Capitulo 28
Este capitulo... me duele, porque al fin sabrán quién fue el que provocó la hafefobia de Paulette.
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Hace catorce años atrás.
Era de noche, la pequeña rubia estaba acostada durmiendo con tranquilidad en su habitación luego de haber jugado casi todo el día con Agnes, sus hermanos menores también dormían, y sabía que Irina había salido "con sus amigas", por ende habían quedado al cuidado de su padre.
Markov era un buen padre, siempre que podía les prestaba atención, jugaba con ellos o les ayudaba en sus tareas. Escondía su dolor por lo que Irina hacía hasta que ellos se quedaban dormidos, luego se encerraba en su despacho a beber, después de todo ellos nunca despertaban en la noche o si lo hacían no salían de sus cuartos. Claro que había pequeñas excepciones como Agatha colándose a la habitación de su hermano o viceversa.
Cuando ellos se quedaban dormidos, él se sentaba en su escritorio y miraba aquel retrato de bodas que tenía hace casi diez años o tal vez un poco más, Irina lucía tan hermosa, podía recordar su risa cuando les arrojaron arroz a la salida de la iglesia. Recordaba esos días felices, luego de haberse casado... ¿Como es que todo se había ido tan al demonio? ¿Porque? No lo comprendía, no entendía porque ella era de esa forma con él.
Sacó su botella de whiskey, y dejó el arma sobre las carpetas de unos casos que le habían pasado ese día. Dejó salir un suspiro antes de destapar la botella y beber directamente del pico, un buen trago largo que le quemó la garganta por unos segundos pero no le importó.
"-¿Quieres casarte conmigo, Irina Collins? -Preguntó el muchacho, sonriendo con nervios y una cajita de terciopelo, abierta, enseñando un anillo dorado con un pequeño diamante en el centro. Se había esforzado durante meses para poder pagarlo, había querido comprar algo digno de la mujer que amaba.
Ella lo había mirado con los ojos abiertos de par en par, entre sorprendida e impactada, quizá un poco asustada. Pero luego le había sonreído, de la forma más hermosa que había visto jamás y le había dicho que si para después besarlo tomando el anillo."
Dejó una risa amarga, ese tipo de risa que solo un corazón tan roto como el suyo podía ser capaz de producir. Adoraba a sus niños, no se arrepentía de haberlos tenido, verlos crecer para él era una victoria cada día.
"-¡Estoy embarazada! -La voz alegre de su esposa lo hizo sobresaltar.
Acababa de llegar de trabajar y ella se le había abalanzado encima, abrazándolo, para después decir aquello.
-¿Como? -Él había sonreído enormemente, me dolía la cara de hacerlo, mientras la abrazaba cargándola- ¿V-vamos a ser papás?
Ella asintió riendo de felicidad"
Falsa felicidad, supo después.
Ya ebrio, y medio perdido en recuerdos del pasado, fue consciente de que se le había acabado la botella de whiskey. Tomó entonces el arma, quitando el seguro y abrió la boca, colocándose el cañón dentro, apuntando hacia arriba... No pudo. No tuvo el valor de hacerlo.
Quizás hubiera sido mejor que lo hiciera, porque puede que él no recordara luego lo que iba a hacer pero el sufrimiento que le causaría a la luz de su vida era terrible.
Decidió que tal vez un paseo por la casa le despejaría la cabeza del alcohol, tarareó arrastradamente la melodía de una canción que ni siquiera recordaba haber oído antes. Caminando por el pasillo, vio la puerta de la habitación de Paulette entreabierta.
Se acercó a ver a su pequeña, entrando a la habitación intentando no despertarla. Solo quería verla un rato, ella era su pequeña princesa, su luz, cuando sentía que iba a terminar decayendo solo debía mirar a sud niños y las razones para continuar regresaban.
Pero a medida que se acercaba a donde estaba la cama, un extraño pensamiento envolvía su mente...
Matar esa luz.
La niña estaba completamente desparramada en la cama, semi-destapada. Él tropezó por accidente con un juguete chillón y ella abrió los ojos lentamente, mirándolo somnolienta.
-Hola pequeña...-Murmuró arrastradamente, deslizando su palma sobre la pierna desnuda de la pequeña en una caricia, el camisón se había subido por lo que podía ver la piel blanca de su luz.
Matarse él.
-¿Quieres jugar? -
Ella negó sin prestar atención a las caricias que el hombre le otorgaba e intentó voltearse para seguir durmiendo, estaba cansada. Sin embargo, se sobresalto cuando él la jaló recostandola boca arriba.
La niña veía algo extraño en los ojos de su papá, había dolor en ellos
¿Porque? Se preguntó ¿Que quería jugar su padre a estas horas de la noche? Eran las once con cincuenta y nueve según decía el reloj sobre su mesita.
Matarla a ella.
Ella intentó hacer que prestara atención a sus señas cuando él comenzó a tocarla en los mismos lugares que le había enseñado que no debía dejar que nadie tocara, mucho menos un adulto.
La niña se empezó a asustar cuando el agarre de su papá no se aflojaba mientras ella se retorcía intentando que la dejara en paz.
-¡Quieta! -
Acabar con todo.
Ese día la inocencia de la niña murió. Desde ese día los sueños de Paulette albergaban muerte y sufrimiento sin piedad, rencor, temor.
Desde ese día, ella no volvió a dejar que nadie la tocara.
Cuando Irina llegó a la casa, encontró solamente a la pequeña niña recostada y adolorida, sollozando en silencio, sangrando.
Su rostro estaba pálido. ¿Que había pasado? Quizás esa fue la única vez que demostró real preocupación por alguno de sus hijos.
La abrazó con cuidado, intentando contenerla, la maternidad no era su fuerte, nunca lo había sido, pero quería intentar tranquilizar a su pequeña hija. Pasó un buen rato hasta que Paulette se calmó, al menos lo suficiente para explicarle lo que había ocurrido.
-No puede ser... -Irina estaba horrorizada, de verdad espantada e impresionada.
Más le dijo a Paulette que no dijera nada, que luego vería que hacer. La cargó en brazos y se la llevó a su habitación, Markov no estaba allí, si estaba en lo correcto probablemente estaría dormido en su despacho, de tan borracho que estaba.
En la mañana, Markov no recordaba nada de lo que había hecho.
Irina obligó a la niña a guardar silencio, sabiendo que si su marido se enteraba se desgarraría de dolor, pero olvidando que entonces quien sufriría era su hija.
Pasaron quizás semanas antes de que el hombre se diera cuenta de los cambios en la actitud de su hija mayor, para luego enterarse de que sufría hafefobia, de que alguien había abusado de ella.
Estaba indignado, lleno de rabia... Si tan solo hubiera sabido que él fue quien asesinó la inocencia de la pequeña se hubiera disparado sin pensarlo.
Actualmente.
Ambas se encontraban de pie observando al chico que sangraba amarrado a la tubería en la que antes había estado Samantha.
-¿Crees que nos pasamos de la raya? -Preguntó Bernardette, viendo la sangre gotear de la frente del chico, donde se atisbaban unas marcas como de pinches.
Chessy se quitó los nudillos de acero con la calma que la caracterizaba, miró de reojo al chico inconsciente y negó antes de dejarlo sobre la mesa metálica.
-Esta vivo. Mientras continúe con vida no nos hemos pasado -Dijo suavemente.
La rubia menor tomó un pañuelo y limpió el rostro de la mayor que había sido salpicado de sangre. Chessabette se lo permitió, mirándola fijamente.
-¿Que? -Cuestionó Chessy, sabiendo que algo estaba rondando en la mente de su contraparte.
-Ahm... Nada, solo... Solo pensaba en Paulette, y.. y su situación -
-¿Te preocupa nuestra hermana? -La mayor acarició su mejilla, mientras la abrazaba por la cadera con el otro brazo, acercándola.
-Obviamente. Ella es, como dijiste, nuestra hermana -Bernardette aún se ponía tensa con esos acercamientos tan espontáneos de la otra, consideraba, aunque era lo que quería, quizás nunca se acostumbrara.
Chessy no tenía expresión alguna en su rostro, pero se veía tan calmada como siempre.
-No debes preocuparte por ella, estará bien -
Lo sabía, había visto al hombre tan parecido a su padre con ella. Era extraño, pero el sujeto decía que la cuidaría, ella lo había escuchado.
-¿Como lo sabes?
-Confía en mi.
Siempre había sido así.
La mayor parte de las veces parecía que Bernardette era quien daba las ordenes, la líder y la otra se quedaba en la sombra, obedeciendo.
¿Quien era quien realmente?
Chessabette era dulce y calmada, sumisa, cálida.
Bernardette era dominante, ácida en algún punto y calculadora, fría.
¿O era al revés?
Cuando Chessy quería algo simplemente hablaba en su cabeza, era extraño, a veces le causaba dolor, pero le hacía caso, era su hermana después de todo. No podía negarle nada a Chessabette, era su otra mitad, la única a la que necesitaba para sentirse completa.
¿Donde terminaba la voluntad de una y comenzaba la de la otra?
Cuando Berni se ocupaba de torturar a alguien a escondidas, disfrutando de aquello, alimentando su ego con ese sufrimiento. Chessabette generalmente se quedaba detrás, observando todo sin expresión alguna pero con un brillo de satisfacción en los ojos.
¿Eran en verdad lo que aparentaban?
Bernardette se quedó ida, pensando en eso. Recordando la primera vez que había disfrutado del sufrimiento ajeno, recordando lo bien que se había sentido al hacerlo, la superioridad que la había invadido. La adicción en que eso se había convertido.
-¿Berni? ¿Que ocurre?
La menor negó antes de soltarse de su agarre, y caminar hasta el chico inconsciente para proceder a limpiar sus heridas, para luego vendarlo. Agnes había específicado que no quería a Jesse muerto aún.
"-No sé si pueda hacerlo, Chessy, esto es diferente al pacto que hicimos -Bernardette sonaba dudosa mientras miraba al bulto bajo una sabana blanca en el suelo del sótano.
La contraria la abrazó por detrás y le volvió a insistir.
-Él te hizo daño, Berni, no debes dejar que salga impune. Ojo por ojo, diente por diente -Alegó la chiquilla.
Tenían quizá alrededor de trece años. El "bulto" en realidad era Michael Sodometzki, un compañero de la escuela que la había tratado bastante mal durante todo el año escolar, la empujaba en los pasillos, rompía sus útiles o se los escondía, le jalaba el cabello. Era un tarado infantil, pero Chessabette, en silencio, en su papel de gemela tranquila, había visto todo y no pensaba dejar que ese tipo se metiera así con su hermana.
Por ende, cuando el profesor dijo que hicieran grupos de a dos para el trabajo de Historia sobre la independencia, ella había decidido hacerlo con el chico y lo había convencido de venir a su casa.
-No sabría por donde empezar... -
Chessabette sonrió tan dulcemente como era natural en ella y tomó su mano, obligándola a tomar un cuchillo que habían tomado de la cocina.
-Deja que yo te guíe -Alegó dirigiendo su mano hacia el bulto en el suelo, para luego quitar la sábana.- Será divertido... Lo prometo, Berni -
Ese día, la mayor había sabido que Irina saldría, y sus hermanos no las delatarían, cada uno tenía sus propios problemas como para meterse en los asuntos ajenos, solo se quedaron oyendo los gritos en silencio hasta que estos callaron de pronto.
Ese comenzó esa extraña fascinación de ambas, la combinación perfecta"
Chessabette la observaba en silencio mientras ella terminaba de vendar a Jesse, su mirada oscura era indescifrable.
-Bernardette... Tú siempre estarás conmigo ¿no es así?
-Eso ni necesita respuesta, Chessy, lo prometimos, siempre juntas -
"Tengo el presentimiento de que algo malo puede ocurrir si nos separamos" pensó la sádica, dejando en paz al muchacho y caminando hasta su gemela.
-Subamos, por hoy creo que esta bien.
-Bien...
Tantas cosas podían salir mal, pero no importaba si se tenían la una a la otra.
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Heeey! ¿Que onda? Bueno, acá esta el segundo capitulo de la semana, lo iba a subir más tarde pero no estare en casa así que... Alv, espero que les haya gustado, díganme ¿se lo esperaban? ¿Tienen alguna teoría sobre las gemelas?
¿No les caga la nueva actualización de wattpad? A mi si, la verdad una se ilusiona de tener tantas notis y resulta que son cosas que publican otros en sus tableros :'v no gustarme.
Y... como ayer subí una confesión sobre Murdock, ahora viene mi bebé del primer libro (y si, soy bastante cursi a veces con mis personajes, alv):
Oliver... ¿Que decir de él? Bueno, creo que a pesar de mostrarse como alguien cruel en realidad era bastante parecido a como son las personas normales. La perfecta mezcla entre verdad y mentira.
Lo que me gusta de Oliver es que... A pesar de su relativa "madurez" y "frialdad", tenía a veces ciertas actitudes, ciertos pensamientos que.. Que lo hacían más "humano" por decirlo de alguna forma, mostraban que a pesar de todo él seguía siendo un niño.
Suelo pensar en Oliver como un niño al que nunca le pusieron límites, lo malcriaron y le dejaron hacer lo que quisiese toda su vida por ende desarrollo una dificultad para diferenciar lo bueno de lo malo. Como cualquier niño, él solo quería divertirse.. Aunque bueno, su "diversión" era bastante diferente a la de otros niños. A veces pienso que solo buscaba "amor sano", que quizá creyó encontrarlo en Katrina, por eso se aferró a ella pero no sabía como manejarlo y la enloqueció.
Eso último podría tener sentido, él se confió mucho en la chica a causa de eso tal vez, nunca esperó que ella pudiera hacerle daño.
Espero que les guste, voten y/o comenten por favor.
IvetteBellerosse🌹
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