo acabó muy mal. Creo que estar con Luzu no iba a ser ni la mitad de complicado y doloroso que estar en casa.

—Eh, Frank, ven a la cama, tienes que descansar. —Me llamó Luzu.

—E-está bien. —Me acerqué lentamente, con algo de temor, hacia la cama.

—Ven chico, que no muerdo. —habló de nuevo él. —Vas a dormir aquí, conmigo. 

—P-pero... 

—Nada de peros, te vienes aquí. —me ordenó.

—Está bien. —Bajé la cabeza y me dirigí hasta donde se encontraba, para acostarme a un lado de Luzu. Decidí que lo mejor sería dormir con mi ropa puesta. La cama era lo suficientemente grande para que ambos entráramos cómodamente, pero no lo suficiente para que cada uno pudiera dormir por su lado, separados.

—¿Por qué? —pregunté luego de un gran silencio.

—¿De qué hablas?

—¿Por qué siempre que me tratan de ayudar... terminan haciéndome daño? —dije en un hilo de voz.

—Yo no te voy a hacer daño. —dijo Luzu, quien comenzó a jugar con mi cabello, al yo estar de espaldas a él.

—Oh, sí. Lo harás... Tú... Tú quieres que te pague... de esa forma... —No podía ni siquiera nombrar la atrocidad que él quería que hiciéramos.

—Ah, eso... Créeme, al final lo vas a disfrutar tanto como yo. —Luzu me agarró por la cintura y acercó más nuestros cuerpos, sentía su respiración en mi cuello y sus manos se paseaban por mi abdomen, debajo de la camiseta.  —Adoro tu aroma, Frank.

—N-no hoy... —Mi voz casi no se podía oír debido a que el miedo me estaba invadiendo.

Luzu besaba delicadamente mi cabello y mi cuello, mientras una de sus manos bajaba lentamente, en dirección a mi miembro. Estaba tenso a más no poder, ya no podría evitarlo, él lo hará. Empezó a tocarme por debajo de la ropa, no podía evitar soltar algunos gemidos, los cuales trataba de contener mordiendo fuertemente mi labio inferior, al punto de hacerme sangre.

—Te dije que te iba a gustar. —Susurró Luzu en mi oído, para luego soltarme completamente. —Pero como ya dijiste... Hoy no. —Podría jurar que sentí como él sonreía de forma triunfante, aun sin verlo.

La noche pasó lenta y tortuosa, Luzu se abrazó a mí y así durmió durante toda la noche, acción que para otros podría ser símbolo que protección, aunque para mí era sólo un adelanto de lo que me haría mañana. Logré dormir poco antes de amanecer, por lo que solo dormí unas cuantas horas. 

—Buenos días, princesita. —dijo en tono burlón. Esa frase la leí en algún libro tiempo atrás, cuando me refugiaba en ellos para evadirme de la realidad. —Lanita nos espera con el desayuno. 

Me levanté, rápidamente, sin emitir palabra alguna. Me di cuenta de algo importante... No tenía ropa limpia y la que llevaba apestaba, ya que dormí con ella puesta.

—Supongo que no tienes ropa, ¿verdad? —me preguntó Luzu desde la puerta. —¿Hacemos un trato? —Definitivamente no me iba a gustar ese trato. —Es simple, yo te presto ropa a cambio de un beso. —Su sonrisa creció al ver cómo me acerqué a su figura para, velozmente, darle un beso, el cual el intensificó al punto de dejarme sin aire. 

—Muy bien. Ahora... ¿me prestas ropa? —dije mirando al suelo... Mis abuelos estarían avergonzados de mí si me vieran ahora.

—Buen chico, Frank. Mi ropa está en esa bolsa. —dijo apuntando a una esquina de la habitación.  —Coge lo que necesites. -Salió de la habitación, dejándome solo para que pudiera cambiarme. 

Saqué un jersey simple y unos vaqueros, no iba a abusar, ya que al fin y al cabo me estaba prestando su ropa, y mi intención tampoco era ser una molestia. También saqué unos bóxers y un par de calcetines.

—Hi Frank! —saludó alegremente Lanita.

—Hola. —Fui hasta ella y deposité dos besos en sus mejillas.

—¿Cómo durmieron? —preguntó con un acento extranjero.

—Yo, genial. —respondió Luzu mientras le daba el primer bocado a la tostada.

—Bien, gracias. —dije yo.

—Cool! So... ¿Quieres unas tostadas? —me ofreció.

—No te preocupes, con un café me basta.

—Okay, allí está la cafetera, sírvete. —Señaló al fondo de la cocina. Me serví, tranquilamente, mi café, para luego sentarme con ellos a desayunar.

—Lanita, por cierto. Hoy voy a salir a buscar empleo, no puedo permitir que nos estés manteniendo. —Habló sonriente el castaño. ¿Acaso nunca se iba la sonrisa de este tío? 

—Don't worry, no os apresuréis en buscar empleo chicos. —Nos palmeó la espalda a ambos. 

—Frank no buscará empleo, sólo yo... No quiero que él trabaje, ha pasado por mucho. —Comencé a toser exageradamente. ¿Cómo que yo no iba a trabajar?

—Pero, ¿qué dices? ¡Sí voy a trabajar! ¡No voy a permitir que me mantengan porque doy pena. —Me molestó bastante aquel comentario.

—No, Frank. No se habla más, no vas a trabajar y punto.

—¡Si!

—¡No!

—¡Que sí!

—¡Que no!

—Stop! —gritó Lanita —Parecen un matrimonio tíos. Frank, si quieres ayudar podrías hacer cosas de la casa, okay?

—Está bien... Suena mejor que nada. —respondí resignado, para a continuación tomar un sorbo de café.

Luzu y Lana salieron después de aquella discusión, Luzu en busca de empleo y Lana a trabajar.

Al estar solo en casa, decidí que lo mejor sería comenzar a ordenar, ya que todo estaba hecho un desastre. Al parecer Lana se había mudado recientemente aquí, ya que habían muchas cajas con cosas.

—¡Hora de ordenar! —Empecé a ordenar caja por caja, primero en la cocina, luego el salón, y luego el baño. Al terminar, la casa no parecía la misma. Ya no habían cajas por ningún lado. El piso estaba impecable.

Unas horas más tarde ellos llegaron riendo, al entrar no se podían creer cómo estaba la casa, sus caras de sorpresa eran más que evidentes.

—¿Qué pasó aquí? ¿Lo ordenaste todo tú sólo? —preguntó Luzu, asombrado.

—Sí, estaba aburrido y bueno... Era lo único que podía hacer. -respondí.

—Oh my God... This is awesome! —chilló corriendo hacia mí para abrazarme. —Thanks Frank... Eres el mejor.

—N-no es para tanto. —respondí bajando la cabeza, avergonzado.

Después de agradecerme fuimos todos a cenar, Luzu contó que había conseguido un empleo en un café cercano como mesero. Lana y yo lo felicitamos. 

La verdad es que Luzu era muy bueno, era simpático, gracioso y se había preocupado por mí, cosa que nadie antes había hecho, pero por la noche aparecía su otro lado... El que me asustaba, y lo peor es que hoy tendría que pagarle por lo bueno que había sido conmigo.

(Autora: palomakiessling)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top