Prólogo.
Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.
Hinata sonrió mientras cubría mejor a uno de los niños que cuidaba, la manta del pequeño de tres años tenía lindos dibujos de súper héroes que le hicieron recordar al cobertor de sus hijos que ella guardaba en casa, ese día Obito regresó muy emocionado con el regalo para Tsuki y Hiro, y ella debió recordarle que sus hijos no podían agradecerle porque todavía no hablaban. Pequeñas lágrimas se deslizaron por sus ojos perla, extrañaba sentir las manos de sus hijos rodeando su dedo índice, extrañaba ver a Obito ir y venir por la habitación tratando de controlar su llanto, extrañaba a la familia que perdió.
—Hinata, ¿Te encuentras bien?— Ino le hizo salir de su trance cuando tocó su hombro, la ojiperla se sorprendió por lo sucedido, limpiamos sus lágrimas de inmediato.
—Lo siento, la edad me tiene sensible— bromeó Hinata agitando su mano derecha en el aire, para que su amiga ya no se preocupe por ella, la azabache se dió la vuelta y evitó el contacto visual.
—Cariño, te he dicho que deberías salir más conmigo. Puedo conseguirte una cita a ciegas— la rubia le guiñó, y lo que siguió de eso fue una risita encantadora, Ino jamás perdería su forma de ser tan alegre.
—No me interesa tener otra pareja, además, ya soy grande para eso— al comprobar que todos los niños dormían, Hinata comenzó a caminar hacia la pequeña sala en dónde los empleados tomaban sus comidas, Ino la siguió de cerca.
—No eres tan grande, más de uno de mis amigos está interesado en ti— insistió Ino rápidamente, no terminaba de comprender porque razón Hinata se negaba a volver a amar, parecía que su amiga consideraba que estar con otro era repulsivo.
—Es un día hermoso, ¿Por qué no almorzamos en el jardín?— ignorando los intentos de Ino por conseguirle una pareja que la acompañe en una cita doble con su esposo, Hinata tomó su bento y continuó caminando en dirección a la puerta de salida. Le agradaba comer en una de las sillas que se encontraba debajo de un gran árbol.
—Estás cambiando el tema— se quejó la rubia de mal humor, ella también llevaba su almuerzo para acompañar a su amiga, no pensaba rendirse en su misión de conseguirle un novio a Hinata. Hacía falta alguien que le haga compañía a su amiga, aunque Shikamaru y ella siempre intentaban acercarla y hacerle ver qué es parte de la familia, Hinata se aislaba demasiado.
—Te lo he repetido antes, nadie ocupará el lugar de— no logró continuar su conversación con Ino, había una persona frente a la guardería que le obligó a detenerse por completo, sus ojos se abrieron a más no poder, y la sorpresa fue tan fuerte que sintió incluso que sus piernas temblaban.
Ino también se detuvo a su lado, sus ojos se dirigieron en la dirección en que Hinata veía con tanta insistencia, encontrando a un joven alto, de piel clara y ojos profundamente oscuros, el tono de su cabello era idéntico al de su amiga. De tanto verlo creía haberlo conocido de alguna otra parte, se esforzó en recordar al joven, pero la única imagen que llegó a ella fueron de las fotografías que Hinata tenía en su hogar. ¡Ese joven era idéntico al esposo de Hinata!
—Hiro...— susurró la ojiperla, pronto sus ojos se cubrieron de grandes gotas saladas, sus lágrimas cayeron por sus mejillas, su rostro estaba más pálido que antes. Ino quiso decirle algo, pero fue imposible articular alguna palabra.
—¿Usted es Hinata Uchiha?— el joven se acercó a amabas, su voz era elevada pero incluso con eso se notaba que estaba siendo muy educado y hasta podría decir amable.
—Lo es— respondió Ino en vista de que su amiga no hacía más que murmurar cosas sin sentido. El joven se mostró ilusionado al escucharla, veía a Hinata sonriendo y cuando las mejillas de él se sonrojaron fue que Ino relacionó los hechos.
—Soy Hiro Uchiha, soy tu hijo— el Uchiha no sabía que más debía hacer, deseaba abrazar a su madre y por fin oír su voz, tenía tantas preguntas que hacerle, anhelaba que su madre resuelva todas sus dudas
Ino cubrió su boca con la mano derecha, miraba a Hinata y luego al joven que decía ser su hijo, ¿Cómo fue posible que él la encuentre?
Hinata corrió los pasos que le faltaban para llegar a su hijo, lo abrazó rodeando su cuerpo con sus brazos, su fuerza era proporcional al sentimiento de alegría que invadía su cuerpo. Era su hijo, su hijo la buscó y ahora podía reunirse con ella, su hijo era tan parecido a su padre que su llanto se hizo más grande.
—Okâsan— Hiro correspondió a su abrazo, al principio temía ser rechazado por su madre igual que en el pasado, cuando ella decidió llevarlo a un hogar de adopción. Ese día fue diferente a lo que él imaginaba, su madre no paraba de llorar de felicidad mientras repetía su nombre.
—Siempre he esperado este momento, soñaba con poder verte— Hinata besó sus mejillas, su entusiasmo iba en aumento al comprobar que su hijo no era producto de alguna alucinación de su parte. Obito cumplió su petición, le ayudó a reunirse con uno de sus hijos, sólo faltaba su hija para que su felicidad sea completa.
—¿La encontraste?, Me he aburrido de esperarte en el auto— una chica apareció detrás de ellos, abriendo la puerta de la cerca de la guardería con su pie derecho. Ino le miró enfadada por esa acción, sin embargo, Hinata se quedó paralizada de nuevo.
—Tsuki, es mamá. La encontramos— Hiro se apartó un poco de su madre para permitir que su hermana mayor la vea. Hinata se sintió todavía más nerviosa, Obito no sólo cumplió al concederle ver a uno de sus hijos, él hizo que pueda reencontrarse con ambos.
Ino se quedó perpleja por el parecido de la joven con su amiga, los ojos de las dos eran prácticamente iguales, lo único que las hacía lucir diferente era el tono y forma de su cabello. Tsuki observó a la mujer que se suponía era su madre, inició viendo sus zapatillas deportivas, su pantalón de algodón, su blusa del uniforme, el delantal con dibujos infantiles, terminó con su rostro sonrojado, sus ojos rojos debido al llanto y sus labios que no paraban de temblar. Hinata quiso acercarse a su hija también, pero al contrario de Hiro, Tsuki no la recibió de buena manera, la joven colocó una mano frente al rostro de su madre para impedirle seguir. ¿Cómo era posible que su madre se vea tan joven?, ¿Que edad tenía su madre cuando Hiro y ella nacieron?
—Tsuki, por favor— Hiro trató de tomar la mano de su hermana, pero ella de inmediato retrocedió unos pasos para dejar más distancia de su madre.
—Yo no quiero un reencuentro familiar, sólo que me diga quién es mi padre y la razón por la que ambos nos dieron en adopción— el rostro de su hija era inexpresivo, aunque por sus palabras podía sentir el rencor que ella le profesaba. Su hija se sentía rechazada por su propia madre, y eso es algo que Hinata comprendía.
—Yo...— Hinata bajó la mirada, era un poco doloroso tener que hablar del pasado, no había día que no recuerde a sus hijos o esposo y le sea imposible no llorar. Ino permanecía muy cerca de su amiga, esperando el momento ideal para intervenir y ayudar a la ojiperla.
—¿Por qué Hiro se parece tanto al tío Obito?— preguntó Tsuki, que se cruzó de brazos enfadada por la aparente poca capacidad de su madre para hablar. La mujer frente a ella no hacía más que llorar y balbucear cosas sin sentido.
—¿El tío Obito?, No entiendo— Hinata parpadeó confundida por culpa de esa pregunta, Obito era su padre, ¿Por qué lo llamaban tío?, ¿Y por qué conservaron el apellido de su esposo?, En el centro de adopción le habían dicho que sus hijos adoptarían el apellido de sus nuevos padres, incluso su nombre podría cambiar.
—Necesitamos hablar contigo, nuestro padre adoptivo nunca quiere responder nuestras dudas— le explicó Hiro a su madre, tomando ambas manos de la mujer para llamar su atención y hacerle volver al presente. Tal vez eran demasiadas emociones para su madre, que no dejaba de verlos uno al otro y después enfrascarse en sus propios pensamientos.
—El viejo Madara oculta muchas cosas, pero tú no lo harás— los ojos de Tsuki no se apartaron de su madre, había cierto toque de amenaza en su tono de voz que hizo enfadar nuevamente a Ino. Esa joven era una irrespetuosa, no se parecía en nada a su amiga Hinata o al joven que decía ser su hijo.
—¿Madara?— repitió Hinata sorprendida, ¿Era el Madara que ella estaba pensando?, ¿Por qué el padre de Obito adoptaría a sus hijos?, Él fue el primero en rechazarlos cuando obligó a Obito a salir de su hogar. Apretó sus manos con fuerza sin ser consciente de ello, recordaba a la perfección lo triste que estaba su esposo cuando su familia le dió la espalda por culpa de su embarazo —Es verdad, debemos hablar— porque ella se encargaría de limpiar el nombre de su esposo, al que seguramente Madara Uchiha insultó hasta quedarse sin aire.
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Notas de la autora:
• Puede contener errores ortográficos.
• Será una historia corta, tal vez tres capítulos, pero con muchos sentimientos :')
• No es tanto una historia de romance, sino de como Hinata vuelve a ver a sus hijos.
• Aquí Tsuki y Hiro son mellizos, hijos de Obito y Hinata, los cuales fueron puestos en adopción cuando tenían tres años. ¿Pueden adivinar por qué sucedió eso? 😬
• ¿Cuáles son sus teorías sobre el cómo llegaron a estar juntos Obito y Hinata? 👀
• En este prólogo Tsuki y Hiro tienen aproximadamente veinticuatro años.
Dejen sus votos y comentarios 💖
Nos leemos en la próxima actualización 👀❣️
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