🍪Prefacio🍪

Gwyneth

Me quedé mirándolo fijamente y sin poder llegar a tocarlo había una maldita barrera que nos separaba, aunque estuviésemos solo a unos pocos metros de distancia uno del otro.

Todos los pecados que había cometido por mi culpa lo estaban destruyendo, deseaba no haberlo conocido, de ese modo él podría seguir vivo en alguna parte del universo, fui su condena. Fui un castigo incluso peor que la propia muerte, esta vez su alma sería destruida por completo. No me quedaba nada, ese realmente era el final, la persona que más me amaba desaparecería frente a mis ojos para siempre, por culpa de mi egoísmo y codicia, era demasiado tarde para desear volver atrás.

Mientras observaba cómo su silueta se desvanecía confundiéndose poco a poco con polvo en el viento, sentía como el frío recorría mi cuerpo entero, se extendía desde la punta de mis dedos hasta llenar todo mi ser.
Me estampé de rodillas contra el suelo, pero no sentí dolor alguno, aunque hubiera tenido las rodillas al rojo vivo no las abría sentido, no cuando él se había ido.

Todo quedó en silencio cuando desapareció, mi cuerpo solo era un estorbo, una masa pesada que no tenía la fuerza de voluntad para seguir moviendo, alguien tuvo que acercarse para intentar hacerlo. Sentí el calor de sus dedos cuando me tomo de la cintura con una mano para obligarme a levantarme y caminar, no me importaba quien hubiera sido, una parte de mí sabía que quienes me acompañaron a ese lugar no estaban ahí para hacerme daño; aunque a esas alturas me daba igual de quien se tratase. Podría haber caído de un abismo y no me hubiera dado cuenta de nada hasta haber llegado al suelo.

Para mí, su silueta seguía desvaneciéndose en el atardecer de aquel bosque que antes me parecía sumamente hermoso y ahora era horrendo y tenebroso, aquella imagen de él despidiéndose se me había grabada en las retinas y me hacían revivir aquel momento tormentoso una y otra vez.

Sentía como me empujan y me obligan a seguir caminando devuelta a la ciudad, pero no tenía fuerzas para eso. Estaba anocheciendo y mientras seguíamos en aquel bosque era probable que fuéramos comida para lobos, realmente no me hubiera importado, estar ahí o en cualquier lugar había perdido cualquier sentido; ni en esa vida, ni en la siguiente podría cumplir mi promesa con él, porque su alma ya no existía en ninguna parte del universo.

Aquel momento cuando su cuerpo quedó convertido en polvo y cenizas que el viento dispersó con suma facilidad, se repetía una y otra vez frente a mis ojos sin descanso, lo volvía a perder incontables veces. Mis ojos probablemente estaban cerrados, pero no importaba si lo estaban o no, porque todo lo que lograba ver era lo mismo, a él desapareciendo frente a mí, y yo sin poder hacer nada. Era más inútil que una muñeca de trapo y por un momento desee ser eso y nada más. Esta sería una historia mejor si fuera contada por esa muñeca de trapo, sí, definitivamente ella si hubiera podido salvar a la persona que amaba.

—¡Gwyne! ¡Gwyne! —la voz de mi hermana me despertó— ¡Gwyne!

Mis párpados pesaban y tenía cierta incomodidad para poder moverme, estaba en la cama aún recostada ante la mirada de preocupación de mi hermana mayor.

—¿Tuviste otra vez esa pesadilla con nuestros padres? —preguntó sentada al lado de mi cama mientras extendía un vaso de agua que tome en mis manos al sentarme—. Te dije, que dejaras los álbumes de fotos en su lugar, puedes hacer tu proyecto de la universidad en base a otras cosas.

—No es eso, es que tuve un sueño ¡Ah! —sentía un dolor punzante en la cabeza que me impidió recordar lo que iba a decirle.

—¿Gwyne estás bien? ¿Qué clase de pesadilla tuviste? —Gwen se empezó a preocupar aún más y estaba por darme un sermón que debía evitar rápidamente.

—No lo sé, ya no lo recuerdo. ¿Pero por qué estás aquí?

—¿Cómo que por qué? Estabas llorando mientras dormías, eras muy ruidosa y, pensé que las fotografías que viste anoche habían hecho que recordaras a nuestros padres —su enojo se desvaneció y, por un breve lapso de tiempo pude ver como su rostro se descompuso, ella lo trato de ocultar por lo que no dije nada.

Gwen es mi hermana mayor, ella siempre se había obligado a ser la fuerte. No demostraba miedo y siempre procuraba tener una sonrisa en su rostro, eso era lo que la caracteriza ante los demás, pero realmente no es que no sintiera nada, eso ya lo sabía.

—¿Estaba llorando? —me cuestioné a mí misma.

Me toque las mejillas y estaban algo húmedas, no recordaba que está soñando, pero por alguna razón sentía que mi pecho seguía oprimido, era obvio que fue un mal sueño; pero mis padres no estuvieron en él, al menos de eso estaba segura. Nunca he tenido pesadillas con ellos, solo sueños que se sentían solitarios al despertar. Reconocía muy bien ese sentimiento y lo que sentí al momento de despertar aquel día no era nada parecido, si tuve la sensación de vacío y la ilusión de haber perdido algo importante; pero había algo más en aquel sentimiento que lo hacía diferente del inconfundible amor que sentía por mis padres. El dolor en mi pecho era casi como si alguien hubiera vaciado mis pulmones impidiéndome respirar con normalidad, no podia identificar lo que era; pero definitivamente no se parecía a nada que hubiera sentido antes. Más que solo un mal sueño fue una pesadilla aterradora y de nada me servía tratar de recordarla.

—No fue nada, no lo recuerdo, así que olvidémoslo por ahora. Además, si fuera un recuerdo de nuestros padres no sería una pesadilla cómo tal ¿verdad? Estoy segura de que no tuvo que ver con ellos —intente persuadirla.

—¿En serio estás bien?

—Ya te dije que sí, ¿qué hora es? Prepararé el desayuno —dije levantándome de la cama.

—Son las dos de la tarde —respondió y entendí porque estuvo tan preocupada.

—No mientas, no pueden ser las...—observé la hora en mi teléfono, las dos y doce minutos de la tarde—, ¡por todos los cielos! Llegaré tarde a la universidad.

—Te dije que te durmieras temprano —me regaño Gwen como de costumbre.

Estaba por comenzar la universidad hace unos meses, había cumplido los diecinueve años y todo estaba cambiando. Mi hermana mayor Gwendolyn que siempre había cuidado de mí, desde el accidente de nuestros padres, se iría pronto en un viaje de negocios con los gerentes de su empresa, la famosa compañía de moda llamada "ASTRAL" ella era la gerente de puntos de venta, por lo que tendría que supervisar locales, calidad de telas de los proveedores y almacenes.

Ella trabajaba en algo que amaba y me hacía feliz verla triunfar en sus sueños, Gwen era admirable y yo quería encontrar algo que me apasionara tanto como a ella. Aunque para mí el rumbo que tomaría todavía no estaba tan claro; pero eso no significaba que no me estuviera esforzando, por el momento me había inscripto en materias básicas que tenían en común varias carreras. Esa era mi forma de ganar tiempo para tomar una decisión más adelante. Tendría solo un año para decidir, pero estaba segura de que sería tiempo suficiente.

Un día o un año, el tiempo humano corre muy rápido. ¡Espera! ¿De dónde salió eso?

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