🍪2. Chocolate Demoníaco🍪

Jeff

Era la humana más tonta, impredecible y a la vez la más audaz que había conocido. Al verla ser tan torpe como para confundir nuestras bebidas solo pensé en molestarla un poco, no creía que esto me fuera a traer problemas mayores.

—Cumple tu promesa —pidió con una sonrisa tonta dibujada por sus labios.

—Olvidarás todo sobre este encuentro. Ve a casa cuando antes —use mi poder de persuasión con ella esperando corregir mi error.

—¿Por qué dices eso? Eres tan extraño, ya sabía que no eras un demonio —sonrió desviando la mirada decepcionada.

Me confundió por un momento y probé con otro humano. Ordené al barista que saliera a bailar a la pista enfrente de todos y lo hizo sin problemas. Mis poderes estaban bien, pero entonces ¿Por qué no funcionaban con ella? ¿Quién era realmente esa humana? La respuesta no fue tan complicada, cuando un dolor intenso se presentó en mi brazo, me confirmó lo que tanto me temía. Mi pequeña treta se volvió contra mí, había propuesto un pactó con una humana sin pedir nada a cambio y ella se había encargado de sellar el contrato con su imprudente actitud al besarnos.

No debió considerarse como un beso, ni siquiera unimos nuestros labios correctamente, fue un simple roce y funcionó como sello. Las reglas demoníacas lo prohíben, en mi muñeca se dibujó el número de días que tendría para solucionar el problema y conseguir el alma de aquella chica a cambio de cumplir su deseo. Ya sabía lo que esa niña buscaba, pero no podía hacer nada hasta tener asegurada su alma. Un juego estúpido, una chica poco inteligente y un dulce endemoniado fue suficiente para meterme en este embrollo. Lo peor de todo es que había perdido parte de mis golosinas y todo porque me molesto que ella dijera que no sabía cómo coquetear ¿En qué demonios estaba pensando?, ¿Cómo me deje llevar por algo tan estúpido? Era claro que me estaba provocando, aquella humana parecía tonta, pero escondía un gran intelecto, debía ser más de lo que aparentaba.

—Oye boba, escúchame atentamente... ¿Qué? ¡Oye despierta!

Esa chica tenía la cabeza recostada contra la mesa, estaba profundamente dormida. Quien iba a pensar que tenía tan poca resistencia, usualmente los humanos no tenían estos problemas, supongo que ella pertenece a ese pequeño grupo de cabezas de pollo.

—Su novia se quedó dormida, será mejor que la lleve con usted antes de que anochezca.

—¡Esta boba, no es mi novia!

—Pero si vinieron juntos y ella pago todo por usted que desalmado, ¿Entonces la dejará aquí sola?

Apenas escuché esas palabras sentí la mirada expectante de varios humanos a mi alrededor, eran su mayoría humanos repugnantes, de seguro no estaría bien que la dejara y aunque seguía molesto por su imprudencia que me hizo meterme en problemas, lo cierto era que debía protegerla hasta obtener un contrato por su alma.

—Por supuesto, ella es mi novia, solo discutimos. Estaba molesto por nada, será mejor que la regrese a casa antes de que su padre me mate —pretendí estar con ella por el bien del contrato.

Me la eche a la espalda sin mucho esfuerzo, aunque estaba más pesada de lo que había imaginado; que ella vistiera pantalones y casaca ancha facilitaron que pudiera cargarla sin tener que tocarla directamente. No quería sellar otro pactó sin darme cuenta solo por rozar su piel. Su bolso casi se me resbala, pero logre atraparlo y pasarlo por mi cuello, era humillante, pero supongo que me hacía parecer un humano normal llevando a su novia pasada de copas de vuelta a casa.

Solo cuando salí de la discoteca me di cuenta de que no sabía dónde vivía esa humana. Tuve que sacar su identificación de aquel bolso para poder dar con su dirección. Llegué a ahí en menos de un parpadeo, tener el poder teletransportación me resultaba muy conveniente en ese momento. Su casa era en realidad un pequeño departamento en una avenida comercial, al llegar la dejé sobre el sofá y me fui a explorar. Me sorprendió ver la cantidad de cosas que podían entrar en una casa tan pequeña hace tiempo que no visitaba las casas del mundo humano y hace más tiempo que deje de vivir como tal.

Había dos habitaciones, una cerrada a la que podía entrar fácilmente si me lo proponía, pero decidí no hacerlo, me fui a la que estaba abierta y en la cual deduje que era la habitación de aquella chica. Había dos grandes estanterías repletas de libros, en el primero había solo mangas en el segundo novelas y hasta bajo de ambos en una parte apilada estaban los libros de información académica. Definitivamente era una humana que priorizaba más sus gustos personales que el estudio, ya teníamos algo en común.

—¿Quién eres? ¿Qué haces en mi habitación? —preguntó tambaleándose frente a la puerta y encontró mientras se frotaba los ojos cansada.

—¿Ya estás mejor? Entonces ya puedo...

—Oso de peluche, me había olvidado de qué eras tan grande —se avanzó tumbándome contra la cama, esa humana era más astuta de lo que pensaba, seguía fingiendo estar mareada para aprovecharse de la situación.

Se aferró a mí y me aprisiono contra su pecho en un claro intento por seducirme para que no robara su alma.

—Tengo sueño —proclamó, aunque era una mentira muy clara.

—Déjate de ideas boba, levante ahora mismo. No estoy dispuesto a caer en tus provocaciones, estoy aquí por otros asuntos —me levante quitándome su brazo de encima.

Ella siguió en la cama y se acomodó hacia el otro lado sin decir nada. Si que sabía fingir bien y meterse en su papel.

—¡Oye despierta de una buena vez! —la moví por los hombros buscando que me diera cara.

—¡Eres ruidoso! —se quejó soltándose de mí y abriendo un poco los ojos—. Ya te recuerdo, eres el demonio puro, que lindo. Hay que dormir juntos, ven sé que tú no intentarás hacerme nada.

—¿Qué? ¿Demonio puro? ¿A qué te refieres con eso?

Nuevamente me tiro junto a ella sobre su cama sin responderme correctamente, se aferró a mí con más fuerza como si yo fuera una simple almohada y se volvió a quedar profundamente dormida. Ni todos mis intentos por despertarla nuevamente o lograr que se me quitará de encima funcionaron, pude haberla apartado usando mí fuerza, pero eso además de poder dañarla haría que fuera todavía más complicado conseguir su alma. De nada me servía qué me tuviera miedo. Un movimiento en falso y tanto ella como yo saldríamos perjudicados, por esa razón decidí permanecer a su lado esperando a que despertará por su cuenta.

—Oye no hago esto por ti de acuerdo, que quede claro que es solo por el bien del contrato. Una vez que obtenga tu alma, ya no me importaras en lo más mínimo —pronuncie para estar seguro de dejar un testimonio claro.

Esa humana boba probablemente ni siquiera lo escuchó, pero seguía sin importarme esas palabras eran más para mí que para ella. Después de decirlas, por primera vez me sentí cómodo al dormir, como demonio era algo que ya no necesitaba; pero una parte de mí recordó aquella experiencia que formó parte de mí pasado como humano. Fue agradable, aunque nunca lo hubiera podido admitir ante nadie.

—¡Ah! —gritó al despertar

Por supuesto ya estaba despierto, pero me preguntaba cuál sería la expresión de aquella tonta al verme dormido junto a ella. ¿Recordaría lo que sucedió o malinterpretaría todo?
Yo apostaba por la segunda, los humanos son lentos para ver la verdadera naturaleza de las cosas.

«¿Qué hice ayer? ¡No puede ser! ¡Por todos los cielos! ¿Salí a buscar un novio y lo traje a mi casa? ¡No, no, no! »—sus pensamientos eran predecibles por esa razón no me moleste en seguir leyéndolos.

—Buenos días, veo que ya estás despierta —me levante de la cama y la salude como si fuéramos cercanos.

La expresión en su rostro fue lo mejor que había visto en días, que chica tan ingenua como pervertida, era divertido molestarla. De seguro sus pensamientos eran pecaminosos, aunque por supuesto no hubiera pasado nada de eso, ella creía que sí, era muy graciosa. ¿Acaso no nota que ambos seguimos vestidos? ¿Es tan tonta cómo para pensar qué pude aprovecharme de ella y seguir en su casa?

—¿Quién eres? ¿Por qué estás aquí? —preguntó pegándose a la pared lo más posible parecía que buscaba disimuladamente el pomo de la puerta con la mano detrás de ella.

—¿No recuerdas lo que pasó anoche? —molestarla se me daba bien.

Sus expresiones podrían llegar a ser adictivas, así que decidí parar un poco y concentrarme en mi deber.

—¡No puede ser! ¡No es verdad!

—Tranquila, tus ronquidos no son tan molestos como creí al principio.

—¿Qué?

—Te quedaste profundamente dormida mientras me abrazabas, ¿no lo recuerdas?

—¿Y qué se supone exactamente qué debo recordar?

—Lo que pasó entre nosotros anoche.

—¿Qué pasó?

—Te dije qué soy un demonio, te traje de vuelta a casa y me prometiste tu alma a cambio de encontrar a tu destinado ¿Ahora recuerdas?

—¿Estás loco? —abrió la puerta de golpe y salió corriendo para luego pretender encerrarme dentro de la habitación.

—Humanos —suspire con cansancio.

Me traslade a voluntad para encontrarme con ella en la sala de ese pequeño apartamento que habitaba. Su rostro no dejaba de fascinarme, era tan expresiva que casi parecía sobrehumana. Su alma debía ser exquisitamente única, lo que me hizo desear mucho más obtenerla.

—¿Cómo puedes? ¿Quién eres?

—Ya te dije soy un demonio —pronuncié acorralándola contra la pared más cercana.

—Un demonio —susurro con dulzura.

Me quedé en su mirada y volví a leer sus pensamientos, gran error, pues estropeé todo de nuevo porque sus recuerdos volvieron por una simple frase que pronuncié.

—El demonio puro, eres tú. Prometiste concederme un deseo.

—No, no hice eso. ¡Ah! —sostuve mi brazo por el dolor inesperado.

La marca con los días para el castigo me comenzó a arder. Dolía más que cuando se escribió la marca.

—¿Qué sucede estás bien?

Se notaba preocupada, si tenía cerebro de pollo esperaba que también tuviera el corazón. Esa sería mi única oportunidad.

—Es por tu culpa, ¿recuerdas el chocolate qué te comiste? Era parte de mi supresor de maldad —era una mentira absurda, pero ella no parecía muy inteligente como para encontrar los fallos así que seguí—. Ahora dejaré de tener hambre hasta conseguir otro, ¿Qué harás? No puedes echarme si no como ahora, mi maldad incrementara hasta salirse de control.

—¿Qué significa eso? De seguro tienes más de esas galletas ¿No puedes arreglarlo comiendo otra?

—Si tuviera otra no estaría aquí, esa era la última, no podré obtener otra hasta dentro de treinta días, hasta entonces toma la responsabilidad de mí.

—No puedo hacer eso, mi hermana regresará pronto ¿Cómo le explicó que tengo un demonio aquí?

—Es tu culpa, debes recompensarme, aliméntame hasta que pueda obtener otra galleta como esa, te prometo que tu hermana no me notará, soy un demonio puedo ser cauteloso si quiero, nadie sabrá que estoy aquí. ¿Acaso quieres que me descontrole por mí cuenta y destruya la ciudad completa?

—¡No! —lo sabía tenía corazón de pollo aun así sopesó la idea—De acuerdo, pero debes hacer todo lo que te diga, nada de cosas extrañas de demonio y por cierto ¿Qué comes?

—Dulces, en especial necesito chocolate blanco para reemplazar la galleta qué te comiste.

—¡Qué exigente! Tienes suerte de que sea mi sabor favorito después de la lúcuma —dijo sacando un paquete de galletas de lúcuma para ella y una barra chocolate blanco que puso frente a mí.

—Gracias —abrí el paquete pensando en mi siguiente movimiento.

Había logrado permanecer cerca de ella quedándome en su casa, eso ya era un avance ahora solo debía convencerla de darme su alma a cambio de cumplir su deseo.

—Oye en serio no quieres que haga realidad tu deseo, parecías realmente desesperada por tener un novio.

—Eso fue un malentendido estaba molesta y además nunca pensé que serías realmente un demonio. Solo quería desahogarme con alguien y tu fuiste el único que me escuchó.

—Claro, y ahora que lo dices ¿Por qué estás tan tranquila al conversar conmigo? —recién ahí me di cuenta de que esa era mi primera conversando con una humana que sabía mi verdadera identidad.

—Oh eso, bueno tuviste muchas oportunidades, pero no me hiciste daño. Además, creo que eres un demonio muy dulce, incluso te gusta el chocolate —sonrió señalando la barra de chocolate que me comía.

Humana boba, ni siquiera sospechas que fui tan condescendiente contigo porque estoy en busca de tu alma. ¿Por qué eres tan confiada? Quizá viviste en una jaula de oro qué alguien más construyó para ti, eres afortunada. Casi lamentaba tener que hacer esto, es peligroso sentir compasión por los humanos. Un demonio en toda la palabra no tiene estos sentimientos, pero yo no soy más que un convertido, mi lado humano sale a relucir en ocasiones como estas, es penoso.

—¿Entonces no necesitarás mi ayuda? Estaba dispuesto a hacerte un precio especial ya que serás mi benefactora por algún tiempo.

—No necesito un novio.

¿Por qué los humanos debían ser tan volubles? Por un lado, me alegré. Porque así no me volvería a pedir el deseo que le prometí, esperaba que lo olvidará pronto.

—¿Pero el deseo que me prometiste puede ser cualquier cosa?

¿Todavía lo recuerdas? Que molesto no puedo usar mis poderes para borrar su memoria y no sería bueno arriesgarme a enojarla.

—Veo que sigues pensando en eso, aunque te conté todo lo que tuve que pasar porque decidiste comerte esa galleta.

—Olvide que tuvo que ver con eso, lo siento.

—Lo acabamos de hablar.

—Sí, bueno en realidad si necesito un novio.

«para presentarlo ante mi hermana»—leí sus pensamientos
Así que tenía una hermana, debe ser la dueña de la habitación que está cerrada, ¿Es ella quién te mantuvo en una burbuja?

—Pero ya me cansé de buscar uno.

«No quiero cruzarme con más idiotas, prefería estar soltera, pero le dije que le presentaría a mi novio. Mi hermana no se ha podido casar por estar cuidando de mi todo este tiempo, si tuviera un novio ella no se preocuparía tanto y quizá pueda encontrar a alguien para casarse pronto»—sus pensamientos eran confusos.

Si su hermana la había cuidado hasta entonces ¿Dónde estaban sus padres? Además, la relación de hermanos es fuerte y muchas veces hace que uno sacrifique muchas cosas por el otro, pero no entendió porque mencionaba que no podía casarse por su culpa, no creo que hubiera sido un problema para su hermana mayor casarse y seguir protegiéndola. ¿Acaso no tenían donde vivir por separado? Bueno parecía joven y su apartamento tampoco era lujoso supongo que el mundo seguía siendo tan duro cómo cuando era humano ¿Es tan complicado aun con toda la tecnología de la actualidad? Me sonaba absurdo.

—Bueno solo era una pregunta, lo siento, olvídalo —repuso bajando la mirada para regresar a su habitación.

Me quedé en el reducido espacio que podía ser su cocina, esperando que ella saliera. Por un momento creí haberla hecho sentir mal, pero realmente no recordaba haberla ofendido con ninguna de mis palabras. Humanas tan sensibles como ella son complicadas por si solas.

—Tengo que ir a la Universidad, por cierto, te permití quedarte en mi casa y sé que eres un ser sobrenatural y todo eso, pero no sé tu nombre ¿Cómo debería llamarte? Yo soy Gwyneth —salió de su habitación con el cabello mojado y usando un nuevo juego de ropa.

Ella se veía con una actitud normal, lo que me alivio de cierta forma, no tendría que preocuparme de haber herido sus sentimientos.

—Puedes decirme Jeff, será un placer convivir contigo querida Gwyn —la llame por una abreviación de su nombre para observar cómo reaccionaba.

No hubo una expresión tan divertida está vez solo un poco de color le subió por las mejillas lo que fue algo decepcionante, pero a la vez pude ver que se contuvo para no dar un grito. ¿Tan extraño es para ella escuchar un apodo? ¿O será que quizá no le gustó que la llamara así? Sea como sea no me dijo que no lo hiciera por lo que lo tome como si hubiera conseguido su aprobación.

—Igualmente, espero que nos llevemos bien. Señor demonio Jeff.

—No soy tan viejo como para ser llamado "Señor" ¿Acaso te parezco un anciano?

—No, pero creía que los demonios vivían muchos siglos más que los humanos.

—Es un mito, demasiado complicado para explicar ahora. Solo llame Jeff.

—De acuerdo, Jeff —tomó las llaves de su apartamento se dirigió a la puerta de forma apresurada al parecer iba con los tiempos justos, pero estaba acostumbrada—. Mientras no estoy tú puedes quedarte aquí y ver televisión si quieres ¿Los demonios hacen eso?

—Claro, tengo algunos programas favoritos —mencione sentándome en el sillón frente al televisor de la sala.

—Genial, entonces solo no hagas mucho ruido, no atiendas a la puerta se supone que no hay nadie si yo no estoy aquí y sobre todo no dejes nada tirado procura ser limpio. Regresó por la tarde, y por cierto dormirás en el sofá así que cuídalo ¿entiendes?

¿Qué cuide de un sofá? ¿En qué estaba pensando esa boba? Soy un demonio no su criada, aunque supongo que debo mantener mi apariencia de "dulce demonio" como ella pensaba que era, de ese modo se me haría más fácil cumplir mis objetivos.

—Lo tengo, no te preocupes —asentí con gentileza.

Puse la sonrisa más sincera que pude hasta ella cerró la puerta al irse, empecé a seguirla en lugar de estar encerrado en su casa. Yo no era su ángel guardián, pero la necesitaba sana y salva hasta que firmará un contrato conmigo.
Pase todo el día vigilándola en su Universidad, me sorprendió que no fuera la típica perezosa que pensaba que sería, por el volumen de mangas y novelas que tenía me preguntaba a qué hora estudiaba lo de la escuela. ¿Acaso en realidad era sobrehumana? No le va nada mal en sus clases, aunque le falta mucho para ser una de las mejores, quizá no era su meta, me preguntaba qué carrera seguiría y por qué solo tomaba cursos genéricos hasta donde había visto.

Esa humana era interesante, sería una pena tomar su alma, pero no lo haría a cambio de nada, al menos podía asegurarme de cumplir un deseo que ella realmente anhelara. ¿Así qué cuál es tú deseo verdadero? Estaré encantado de concederte cualquier cosa que venga de tus verdaderas ambiciones.

—Puedes desear lo quieras, pero el precio es tu alma —pronuncie aquellas palabras para hacerla firmar el contrato.

De regreso a casa había logrado hechizarla con ayuda de un chocolate demoníaco, no fue nada fácil conseguirlo, pero valió la pena.
El chocolate demoníaco estaba hecho de un poderoso hechizo que no afectaba a los demonios que solo lo veían como delicia azucarada, pero en humanos su efecto tenía la capacidad de alterar el ego, haciendo que demostrarán sus verdaderos deseos y ambiciones, era el objeto perfecto para saber que era lo que Gwyn realmente quería y a su vez poder hacerla firmar el contrato. El efecto del chocolate duraría apenas una hora, pero era más que suficiente para realizar el contrato y hacerme con su alma.

—Lo que yo realmente quiero —susurro aún bajo los efectos del hechizo.

—Sí, solo sella el contrato —tome su mano derecha.

El contrato debería ser sellado con una huella de su pulgar en tinta de sangre de dragón que ya tenía preparada sobre la mesa de la sala de su casa. Había esperado pacientemente su regresó para poder llevar a cabo mi plan, conseguí el chocolate mientras ella estaba en la Universidad y al regresar se lo di después de la cena. Gwyn era tan ingenua que creyó que era un postre que su hermana había dejado hasta atrás del refrigerador y lo comió con confianza. El reloj ya casi daba las doce de la noche, era la hora perfecta para obtener su alma.
Guíe su mano hasta el recipiente de la tinta y separe su dedo pulgar con delicadeza para ponerlo sobre esta, una vez que hizo contacto lo retire para asegurarme de no derramar la tinta, volví a dirigir su mano hacia la hoja para efectuar el sello.

—Solo pon tu dedo aquí y todo estará bien —sonó como una promesa, pero jamás se debe confiar en las palabras de un demonio.

No era nada personal. Quería decirle que probablemente solo tuvimos la mala suerte de cruzarnos en el camino del otro. Cuando ella reencarne después de trabajar para el inframundo y, si nos volvemos a ver para entonces, me aseguraré de tratarla de mejor forma.

—¿Mi deseo se hará realidad? —susurro levemente y una gota de agua cayó de sus mejillas hacia el papel del contrato.

¿Estaba llorando?, ¿Por qué?, ¿Acaso era un efecto secundario del chocolate? Se supone que es un hechizo básico, no hace daño a los humanos más que funcionar para mostrar sus deseos. ¿Sería posible que aquella chica boba tenía un deseo imposible de cumplir, incluso para un demonio?

Sentí una leve brisa de aire fresco, lo cual no era una buena señal. Eso solo lo provocaban cierto tipo de criaturas que más odio por mi naturaleza demoníaca. Un ángel estaba cerca y no se trataba de cualquiera. Aquella chica torpe, de ojos pardos y cabello negro tenía como ángel guardián a mi propio hermano.

—Aléjate de ella —advirtió poniéndome su espada en el cuello.

Levante lentamente mis manos y la dejé sentada en el sofá sin hacer movimientos bruscos, ella aún era inconsciente de lo que pasaba a su alrededor, pero faltaba poco para que se terminara el efecto.

—¡Qué sorpresa Jack! Ha pasado mucho tiempo. No esperaba que nos volviéramos a ver en esta situación —sonreí para aliviar la tensión.

Mi querido hermano llevaba su brillante armadura y el escudo en su pecho que lo identificaba como guardián, un rango superior a los ángeles comunes. El casco en su cabeza me impedía ver su rostro con claridad, pero en ningún momento dudé que se tratará de él, solo no esperaba que fuera el ángel asignado a Gwyn.

—Pero que pequeño es el mundo no es así —intente mediar nuevamente en vista de que no me respondió.

—Pensé que había dicho que te fueras.

—Querido hermano como puedes ser tan frío con tu hermanito pequeño —le recordé.

En nuestro pasado como humanos nuestra diferencia de edad era de siete años y Jack era el mayor. Aunque en la actualidad y por algunas circunstancias, mi aspecto era el un joven de veinte años mientras que mi hermano seguía aparentando dieciocho.

—¡Ah, me duele la cabeza! —Gwyn pego un gritó, despertando del hechizo.

Mi primer instinto fue llegar hasta ella para asegurarme de su estado, pero Jack se interpuso en medio.

—¿Qué síntomas tienes? Déjame revisarte —le pidió tomando sus manos, pero solo logró asustarla.

—¿Quién eres? —le cuestionó alejándose de él por insisto apartó sus manos y dirigió su mirada hacia mí—, ¡Jeff! —exclamó levantándose del sofá para venir hacia mí.

«No lo hagas, no confíes en mí. ¡Diablos! Soy un demonio. ¿Por qué pareces olvidarlo a cada maldito instante?»—una parte de mí quería advertirle, dar un paso al costado y alejarme para que no se le ocurriera seguirme. Pero, por otro lado, una voluntad más fuerte me hizo permanecer ahí parado, esperando que ella pudiera alcanzarme y por instinto, no sé de qué clase, extendí mi mano hacia Gwyn.

No sé si fue en ese momento o no, en el que comencé a interesarme más en ella, había sido la primera humana en ser tan boba como para confiar ciegamente en un demonio, no sabía si lo que sentía era admiración, respecto o compasión; pero quería seguir descubriendo ese sentimiento. Es por eso que entrelace nuestros dedos, consciente de lo que significaba que un demonio hiciera tal acto con una humana.

❀❀❀

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top