CAPÍTULO 23

- Sí, acabo de salir de la uni- respondió Alba al teléfono. 

- ¿Vas en skate?- preguntó Lucas al otro lado de la línea. 

- Viejos hábitos nunca cambian- respondió simplemente. 

Mientras conversaban por teléfono tenía cuidado de no chocar ni llevarse a nadie por delante pero parecía que iba a ocurrir en cualquier momento por la calle tan concurrida que había esa tarde. 

Las rebajas parecen multiplicar el número de la población. 

- ¿Has quedado con Rubén?

- Sí, hace dos meses que no lo veo, esto de vivir en distintas provincias y los exámenes finales.

Decidió salir a la carretera, al intentar esquivar a la gente no podía concentrarse ni en lo que contestaba. 

- Okey. Te quiero, luego hablamos. Recuerda que he reservado- le recordó antes de colgar. 

- Sí, no voy a olvidarme de nuestro aniversario número cinco. Creo que te gustara mucho una parte de mi regalo- sonrío con malicia aunque no pudiera verla. 

- Con el mío sí que voy a triunfar.

- ¿No te habrás gastado los cuartos no? A pesar de eses trabajo tuyo, no vamos a poder mudarnos juntos sino ahorramos. 

- Tranquila, este gasto lo tenía previsto. 

- Tendré que creerte. Te quiero, voy a colgarte o acabaré siendo atropellada. 

- Ten cuidado. 

Y lo tuyo. 

El problema no fue de ella sino del coche que se la llevó por delante haciéndola volar y caer de espaldas produciéndole una conmoción por el dolor que la hizo desmayar de manera automática. 

                                                                                            ............................

El conductor, por suerte, se hizo responsable. Paró el coche y la llevó al hospital, allí la examinaron. 

Tenía la espalda llena de sangre y rasguños, y en la barriga donde había golpeado el coche se veía el hematoma, había que comprobar que no hubiera daños internos en los órganos. 

Rubén fue el primero en enterarse. Al no acudir Alba a su encuentro, la llamó para ver qué había ocurrido. Una enfermera estaba en posesión del teléfono así que lo cogió de inmediato y le contó lo sucedido y le pidió que avisará a sus familiares. 

Rubén llamó en primer lugar a sus padres que abandonaron sus respectivos trabajos para ir a ver a su hija. No llamó al resto de conocidos para que no se agolparán en el hospital así que solo realizó otra llamada: Lucas. 

- Dime, ¿es que no está Alba contigo?

- De ella quería hablarte- respondió nervioso y asustado. 

- Qué ocurre- exigió saber.

Le contó el accidente e inmediatamente se sintió culpable, él la estaba llamando mientras ella iba por la carretera. 

- Es mi culpa.

- ¿Qué dices? No. 

- Voy para allá- respondió ignorándolo- ¿está muy grave?

- No nos han dicho nada todavía. 

- Joder- maldijo al borde del colapso. 

Colgó y se fue hacia el hospital. 


Una vez allí esperó junto a Rubén y los padres de ella a que les revelarán su estado. 

Dos horas después salió el médico y por su expresión no eran precisamente buenas noticias. 

Permitieron el paso a una persona. 

- Ve tú- le dijo la madre de Alba a Lucas.

- Debería entrar usted.

- No, ahora mismo no puedo, no ayudaría- dijo su madre en lágrimas. 

- Está bien- contestó Lucas para nada convencido de que él sí fuera a ayudar. 

Lo llevaron a una habitación y en la camilla estaba Alba aparentemente sana, tumbada sin ningún tipo de cable conectado a una máquina pero a la vez tan diferente a partir de ahora. 

- Hola- lo saludó Alba. 

- No debería haberte llamado, o haber colgado de inmediato. 

Alba río un poco. 

- El accidente fue después. 

- ¿En serio?- preguntó aliviado. 

- De verdad. 

Lucas se sentó en la silla que había al lado de la camilla y le cogió la mano y la besó un par de veces. 

- Pensé lo peor cuando me llamó tan nervioso Rubén. 

- Os habéis preocupado demasiado. El doctor ha dicho que no me levanté, literalmente no he movido ni los dedos de los pies. Me he roto dos costillas y tengo la espalda hecha pedazos, me arde bastante. Que bonito día para ir a celebrar nuestro aniversario. 

- Alba- comenzó Lucas.

- Voy a levantarme un momento. No me siento el culo. 

Levantó la espalda con esfuerzo pero no el resto del cuerpo. 

Al instante la expresión tranquila de Alba se transformó en puro terror. 

- ¿Qué?- murmuró.

Las lágrimas se acumularon en sus ojos. 

- ¿Por qué no...?

Se removió sobre sí misma esperando alguna reacción de sus piernas o al menos de sus pies. 

Empezó a gritar desesperada. 

- Alba, para por favor- le pidió con la voz rota Lucas. 

La abrazó incapaz de verla sufrir de esa manera. Le ardía el mismo corazón. 

- Lucas- lo llamó sin emoción una vez quieta. 

- ¿Sí?

- Estoy parapléjica- afirmó. 

- Sí- confirmó. 

El rostro de Alba no denotaba ninguna emoción, puede que fuera por el shock de la noticia. 

Nunca esperas que llegue el día en que tengan que decirte que no volverás a caminar, ni siquiera con la ayuda de un par de muletas. Tendrás que necesitar ayuda para todo. 

"Seré una carga"

- Lucas necesito estar sola. No quiero que nadie entre hoy. Por favor- agregó.

- Alba no creo que...

- No tengo piernas Lucas. Déjame asimilar ese hecho. 

- No digas eso...

- Puedo o no puedo mover las piernas- replicó con dureza. 

- Está bien- aceptó comprendiendo que no conseguiría nada. 

No quería pelear precisamente en aquel momento. 

- Te quiero. No lo olvides. Estoy contigo en todo. 

Ni siquiera asintió ni movió la cabeza cuando se levantó para marcharse. Se quedó con la mirada fija en sus piernas inmóviles. 

                                                                                 .......................

Esa noche Alba durmió en la residencia de estudiantes, su madre insistió en que pasará la noche en casa pero se negó. 

- Quiero aprovechar esta noche para soñar que sigo siendo independiente y que no necesitaré a alguien cada vez que quiera hacer algo tan simple como ir al baño. 

Su madre se quedó muda al escuchar a su hija hablar con tanta crudeza. 

- Puedes seguir siéndolo. Solo hay que adaptarse a la nueva realidad a partir de ahora. 

- Mamá. No quiero frases positivas sacadas de Mr. Wonderful. Necesito ahogarme en el dolor, ¿de acuerdo?- se le quebró la voz en esto último- Necesito estar enfadada con el mundo un poco más. Necesito llorar por todas las cosas que he perdido, como montar en skate con Rubén. Necesito...- no puedo continuar.

- Shh, lo entiendo. Si es lo que necesitas, lo respeto. Vendré mañana- depositó un beso en su coronilla y se fue. 

Cuando su madre llegó al coche estalló en llanto por su hija. 

No se lo merecía, su hija era buena, nunca había hecho nada malo. ¿Por qué las peores cosas suceden a las mejores personas?

Alba se quedó vacía y seca después de llorar toda la noche, se sentía muerta en vida. 

Y aun así sabía que debía de agradecer que al menos conservara la movilidad de la parte superior de su cuerpo. 

Pero no quería agradecer, quería que le cambiaran las piernas. 

"¿Podré tener hijos?"

Esa era una de las dudas que la asaltaban. 

Nunca había realmente pensado en ser madre, creía que tendría tiempo para recapacitar sobre ello en un futuro más lejano. 

No obstante, eso era antes. 

Antes todo estaba bien. 

Ahora...

Nada lo estaba. 

                                                                                                        ....................... 

Lucas tampoco pudo dormir. 

Siempre había sido ella el apoyo de él. 

Y ahora le tocaba a él ser el de ella, se sentía inútil. Ni siquiera había querido que él pasara la noche a su lado. 

Pero no debía victimizarse ahora, era injusto. 

"Da igual lo que sientas. Debes estar ahí para ella, pase lo que pase y diga lo que diga".

En ningún momento se había planteado abandonarla a causa de su nueva discapacidad. 

Amar a alguien significa querer cada parte de ella. 

Y él lo hacía. 

No permitiría dejarla hundirse en la tristeza. 

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