EPÍLOGO

8 años más tarde

- Puf, se ha cagado- río Lucas. 

- Al final llegamos tarde y eso que hemos empezado temprano a prepararnos- dijo agobiada Alba. 

- Cariño, no te estreses.

- ¡Cómo no voy a hacerlo! ¡Es la boda de mi mejor amiga y soy la testigo!

- Tranquila, termino de ordenar y lo cambio yo en un momento- le dijo abrazándola por detrás. 

- Está bien, sí. Tienes razón. 

Alba siguió preparando su bolso, antes de ser madre había subestimado a sus padres. ¿Cuántas cosas se necesitan para una criatura tan pequeña? Cerró por fin la bolsa, se arregló los cabellos que habían salido de su moño y fue a avisar a Lucas ; pero se paró a contemplar la escena con el amor de una madre y de una esposa.  

Lucas y ella nunca llegaron a casarse, ni planean hacerlo. En su lugar, Lucas enmarcó el poema que le dedicó por su primer año de novios y Alba lo tiene en su mesita de noche. 

Ese es el papel de su matrimonio.

Se sentía muy agradecida con la vida, puede que le quitara la movilidad y eso es algo que no olvida pero le ha dado la oportunidad de formar su propia familia; un hombre que la ama sin importar qué y que cada día se lo demuestra; un hijo dulce, cariñoso, demasiado madrero en ocasiones pero es un bebé así que no le da mucha importancia, con el tiempo será más independiente. 

Sigue recordando el día que le anunciaron el embarazo. 


- Por favor. Por favor. Por favor. Me da igual si es más feo, más tonto, si es niño o niña pero que esté- rezaba antes de salir del coche para dirigirse a la consulta del médico

No le había dicho nada a Lucas porque habían tenido cuatro intentos y cuatro veces que acabó siendo un simple retraso. 

- Buenos días- la saludó el doctor. 

- Buenos días, venía por los resultados de unos análisis para comprobar si estoy embarazada. 

- Sí, un momento- respondió- vale ya los tengo.

Alba se agarraba fuertemente a su silla. 

- Bien, pues está usted embarazada de cuatro semanas... 

- ¿De verdad?- lo interrumpió de la emoción. 

- Sí. Las pruebas dieron positivo.  

- Dios mío, muchísimas gracias mundo. Ay perdone- dijo limpiándose una lágrima. 

- No pasa nada, me alegro por usted. 

Esa misma noche dejó la prueba encima de la mesa para que la viera Lucas cuando volviera del trabajo. 

- Me duele la espalda un montón. ¿Qué tal te ha ido?- le preguntó besando su mejilla. 

- Bien. 

Se mordía el interior de la boca para evitar gritar a los cuatro vientos su embarazo. 

- ¿Qué es esto?- dijo cogiendo el folio- positivo, gestación de cuatro semanas... ¿qué?- volvió a leerlo con más atención- Alba- la miró pidiendo explicaciones.

- ¡Vamos a ser padres!- exclamó sin poder contenerse más tiempo. 

- ¡Joder!- y la cogió en volandas. 


Posiblemente ese sea su recuerdo favorito unido al de la pedida de matrimonio.


- Alba- la llamó. 

- Dime- dijo con los ojos cerrados mientras seguía apoyada en su pecho. 

- Casémonos- soltó. 

Se incorporó como un resorte. 

- ¿De qué estás hablando?

- Sí. Hagámoslo- dijo decidido. 

- No creemos en eso. 

- En el tradicional- señaló él. 

- Ahora sí que no entiendo nada- dijo totalmente confusa. 

- Te dedicaré un poema y ese será nuestro sello de amor. Lo firmaremos y si alguno de los dos quiere divorciarse solo tendrá que romper el papel. 

- Sencillo y económico- señaló ella. 

- ¿Me dirás que sí?

- Si digo que sí, el poema lo escojo yo. 

- ¿No quieres que escriba uno especial?

- Para mí todo lo que escribes es especial pero el de mi cumpleaños no habrá ninguno que pueda superarlo. 

- Como quieras- accedió sonriendo.

Sacó el poema que guardaba en los cajones y un bolígrafo. 

- Lucas, con esta firma prometo ser tu confidente, apoyo y amarte hasta que tú me lo permitas- concluyó firmando. 

- Alba, primero amor platónico, después amiga, después novia y ahora prometida y futura esposa, prometo hacerte feliz todos los días porque saber que soy el causante de esa felicidad es la mayor dicha que puedo alcanzar en la vida y permaneceré contigo hasta que tú me lo permitas porque si depende de mí que sea la muerte la que nos separe- y firmó.

- Siempre se te dieron bien las palabras- se quejó limpiándose las lágrimas- ahora, la novia te da permiso para besarla. 

Lucas río antes de inclinarse y besarla. 

- Te quiero Lucas. 

- Y yo a ti. 


- Mira a tu mami, seguro que se está quejando de que tardamos mucho, no sabe que también los hombres necesitamos tiempo para ponernos guapos. ¿A que sí?

El bebé asintió como si lo estuviera comprendiendo. 

- Papá. 

- ¡Su primera palabra he sido yo!- gritó emocionado. 

- ¡Espérate que lo grabo!- gritó a su vez Alba sacando el móvil. 

Y olvidándose de la boda disfrutaron el presente, de ellos mismos, de su hijo, de la familia que habían formado. 

Porque los lazos que unen a las personas de maneras inexplicables es lo que verdaderamente importa. 

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