Capítulo 34

Samantha abrió los ojos perezosamente al oír a Agnes entrar, tanteó el interruptor de la lámpara de noche hasta que logró encenderlo, se sentó de golpe y algo torpemente al ver bien a la castaña, algo asustada.

-Oh, dios, estas sangrando –Murmuró antes de jalar la correa que la retenía contra la cama.

La mayor, a pasos pausados se acercó y se dejó caer sentada sobre la cama, mirando con una sonrisa ladina a la muchacha, tenía sangre goteando desde el cuero cabelludo hasta su frente, el cabello estaba enmarañado.

-Estoy bien... Solo... Ah, creo que necesito descansar un rato –Se derrumbó sobre el inmueble, cerrando los ojos.

-¿Qué te ocurrió? –Preguntó, desconcertada.

Era algo estúpido, pero por alguna razón había tomado a la chica por invencible, demasiadas cosas le habían salido relativamente bien hasta el momento, razón por la que ahora se preguntaba quién había logrado hacer daño de esa forma a la contraria.

-Mamá...Ella se enteró de que teníamos a tu hermano y...Bueno, se enfureció –

-P-Pero ella... ¿ella te hizo esto?

Una risa desganada escapó de los labios de la castaña.

-¿Te refieres al golpe en la cabeza? Sí, puede que por eso esté algo...algo... ¿atontada? ¿Esa es la palabra? Como sea, no es lo único. Tú no sabes la clase de monstruo que es mi madre, seguramente por ella estamos todos tan jodidamente fallados...

-¿Qué más te hizo?...-Estaba asombrada.

¿Cómo era Irina capaz de hacerle eso a su propia sangre? ¿Agnes se había dejado o es que la mujer era realmente peor que ella?

Lentamente la volteó al notar que la sabana se humedecía levemente bajo ella, se le escapó una exclamación ahogada al ver la sangre manchando su camiseta.

-Estás sangrando mucho, Agnes, d-déjame curarte...-

-¿Cómo sé que no escaparás si te suelto? –Se sentía cansada, ¿tenía sueño o era por la pérdida de sangre?

Era cierto, la castaña estaba debilitada, si lograba convencerla de que la soltara para curarla podría huir. Era su oportunidad pero...en cuanto sintió las manos libres, su cuerpo solo accionó en correr hacia el baño a tomar el botiquín para después regresar y comenzar a quitarle la ropa a la castaña, ignorando la pena de tener que retirarle el sostén, antes mojar con alcohol una gasa para luego empezar a limpiar las largas heridas que había en su espalda, lucían como si le hubieran golpeado la misma con algún alambre de espinas y estas se hubieran ido enterrando en la carne.

-No entiendo porque haces esto... ¿Sabes? He sido... He sido una persona terrible contigo, quizá de forma injustificada.. -Murmuró ahogadamente contra la tela de la colcha.

-Tú hiciste lo mismo conmigo. Curaste mis heridas, solo estoy haciendo los mismo, además... te dije que me gustabas, Agnes, ni yo entiendo porqué, pero así es y por eso me nace ayudarte -

No dijeron mucho más en los siguientes minutos, no sabían como entablar una conversación relativamente normal.

"Chessabette se quedó inmóvil ante la presencia de aquel ser frente a ella. Había estado tranquilamente en su habitación, alineando los muebles y organizando por tonalidades los esmaltes de uñas cuando el ente se materializó frente a ella.

-Te pareces a mi padre, pero sé que no eres él... Tú eres el que estaba con Pau, el papá de su hijo.

Mr. P sonrió.

-Eres lista. Tal vez un poco más de lo que aparentas. Nadie sabe como eres en realidad, tu gemela tal vez lo sospecha pero no es capaz de quitarte la máscara... Dulce, dulce ingenio y engaño -

Ella lo miró con tranquilidad, era como si fuera de sangre fría, nada la inquietaba, nada la perturbaba.

Parecía alguna clase de estatua.

-¿Como sabes todo eso?

-Porque puedo ver a través de cualquier disfraz, querida, veo todo, la verdad... -

Los ojos de la chica se enfriaron de golpe, sacando a relucir la verdad.

-¿Que es lo que quieres de mi? Dudo que busques mi ayuda para algo referido a Paulette y su hijo -La rubia se cruzó de brazos.

-De hecho... Tiene que ver con uno de mis hijos. Requiero tu ayuda para que me lleves a donde está -

-¿No puedes llegar por ti mismo? -

Mr. P ladeo la cabeza, mirándola como si fuera estúpida.

-Obviamente no. Necesito que lleves el oso de tu hermana al cementerio.

La expresión de la joven fue de completo desconcierto.

-¿Rusty? ¿Para que diablos quieres que lleve ese oso a "ese" lugar? ¿Haras alguna clase de brujería o algo así?

-Sin preguntas, solo necesito que lo lleves y cuando termine, lo traigas de regreso -

La muchacha dudó, pero no sabía que era lo que quería el ser y le intrigaba, esperaba no arrepentirse de ayudar.

Claro que ella no sabía que luego Mr. P borraría ese recuerdo de su mente, por lo que nunca se enteraría de que había sido ella misma quien ayudó al ente."

En la mañana, mientras desayunaban escucharon el sonido del timbre, Agatha se levanto dando un pequeño salto para ir a ver quién era.

-Hola, pequeñita -La mujer desconocida, sonrió al reconocer a la niña.

Podía ver la huella de él en la mocosa.

Agatha la miró fijamente antes de sonreír dulcemente.

-Hola, señora.

Irina se asomó tras ella, después de todo se suponía que si Markov no estaba era ella quien debía dar la cara por sus hijos.

La desconocida parecía rondar los veinte años, además de poseer una belleza enorme y esto causó que Irina sintiera la envidia instalarse en medio de su pecho pero obviamente disimuló con su mejor sonrisa.

-Buenos días, señora, me llamo Ariadna Nightbourne y soy nueva en el barrio, me mudé a la casa de la esquina. Pero como aún no me hacen la instalación del agua me preguntaba... ¿Puedo llenar esta olla con su agua caliente para poder cocinar? -Su voz no tenía atisbo alguno de malicia, de hecho hasta se oía apenada al preguntar.

-Oh, claro que si, pasa, pasa. Entre vecinos nos ayudamos -Irina movió a Agatha para dejar pasar a la muchacha.

-Que linda casa -Halagó la joven de melena extrañamente rosada.

La chiquilla tuvo una sensación extraña, como si presintiera que había algo raro en esa chica, no sabía el qué, pero desconfiaba.

Ariadna caminó a la cocina llevando en manos la olla que llenaría de agua, allí se encontró con Paulette que había ido a servirse un vaso de agua. La bruja no pudo evitar posar su mirada ámbar en el vientre de la chica, ante lo que esta se sintió algo incomoda puesto que la forma en que la miraba... Era como quién contempla lo peor de este mundo, ella era consciente de que Mr. P no era humano y que posiblemente su bebé tampoco lo fuera del todo pero también consideraba que como se comportaría dependería de su educación, tal vez el que fuese medio demonio realmente no afectaba si sería bueno o malo.

Pero ella no sabía lo que pasaría con ese bebé, sin embargo la bruja si lo presentía, casi le había dedicado una mirada de lastima a Paulette.

-Ten cuidado con él...-Fue lo único que le dijo antes de llenar la olla con agua caliente y retirarse del lugar.

La joven se quedó tiesa sin comprender. ¿A qué se refería? ¿Ella sabía la verdad de su hijo? ¿Cómo?

-Muchas gracias, señorita Duncan –Se despidió la pelirosa al pasar junto a ella para redirigirse a la puerta principal.

-¿Pau, ocurre algo? –Agatha se acercó hasta su hermana al verla tan tensa.

Hace mucho ya que no la veía así de quieta, se preguntaba si la otra muchacha le habría dicho algo para dejarla así, y si era así ¿Qué había dicho?

La rubia miró a su hermanita y negó lentamente antes de encaminarse a su habitación, allá se sentía segura, últimamente cuando se sentía expuesta de alguna forma prácticamente huía a ocultarse en su cuarto como un venado asustado...y extrañamente "él" hacía aparición, con una expresión calmada pero atenta de ver si todo estaba bien con ella y el bebé, para luego preguntarle que le pasaba.

Era raro.

Antes le temía, pero ahora la hacía sentir segura, le daba cierta calidez poder encontrar seguridad en alguien dentro de esa casa.

No confiaba en sus hermanos, por mucho que se esforzara, todos ellos eran doble moralistas, mostraban una cosa cuando en realidad eran lo contrario.

La verdad ella no se quedaba atrás, tenía miedo de terminar convirtiéndose en un monstruo como sus hermanas, por eso siempre contenía su imaginación limitándola a los cuadros que casi llenaban su armario.

-¿Qué pasa, Little doll? –Preguntó el ente, de pie frente a ella apenas entró a la habitación.

Ella lo miró antes de seguir su camino hacia su cama, para luego dejarse caer sobre el inmueble abrazando una almohada.

-¿Paulette?

Él la siguió hasta sentarse junto a ella, mirándola fijamente.

"Sabes que puedo meterme en tu cabeza, no necesito hablar para comunicarme contigo...y tú tampoco" Dijo mirándola a los ojos, se le hacían bonitos esos ojos claros en el fondo, claro que no lo diría ¿con que necesidad?

La muchacha se sobresaltó un poco, era verdad, por un momento había olvidado que con Mr. P no importaba que fuera muda, él comprendía lo que ella pensaba o al menos lo intentaba, sin embargo no había necesidad de usar señas, ni escribir.

"Una chica a la casa, ella me dijo algo extraño y... no supe como tomarlo"

El hombre frunció el ceño.

"¿Qué pudo haberte dicho para ponerte así?" Le preguntó, aunque sabía que realmente no era necesario mucho para que ella se pusiera de esa forma, su pequeña realmente era bastante tímida y penosa...Pero curiosamente no le molestaba que lo fuera, y le tenía paciencia.

"Dijo que tuviera cuidado con él, pero no sé si se refería a ti o al bebé... Era como si ella supiera algo sobre Salem que yo no"

Él se quedó callado ante sus palabras, meditando un momento al respecto, ella lo quedó mirando a causa de eso, creyendo que tal vez él también sabía algo que ella no. ¿Acaso Mr. P le estaba ocultando algo referido a su hijo?

"¿Cómo era ella?" Cuestionó, su semblante algo serio.

"¿Pasa algo malo con mi bebé? ¡No te atrevas a mentirme sobre el estado de mi hijo!" Fue lo que respondió en cambio Paulette con el ceño fruncido. 

Él negó, apoyando su palma sobre el vientre de la joven, parecía contemplativo, pensativo "No, él está en perfecto estado, no debes preocuparte por ello..." Cerró los ojos, sintiendo algo extraño en el pecho mientras acariciaba la zona "Solo dime como era ella, Paulette"

La universitaria dudó, pero ver esa expresión tan serena que ponía el hombre frente a ella al sentir al pequeño de ambos simplemente le pudo, le derritió por un efímero segundo "Se veía como de mi edad, tenía el cabello rosado...Teñido por supuesto, y sus ojos eran de un extraño ámbar"

Él abrió sus oscuros orbes de inmediato, sabía de quién se trataba, Paulette pudo notarlo en la forma en que la mano sobre su abdomen se tensó. Sin embargo, en el momento no se animó a preguntar, prefería que él se lo dijese, con esa cruda sinceridad que tenía con ella.

¿O tal vez eran verdades a medias?

************
Hello ¿cuanto anduve desaparecida?
Me duele la cabeza :v Bueno, no tengo mucho que decir realmente.

Espero que les guste, voten y/o comenten por favor, dejen sus teorías(?)

IvetteBellerosse🌹

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top