Resultó ser que al llegar a casa, los deportistas y su pequeño se alistaban para terminar el día, el padre guardaba su auto en el garaje y la madre guardaba los dulces que habían sobrado de la tarde, ahí fue cuando el pequeño Gaston Quintana insistió en agarrar una golosina, pero la mujer se lo negó y lo largó al living con un globo para entretenerlo.
Mientras él paseaba alegremente por el pasillo, vio un caramelo en el suelo cerca de una pequeña madriguera en la pared.
Inocentemente, el niño se llevó el veneno de rata a la boca, y a consecuencia de ingerir la pastilla toxica empezó a tener un gran malestar estomacal que lo hacia llorar del dolor. cuando los padres lo oyeron, fueron en su ayuda mientras éste ensuciaba su pañal con diarrea con sangre, seguido de vómitos blancos y más gritos desesperantes que acabarían en silencio seco al ver que su corazóncito dejó de latir.