CAPÍTULO 12

Alba miró la foto de grupo que se echaron en Nochevieja, le gustaría volver a esa noche y no al instituto. 

Aunque instituto significaba volver con el chico de las cartas. Si debía ser sincera no lo había echado tanto de menos, no había pensado en él desde Lucas. 

En él sí que pensaba. 

Sonrió.

"Que pena que tengamos clases separadas"

                                                                                             ...................

- Ey- le saludó Alba con un beso corto.

A Lucas se le encendieron las mejillas, a veces seguía pensando que todo era un sueño.

No se creía su suerte.

- Hola, ¿lista para volver?

- No- dijo tajantemente. 

- Yo tampoco, ¿y si hacemos pellas?

- ¡Lucas!- exclamó sorprendida- has pasado demasiado tiempo con Darío, su mala influencia te está cambiando. 

- Sí, puede que esté cambiando- murmuró para sí.

El timbre sonó anunciando que debían entrar a clases. 

- ¿Vienes?- le preguntó Lucas.

- No, debo coger unas cosas antes, luego te veo- le aseguró.

Cuando Lucas se perdió de vista, fue a su taquilla, no se trataba de una cuestión de confianza. Pero si debía ponerse en su lugar, no sabría como reaccionaría ella si descubriera que Lucas recibía poemas de otra y más aún si como ella se había preguntado si era posible sentirse atraída por alguien a través de palabras.

No obstante ya sabía que todo aquello solo era una ilusión, el sentimiento de sentirse especial. 

Sí, era una tontería seguir guardándolo para sí, la próxima vez que quedaran a solas se lo contaría y a Rubén también. 

Supone que nunca lo contó porque era un secreto, entre ella y el poeta misterioso, pero llegó la hora de hacerlo saber. 

Leyó la nota de hoy:

"Escribir nunca fue un arte tan hermoso,

hasta que pude dedicarte cada letra de mi corazón"

Sonrió pero no ilusionada, sino melancólica, cuando alegraba sus lunes y mejoraba sus semanas. Pero sabe que no está bien, tiene novio que le gusta muchísimo y quiere que salga bien. 

A ella no le gustaría estar en la situación de Lucas, así que sabe que tiene que hacer.

Es consciente de que va tarde, por al menos ocho minutos de retraso. Pero poco importa, es la vuelta de las vacaciones de Navidad, todo el mundo está en depresión post-vacacional.

Rompe una hoja y escribe:

"No tengo ni idea de quién eres, pero sé que siempre me quedaré con la duda de saber tu identidad. Pero tienes que parar, no puedes escribirme más. Las cosas han cambiado, tengo novio y nadie le gustaría que su pareja recibiera estas notas como yo. Así te agradezco el haber,e alegrado el comienzo de semana tantas veces pero ya tengo quien me alegra los días. Me hubiera gustado saber tu nombre al menos, pero comprendo tu privacidad"

La dejó en la taquilla estando segura de su decisión. Sabía que la estaría observando, aún así la cerró, por lo que necesitaría utilizar la llave de su taquilla lo que le hizo preguntarse, ¿era tan fácil robar en el instituto?

En efecto, Lucas la estaba observando, el profesor de primera había faltado, planeaba irse fuera a algún parque y leer un rato pero la vio, iba a saludarla y preguntarle si también tenía esa hora libre. Pero se percató de que estaba leyendo su nota y escribiéndola otra. Cuando la hubo dejado y se fue a su clase, él salió.

Había robado una copia, si era sincero se sentía mal por eso, pero sino nunca hubiera podido ver que las notas que ella le había empezado a escribir en respuesta. 

Abrió la taquilla y leyó.

Al principio se molestó, a él le gustaba escribirle esas notas, luego entendió por qué lo había hecho, para evitar problemas de celos y esa frase, era lo más bonito que le había dicho aunque fuera indirectamente. 

Cerrando la taquilla se dio cuenta que podía deshacerse de la llave, así que pasó por conserjería y al no haber nadie, se acercó y colocó en su sitio la llave que si se habían molestado en hacer otra copia. 

Sintió como que algo había terminado, era agradable saber que "el poeta misterioso" le alegraba el ánimo, pero como ella misma había dicho, ahora lo tenía a él. No tenía que escribir nada más, podía decírselo directamente. 

Pasó por la clase de Alba y mirándola confirmó que no se había equivocado al quererla, porque sí, Lucas estaba convencido de que la quería, tuviera solo diecisiete años, no era un tonto adolescente. 

Alba estaría en la segunda etapa del enamoramiento, pero no le importaba realmente.

Lo bonito era estar presenciándolo. 

El amor no era una pérdida de tiempo. No cuando era real. 

                                                                                               ...................

Literatura universal y después recreo. 

Alba sonrío. 

En el recreo se juntaban juntos, nunca pensó que Lucas se sintiera tan a gusto con tanta gente que al principio fueron desconocidos. 

Estaba muy contenta por eso.

Se sentó en su asiento habitual, estiró los brazos y apoyó su cabeza en ellos mirando la antigua mesa donde Lucas solía sentarse solo. 

Y pensar que todo comenzó por un estudio...

Bostezó y cerró los ojos. 

De repente sintió unos dedos acariciando su cabeza y sonrió. 

Giró la cabeza hacia él.

- Hola- dijo soñolienta.

- ¿Has dormido poco?

- El cambio de tener que levantarme temprano- explicó.

El profesor llegó pero mientras borraba la pizarra dando la espalda a los alumnos le dio un beso fugaz a Alba, que ella hubiera profundizado de no estar con tantos espectadores. 

No sabía a que se debía pero le gustó aquella sorpresa. 

Durante la clase no atendió mucho, en realidad nunca atendía demasiado, no era capaz de concentrarse en casi ninguna asignatura.  Así que se mantuvo jugando con los dedos de Lucas y dibujándole una mariposa. 

No era tan divertido si él no le seguía el juego o intentaba zafarse de su mano para impedir que le pintara más con el boli. Pero él si atendía a pesar de que nunca escribía nada. Parecía que se le quedara todo grabado al instante. 

De hecho, si hacía memoria nunca había visto bien su letra. 

Abrió un poco su libreta de los apuntes, tenía la letra redondita muy clara.

"Era de esperar no como la tuya que parecen jeroglíficos."

Si revisaba sus propios exámenes no era para ver si recordaba algo más o corregir algún fallo sino para comprobar que su letra era legible.

- ¿Qué miras? - preguntó Lucas sin apartar la vista de la pizarra.

- Tu letra que es muy perfecta al contrario que la mía.

- ¿Y esto?- pregunta mirando su mariposa.

- Me aburro- se justificó adoptando una actitud angelical 

- Estira la mano- ella obedeció- ¿a dónde quieres viajar?

- ¿Qué?- preguntó confusa. 

- Dime un país.

- Emm...Suiza. 

Desliza un rotulador por la palma de su mano haciendo un dibujo de Suiza y señalando la capital con una cruz. 

- No sé si estaba un poco más arriba pero por esa zona.

- ¿Te sabes todas las capitales del mundo?- preguntó impresionada por lo correcto que se vía el dibujo.

- No- negó riendo- las de Europa sí, América me olvidó de algunas, y África y Asia solo me sé algunas. 

- Dibújame aquí- se remangó al camiseta- Japón.

- De acuerdo- aceptó riendo. 

 Cuando Alba terminó con ambos brazos llenos de pinturas y riendo en susurros, un compañero los mandó callar porque el profesor estaba explicando el próximo trabajo que debían realizar.-

- ..... por parejas. Escogeréis un poema de los autores que os daré a escoger, el poema me da igual su extensión pero tened en cuenta que luego deberéis recitarlo aquí delante de la clase. Además de esto quiero que veáis su métrica, figuras retóricas....

Alba suspiró ante la cantidad de cosas que se podían llegar a encontrar en un poema.

- ¿Vamos juntos no? No creo que pueda aprobar esto sin ti. 

- A veces eres tan dramática.  

Al sonar el timbre del fin de la clase tuvieron que tardarse unos segundos para que el profesor pudiera terminar de apuntar las parejas de trabajos. 

Para cuando se reunieron en el parque al lado del instituto ya estaban los demás allí.

- ¿Por qué es volver y ya nos atirroban de trabajos?- se quejó Berni al tiempo que daba un mordisco exagerado a su bocadillo.

- La gente que no tiene en cuenta que estamos en depresión post- vacacional- dijo Rubén dándole unas palmaditas en la espalda a modo de comprensión y apoyo. 

- Nosotros haremos hoy el nuestro de literatura- dijo Alba.

- Qué aplicados- dijo con fingido desprecio Rubén.

- ¿Prefieres que luego se te junte con los exámenes?- le preguntó Lorena.

- Lo mejor es que hagáis mi método. No los hagáis. Cero estrés garantizado, sin tener que cuadrar horarios con nadie- expresa Darío.

- Va a ser que no- niega Marc- algunos esperamos salir de este sitio en algún momento. 

                                                                                         ....................

"Ya salgo" es el mensaje de Alba que recibe Lucas. 

Deja el ordenador encendido y saca unos folios. 

Le da tiempo a añadir unas frases a su libreta. Pone un poco de música baja y se sumerge en la escritura, dejando que sus dedos fluyan dejando grabadas sus palabras. 

Esta vez son palabras suyas.

"Si me sueltas temo quedarme vacío,

siempre supe que faltaba algo en mí

pero tú...

Tú rellenas ese espacío.

Esa parte que se quedará vacía

porque...

¿qué puedo ofrecerte yo?"

Le salió solo, no supo ni cómo.

A veces era así, sin quererlo salían solas las palabras, los versos... Todo.

Y otras solo se quedaba sentado delante del escritorio pensando esperando que viniera la inspiración.

Un timbre le sacó de sus ensoñaciones. 

Cerró el cuaderno y lo dejó apilado junto con los demás.

Eran tres en total, la mayoría eran poemas o frases de libros y otro poquito eran suyos. 

Eran por así decirlo su posesión más preciada, jamás nadie había leído nada de lo que allí había escrito. 

- Lucas ¡voy a congelarme!- gritó Alba detrás de la puerta. 

Este se levantó corriendo y bajó las escaleras para abrirle.

- No encontraba las llaves- se excusó al verla.

- No pasa nada, ¿están tus padres?

- No, mi madre está comprando y mi padre vuelve de trabajar a las nueve.

Alba cerró la puerta y lo besó con necesidad.

Lucas mentiría si dijera que no le gustaba lo lanzada que era. 

La cogió por la cintura para acercarla más mientras se desplazaban hacia el sofá sin dejar de besarse.

Alba sintió el bordillo del sofá detrás de sus piernas pero sin querer Lucas perdió el equilibrio y se cayó encima de ella provocando que la burbuja se rompiera y empezaron a reírse.

- ¿Te he hecho daño?- le preguntó incorporándose con los hombros.

- No tranquilo, estoy bien.

Se quedaron viéndose un rato. 

Los papeles habían cambiado y era Alba la que no era capaz de mantener la mirada de Lucas, la apartó para tumbarse encima de su pecho. No era por timidez el motivo de ello sino porque no podía aguantar el cariño que desprendía su mirada. 

Cuando esto sucedía se cuestionaba si ella reflejaba lo mismo en los suyos. 

Lucas la besó de nuevo pero este no fue desesperado sino más bien como "te eché de menos y sí sé que nos vimos esta mañana"

Después acarició su nariz con la suya.

Alba debía de admitir que cuando en las películas salían estas escenas le parecían demasiado acarameladas pero si lo hacía él... era diferente la sensación.

"¿Por qué tiene que ser tan dulce?"

- Hola- susurró Alba. 

                                                                                                                 ....................

- Me va a dar verguenza tener que recitar un poema- se quejó Alba tomando asiento en la cama de Lucas.

- ¿Entonces que será de mí?- pregunta tumbado mirado el portátil.

- Tú sientes la poesía, seguro que se te da bien. Y no valen los pareados porque son muy cortos- dijo haciendo una mueca.

Lucas siguió buscando poemas.

- Yo quiero este- se pidió.

- A ver ¿de quién es?- preguntó ella tumbándose a su lado.

- Pablo Neruda.

- Como no.

"Tal vez no es ser sin que tú seas,

sin que vayas cortando el mediodía

como una flor azul, sin que camines

más tarde por la niebla y los ladrillos,

sin esa luz que llevas en las manos

que tal vez otros no verán dorada,

que tal vez nadie supo que crecía

como el origen del rojo en la rosa,

sin que seas, en fin, sin que vinieras

brusca, incitante, a conocer mi vida,

ráfaga de rosal, trigo del viento,

y desde entonces soy porque tú eres

y desde entonces eres, soy y somos

y por amor seré, serás, seremos."

- La última estrofa es la mejor- declaró Alba.

En ese momento se acordó del poeta misterioso, es un poema que seguramente le hubiera mandado. 

- A mí me gusta este.

"Una mesa, cuatro sillas y un plato.

El roce del metal con la porcelana.

Los ruidos que vencen a la ventana.

Comer sin hambre para matar el rato.

El sofá, el atardecer, mi gato.

El televisor, mi bata de lana.

Minutos que envejecer con desgarra.

Horas, que al morir, forman un estrato.

Mi cuerpo, mis anocheceres quedos. 

Mantas y sábanas, mi cuerpo seco.

Yo, bolsa arrugada llena de miedos.

A mi lado, en la cama, un hueco

donde buscan, necesitados, mis dedos.

Donde quiero pecar, donde no peco."

- ¿Temes acabar así?- le preguntó suavemente Lucas.

-Sí- reconoció Alba- no me molesta estar sola a veces, es bueno para uno mismo pero vivir sola, sentir esa soledad... no, no quiero saber que es eso. Puede que esté exagerando, siempre tengo gente a mi alrededor.

- No estás exagerando. Es tu miedo

-¿Cuál es uno de los tuyos?

- ¿Vamos a comenzar con las preguntas personales?- bromeó intentando desviar el tema de conversación.

- Claro, ya conocemos las cosas básicas del otro, y tenemos la mayoría del trabajo hecho. Lo importante era escoger el poema. 

- ¿Cuáles son esas cosas básicas de mí?- la retó.

Alba se incorporó aceptando el reto.

- Te llamas Lucas Pérez Olvera, tienes 17 años, tu pasatiempo favorito es leer y escribir notas en un cuaderno que guardas y del que estoy segura que hay más. Cocinar con tu madre y estar con tus amigos. De carácter eres tímido, te vas abriendo poco a poco, inseguro, dudas de ti mismo constantemente, un poco menos ahora pero solo un poco, eres muy dulce, observador y reservado. Y en el futuro no te importaría ser bibliotecario pero lo que de verdad te gustaría es tener tu propia editorial.

Después de esa descripción en la que se sintió reflejado en cada palabra se dio cuenta en primer lugar de que no era el único observador tal como ella había dicho y en segundo lugar se sentía intimidado. 

- Reconozco que me siento intimidado, no sabía que fuera tan fácil de leer- admitió Lucas después de unos segundos en silencio.

- Y no lo eres. Pero me fijé en ti un poco antes de ser amigos. Te evalué por así decirlo- se sonrojó al decirlo.

Para Lucas no tenía nada de que avergonzarse.

Lo de ella era un nimiedad en comparación con lo de él. Un año y medio enviándole poemas y suspirando por ella.

Pero no reveló nada de eso. Solamente dijo:

- Pensé que era el único.

- ¿En serio?- preguntó sorprendida.

- No hice ninguna "evaluación", solo.... solo me atraías, no sé me llamabas la atención- confiesa nervioso. 

"Te gustaba hasta las trancas" 

- Y, ¿por qué nunca te acercaste?

- Alba, tú lo has dicho, soy tímido e inseguro. ¿Qué esperabas de mí?- pregunta.

- Lo siento.

- No pasa nada. Él que lo siente soy yo por ser así.

- No, sino no me habría acercado a ti- susurra.

- ¿A qué te refieres?

- No te cabrees por favor- le pidió preocupada por su reacción.

- Eso es imposible- replicó sin pensar.

- Bien, sabes que quiero ser psicóloga, y pues quería algo así como un estudio sobre alguien. Y.. y siempre estabas solo con Berni, escribías todo el rato en esa libreta, sé que te sabías las respuestas en clase de literatura pero tenías miedo de fallar. Y pensé que podría no sé acercarme a ti y poder así ayudarte a ser un poco más abierto sin dejar de ser tú, pero al final... el asunto cambió un poco, me caíste bien desde el principio y por eso te propuse quedar porque te veía como un amigo y no solo un compañero de clase. Luego te presenté a mis amigos, las videollamadas. No sé ni cuando fue pero me gustabas y ya no quise ayudarte porque fueras parte de un "estudio" . No pienses que escribía sobre ti en alguna parte ni nada de eso. 

- Me estás diciendo que solo te acercaste a mí para.. ¿un estudio?- incorporándose para mirarla de frente.

- No exactamente así, no lo llames tan científico. La idea en sí es esa, pero más allá de eso, quería ser tu compañera de clase pero luego...

-..... te caí bien y lo demás sí- murmuró interrumpiéndola.

Alba quería borrar todo lo que había dicho.

"Eres una bocazas, no podías quedarte calladita. No lleváis ni un mes y ya lo estás jodiendo"

- Dime algo Lucas- estaba por echarse a llorar.

- No sé que decirte al respecto. ¿Te das cuenta de lo frío que suena "me acerqué por un estudio"?, sin tomar en cuenta si yo quería formar parte o no. A un psicólogo se va voluntariamente no forzadamente. 

- Dijiste que no te cabrearías conmigo- las lágrimas le asomaban.

- Y no lo estoy, estoy triste- declaró- porque pensaba que tenía algo y esa era la razón de que te acercaras a mí. Es como sí... - empezó a pensar- ¿si hubiera sido una persona sociable, te hubieras acercado?

- Lucas no es así- se intentó explicar.

- Respóndeme- le exigió alzando un poco la voz.

Alba nunca lo había visto y no le salieron las palabras.

- Lo sabía- dijo levantándose y pasándose las manos por la cara.

- No Lucas- ahora sí que estaba llorando. 

- Necesito ir al baño- le dijo sin emoción en la voz. 

Alba se quedó quieta pensando que solo estaban en el primer mes del año y ya había metido la pata hasta el fondo.

Se limpió las lágrimas de las que ni se había percatado qué estaban. 

"Eres una estúpida. ¿Por qué no me quedé callada? Es el primera chico que te gusta de verdad y vas y lo jodes ¿Qué te pensabas haciendo de psicólogo? Ni siquiera has entrado a la facultad. No has terminado ni el instituto"

Posó su mirada en las libretas de la esquina. La de color azul es la que llevaba a clase y que tantas veces había visto.

Sabía que se cabrearía si las tocaba sin permiso, que se decepcionaría con ella más aún pero necesitaba volver a sentirse cerca de él.

La abrió y no se esperó lo que encontró.

"Dios mío, Lucas es el poeta misterioso"

La misma letra, ¿cómo no se había fijado? Todos los poemas que había recibido estaban escritos ahí. La cerró antes de que se diera cuenta de que las había tocado.

"Espera, esto significa que Lucas... se fijó mucho antes. Si las cartas empezaron hace año y medio, oh por Dios, aún estaba con Rubén. Y él me escribía"

Al darse cuenta de que la metedura de pata era incluso más profunda se le volvieron a empañar los ojos mientras se dejaba caer y se apoyaba en la cama.

En ese momento Lucas volvió.

Alba lo miró.

Lucas sintió un dolor punzante en el pecho al verla en ese estado y que él fuera el causante de ello pero ella desconocía el suyo propio al enterarse de los verdaderos hechos.

- Alba, el trabajo está prácticamente terminado, si necesitas algo me escribes y te lo resuelvo. Llama a tus padres. 

- Pero nos íbamos a ayudar a recitar el uno al otro- musitó lentamente sin creerse realmente la situación. 

- Alba, necesito pensar- le rogó.

- Puedes pensar estaré aquí en silencio, no escucharás ni mi respiración- se sentó en su silla del escritorio- no diré nada hasta que tú me lo digas- insistió.

Casi hace reír a Lucas por los surrealista de la situación. Jamás pensó que fuera él quién necesitara mantenerse lejos de ella. 

- No puedo pensar contigo presente. Ne-nesito que te vayas.

Eso fue un puñetazo directo para Alba y esta sí notó sus lágrimas derramarse.

- Si lo necesitas me iré, pero solo te pido que pienses en nosotros juntos ¿vale? Por favor me gustas muchísimo. No quiero que terminemos así- le dijo con voz entrecortada.

- Te lo prometo- dijo Lucas manteniendo la distancia.

- Gracias- inspiró para controlar su respiración y sacó su móvil.

Lucas se sentó en la cama recapacitando lo que acababa de hacer. Él la había echado, no al revés, ¿de dónde había sacado esa fuerza de voluntad desconocida hasta ahora?

Alba volvió a entrar en la habitación.

- Está de camino. Tardará un poco porque está terminando de comprar- dijo tomando asiento en la silla.

- Vale.

Prácticamente estaban uno frente al otro sin mirarse.

- Alba, ¿tienes algo más que decirme?

Eso le molestó un poco a Alba, no era ella quién se había pasado más de un año mandando cartas anónimas que la llegaron a plantearse si es posible sentirse atraída por una persona a través de palabras.

Así que lo soltó sin pensar:

- Sé que eres él que me manda poemas.

Se arrepintió por segunda vez en un día al ver la cara de estupefacción de Lucas.

- ¿Có-cómo lo sabes?- pensando en las palabras de Rubén.

- Tu letra, no se cómo no me di cuenta antes, es la misma que la de los poemas y que no me lo estés negando solo confirma mi hipótesis. 

Lucas cayó entonces.

- ¿Has abierto la libreta verdad?- dijo señalando la libreta azul.

Alba no habló pero no hizo falta la culpa que reflejaba lo decía todo.

- Escribía con la mano izquierda tus cartas para que la letra fuera distinta, soy ambidiestro- declaró.

Tampoco respondió esta vez.

- Alba no me mientas- rogó.

Y aquello fue una invitación para soltar lo que llevaba dentro.

- No quería decepcionarte aún más. Solo quería sentirme cerca de ti otra vez, te prometo que solo quería mirar una página, sé que es lo más privado que tengas...

- Lo es- la interrumpió.

- Y no he mentido, la letra es igual. No te he mentido nunca- dijo manteniendo el mismo tono de voz a pesar de la dura mirada de Lucas.

- Solo ocultas cosas.

- Tú también tenías cosas en secreto- le reprochó.

- Perdona, lo admito- dijo bajando la cabeza.

Volvieron a quedar en silencio hasta que sonó un claxón.

- Es mi madre- anunció poniéndose en pie.

Lucas fue detrás de ella y se pararon ante la puerta principal.

Alba no quería decir nada más, sentía que si abría de nuevo la boca, lo estropearía todo aún más.

Lucas abrió la puerta y Alba salió pero se dio la vuelta un momento:

- Lucas yo.... lo siento de verdad.

Y allí se quedó él viendo como subía al coche y volvía a su casa. 

Cerró la puerta solo para apoyarse en ella y llorar todo lo que había aguantado.

"Uno de mis miedos es darme cuenta de que no soy suficiente para ti"

"Y acabas de darme la razón"

En el viaje de vuelta, Alba permanecía en silencio con la mirada pérdida en la ventana.

- Cariño, ¿estás bien?

- No- admitió- pero no quiero hablar de eso ahora.

- Está bien- dijo sin querer presionarla y volvieron a sumergirse en el silencio.

"Que esto no sea el final"

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