24. Pensamientos dolorosos
¡Holi! Siento haber tardado en subir, estoy bastante refriada, y la mayoría del tiempo estoy en cama, descansando, de lo débil y mal que me siento.
Cuando me he sentido algo mejor, como ahora, he cogido el ordenador para poder escribir y no retrasarme tanto con el capítulo, para que podáis leerlo cuanto antes. ^^
No sé si volveré a retrasarme con los capítulos de otros fanfics, pero intentaré no demorarme mucho.
Gracias por la espera y por siempre leerme y comentarme lo que os parece.
Os adoro muchito~
------------------------------
Frank.
Aquella noche no pude pegar ojo apenas. Sólo podía pensar en lo que anteriormente había leído y oído en boca de Luzu.
Sentía que necesitaba saber más de ello, pero no sabía si quería saber todos los detalles.
—Luzu. —Lo llamé, mientras lo observaba a lo lejos cómo se preparaba un café.
—¿Sí? —Él se giró para observarme, mirando cómo levantaba la mirada sobre la taza que sostenía en mis manos.
—¿Qué ocurrió ayer en aquel lugar?
Por un momento creí que se iba a morir, del ataque repentino de tos que le dio.
—Na-nada del otro mundo... Sólo nos reunimos para hablar y eso...
—¿Y de qué hablásteis? —Quizás me estaba metiendo dónde no me llamaban, pero sentía una enorme curiosidad que parecía estar devorándome por dentro.
—T-todos estuvieron hablando de sus vidas y ya sabes... sus...
—¿Mascotas? —me atreví a decir.
—Sí, eso.
—¿Y tú de qué hablaste?
—¿Eh? —articuló, haciéndose el tonto—. Yo... bueno.... Dije que no tenía ninguna. —dijo al fin.
—Y, ¿les hablaste de mí?
—No, ¿por qué me preguntas eso? —La expresión de su cara me pareció extraña—. ¿Querrías que les hubiese hablado de ti?
—No sé... —Agaché la cabeza—. Tal vez... Obviamente no como mascota, pero... no sé... Como otra cosa.
—¿Por ejemplo? —Él arqueó ambas cejas, esperando oír una respuesta que nunca llegó.
—Good morning, guys! —Saludó, enérgica, la rubia, que salía, ya vestida, de su habitación—. ¿Qué tal habéis dormido?
—Bien. —respondió Luzu—. ¿Y tú, Lanita?
—Bastante bien. —dijo ella, sin borrar la sonrisa de su cara—. ¿Frank? —articuló, esperando a que respondiese a la pregunta, anteriormente interrogada.
—-Bien también. —Mentí, para no preocupar a la chica.
—Me alegro mucho.
—¿Y ese exagerado buen humor? —preguntó el castaño. Se le notaba feliz con el sólo hecho de ver sonreír a Lana. Era algo de lo que me di cuenta desde el primer día que entré en esta casa. La buena energía que había entre ellos.
—Es... un secreto... ¡Pero juro que te contaré! —chilló la rubia, con notable nerviosismo—. ¡Tengo que irme! ¡Luego hablamos, guys! —Se dirigió, efusivamente, hasta la puerta, saliendo, inmediatamente, por ella.
Luzu y yo nos miramos, bastante sorprendidos. ¿Qué sería lo que ocultaba, Lanita? ¿Qué la mantendría tan viva y feliz?
Sinceramente, me mataba la curiosidad, pero valía la pena esperar para que nos contara sobre ello.
El castaño y yo terminamos por sonreírnos, para a continuación terminar con nuestro desayuno.
(...)
—Luzu... quisiera empezar a trabajar. —Llevaba un par de días pensando en cómo decírselo. Sabía que él no quería que yo saliera de casa solo, pero no soy ningún crío y además yo también tenía que empezar a ganar mi propio dinero. —Estábamos sentados en el sofá, el uno pegado al otro. Él giró su rostro para mirarme, y pude adivinar que lo que le dije no fue para nada de su agrado.
—No, Frank. Tú te quedarás en casa.
—Luzu, yo también necesito salir. Respirar aire, fuera de estas paredes. Yo también quiero tener una vida ahí fuera. —dije mirándolo con cara de cachorro.
—He dicho que no, y es no.
—¡Joder, Luzu! ¡No puedo depender de Lana y de ti para siempre! ¿Es que no quieres que sea capaz de valerme por mí mismo? ¿Quieres que me sienta un inútil todo el tiempo? Además no quiero que me lo paguéis todo. Quiero ayudaros.
Él se quedó un momento en silencio, y volvió la vista al frente, donde permanecía la televisión encendida.
—Luzu... —susurré.
—Está bien, Frank. Está bien. —Sonaba cabreado. Había conseguido algo que me había propuesto, dejando que mi controlador... lo que sea... cediese ante ello.
—Muchas gracias, Luzu. —dije agradecido. Le di un beso en la mejilla y eché mi cabeza sobre su hombro. Él me observó durante unos segundos, y cuando volvió la vista al frente, creí ver que en sus labios se dibujaba una preciosa sonrisa.
(...)
—¡Oh, ¿en serio?! —Exclamó el castaño, al oír que la rubia acababa de confesar que el motivo de su felicidad, había sido una cita con un chico que conocía hace poco—. ¿Y cómo es? ¿Cómo se llama? ¡Quiero detalles!
—¡Os lo presentaré, os lo juro! Por ahora sólo puedo deciros que ¡es muy guapo!
—¿A mí tampoco me dirás? —pregunté, haciéndole pucheros a la rubia, quien no sucumbió a mis encantos.
—Oh, no, no, no. No seaís impacientes. Ya lo sabréis. —dijo sacándonos la lengua. Estaba muy animada y sonriente. Me hacía muy feliz verla así, pero al mismo tiempo sentí una punzada en el pecho cuando vi cómo Luzu la rodeaba por la cintura, desde atrás, riendo como un idiota.
—Vamos, Lanita. ¿Crees que voy a dejarte escapar, después de tu gran confesión?
—Deberías. —respondió ella, sonriendo—. Si no quieres buscarte un enemigo. —La rubia giró su cara para mirarlo, quedando su rostro oculto a mí.
—Uuuh... —articuló el castaño con ironía—. Qué miedo. —Las miradas y sonrisas tontas que se dedicaban, se hacían más y más insoportables y dolorosas eran. ¿Por qué me sentía así?
—Anda, ¡suéltame! —Ellos seguían bromeando y jugando, mientras yo los observaba serio, sereno por fuera, rabioso por dentro.
En ese mismo instante, sentí la necesidad de desaparecer de ahí. No quería llamar la atención, así que avancé despacio y me dirigí hacia la habitación.
Me tumbé sobre la cama, oyendo de fondo la risa de ambos.
"A él no le gusta Lana, ni a ella Luzu" intenté meterme en la cabeza, pero me era imposible.
Al cabo de un rato, golpearon la puerta con suavidad, y a continuación ésta se abrió.
—¿Te sientes bien, Frank? —La dulce voz de Luzu, preocupándose, me alivió—. ¿Por qué te has venido al cuarto? ¿Te duele algo? —"El corazón" pensé. "Que cursi" Sacudí la cabeza y lo miré a los ojos, intentando fingir que nada me ocurría.
—Nada, Luzu. Estoy bien. —dije con una sonrisa. "Nunca sería capaz de decir cosas como esas"
--------------------------------------
Capítulo escrito por: @Mrsdesrosiers17
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top