009. DIABLOS
―A-Aquí Digit Taliss de las Orcas Purpuras. Solicito transporte pa-para unos asesinos del Reino Diamante.
―¡¿Asesinos del Reino Diamante?! ¡¿Cuántos atraparon?!
Digit se puso 10 veces mas nervioso. ―¡Y-Yo solo patrullaba por las aldeas remotas! ¡Tambien envíen refuerzos a mi posición!
Y ante la sorpresa del caballero, un chico con cara de poker se acerco al comunicador. ―Eso no es necesario. Ya los retuve con mi magia de retención.
Digit retrocedió un paso. ―¡¿Quién eres tu?!
―Yuno. Soy de la aldea cercana ―apuntó a sus espaldas―. Vine para saber si tienes algún hechizo curativo. Asta y los demás se están desangrado desde hace rato.
Aquello sobresalto al mago. ¡Esta situación le estaba superando siendo solo un caballero aquí! ¡¿De verdad fue el único que acudió a la llamada de esa chica, esa "Mariella"?!
Y peor aun... ¡No tenia un hechizo de curación, pero si su magia se basa en plantas debe de tener una cosa por mínima que sea!
Abrió su grimorio y comenzó a buscar. ―V-Veré que puedo hacer...
Yuno no cambio el rostro y se le quedo mirando.
Mientras esto sucedía... el nuevo grupo de 4 estaban sentados en los restos de la casa.
Algo era seguro. Fanzell no pagaría esto.
Mariella observaba a lo lejos a ese mago nervioso. ―Es el tipo mas incompetente que vi en mi vida.
Izuku mantenía la mirada baja. ―Se encontró con una situación que le superaba...
Mariella ahora le observó. ―Tu no hables. Ya destruiste mi hielo una vez. Morirás si se te ocurre abrir mas esa herida.
―... ―Izuku asintió, decidiéndose a callarse.
Él... realmente estaba confundido. Agradecido por haber tenido la fuerza necesaria para pelear, por supuesto, pero al mismo tiempo...
―Te desangraras. Apenas puedes moverte por el shock. Necesitas poder. Yo puedo solucionar todos esos problemas ―Izuku sintió un gran dedo apoyarse en su nuca, insistente―. Solo necesito que pierdas la conciencia.
«Yo... ―entre cerro sus ojos levemente― ¿Realmente hice bien quedándome inconsciente? Esa voz... ¿Que hubiera hecho si algo malo hubiera pasado...?»
―Espera un momento ―el perdido Asta observó a Mariella―. ¿Por que te revelarse contra ese tipo? ¿Quién es Domina-? ―su boca fue tapada por ambas manos de la chica.
Sin embargo, eso fue siguiente para hacer exaltar a Fanzell. ―¡¿Domina?! ¿Dominante Code?
―... ―Mariella dejó en paz a Asta y miro abajo―. Maestro... Todo lo que le dije antes de que este chico aparezca fue una mentira.
―¿Mentira...? ―Zell abrió sus ojos cuando pudo―. ¡Entonces Domina...!
Ella asintió. ―Yo la encontré hace no mucho tiempo, como lo hice con usted ―y ante la mirada impactada de todos, aquella fría asesina sonrió cálidamente―. Si quiere... puedo llevarlo con ella.
―¡Claro que si! ―Fanzell también sonrió, para luego observar la varita que Mariella le había dado―. Domina...
Asta se contagio de aquella felicidad. ―¡Felicidades, viejo!
Y Mariella le observó con mirada fría. ―Tu manera de decirle viejo es muy irrespetuosa.
―¡¿Ah?! ¡¿Y tu no lo apuñalaste?!
―Eso era parte del plan. En realidad lo respeto mucho.
―¡¿Y entonces por que le dices viejo tambien?!
Y así, ambos comenzaron a discutir sobre como decirle viejo al viejo. Pero no se equivoquen. Era extraño, pero ya se podía decir que eran amigos.
Por su parte... ―Izuku.
Este reaccionó, observando a su maestro delante. Este se veía notablemente afectado por la discusión de esos dos, pero tenia otros temas importantes que tratar.
―Eso de antes... ―observo su alrededor. La casa estaba en ruinas, cortada con un corte limpio, lo que era absurdo de pensar. Sin embargo, él mismo lo vio...―. ¿Tu tenias magia despues de todo? ¿Eso era magia de refuerzo?
―... ―Izuku observó la Matademonios, la cual estaba a un lado junto a Asta―. No estoy seguro sobre eso... Esa espada es de Asta, no mía...
Fanzell se vio serio y asintió.
Despues de todo, y como ex-comandante brillante, no era ningún tonto. Al menos no demasiado.
Esos cuernos y ese ala que sobresalían de Izuku...
No dijo lo obvio, pero sabia bien lo que sucedía.
Un diablo.
¿No eran leyendas para asustar a los niños? Aunque el Reino Diamante, en su ansia de poder, llego a cometer rituales impuros para lograr invocar esas fuerzas de otro mundo, sin lograrlo, claro estaba.
En cualquier caso... ¿Que debería de hacer?
Aunque bueno, tampoco es como si tuviera el derecho a hacer algo. Era un fugitivo.
Y si un capitán de orden llegaba a acudir aquí debido a la captura de gente tan importante, de seguro lo reconocerá. Varias veces se enfrentó cara a cara a ellos en las guerras fronterizas.
Si... Debia de moverse ahora mismo.
Fanzell extendió su mano sin mediar palabras.
Izuku la observó con confusión. ―¿Zell...?
Sonrió amablemente. ―Tu lo controlaras, ¿Bien?
El chico abrió sus ojos cuanto pudo. ―Pero yo...
«Eres demasiado débil.»
Bajo la mirada con inseguridad. ―Incluso me deje llevar... Yo no puedo hacer algo como eso...
Fanzell mantuvo su sonrisa. ―Es completamente normal dudar, pero cuando otras personas te valoran y confían en ti, tus decisiones dejan de ser solo tuyas. ¿Sabes lo que significa, no?
Los ojos de Izuku se abrieron de par en par. Supo lo que significaba.
Tal y como sería si hubiese heredado el One For All... La responsabilidad de poseer un poder que se le fue confiado era mucho mas grande de otras.
Simplemente no podía "no poder".
Hasta el final... tenia que esforzarse para hacerse digno del poder.
Y, de repente, aquella determinación volvió a los ojos de Izuku, y finalmente estrechó aquella mano. ―Lo entiendo.
Aquello aumentó la sonrisa de Zell. ―Perfecto.
Izuku tan vez no era tan talentoso con la espada ni se esforzaba tanto como Asta.
Pero era indudable que tenia un espíritu distinto. Asta era un buen chico que no haría daño a inocentes. Por otro lado...
Izuku era un héroe. Como el de las viejas historias para niños.
En alguien como él definitivamente podía confiar algo de esta magnitud. Algo con la magnitud de un diablo.
―Pero... una cosa, Izuku ―Fanzell nuevamente se vio serio―. Ten cuidado con esa forma.
Aquello sorprendió al peliverde. Claro que no tenia un espejo cuando se transformó, pero sabia... se sentía diferente. ―¿Pa-Pasa algo con eso?
―Deberías de saberlo. ¿Nunca te contaron estas historias de pequeño?
Aquello hizo a Izuku sonreír con resignación. Si Asta no le creyó sobre que era de otro mundo... ¿Por que hacer el esfuerzo aquí? ―N-No...
―Diablos ―respondió secamente―. La magia prohibida no es muy bien vista. En un lugar como el Reino Trébol no me sorprenderia que lleguen a enjuiciarte por sospechar que tienes algún trato con una fuerza maligna. Ten cuidado con "eso", ¿Bien?
―... ―Izuku bajo la mirada y asintió.
No solo por su propia preocupación por el asunto, si no por Asta. Despues de todo, ambos compartían poder.
Además, ¿Que era exactamente un diablo aquí? Sonaba tétrico. Demasiado.
Y hablando de cosas tétricas...
En ese mismo momento...
―Magia de Reconstrucción: Operación.
Mientras Morris continuaba diseccionando a un sujeto vivo, buscando la causa de ese poder que no hallaba limites por el maná...
Algo... perturbó su mente.
Su diablo ciertamente era silencioso, a si que no era a causa de ello. Era una leve preocupación por la falta de reporte de esta mañana del escuadrón de asesinos que fue enviado. Eran casi todas las fuerzas de esa organización...
Y casi como una premonición... 2 guerreros mágicos llegaron a su laboratorio, empujando consigo a un mago encapuchado.
Morris continuó hurgando en el cuerpo de su victima. ―¿Un reporte en persona? ¿Sus aparatos de comunicación se estropearon todos a la vez?
―¿Morris? ¿El erudito...? ―el asesino negó―. Pero... ¿Que hago aquí? ¿Dónde esta nuestro señor el Rey? Tengo que informarle urgentemente que-
―Junto a él regresaron otros 9, señor ―interrumpió uno de los guerreros, para luego exponer su grimorio abierto―. Tu, habla.
―... ―el asesino, sin ningún pelo de tonto lo entendió.
¿Que el Rey estaba enfermo? Que mentira mas grande...
Esa extraña magia que ese hombre delante suya poseía... ―Tu... Tu te pareces a él... ¿No serás un traidor... Morris?
Aquello rápidamente hizo reaccionar a los guerreros, sometiendo en el suelo al asesino encadenado.
Por mientras... Morris descontinuó su hechizo. ―Repite eso ultimo, asesino del Reino Diamante. ¿A quien me parezco?
Este mantuvo su boca cerrada. ―No diré palabra alguna a quien no sea mi Rey...
Morris sonrió ampliamente. ―Esta bien.
Aquello sorprendió al asesino, haciéndole levantar su mirada. ―¿Qué?
―Yo mismo me encargaré de comunicarle al Rey tu valiosa información ―viajó entre las paginas de su grimorio―. Por mientras hurgaré en tus recuerdos para poder obtenerla con la mayor exactitud posible.
Y una vez ejecutado el hechizo y ante los gritos del asesino que resonaban por el calabozo...
Cierta persona abrió sus ojos débilmente, encadenado a la pared, sin fuerzas y atado por dos magias de restricción distintas.
Naturalmente no estaría tan manso... pero algo en él era diferente.
No solo que Morris jugo con su mente gracias a su magia para que deje de ser un sujeto de pruebas tan molesto.
Aquel chico... era un usuario de Quirk poderoso. No solo eso. Él seria el cuerpo para el proyecto que anhelaba el Reino Diamante. El proyecto del Guerrero Mágico de otro mundo. A diferencia de todos los demás que capturaron, o mas bien la mayoría, el cumplía los requisitos.
Un Don poderoso. Un cuerpo preparado. Su determinación demostró ser férrea, pero eso cambiaria con el tiempo.
Y durante los próximos seis meses... viviría un infierno, y decenas de personas tambien lo sufrirán por su culpa...
Sin embargo... algo le mantenía consciente.
Eso era cierta cosa que escuchó. Sobre ese chico peliverde sin poder alguno que escapó...
¿Estará bien? ¿Ya estará muerto a estas alturas?
Pero mas importante.
Conociéndole, si hubiese sobrevivido, de alguna manera el vendría. Después de todo...
―¡Es porque... tus ojos estaban pidiendo ayuda!
―...
Poco sabia que ese chico estaba vivo, y que ir en su rescate y el de los demás era su misión.
Solo necesitaba un poco mas de tiempo...
Fanzell se había marchado. Pasó algo de tiempo, y con los caballeros mágicos a la vuelta de la esquina decidió marchar.
No podría avanzar solo por sus heridas... y en ello Mariella ayudo.
Despues de todo, ahora tenia otro objetivo que no involucraba su muerte, aunque ello era otra historia.
Con la marcha de ambos, Izuku y Asta nuevamente quedaron solos. Yuno había llegado debido a que una pequeña batalla entre un gran numero de magos no era algo mas bien silencioso, pero tan rápido como llegaron los magos se marchó, tan vez para bien o para mal. Tenia su propio entrenamiento también.
Aunque claro estaba que no fue solo un acercamiento por curiosidad... Con la llegada de Izuku, él estuvo pensando en muchas cosas. Y entre ellas estaba una proposición que ahora no podía hacer. Debia de esperar un poco y fortalecerse aun mas.
Ya que, despues de todo, tambien esta en una carrera por ser el Rey Mago, y con una brigada de asesinos derrotada... él estaba en desventaja total.
Mientras ambos chicos sin magia eran curados por los recién llegados magos de otras órdenes...
Izuku pensaba en como decir a Asta lo que había sucedido. No se lo ocultaría, pero tampoco era fácil de explicar. Ni siquiera el lo entendía bien.
Pero algo era seguro. Aquel poder... Eso era sin dudas lo que ambos necesitaban.
―Izuku ―Asta se dirigió a él por primera vez desde este incidente―. ¿Tu y el viejo Zell se enfrentaron a esos asesinos?
El chico dudo en asentir, aunque lo termino haciendo.
Y lejos de cualquier reacción esperable, los ojos de Asta brillaron con emoción. ―¡No puede ser cierto! ¡¿Cuando te volviste tan fuerte?! ¡Tenemos que entrenar juntos de nuevo para que me enseñes!
Izuku sonrió con vergüenza. En términos de habilidad con la espada, fuerza, agilidad... bueno, ¡En todo ganaba Asta!
Lo único que tenia como ventaja era la forma negra, la cual le igualaba en capacidades... O eso no quería creer. ―Asta... ―Izuku observó delante―. Tu... ¿Tienes algún poder que no me hallas mostrado?
Aun emocionado, este negó. ―¡Solo puedo usar mis músculos para mover esta pesada espada!
―... ―asintió con simpleza.
Si Asta mismo desconocía ello...
No. No debía de hacer conclusiones precipitadas. Izuku sonrió con alegría, sintiéndose a la par de Asta. ―¡Esforcémonos en estos 6 meses, Asta!
―De hecho... ―el mago que tenia delante, el cual le curaba, analizaba su tubillo―. Esto va mas halla de mis habilidades. Tendrás que hacer reposo al menos un mes. No deberías de haber pisado con ella aunque te sientas bien.
Aquello dejó como idiota a Izuku. ―Oh.
Asta, por fin abandonando esa tonta emoción, palpó la espalda de su amigo con ánimos. ―¡Tu mismo lo dijiste! ¡Aun tenemos los brazos!
Recordando aquello, Izuku asintió con fuerza. ―¡Bien! ¡Me esforzaré! ¡Tengo que hacerme tan fuerte como tu!
Ciertamente seria un viaje largo. Había mucho que explicar, experimentar, y sobre todo entrenar...
Pero con la prueba definitiva que podía valerse en batalla incluso sin un Don gracias a Asta... la esperanza crecía en Izuku. Y con ella, su espíritu heroico tambien crecería durante los meses que tenían delante.
Tal ves no pueda hacerse tan fuerte como Asta, ni seria tan bueno con la espada. Pero algo era seguro. Él tambien tenia sus fortalezas, y las explotaría al máximo.
Y así... los 6 meses pasaron volando.
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