CAPÍTULO 29


Lucas se sentó en el bordillo esperando a Rubén, no entendía por qué habían quedado en las pistas de skate, aunque le traía recuerdos buenos que a la vez abrían sus cicatrices aún sin curar. 

Y que probablemente nunca lo harían. 

Perdido en su mundo de los recuerdos no vio ni escuchó acercarse a Alba. 

- Hola- saludó ella conteniendo la emoción de volver a verlo en frente de ella después de tanto tiempo. 

Por un momento Lucas se olvidó de respirar, no se movió, ni se giró. No se había esperado esto. 

- No te enfades con Rubén- pidió antes de nada- le he pedido yo venir en su lugar. 

- ¿Por qué?- exigió saber. 

- Necesitaba hablar contigo y verte- suspiró tratando de controlar sus emociones- ya sé que no querrás verme y que debes de odiarme por todo lo que pasó pero necesito explicarte lo nuestro. Nosotros no terminamos porque no fueras el novio perfecto, porque lo eres. Y la chica con la que estés ahora o en un futuro se sentirá la más afortunada del mundo. 

- No estoy de acuerdo- murmuró. 

- Tienes que creerme- se acercó a él, era más bajo que ella sentado en aquel bordillo- ¿sabes cuántas personas hubieran abandonado a sus parejas por lo que me pasó a mí? Y tú... no solo te quedaste sino que me hiciste sentir aún más querida preocupándote por mí en cada momento. 

- ¡¿Y entonces por qué mierda me apartaste?!- estalló-  ¡¿Por qué con quién más peleabas era conmigo si tan perfecto era?!

Se levantó y colocó las manos a ambos brazos de la silla de Alba y se quedó a escasos centímetros de su cara mirando fijamente a los ojos de Alba buscando una respuesta. 

- Dime por qué. Lo necesito- rogó con voz rota. 

Alba se sobrecogió por el dolor, culpa y tristeza que cargaban su expresión y sintió el picor en sus ojos con tal intensidad que supo que las lágrimas no tardarían en salir. 

- Porque quería sentirme desgraciada. Y tú solo me hacías sentir paz y esperanzas, ganas de seguir luchando. Necesitaba caer, necesitaba darme cuenta de que quería vivir... Cuando te fuiste, unos días más tarde, me corté las venas- vio la sorpresa en sus ojos- no quería morir, solo quería sentir algo más que ese vacío, aunque fuera dolor- se remangó y le mostró las marcas-. Después de eso, accedí a ir al psicólogo, mejoré, pero todo los posterior a esto- volvió a señalar sus heridas- ya lo sabes.

- ¿Quién te lo ha dicho?- preguntó sin apartar la vista de las marcas de las muñecas. 

- Darío, no te enfades con él. 

- Alba si lo hubiera sabido...- dijo refiriéndose a las marcas. 

- Lo sé, hubieras venido. Por eso le pedí a Rubén que no te dijera nada- se tapó las marcas y volvió a encararlo- creía que lo mejor era que te mantuvieras alejado de mí porque yo no podía darte lo que merecías, conmigo solo sufrías e inconscientemente te incité para que te marcharas y creo que tan mal no te ha ido, ¿no escritor?- señaló amablemente.

Sonrío un poco avergonzado. 

-¿Has investigado?

- Sí, ayer estuve toda la tarde leyendo uno de tus libros y vi una entrevista tuya. 

- ¿Qué libro leíste?- preguntó con cierto temor. 

- Dulce y Salado. 

- Respecto a ese libro...- empezó. 

- Sé que trata de nosotros y siento muchísimo que por mi culpa te sintieras así pero nunca creas que fui infeliz contigo, porque nunca fui más feliz y esa es la verdad- se encogió de hombros aceptando la realidad. 

- ¿Y-y por qué cuando Rubén venía si reías?

- Porque Rubén me recordaba al pasado, cuando éramos niños y no había responsabilidades solo tardes enteras de skate y tú eras el futuro que se había truncado. 

Lucas relajó al fin el cuerpo y volvió a sentarse en el bordillo dejando brotar las emociones. 

Alba se asustó. 

- ¿Por qué lloras? ¿He dicho algo malo?

- No, has dicho exactamente lo que necesitaba para dejar de sentirme insuficiente. 

Alba también se relajó. 

- Entonces creo que hice lo correcto al venir. 

Se quedaron observándose el uno al otro por fin en paz, sin culpa, ni remordimientos. 

                                                                               .......................

- Aun así creo que debo agradecerte en parte que me rompieras el corazón sino nunca habría comenzado a escribir. 

- ¿De nada?- dijo con inseguridad Alba. 

Pasaron al lado de un Mercadona y Lucas tuvo una idea. 

- ¿Confías en mí?

- Claro- respondió con firmeza Alba pero extrañada. 

- Espera aquí. 

Cogió un carrito del Mercadona. 

- ¿Qué haces con eso?

- Vamos a hacer un skate moderno. 

- Lucas...

- Has dicho que confiabas en mí, ¿no es cierto?

- Sí, pero...

- Sh

La cogió en brazos y la electricidad volvió a surgir entre ellos. 

Jamás olvidaron el tacto del otro, así el roce hizo revivir ciertos recuerdos. 

- ¿Estás preparada?

- Nací preparada. 

- ¡Pues vamos!- gritó empujando el carro hacia una cuesta con él subido en las esquinas. 

Y así pasaron la tarde subiendo y bajando la misma cuesta como si dos años separados no hubiera cambiado nada. Como si siguieran siendo esos adolescentes que habían sido afortunados al encontrar un amor real y sincero. 

Alba río y volvió a sentirse más viva que nunca y Lucas volvió a ser feliz escuchando su risa y saber que él era el responsable de ese increíble sonido. 

                                                                                   .....................

- ¿Dónde te dejo?

- En casa de mis padres. 

El trayecto lo hicieron en silencio y lento porque ninguno quería decir adiós al otro. No después de haber soñado y esperado tanto ese reencuentro pero ambos tenían miedo de decirlo en voz alta por temor a que fuera una causa pérdida un segundo intento. 

- Bueno, pues llegamos. 

- Sí- se giró hacia él- me ha encantado volver a verte y saber de ti. 

- A mí también, me gusta que conserves la gorrita- le dio un golpecito. 

Rieron. 

- Y-y sigues siendo preciosa- tartamudeó. 

- Gracias- sonrío avergonzada agachando la cabeza. 

- Que te vaya bien Alba- se despidió. 

- A ti también. 

Lucas se dio la vuelta y comenzó a alejarse. 

- No- dijo Alba. 

- ¿Qué?

- Que no- se acercó a él- no quiero que vuelvas a irte o si tienes que irte esta vez quiero ir contigo. 

Lucas se paró y volvió a colocar sus manos en ambos brazos de la silla de Alba sin miedo mirándola. 

- ¿Lo dices de verdad?

- Sí. Nunca fui capaz de olvidarte- admitió. 

- Yo tampoco- confesó. 

Fue suficiente para acortar el espacio que los separaba y unir sus labios en un beso tan esperado. 


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top