CAPÍTULO 8

Está lloviendo. Y el plan que tenía Lucas de ir a ver las luces de Navidad se cancela. Todavía tampoco quedan al igual que el sábado.

Dentro de una semana dan las vacaciones de invierno, ha tardado un poco en que podría a llegar a tener una oportunidad con ella. Es consciente de que a veces los amigos se pierden cuando uno de ellos se pilla por el otro pero sabe que tarde o temprano se le habría escapado. 

- Ey Lucas- lo saluda sonriendo. 

Siempre con una sonrisa.... ¿puede algo arruinarle el día? ¿esconderá algún problema?

Son muchas preguntas de ese tipo las que le rondan por la cabeza, pero tiene que haber alguna situación en la que su sonrisa haya sido borrada.

- ¿Cómo te ha salido el examen de mates?- le pregunta Lucas.

Anoche estuvieron en llamada mientras Alba se quejaba de los números y que debería haberse ido con él a letras.

- No hablemos de eso por favor, solo te digo que hay recuperación. Así que tengo oportunidad de salvar el trimestre.

- Bueno es viernes, eso siempre ayuda- la anima- ¿tienes algo que hacer?

- Aparte de llorar por mi suspenso y repetirme que debí atender... nada.

Lucas ríe. 

- ¿Dónde quedamos? 

- Había pensado en dar un paseo que ya están puestas las luces de Navidad pero con la lluvia..

- ¿Te gustan las luces de Navidad?- le interrumpe, Lucas asiente- otro día vamos, a mí me encantan. Podemos quedar en mi casa, mis padres trabajan hasta tarde. 

- Lucas a clase- le recuerda el profesor de griego.

-Luego te digo la hora- se despide Alba.

                                                                            ..................

"¿Puedes quedar a las 4:30?"

"Si quisieras voy ahora mismo" piensa Lucas

"Okey"

"Llámame cuando llegues"

Deja en visto ese mensaje y continúa con los deberes de latín. 

Para un momento y siente la necesidad de escribir. Se levanta y abre el cajón de arriba, ahí están todas sus libretas con todo lo que tiene escrito. 

Están divididas, poemas que encuentra y copia, historias que él mismo escribe, pero que al darse cuenta de que no le gustan deja sin terminar, tiene una especie de diario y la última donde solo hay palabras al azar escritas. 

No sabe que hacer con ellas, pero necesita escribirlas, alguna vez ha hecho un poema a partir de ellas.

Hoy solo escribe: calidez, sonrisa.

Las observa un momento sin saber por qué escribe eso, mueve sus ojos a las últimas apuntadas: luna, nubes, teléfono.

Cierra la libreta pensando en la estupidez que hace pero nunca las borra.

                                                                                     ..................... 

- Luego me avisas a que hora vengo por ti.

- Sí mamá- le da un beso en la mejilla- adiós

- Adiós.

Lucas se baja del coche y coge el teléfono para marcar a Alba. 

-¿Estás fuera?- pregunta al descolgar.

- Sí, si pudieras abrirme rápido antes de que me congele te estaría agradecido. 

Ríe.

- Voy- y cuelga.

Lucas espera hasta que la puerta se abre y ve a Alba en pijama de pandas.

- Buenas tardes- lo saluda.

Lucas pasa al interior de la casa calentita y ve un portero.

- ¿Por qué te llamo si tienes esto?

- Porque lleva roto como 3 años. Sube.

Va detrás de ella mientras observa a los pandas de su pijama comiendo bambú. 

Entran al cuarto donde está conectada la  Xbox.

- ¿No te molesta que esté en pijama?

- Es tu casa, lleva lo que quieras- responde extrañado por la pregunta Lucas.

- Al fin alguien que me comprende, es que mi madre opina que te puedes sentir incómodo y yo pienso de manera diferente, es mi casa tengo derecho a ir con un saco de basura si quiero. 

- ¿Te hubieras cambiado si te hubiera dicho que sí?

- La verdad es que no, he preguntado por educación. Te habría dicho que si te molesta sabes donde está la puerta o que te tapes los ojos.

- Que radical ¿no?- pregunta riéndose- en realidad me lo esperaría. Me encanta eso de ti- suelta sin querer.

- ¿Qué te encanta?- pregunta mientras se tumba. 

- Es una tontería- dice nervioso- Que e-eres tú. No te comportas de m-manera diferente con cada personas. Eres re-real. 

Alba se queda mirándolo un tiempo sin saber que decir, el suficiente para que Lucas piense que acaba de meter la pata, pero, entonces, sonríe tímida bajando la mirada.

- Es lo más bonito que me han dicho. 

Lucas siente como su cara cambia de color.

- No te pongas rojo y pensaba que ya se había acabado lo de tartamudear- le regaña volviendo a ser ella misma. 

- ¿Qué estabas haciendo antes? - le pregunta Lucas para cambiar de tema 

-  Duchándome y como me sobro tiempo antes de que llegaras me he echado una partida.

- ¿De que va?- pregunta tumbándose junto a ella. 

- Estás en guerra tienes que ganarla y para ello puedes hacer lo que quieras, asesinar, matar de hambre a tus enemigos. Debes llegar a una base y sentarte en una especie de trono y proclamarte rey.

- ¿Puedes morir si no comes en el juego?

- Sí, es bastante real- le ofrece un mando- ¿quieres probar? Al final no quedamos el sábado y no vi tus habilidades gamer.

- Porque no hay ninguna- contesta cogiendo el mando.

Alba ríe buscando el otro mando.

- Nadie nace sabiendo. Yo te digo que puedes hacer en cada momento durante la primera partida, luego ya vas tu solo- le advierte.

Estuvieron jugando unas tres horas en las que eran habituales escuchar este tipo de diálogos.

- ¡PERO DISPÁRALE!- le gritaba Alba.

- ¡Está indefenso!- se defiende Lucas.

- ¡ÉL TE HABRÍA MATADO DE TENER LA OPORTUNIDAD!

O éste.

- ¡Te dije a la derecha!- le regaña Alba dándole con el mando en la cabeza.

- ¡Me estás poniendo nervioso Alba! ¡AQUÍ HAY MUCHA GENTE!

-¡Normal, es una trampa!

Luego se miraban después de perder y reían de sus propios reproches.

                                                                                 ......................

- Tengo hambre, ¿qué hora es?- se pregunta a sí misma Alba- ¿son ya las ocho menos cuarto?

- ¿Qué dices?- pregunta sorprendido Lucas.

- Bueno- dice poniéndose de pie- hay hamburguesas de ternera, ¿te gustan? Voy a hacerme una.

- Me gustan.

Bajaron las escaleras, pasaron por una habitación donde había una estantería llena de libros, Lucas se quedo observándolos.

-Es la habitación de mis padres, todos esos libros son de mi madre. A ella le hubiera gustado que saliera tan lectora como ella pero no pudo ser. Aunque ahora leo más, sobre todo poesía.

- Creo que me lo dijiste. ¿Por qué me empezaste?

Alba no quiere hablarle a nadie de su poeta, es algo entre ellos dos. Le gusta que sea su secreto.

- Me entró la curiosidad por probar cosas nuevas- le responde simplemente.

Entraron a la cocina y Alba saco las hamburguesas.

- ¿Quieres patatas?

- Ahora mismo no- contesta Lucas.

- Pues sácalas para mí, cajón derecho de arriba.

Lucas abre el cajón. 

- ¿Cuáles?

- Las de jamón, abrélas y aliméntame mientras cocino. 

Él cogió un puñado y se las dio en la boca. 

Le pareció gracioso y tierno a la vez. 

Se sentía cómodo con ella, cada vez podía ser más él mismo. Alba por su parte sentía lo mismo, era como si estuviera con Rubén, pero al mismo tiempo no, suponía que se debía a que aún no se conocían tan profundo. 

Había dejado de tratarlo como un paciente, aunque seguía intentando mejorar su autoestima, confiara más en sí mismo y se atreviera a salir de su zona de confort.

- Listas- dijo Alba poniéndolas en un plato- ¿quieres pan de hamburguesa o normal?

- Hamburguesa- responde sentándose en la mesa. 

- ¿Y de beber? Hay fanta.

- ¿De limón?

- ¿Eres de los que prefieren el limón a la naranja?

- Sí.

- Igual que mi madre- dice negando con la cabeza poniendo los vasos sobre la mesa- me parece que eres el hijo que debió tener.

Cenaron en silencio, de vez en cuando hacían peleas por ver quién se llevaba la patata.

- ¿Crees que tu madre se cabreara si registro los libros?- preguntó sin poder contenerse más.

- Me preguntaba cuanto tardarías- dice sonriendo- si los cuidas no.

Se levantaron, fregaron y se fueron hacia la habitación.

Tenía desde clásicos como La dama de las camelias hasta actuales como La chica del tren, también habían varios de poesía de Whalt Whitman. 

-Ese me lo he leído yo- dice viendo que coge Hojas de hierba- me encanto, lo único malo de la poesía es que a veces me resulta difícil entender algunas metáforas. 

- ¿Has leído este?- le pregunto enseñándole el título.

- Veinte canciones de amor y una canción desesperada.  .... no

- Vamos- dice decepcionado- si te gusta la poesía, te gusta Pablo Neruda. Te leo alguna

Alba ríe, sentándose en la cama de sus padres. 

Pese a que Alba no lo supiera, Lucas le dedicaba cada poema que escogía para recitar.

- Son preciosos. Me gustaría saber como alguien puede escribir así. Con suerte yo escribo una rima.

Lucas ríe.

- ¡Alba ya estoy en casa!

- ¡Hola mamá!- la saluda- Mierda quería dejar los libros antes de que viniera.

- ¿No decías que no iba a molestarle?- pregunta empezando a preocuparse.

- Es eso es lo que yo supongo- responde colocando los libros en su sitio y yendo a su habitación- No te preocupes, si dice algo, yo los he cogido.

- Oye ¿qué horas? Aún no le he dicho hora a mi madre 

- Las diez y cuarto- responde mostrándole el móvil.

- Voy a decirle que me recoja a las y media.

- Okey.

Bajaron para que Alba saludara a su madre y esperar a la madre de Lucas.

- Mamá, ¿sabes que Lucas lee tanto como tú?

- ¿Ah sí?- pregunta mirándolo.

-S-sí.

- Por eso habéis cogido el libro de Pablo Neruda.

Se miraron sorprendidos. 

- No pasa nada- dijo riéndose- no lo colocásteis en su sitio.

Lucas respira aliviado.

- ¿Habéis cenado?

-Sí, nos hemos hecho las hamburguesas que quedaban- responde Alba.

- Bueno ya os dejo, voy a comer yo- dice su madre adentrándose en la cocina.

Ellos vuelven a subir al cuarto de Alba.

- Tu madre es muy simpática.

- Sí, y se puede de cualquier tema, así que no tienes que tener verguenza de ella.

- ¿Tu padre no viene?

- Se supone, pero es camionero así que viene y va.

Los últimos minutos los pasaron hablando del trimestre y de la necesidad de vacaciones.

-¿Esa es tu madre?- pregunta Alba al escuchar un claxon.

- Sí.

Se fueron hacia la puerta pero antes Lucas se despidió de la madre de Alba.

- Bueno pues hasta otro día- se despide nervioso.

Alba lo abraza rápido y le dice al oído:

- Mi madre no se come a la gente que me abraza si son mis amigos.

- Por si acaso- responde.

Lucas se subió al coche y desapareció mientras Alba rememoraba sus palabras "Eres real".

Realmente eso le había llegado.

- Me cae bien ese niño- dice su madre- se llamaba Lucas ¿no?

- Sí, a mi también- responde aún en sus pensamientos sentándose frente a su madre.

- ¿Qué habéis estado haciendo?

- Jugando a la play y recitando poemas.

- Que pena que a ti no te guste leer. Todos esos libros cogiendo polvo, esperando que llegue un alma para leerlos.

- Al menos ahora leo poesía de vez en cuando- dijo pensando ahora en los poemas de su poeta. 

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