❁5❁
════ ∘◦❁◦∘ ════
—¡Pedalea más, pedalea más! ¡Vamos, tú puedes Anna! — exclamaba él, como si no fuera consciente de tu pobre respiración tomentosa a la vez que tú, con las pocas fuerzas que te quedaban en las piernas, tratabas de complacer sus deseos mientras sentías tus cabellos dorados volar rápidamente con la brisa nocturna, la cual brindaba frías caricias a tus mejillas de carmín.
Te gustaba estar así, a pesar de lo cansada que estabas te gustaba ya no estar más sola, ya tenías a alguien a tu lado que compartía tus gustos como también tus risas de inocente rosa, y aunque en tu pecho yace el recuerdo de Ray enaltecido entre flores de celeste cielo y amarillo alegría, crees que Natt también es un buen compañero.
No es Ray, lo sabes, son diferentes pero te hacen sentir bien.
—Bueno bueno, paremos aquí, es un buen lugar para una lectura nocturna ¿Qué te parece, Ann? Podremos leer cómodamente, tiene la sombra y la luz perfecta, también hay un árbol grande, ¿Ya te dije que me encantan los árboles? Dios, es que son tan verdes y lindos que...
Ray... Él sí que te tenía confundida, hace ya varias noches que no lo has visto y tus sueños se han teñido de un soso gris por ello. A veces te preguntabas qué haría él mientras tú no estabas a su lado, ¿Seguiría cantando? ¿Seguiría durmiendo? ¿Te extrañaría? Quisieras tanto que él te extrañe, que te dé una señal para volver a soñar. Pero no puede, no puedes, tienes mucho miedo de que Ray te vuelva a mirar de esa forma que destroza tu ser y hace de tu cuerpo temblar, no quieres enojarlo más de lo que probablemente ya está, porque cuando las personas se enojan golpean, abandonan, castigan, te lanzan a un mundo de oscuridad donde existen monstruos que únicamente te tienen como presa (te lanzan al sótano y te dejan allí sin comer por días).
—Dime Ann ¿Te aburre esto?
—¿Eh?— preguntaste, culpable y desorientada.
—Estás pérdida en tu mundo, ricitos de oro ¿Pasa algo?— te preguntó el pelirrojo entonces, haciendo que tú bajes tu cabecita dorada para negar.
No querías que Natt se sintiera mal o se aburra a tu lado.
—Yo... No, no pasa nada, mejor sigamos.
—Se supone que somos amigos, ¿Por qué me mientes?
—¿Mentirte? No no, no es eso Natt...— hablas rápido y nerviosa, dudando si sería bueno contarle aunque sea un poco de lo que te pasa, no obstante, Natt coloca sus pequeñas manos en tus hombros para sonreírte. Se siente bien, Natt es cálido —Es que... No creo que lo entiendas.
—No lo haré si no me lo dices, puedo ayudarte Anna.
Suspiraste rendida ante lo dicho, no podías resolverlo sola y aquel niño era el único amigo que tenías y que parecía quererte. Lo sentías y eso te resultaba tan extraño porque, además de Ray y tu madre, era tan lejano que alguien te demostrara un amor genuino. Estabas decidida —. Hace un tiempo he tenido un problema con un amigo.
—¿Un problema como qué?
—Digamos que enojé mucho a ese amigo y ya no quiere que lo vea y... No sé qué debería hacer, porque no hay día en que no deje de pensar en él.
—Ann, a veces cuando uno está enojado dice y hace cosas en el momento, guiado por las emociones... Seguro ya se le pasó, aunque por otro lado, también depende, ¿Qué fue lo que hiciste para que se enojara?
—Tomé muchas pastillas para dormir. — confesaste, tan simples y sencillas salieron aquellas palabras de tus rosados labios que el pequeño de cabellos rojos dio un brinco para tomarte por los hombros, con una expresión preocupada, haciendo que el libro que yacía en sus piernas se abriera.
—¡Niña insensata! ¿¡Es que no sabes las consecuencias!?— te gritó, y tú temblaste miedosa al pensar que te golpearía (así como tu padre), por lo que, con ambos brazos repletos de banditas floreadas, decidiste cubrir automáticamente tu cabeza y rostro. Natt te observa, dolido ante aquello —Lo-Lo siento Anna... No quería, no te iba a hacer nada, es solo que... ¿Es que acaso quieres morir?
—¿Morir?— murmuraste confundida ante aquella palabra con aires azules de tristeza, viendo al pequeño que acaricia tu mano como si se disculpase de forma invisible por asustarte.
—Sí, morir... ¿Es que tú no lo sabes? Esas pastillas son nocivas para tu salud.— informó, suspirando para así volver a sentarse. Tú imitaste su actuar después de recoger el libro que yacía en el verde pastizal iluminado por la luz diáfana de luna.
—Yo... Yo no lo sabía Natt, lo juro.
— ¿Qué voy a hacer contigo, pequeña Ann? A veces siento que no eres consciente de la realidad, y eso me asusta. — reveló con una sonrisa dolida que hacía de tu pecho oprimirse, no sabías si le habías hecho daño, si le habías preocupado o enojado, y de pronto crees que así es como quizás está Ray, solo en aquel mundo de tus fantasías.
—¿Y tú sabes cómo es la realidad?— interrogaste, mirándole con tus grandes orbes azules, dos estrellas celestes pintadas en tu carita de crema y mejillas róseas. Natt te mira, no cansino sino con compasión para luego acariciar tus cabellos y recostar su espalda en el pastizal levemente húmedo. No te interesa aquello, tu haces lo mismo disfrutando de la frescura.
—No lo sé todo Anna, pero sé lo suficiente para cuidarme y no tener consecuencias graves... Pero tú ni siquiera sabías del daño que podrían causarte aquellas pastillas, eso es preocupante. — sincera, y así tú lo descubres, Ray no estaba molesto contigo, él estaba preocupado por aquel acto que inconscientemente hiciste y seguro le lastimó, porque muy en el fondo, tú sabes que él no quiere perderte, así como tú tampoco lo quieres perder.
—Yo... No quiero morir.
—Quizá tu amigo pensó que sí, y por eso te regañó, pero tú no lo sabías y eso está bien. Está bien si desconoces muchas cosas, porque todavía somos niños... Lo único que debes hacer es aprender de eso.
—Pero... ¿Qué debería hacer ahora?
—Habla con él y explícale lo que sucedió, no seas tímida, además, eres linda... Demasiado linda, solo muestra esa carita y tendrás a tu amigo a tus pies.
Ante aquel comentario lo miraste sorprendida, y con ambas mejillas pintadas en puro y dulce rosa, Natt suelta risas melodiosas de su boquita traviesa por aquella reacción tuya para luego levantarse feliz.
—Vamos Ann, volvamos a casa, esta vez yo pedaleo.
Natt te parecía muy lindo en esos momentos.
❁
Al legar a casa saludaste feliz a tu madre, dejaste que te acariciara el rostro con terneza y, aunque viste el nuevo golpe que yacía en su mejilla junto a su sonrisa rota, decidiste correr hacia tu habitación, suplicando no encontrarte con tu padre.
Si tu madre estaba de aquella forma es porque tu padre había llegado ya a casa, y como si tu madre entendiese tu actuar asintió y vio como tu menudo cuerpo subía veloz las escaleras y te encerrabas en tu cuarto. Al menos esa noche él no te haría daño, y tu madre era feliz con eso.
Eras su hija después de todo, te amaba como sabía amar.
Cuando entraste a tu habitación cambiaste tu bonito vestido blanco por una pijama de flores celestes, soltaste tus cabellos de oro y recostaste tu cuerpo entre las sábanas blancas de tu cama, dejando que el sueño se apoyará de ti, y eso hizo.
Al abrir los ojos ya estabas en aquel mundo de tus amores. Allí, donde el cielo era de lila mágico y las nubes acrisoladas paseaban con calma, estabas tú descalza, buscando al chico de voz bonita y cabellos negros.
Al no verlo cerca decidiste ir a buscarlo, buscaste a Ray con desespero y alegría, con miedo y valentía, con tu corazón palpitando con fuerza en tu pequeña caja torácica.
Entonces sonreíste.
—¡Ray!
════ ∘◦❁◦∘ ════
Parte totalmente dedicada a la preciosa _JD_Off_ por su cumpleaños, aquí está mi regalo atrasado bonita, ojalá te guste .//////.)🌻
Debo disculparme por actualizar tan tarde, de verdad que habían pasado tantas cosas que me alejaron de Wattpad, pero ahora estoy aquí y trataré de actualizar, debo decir también que las clases son un problema y me toman mucho tiempo, sin embargo, haré todo lo posible para escribir esta historia más seguido.
🌼¡Muchísimas gracias por leer, los amo mucho! ¡Ya volví!🌼
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top