Capítulo I: Es más amargo que dulce.

Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.

Parte I.

Inspirada en "Looks like a real things" de Jehwi.

When troubles they come don't you cry
As life goes on,
let em try to make you blue
Color it gold with your smile
And I'll be there
Forever just waiting for you...

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Cuando los problemas lleguen no llores
La vida sigue,
Déjalos llegar y no te deprimas
Coloréalos de oro con tu sonrisa
Y yo estaré ahí
Esperándote siempre...

Hinata se cubrió el sol con su propia mano, esa tarde era tan soleada que realmente estaba lastimando sus ojos. Su sonrisa no se borraba desde que sus hijos aceptaron acompañarla a una cafetería, y aunque ellos caminaban detrás de ella en una actitud un tanto reservada, le hacía muy feliz estar a su lado nuevamente. Antes de que la ojiperla intente abrir la puerta, su hijo se apresuró a hacerlo, cediendo el paso a ella y su hija.

Ambos Uchiha caminaban ahora a la par de su madre, interesados en cualquier cosa que ella veía y esperando escucharla hablar o que tan siquiera escoja una mesa. Hinata se distrajo un momento al ver a Chōji Akimichi preparando algunos cafés, todavía recordaba cuando esa cafetería pertenecía a su padre.

—Esta es la cafetería favorita de Obito, solíamos venir dos veces a la semana— habló de pronto Hinata sonriendo con nostalgia, capturando la atención de sus hijos. Esa no era una cafetería costosa así que cuando Hinata y Obito mudaron, solían ir algunas veces, siempre que su amado buscaba consentirla a ella o a sus hijos. Se preguntó si ellos lo recordarían, pero no parecía ser el caso.

—¿Conoce al tío Obito?— indagó Hiro sorprendido, nunca imaginó que su madre conociera a alguien de su familia adoptiva, mucho menos a uno de los hijos de Madara, no siquiera Tsuki y él los conocían.

—Sí, desde que tengo dieciséis— Hinata se sonrojó sólo de recordarlo, aún cuando habían pasado años, su corazón todavía se aceleraba sólo al mencionarlo.

Tsuki entrecerró los ojos al mismo tiempo que tomaba asiento después de su madre, imagina porque ella tenía esa reacción y no se sentía muy cómoda con ello.

—Madara dice que el tío Obito siempre está ocupado con trabajo, por eso solamente nos envía regalos en las fechas especiales— Tsuki miró a Hinata directamente a los ojos, no tenía dudas de que ella fuera su madre, ambas compartían el mismo color de ojos único y exótico que nadie más poseía —Supongo que nos ha mentido— continuó hablando al comprender que su madre no lo haría.

—Sí, ha mentido— Hinata evadió la mirada intensa de sus hijos, no sabía bien como empezar a hablar del tema que los había traído a esa cafetería que compartieron tantas veces en el pasado.

—El tío Shisui también tiene años sin ir a visitarnos, pensamos que no le agradamos a los hijos de Madara— le dijo Hiro riendo nervioso, en ocasiones pensaba que los hijos de Madara nunca estuvieron de acuerdo con su adopción, es por ello que nunca se presentaron con ellos. No conocían su voz y su apariencia sólo podían verla en fotografías.

—N-no es... No se trata de eso, es complicado— murmuró Hinata apretando sus manos, ella no esperaba que sus hijos fueran adoptados por los padres de Obito, no sabía si eso complicaba más la situación o no.

—¿Puedes contarnos lo que sucede en realidad?— preguntó Tsuki arqueando una ceja, imaginaba que para su madre debía ser complicado volver a verlos y responder a todas sus dudas, pero se estaba desesperando al ver que ella no cooperaba.

Hinata suspiró y se encogió de hombros —No es fácil para mí, es una historia amarga... Aunque tiene momentos dulces, tenerlos a ustedes, conocer a Obito— sus mejillas se sonrojaron una vez más, de nuevo se sentía la chica de dieciséis que se saltaba las clases y se escondía de su padre para salir con su novio.

—¿Estás enamorada de él?— Hiro resaltó lo obvio, aunque sabía la respuesta esperaba escuchar la confirmación de los propios labios de su madre. Al fin entendía el parecido de su hermana y él con Obito Uchiha.

—Sí, perdidamente enamorada— contesto Hinata riendo levemente, el paso de los años no consiguió borrar su amor por Obito, suponía que se debía también a qué nunca intentó hacerlo.

—Es un cretino— su hija golpeó la mesa, sorprendiendo a Hinata por su reacción tan violenta. Incluso el mesero que se acercaba a ellos se quedó pasmado en su propio sitio —Es nuestro padre y nunca nos mira, ni siquiera nos habló sobre ti— la Uchiha apartó la vista cuando el mesero tímidamente entregó los menú y se marchó. El recor que sentía con sus padres por abandonarlos se estaba dirigiendo a una sola persona.

—No es como lo estás imaginando— se apresuró a decir Hinata aterrada, veía la mirada llena de odio de su hija y no quería que tuviera ese sentimiento por Obito, él no lo merecía.

—¿Quieres decir que no es nuestro padre?— el Uchiha observó a su madre confundido, creía estar entendiendo pero ahora se sentía un poco perdido. Su madre parecía no odiar a Obito Uchiha incluso cuando él los había abandonado a los tres.

—Lo es, Obito es su padre. También es mi esposo— Tsuki resopló al ver de nuevo las mejillas rojas de su madre, Hinata les sonrió a ambos y miró en dirección al mesero de antes —Es momento de decirles la verdad— les dijo, aunque antes de hacerlo llamó al joven que los atendía para pedir algo.

Sería una historia larga, así que era mejor compartirla con un café y un postre.

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Japón 1980.

Obito Uchiha se enorgullecía de ser un estudiante de primer semestre de universidad, aunque la carrera que cursaba no era la que deseaba, sino la que su padre quería, Obito agradecía que sus padres lo apoyen en su gran pasión, la natación. No existía otro deporte que le guste más, y afortunadamente tenía demasiado talento en ello, su padre pagaba a los mejores instructores y su madre siempre le hacía lindos carteles cuando iba a verlo en sus competencias, Obito sentía que debía agradecer todo su apoyo esforzándose el doble para obtener las mejores calificaciones en las clases. Tenía tan sólo dieciocho años y grandes sueños, mismos que esperaba cumplir para demostrar que era el mejor ejemplo para su hermano menor.

Por el contrario, Hinata Hyūga nació dentro de una familia de clase media, su madre los había abandonado desde que su hermana Hanabi tenía sólo tres años, por ello su padre se volvía mucho más estricto con ellas. Hinata era una estudiante de preparatoria que aspiraba llegar a la universidad por una beca, de esa forma le demostraría a su hermana menor que sus sueños podían cumplirse, ella trabajaría arduamente para ofrecerle una vida mejor. A sus dieciséis años, Hinata Hyūga solamente había conseguido tener una amiga, Sakura Haruno, su padre se encargaba de espantar a cualquiera chico que se acerque a ella, siempre decía que no quería que repitiera la historia de su madre.

Cierta tarde de primavera en la que Hinata creyó en el destino, Obito Uchiha había decidido ir a la biblioteca pública de la ciudad, sus exámenes parciales se acercaban y debía estudiar demasiado si quería obtener buenas calificaciones. No le gustaría bajar su promedio y que su padre se vea tentado a prohibirle sus clases de natación. El pelinegro se dirigió cómo siempre al pasillo que tenía los libros que más le servían, estaba buscando entre los títulos cuando un escándalo del otro extremo del pasillo llamó su atención. Observó discretamente sólo para descubrir a dos chicos mayores molestando a una joven de lindos ojos.

—Cariño, no deberías perder el tiempo estudiando, ya eres muy inteligente— un chico de cabello negro y un llamativo aro en su nariz posicionó su brazo al costado de Hinata, impidiéndole escapar.

—Ten una cita conmigo— otro chico más, de cabello castaño y un tatuaje extraño se acercó también a Hinata, que temblaba asustada —Hazlo mientras todavía te lo estoy pidiendo, no quiero obligarte— se rió él mientras enredaba uno de los mechones del cabello de Hinata entre sus dedos.

—Y-yo no pue-puedo… M-mi padre s-se molestará— Hinata saltó asustada cuando el chico del tatuaje golpeó la estantería detrás de ella, provocando que varios de los libros se cayeran.

Obito continuó viendo la escena con gran enfado, le sorprendía demasiado que todos los demás también veían pero nadie se acercaba a ayudarla.

—Me gustaba que te hicieras la difícil, pero ese juego ya me está hartando— le dijo el joven acariciando su mejilla izquierda, Hinata se sintió más helada bajo su tacto.

—Pe-pero…— Hinata dejó de hablar cuando sus ojos se encontraron con los de otro chico, se asustó más cuando lo vió acercarse a ellos.

—Ya es suficiente— Obito tomó la mano de Hinata y la atrajo hacia sí mismo para esconderla detrás de él. Hinata quedó perpleja, parpadeando varias veces y mirando su mano unida a la de un desconocido.

—Piérdete, niño bonito— el chico del aro en la nariz empujó a Obito, quién de inmediato le devolvió el golpe, consiguiendo que su rival cayera al suelo.

Hinata se sintió incapaz de huir, aún cuando Obito ya había soltado su mano, no quería dejarlo solo con esos dos.

—No vuelvas a acercarte, y que no se te ocurra tocarla a ella— el pelinegro se levantó de un tirón e intentó golpear a Obito para defenderse, sin embargo, su amigo posicionó su mano sobre su torso para impedirlo.

—Este no es tu asunto, así que haz lo mismo que todos y gira hacia otro lado— le ordenó el castaño tratando de hacer uso de su poca paciencia, no quería darle la oportunidad a ese joven de jugar a ser el héroe. Hinata entonces lo iba a preferir a él.

—No me pienso ir sin ella— Obito le sostuvo la mirada, sus oscuros ojos parecían querer quemar como un carbón. Detestaba a las personas que molestaban a otros y odiaba todavía más ver qué una mujer fuera víctima de eso.

—¿Y qué harás?, ¿Nadar hasta que me aburra de verte?— ambos chicos se rieron de Obito, era fácil reconocerlo de sus competencias en televisión, así que dudaban que un joven de buena familia quiera meterse en ese tipo de problemas.

Los dos dejaron de reír cuando Obito golpeó al castaño en la mandíbula, noqueando al chico en el proceso.

—También soy bueno en esto, ¿Verdad?— se burló el Uchiha mientras una enorme sonrisa se dibuja a en su rostro, justo ahora disfrutaba demasiado que sus entrenamientos en el dojo al que asistía desde niño estuvieran dando resultados.

—¿Quién demonios te crees?— el pelinegro miró con odio a Obito, tentó con cautela cerca de su cinturón buscando la navaja que siempre llevaba consigo, Hinata al notarlo tomó la mano e Obito y salió corriendo de ese sitio —¡Hey!— gritó enfadado, quiso seguirlos pero tampoco podía dejar a su amigo en el suelo.

Obito corrió siguiendo a Hinata, sintiendo un suave rubor en sus mejillas al ver sus manos todavía unidas. Ambos jóvenes tomaron rápidamente sus mochilas de la recepción y continuaron corriendo hasta salir de la biblioteca y estar a varias cuadras de la escena.

—Eres pequeña pero muy veloz, como un lindo conejito— le dijo Obito sonriendo, Hinata se sonrojó por lo que interpretó cómo un cumplido. Uno muy extraño si se lo preguntan.

—N-no debió hacerlo, esos chicos… El tatuaje en su brazo no significa nada bueno— Hinata soltó la mano de Obito y frotó su brazo con nerviosismo, esos chicos siempre la molestaban pidiéndole salir, las únicas ocasiones en qué se salvaba es cuando su padre iba con ella.

—Ya no te preocupes por ellos— el Uchiha frotó el cabello de Hinata hasta que consiguió desordenar todo —Te prometo que de ahora en adelante, yo te protegeré— se señaló a sí mismo para enfatizar su promesa, Hinata sintió entonces su corazón latir con fuerza y sus mejillas calientes.

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Obito se quejó cuando Hinata presionó con un poco más de fuerza el apósito que estaba colocando sobre su mejilla, en pocas semanas se había convertido en el amigo de la joven ojiperla, y como su padre trabajaba demasiado, Obito se encargaba de acompañarla a la escuela todas las mañanas y a traerla de regreso, aunque eso significaba que su padre lo reprenda por llegar tarde a la universidad.

Ese día como cualquier otro, Obito había acompañado a Hinata al edificio de departamentos donde vivía, en el camino le había comprado un helado, mismo que ella tiró asustada cuando divisó a los chicos que siempre la molestaban. Por protegerla, Obito había terminado en una pelea con ellos, que no se detenía por más que Hinata lo suplicaba, los chicos de esa pandilla se habían aprovechado de que Obito solamente era uno para golpearlo sin piedad, causando las lágrimas de Hinata, que era detenida por otro sujeto. La única salvación de Obito resultó ser una de las vecinas de Hinata, que salió con una escoba en mano y amenazó con llamar a la policía.

Sólo entonces Obito y Hinata fueron libres para huir al departamento de Hinata por algunos utensilios del botiquín médico, al principio Hinata trató de curar a Obito en su casa, pero al tenerlo sin camiseta para tener que revisar sus moretones y raspones le hizo sentirse demasiado cohibida. Al final prefirió decirle a Obito que terminen de curar su rostro en el parque, porque de seguir en casa a sólo centímetros de su cama, Hinata sentía que terminaría cometiendo alguna travesura como las que Sakura le contaba de sus libros. 

—No deberías meterte en tantas peleas, Obito-kun. No me gusta que te arriesgues demasiado, ellos siempre llevan navajas y esas cosas— le dijo Hinata retirado su mano al percatarse de que ya estaba acariciando la mejilla de Obito, se sintió avergonzada de sus pensamientos y de que el Uchiha no hiciera nada por detener su contacto.

—No puedo quedarme sin defender a la chica que me gusta— confesó Obito viéndola fijamente, Hinata le sonrió ruborizada. El Uchiha sintió más ternura al ver a Hinata en una actitud tímida, no sabía cómo pero en poco tiempo ella y sus bonitos ojos lo habían hipnotizado. Tal vez se había enamorado desde el primer instante que sus manos se tocaron, porque desde ese momento no podía dejar de pensar en ella.

—Aun así, no me agrada que estés pasando por esto. No quiero que lastimen al chico que me gusta— le respondió Hinata jugando con sus manos, Obito se emocionó por sus palabras. Afortunadamente, era correspondido.

—¿Por eso aceptaste la cita?— Obito se sintió entonces el más feliz, Hinata asintió cómo respuesta a su pregunta. Cuando la recogió de su casa esa mañana, Obito por fin reunió valor y la invitó al parque, por ello Hinata se escapó de la escuela al igual que él de la universidad, habrían llegado a su casa para que Hinata se cambie el uniforme de la escuela sino hubiera sido por su peligroso pretendiente.

—E-estás cambiando el tema. Debemos hacer algo respecto a los conflictos, pensaba en levantar una denuncia por acoso, mi profesor de historia dijo que él me ayudaría— le contó Hinata un poco animada por su idea, su profesor Iruka siempre se preocupaba por todos sus alumnos por eso cuando Sakura le aconsejó hablar con él, Hinata no pudo estar más agradecida. El profesor Iruka se había ofrecido a ayudarle en todo el proceso, además le aseguró que tenía amigos que podrían asegurarse de su bienestar, incluso le prometió ayudarle a conversar la situación con su padre.

—Es una buena idea, Hinata-chan. Le diré a mis padres también, mi madre se lleva bien con la esposa del jefe de policías, ellos se encargarán— Obito tomó las manos de Hinata, contagiado de la emoción de la joven. Desde que cuidaba de Hinata no se había salvado de recibir uno que otro golpe, algunos incluso sin que ella se diera cuenta. A la única que no le podía ocultar algo es a su madre, y ella estaba muy preocupada por él y también por el bienestar de Hinata. Si eso le hacían a él, ¿Qué le esperaba a una chica indefensa?

—Entonces estaremos bien— Hinata se sintió  muy contenta, ahora todo comenzaba a acomodarse mejor para ellos, por fin podría dejar de temerle a esos chicos que la acosaban tanto y Obito también estaría a salvo. Se balanceó un poco sobre el columpio en que estaban, sintiéndose más tranquila que antes.

—Pero no te he pedido una cita para curarme, quería mostrarte lo que mi hermano y yo compramos hace unos días— repentinamente, Obito cambió el tema de su conversación para buscar entre su mochila hasta enseñarle un walkman que llevaba guardado, los ojos de Hinata se abrieron más por el asombro —Ha salido al mercado el año pasado, ¿No te parece genial?— insistió él ilusionado, su padre los había llevado a una tienda para comprar algunos vinilos para sí mismo, pero fue ahí que Shisui y él descubrieron los nuevos reproductores.

—Es un reproductor portátil— Hinata tomó el walkman entre sus manos para explorarlo un poco, estaba muy impresionada de poder ver uno, aunque Hanabi y ella le insistieron a su padre para tenerlo él se negó por completo —¿Tienes un cassette?— indagó viendo a Obito con más curiosidad.

—Por supuesto, lo compré junto con algunos otros— Obito volvió a meter la mano en su mochila para sacar ahora un cassette y colocarlo en el walkman con ayuda de Hinata. Al verla tan emocionada, Obito le cedió los audífonos a la ojiperla —Escucha mi canción favorita— le pidió sonriendo, Hinata asintió, siendo como una niña pequeña con juguete nuevo.

Hinata reconoció la canción desde que comenzó a reproducirse la música, solía escuchar esa canción en la radio y siempre le ponía feliz. Tarareó un poco cerrando los ojos para disfrutar más de la melodía —También me gusta esta canción— confesó ella fascinada, quería subir más el volumen pero tampoco le gustaría no poder escuchar a Obito.

—Me recuerda a ti— le dijo Obito mientras se inclinaba hacia ella, Hinata abrió sus ojos con sorpresa y dejó de hablar cuando entendió que Obito la besaría.

Se sintió nerviosa por su primer beso pero al mismo tiempo se emocionaba por sentir los labios de Obito sobre los suyos, quería descubrir si eran tan cálidos como los imaginaba, tan agradables como el contacto con su mano. La Hyūga volvió a cerrar sus ojos, esta vez esperando que Obito termine con la distancia entre sus rostros. Aceptó con gusto ese beso, sintió sus labios moviéndose suavemente mientras ella trataba de corresponder torpemente. Las manos de él acariciaron suavemente sus mejillas y las manos de ella apretaron el walkman, estaba deseosa de que ese toque no termine, y se sintió ligeramente decepcionada cuando debieron separarse.

—Obito-kun…— Hinata se encontraba muy ruborizada, sin saber exactamente qué debía decir. Su gran ilusión fue rota cuando miró a lo lejos a su padre, asustada, Hinata apartó a Obito y se quitó los audífonos para entregarle el reproductor. El Uchiha se confundió por su reacción, tocando sus labios y preguntándose si hizo algo mal —Debemos irnos, ahí está mi padre— señaló tímidamente, escondiendo su cuerpos detrás de Obito. Tenía miedo de que su padre voltee a verla en cualquier momento.

—¿Tu padre?— Obito observó el sitio donde Hinata estaba viendo con tanto temor, a lo lejos se podía ver a un hombre castaño y de piel pálida como la de su amiga.

—No asistí a la escuela por estar aquí, si me ve estará muy enfadado— confesó Hinata atemorizada, Obito la cubrió con su chaqueta de mezclilla con el propósito de que no vean su uniforme escolar.

—Entonces vámonos— el Uchiha tomó a Hinata de la mano y corrió con ella para salir del parque, la joven ni siquiera se atrevió a mirara hacia atrás —¿No te gustaría venir conmigo a una práctica de natación?— le preguntó de repente.

Hinata asintió, aún sin dejar de correr junto a Obito —Me encantaría— contestó ella volviendo de nuevo a su pequeña ilusión.

—Me gustas, Hinata-chan— Obito no se atrevió a soltar su mano, sabía que de esa forma le mostraba todo su apoyo a Hinata. Porque desde que la conoció, se hizo la promesa de protegerla, y nunca romería esa promesa.

—Obito-kun también me gusta… Me gusta estar tomando su mano— la Hyūga se detuvo después de que Obito lo hizo en un cruce, ambos habían puesto distancia entre Hiashi y ellos.

Obito la abrazó y besó la coronilla de su cabeza, Hinata se sintió segura escuchando los latidos del corazón del Uchiha.

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Obito llevaba sobre el hombro la mochila de Hinata, ella estaba apretando su brazo con fuerza, un poco asustada comenzó a admirar lo inmensa que era la casa del Uchiha por dentro. Cuando Obito le había invitado a pasar una noche de películas junto con su hermano, Hinata aceptó casi de inmediato, aunque después debió crear toda una historia a su padre sobre quedarse en casa de Sakura, siendo como siempre apoyada por su amiga, que confirmó la pequeña mentira. Obito por su parte, pidió permiso a sus padres para probablemente invitar a sus primos, sin mencionar obviamente que en realidad sólo había invitado a su novia.

—No debes temer, Hinata-chan. Solamente mi hermano está en casa, así que no te vas a encontrar con el gruñón de mi padre— Obito se rió tomando la mano de la Hyūga, que se sintió solamente un poco menos temerosa. Había visto al padre de Obito sólo por televisión y era demasiado intimidante, su madre en cambio, la conocía porque Obito las había presentado, y resultó ser una mujer muy amable y cariñosa.

—¿L-lo conoceré?— indagó viendo hacia todas partes, Obito sólo solía hablar de Shisui, aunque en ningún momento se tomó el tiempo para presentarlos formalmente hasta ahora.

—Claro, como mis padres se fueron de viaje, nosotros tres tendremos la pijamada que te prometí— el pelinegro le guiñó con el ojo derecho, causando una linda sonrisa en Hinata. Obito siempre hablaba de su hermano como alguien muy alegre e inteligente.

—Niisan— gritó Shisui llamando la atención de ambos, el Uchiha bajaba corriendo las escaleras, deteniéndose justo cuando llegó frente a la joven pareja —Itachi consiguió permiso, iré por él— comentó entusiasmado, a pesar de que sus padres no estarían presentes, su tío Fugaku aceptó que Itachi se quede el fin de semana con ellos.

—Ah, de acuerdo, solamente pide a la señora Ito que te lleve— Shisui suspiró por la petición de Obito pero terminó asintiendo, bien sabía que al mayor no le gustaba que utilice el automóvil si todavía no le daban su licencia —¿Por qué no van a comprar palomitas y rentar algunas películas?— incitó Obito con tal de que Shisui ya no tuviera una mueca de frustración en el rostro.

—¡Sí!— el menor asintió de nuevo, pero en esta ocasión sonriendo, después de unos segundos pareció notar que no estaban solos, así que se quedó viendo a la chica que se escondía detrás de su hermano.

Obito carraspeó para llamar la atención de su hermano, que le miró luego de unos parpadeos. Obito no había mencionado nada de chicas —Disculpen, no los había presentado antes— el Uchiha dió suaves palmadas en la espalda de Hinata con el propósito de que deje de esconderse —Ella es Hinata Hyūga, mi novia. Hinata, él es mi hermano, Shisui— presentó él señalando a ambos en su debido tiempo.

—Es un gusto conocerte— Hinata hizo una pequeña reverencia, Shisui al contrario, la abrazó feliz. Hinata se sonrojó demasiado por su gran confianza.

—Obito se estaba tardando en presentarnos. Eres muy adorable— aunque Shisui sabía que tenían la misma edad, la novia de Obito le seguía pareciendo más pequeña. No resistió apretar las mejillas de Hinata y se detuvo sólo hasta que Obito se molestó y lo apartó de ella —No seas tan celoso, Obito— Shisui se rió del mayor, que cruzó los brazos fingiendo ahora desinterés.

—¿Qué no se supone que irás por Itachi?— Obito cambió de tema, Shisui pareció olvidar rápido el asunto y volvió a sonreír.

—Sí, no sé cuánto pueda tardar deshaciéndome de Sasuke, así que mejor ir cuanto antes— se burló el Uchiha, Sasuke solía ser muy posesivo con Itachi, lo que se volvía algo molesto para otros.

—¿Por qué no traes a Sasuke también?— preguntó Obito confundido.

—¿Para qué?, Se la pasará celando a Itachi— Shisui rodó los ojos, Obito asintió, comprendiendo entonces porque sería mejor no tener a su primo menor.

—De acuerdo, entonces esperaremos. Le mostraré a Hinata la casa, trataré de enseñarle a tocar el piano— le contó Obito, Hinata le mira emocionada. Su novio cumpliría la promesa de enseñarle a tocar un instrumento que llamaba su atención y eso la hacía muy feliz.

—Sólo deben tener cuidado, ya sabes que nuestro padre se molesta si descubre que lo tocamos, es su favorito— les advirtió Shisui, más a Obito que a Hinata, puesto que su hermano solía desordenar todo y no volver a acomodar.

—Seremos cuidadosos— le prometió Obito levantando su mano derecha y cruzando los dedos de su mano izquierda detrás de su espalda.

—Lo dejo en tus manos, Hinata-chan— le dijo Shisui a Hinata, algo en la mirada de Obito le daba desconfianza.

—Sí— aceptó Hinata.

—¡Hey!— protestó Obito levemente molesto, Shisui y Hinata se rieron por haber conseguido molestarlo un poco —Ya vete— Obito empujó a Shisui a la salida y cerró la puerta detrás de él, impidiendo que el Uchiha pudiera decir algo más.

—Obito-kun, muéstrame el piano— pidió Hinata tomando su mano, esperando que Obito se olvide de su broma y regrese en sí.

—Sí, ven por aquí— el Uchiha dejó la mochila de Hinata en la sala y tomó su mano para llevarla al estudio de su padre.

Esa habitación era una de las más grandes de la casa, su padre la había acondicionado para ser su oficina, además de un sitio donde su hijos podían estudiar sin distracciones. Había varios libreros, el escritorio de su padre y dos más apartados que estaban destinados a los demás integrantes de la familia, además, dos pizarrones complementaban el material de estudio que Madara eligió. Dentro del mismo estudio, había algo más que Madara Uchiha atesoraba, un piano clásico que uno de sus amigos le había obsequiado para uno de los aniversarios con su esposa, Madara disfrutaba de tocarlo para Suyen, así que, aunque sus hijos sabían tocar el piano también, no les permitía usar el suyo. Para ello compró otro exclusivamente para sus hijos, mismo que mando a colocar por la sala. Curiosamente, Obito y Shisui disfrutaban de tocar a escondidas el piano de Madara, probablemente por la sensación de peligro que provocaba.

—Aquí está— el Uchiha encendió la luz del estudio y permitió a Hinata adentrarse en el, ella fue explorando asombrada por la gran colección de libros, aunque sus ojos se detuvieron en el piano de madera que parecía ser tan majestuoso.

—Es sorprendente, quisiera tocarlo— Hinata se acercó lentamente al piano, todavía sin atreverse a posicionar sus manos sobre el, tenía miedo de hacerle algo con el menor roce.

—Puedes hacerlo, Hinata-chan— le animó Obito tomando la mano de la joven para guiarla por las distintas texturas.

—¿Y me enseñarás?— quiso saber ella con ilusión.

—Por supuesto— le dijo Obito, y fue entonces que Hinata se dejó hacer por él. Su novio le había sentado sobre una de sus piernas, ambos estando sobre el banco frente al piano, el Uchiha rodeaba con sus brazos a Hinata y tomaba sus manos para ayudarle a tocar las teclas.

—¿Qué aprenderé primero?— curiosa, Hinata deslizaba sus dedos sobre las teclas a la par que Obito iba moviendo sus manos. Sus movimientos estaban totalmente sincronizados, como si fueran uno mismo.

—Te enseñaré a distinguir entre Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si— en el mirmo orden que pronunciaba, Obito iba tocando la tecla correcta, comenzando primero por las de sonidos más graves y terminando con los agudos.

Hinata sonrió fascinada —Suena tan bien— guardó silencio cuando sintió la mano de Obito apartarse de ella para acomodar su cabello, lo siguiente fueron los labios cálidos de Obito posándose sobre su cuello.

—Hinata-chan, no fue buena idea sentarnos así— lo escuchó murmurando cerca de su oído, Hinata abrió más sus ojos cuando sintió algo entre las piernas de Obito que presionaba su muslo.

—O-obito-kun— le sintió ir más allá todavía, frotando uno de sus senos por arriba de la ropa y arrebatándole un suspiro que desconoció cómo propio.

—¿Debo detenerme?— preguntó, en esta ocasión deslizando su mano izquierda por debajo de la falda de su novia.

—Shisui-kun puede regresar— le recordó ella temerosa.

—Tardará en deshacerse de Sasuke, créeme— se rió ligeramente antes de girar un poco a Hinata para poder besarla, ella le respondió entusiasmada tocando cerca de su cinturón.

—Deseo a Obito-kun, lo amo tanto que quiero que sea el primero— confesó la Hyūga tímidamente, Obito se sintió incapaz de ir más despacio, así que tomó a Hinata entre sus brazos y la recostó sobre el piano de su padre —Obito-kun, quiero que seas el único en mi vida—

—Yo también, te prometo que serás la primera y la única— Obito se inclinó sobre ella para unir sus labios, ambos sellando su promesa de amor de la mejor forma que sabían, con un beso.

Hinata se sonrojó cuando Obito comenzó a quitarse la playera, y casi en automático ella lo imitó, se supone que había prometido a Shisui que cuidaría del piano de su padre, pero ahora estaba ahí a punto de tener sexo sobre el. Perdida un poco con ese pensamiento, no se percató de en qué momento Obito había quedado desnudo y ahora trataba de ayudarle a ella, los dos estaban tan desesperados que Obito solamente le quitó la bragas y el sujetador, dejándola todavía con la falda a medio vestir.

—Obito-kun...— Hinata se incorporó un poco para explorar el cuerpo de Obito, se asustó un poco al ver su miembro pero se descubrió a sí misma queriendo tocarlo. Así lo hizo, tímidamente fue frotando hasta que él detuvo sus manos.

—Hinata-chan, si me tocas harás que termine antes de poder estar dentro de ti— el Uchiha reía al conseguir que Hinata se sonroje, y aprovechando que ella lo había soltado como si su contacto ardiera, Obito acercó su miembro a su entrada, frotando un poco mientras trataba de armarse de valor.

—Pu-puedes hacerlo— le indicó Hinata cubriéndose ambos ojos.

—No lo hagas, quiero verte— le pidió casi en una súplica. Hinata aceptó su petición, destapando lentamente ambos orbes.

—Hinata-chan...— sintió el cálido y húmedo recibimiento de Hinata, se sentía como el mejor de los paraísos, ella lo apretaba tanto que le era imposible pensar en escapar.

—Se siente... Extraño— susurró ella, le incomodaba tenerlo dentro, pero conforme pasaban los minutos su cuerpo parecía irse adaptando.

—¿Debería salirme?— Obito apoyó sus manos a los costados de Hinata, la veía a los ojos para intentar descubrir si la lastimaba.

—N-no... Quiero que se mueva— ella desvió la mirada, y a Obito le saltó el corazón al escucharla.

Con movimientos torpes y lentos, Obito se fue adentrando en ella para luego salir y regresar con más fuerza. Iba subiendo de intensidad solamente cuando ella se lo pedía, la veía arquear la espalda y aferrar sus manos a las suyas al mismo tiempo que cerraba los ojos y se dejaba perder en una sinfonía de suaves gemidos.

Esa noche, Obito descubrió una nueva melodía, una que lo volvería loco por el resto de sus días, pues a partir de ahora sería incapaz de alejarse de ella. Hinata lo había hipnotizado como una sirena a un marinero, con su bonito canto, la Hyūga se volvió dueña de su existencia.

—Hinata-chan...— su voz se volvió más ronca, llevaban sólo unos minutos pero sentía que ya no podría resistir por más, su clímax se estaba acercando con rapidez.

—Obito-kun, s-se siente caliente— la joven Hyūga gimió cuando Obito derramó toda su esencia sobre ella, después todo pareció calma por unos segundos.

—Lo siento, debí salirme antes, yo...—

—Quiero hacerlo de nuevo, por favor— pidió dejando su vergüenza a lado, ahora que había probado de lo prohibido a lado de Obito, le surgía la necesidad de repetirlo hasta sentirse agotada.

—Lo que tú desees, ojos de ángel— el Uchiha la besó antes de comenzar de nuevo, Hinata imaginó que Obito se emocionó ante su propuesta, puesto que lo sintió más grande.

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Hinata suspiró y se frotó el cabello con desesperación, permanecía sentada sobre el suelo, en el único sitio que sentía seguro de su hogar, la azotea del edificio. Llevaba en sus manos el teléfono de la casa, pues lo único que agradecía de vivir en las últimas plantas es que la señal llegue bien, así había podido esconderse todo su noviazgo en la azotea para poder llamar a Obito, mientras tanto su padre creía que ella estaba estudiando.

Dió de nuevo un vistazo al teléfono en sus manos, sintiéndose más nerviosa y ansiosa que antes, no sabía bien que sería de ella a partir de ahora, y de nuevo en el único que podía pensar es en Obito. El debía saberlo, sólo juntos podrían pensar en lo que sería mejor hacer. Marcó el número que sabía de memoria, Obito se había comprado un teléfono para tenerlo en su habitación y así poder estar en contacto con ella, esto a raíz de que un día Madara Uchiha le atendió la llamada, y no fue precisamente gentil con ella.

Al escuchar rápido la voz de Obito, Hinata no pudo retener más sus lágrimas.

—Obito-kun...— sollozó la Hyūga frotando sus ojos, su llanto logró preocupar a Obito.

—¿Hinata?, Hey, ¿Qué ocurre, ojos de ángel?— se apresuró a hablar Obito, estaba esperando desde la mañana una llamada de Hinata para que le dijera que se reúnan, pero ella llamó cuando el sol ya comenzaba a ocultarse.

—La prueba fue positiva, estoy embarazada— Hinata lloró, para ella se sentía como una terrible noticia, Obito no respondió —Yo no... Tengo mucho miedo, mi padre estará muy molesto, no quiero enfrentarlo— murmuró ella asustada, su padre sólo le había pedido que se dedique a sus estudios, se enfadaría demasiado al enterarse que tenía un novio en secreto, más al saber que él la había embarazado.

—Respira profundo, Hinata— le dijo Obito intentando tranquilizarla, Hinata respiró pausadamente junto con Obito, quien pretendía mostrarse con el control de la situación —Yo me haré responsable de todo, ¿De acuerdo?— quiso animarle, porque obviamente no la dejaría sola si era él quien la metió en eso.

—¿Le diremos a mi padre?— la ojiperla se llevó la mano al pecho, sintiendo su corazón ir más despacio.

—Se lo diremos, pero juntos. Le voy a prometer que tú estarás bien, si tú lo quieres nos casaremos, sólo quiero que tú estés tranquila y feliz— habló el Uchiha con gran calma, fue sólo de esa manera que Hinata consiguió dejar de llorar.

—Me gustaría casarme con Obito-kun— Hinata sonrió y limpió sus lágrimas con la manga de su suéter, lo bueno de usar siempre ropa holgada es que su padre no notaba ningún cambio en ella, así que lo podría ocultar un poco más.

—Entonces nos casaremos, seré un buen padre para el bebé y un buen esposo para Hinata-chan, así Hiashi-san no podrá oponerse. No permitiré que te hagan daño, ojos de ángel— le dijo Obito sonriendo desde la otra línea, sin ser consciente de ello, Hinata sonrió de la misma manera. Se sintió un poco mal por haber temido por la reacción de Obito, su novio siempre se comportaba muy amoroso aún cuando ella se molestara, algo que rara vez sucedía.

—Gracias, Obito-kun. Te amo— le recordó ella feliz, desde que comenzaron a decirlo, su relación se sentía más fuerte.

—También te amo— el Uchiha se dejó caer sobre su cama, sin duda más relajado al escucharla decir que lo amaba.

—Debo irme, hoy me toca preparar la cena— Hinata se levantó del suelo y sacudió su pantalón de mezclilla, pensó que sería mejor si comenzaba a usar algo cómodo para estar en su casa.

—Está bien, yo también estaré ocupado, tengo entrenamiento— contestó él en automático, aunque comenzaba a pensar que debía cancelar sus clases de natación para hacer algo más importante.

—Suerte, Obito-kun— le deseó Hinata.

—Gracias, Hinata-chan. Te iré a buscar mañana como siempre— mencionó Obito dando una vuelta sobre su cama.

—Adiós— Hinata terminó la llamada después de su despedida y con pasos lentos bajó de la azotea para ir a su departamento.

Tan sólo abrió la puerta del departamento y se adentró en el, la recibieron algunos gritos en el fondo, miró el foco de su habitación encendido y al reconocer la voz de Hanabi se preocupó demasiado. Hinata corrió a través del departamento hasta llegar a su habitación, encontrando ahí a su padre gritándole a su hermana menor.

—¿Qué sucede?— preguntó Hinata, que luego miró que Hanabi estaba asustada y le negaba con la cabeza.

—Tú, maldita zorra— Hiashi se acercó a Hinata, dándole una fuerte bofetada que hizo sangrar la nariz de la joven —¿Creíste que no iba a descubrir tu secreto?— Hinata observó entonces el sobre de la prueba de embarazo que cayó de la mano de su padre, Hiashi tomó del cabello a Hinata y comenzó a moverla sin piedad alguna.

—Otôsan, te lo diría. Mi novio y yo te lo diríamos, él se hará responsable de nosotros— explicó Hinata asustada, no quería que su padre se entere de esa manera, eso solo terminaba empeorando su situación.

—Ya basta— Hanabi intentó detener a su padre pero Hiashi la empujó y continuó lleva del cabello a Hinata hacia la salida, Hanabi corrió detrás de ellos.

—Si ya te sientes grande para tener un hijo, entonces lo harás sola, no me necesitas a mí. Yo no voy a mantener otro niño aquí— le gritó Hiashi, que con cada palabra se sentía más furioso. El castaño abrió la puerta y empujó a Hinata hacia el pasillo, la jóven cayó al suelo y empezó a llorar —¡Lárgate!— le ordenó.

Hinata se levantó asustada y comenzó a correr hacia el final del pasillo, Hiashi cerró la puerta cuando por fin miró  que Hinata entró al elevador.

—¡Eres un idiota!— le gritó Hanabi a su padre.

—¡Cierra la boca, niña estúpida!— Hiashi empujó una de las sillas del comedor, esperando que con eso libere un poco de su frustración.

—No debiste correrla, ¡Ese bebé era nuestra esperanza!— le recriminó Hanabi estando incluso más molesta que Hiashi.

—¿De qué demonios estás hablando?— preguntó molesto.

—El novio de Hinata es de buena familia, por su embarazo, ellos podrían casarse. Su familia se haría cargo de Hinata, de nosotros— Hanabi siguió gritando y alzando sus manos, su padre se sorprendió por su confesión.

—¿Qué?— se quedó sin poder decir más, no entendía como Hinata podía relacionarse con una buena familia siendo que el sector donde vivían estaba lleno de pandillas, erróneamente había imaginado que Hinata se metió con cualquier tipo lleno de tatuajes.

—¿No has visto las noticias?, El deportista que ganó la competencia nacional de natación, en el que han pensado para que represente a nuestro país en las olimpiadas de Moscú— Hiashi continuó sin comprender, aunque ahora sin importarle los constantes gritos de su hia. Sólo hicieron falta unos minutos para que recordara al joven que últimamente aparecía constantemente en las noticias como un buen candidato para los juegos olímpicos de Moscú —¡Él es el novio de Hinata!, ¡Su familia es de las más importantes!— le dijo Hanabi muy alarmada.

Hiashi se esforzó por hacer memoria, vagamente recodaba el nombre del chico pero lo que no podía olvidar era su apellido, ese joven era un Uchiha, mismo al que rápidamente relacionó con la familia dueña de una de las más grandes empresas de Tokio. Tarda varios minutos en comprender que su hija se embarazó del heredero de los Uchiha, y al procesarlo fue que recordó las palabras de su hija, Hinata le dijo que su novio se haría responsable.

Algo pronto hizo clic en su cabeza, entendió que su hija podría conseguirles una mejor vida gracias a ese bebé. Hiashi salió del departamento corriendo, rápidamente bajó por el ascensor y no se detuvo hasta salir del edificio de departamentos. Buscaba a Hinata mirando hacia todos lados, pero por más que recorrió las calles no la encontró.

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La familia Uchiha se encontraba reunida en la sala, Obito está arrodillado frente a sus padres mientras Shisui esperaba en otro sillón viendo a Obito con curiosidad. Desde que la familia se juntó, Obito no había pronunciado ninguna palabra, a pesar de que la idea de estar todos ahí había sido una petición suya.

—¿Y bien?, ¿Por qué decidiste reunir aquí a la familia?— habló Madara con su imponente voz, haciendo reaccionar por fin a su primogénito.

—Bueno, yo... Quería hablar sobre algo respecto a mi novia— murmuró el Uchiha un tanto cohibido, le había prometido a su madre que cuidaría de Hinata, y al confesar que ella estaba embrazada, sería demostrar que no lo hizo bien. Probablemente su madre se sentiría decepcionada y eso le atemorizaba.

—¿La señorita Hyūga?, Ella parece una buena persona— dijo Suyen amablemente, Obito no pudo hacer más que sonreírle a su madre.

—Por supuesto que no, sólo otra oportunista— Madara rodó los ojos molesto, la joven de la que su hijo se había enamorado no le daba buena espina, menos cuando se enteró por las cámaras de seguridad de su casa que Obito y ella entraban a escondidas a su hogar siempre que alguien más no estaba

—No la llames así— Obito apretó sus manos, sonando más a una advertencia que a una petición.

—Yo diré lo que quiera, ¿Entendiste?— Madara elevó la voz, pero antes de que llegara a más, Suyen tomó sus manos para tranquilizarlo.

—¿Qué le ocurre a Hinata-chan?— indagó Shisui preocupado, imaginando que ella estaba enferma o algo parecido. Amteriormente ya había escuchado a su hermano mayor diciendo que la acompañaría a ir al doctor.

—Hinata está embarazada— soltó por fin Obito, sorprendiendo a la familia Uchiha en el proceso —Y planeo hacerme responsable de ella y el bebé— finalizó observando a sus padres.

—Imbécil— Madara se levantó de su asiento y se soltó del tierno toque de su esposa para golpear a Obito en el rostro, Shisui y Suyen se apresuraron a detener a Madara. Obito se limpió la sangre de sus labios en silencio y frotó su mejilla hinchada —¿Cómo se te ocurre meterte con una chica así?, ¡Estás en tu mejor momento!, Te llamarán para representar a nuestro país y lo arruinas embarazado a una menor de edad— le recriminó furioso, puesto que a vista de Madara, su primogénito acababa de arruinar su futuro, ¿Qué ejemplo era ese para Shisui?

—Es mi culpa, Hinata no tiene que ver en eso. Fui yo quien no se protegió— Obito siguió arrodillado sobre el suelo, de nuevo volvía a sentir la sangre saliendo de sus labios, sólo que ahora ni siquiera pudo moverse para limpiarla.

—¿Entonces desperdicias toda tu carrera en natación por un momento de calentura?, Todo por no ponerte un maldito preservativo— pronto Madara logró liberarse de su familia y volvió a golpear a Obito, Suyen se asustó al ver que le dió en el ojo y que ahora Obito no podía abrirlo.

—¡Ya fue suficiente!, ¡No vuelvas a ponerle una mano encima!— Suyen le gritó a Madara, Shisui por lo tanto abrazó a su madre para protegerla de su padre. Obito se preocupó al notar a su madre tan molesta.

—Vete de mi casa. Olvídate de que eres parte de mi familia— le dijo Madara a su hijo, que se asombró demasiado por su reacción.

—¿Estás loco?— Suyen se soltó de su hijo menor para empujar a Madara, que tomó las manos de su esposa para defenderse de sus golpes. 

—Si tanto te molesta entonces vete con él— le gritó Madara a Suyen, tanto Obito como Shisui se posicionaron entre ambos con el propósito de proteger a su madre.

—Está bien, Okasan. No necesito nada de él, puedo cuidar de Hinata sin su ayuda— habló Obito, que después de ver a su padre con rencor se fue a su habitación para recoger sus pertenencias, Shisui se quedó a consolar a su madre mientras Madara se iba a encerrar a su estudio.

Obito dejó caer la puerta de su habitación cuando entró, lo que creó un fuerte ruido por el que su padre ni se quejó como en otras ocasiones. Sin perder más tiempo, Obito se fue directamente a las maletas que tenía para llenar dos de las más grandes con la ropa que creía necesitaría más, asegurándose también de llevar sólo lo que él se había comprado o lo que su madre y su hermano le obsequiaron.

Lo siguiente en su lista fue ir a su cartera y cerciorarse de que todas sus tarjetas de ahorros estuvieran ahí, tenía algunas con pagos de los trabajos que hacía para la empresa de su padre y otros que realizaba por sugerencia de su madre, además de los apoyos de algunas becas deportivas. Imaginó que eso le ayudaría a tener por lo menos algo que ofrecer a Hinata y su futuro bebé, así el padre de su novia no le vería tan mal.

Suspirando, Obito intentó retener sus lágrimas, lo que consiguió al escuchar que llamaban al teléfono que había puesto en su habitación. Sin dudar contestó la llamada, esperando que fuera Hinata. Se asustó al darse cuenta de que si era ella por su llanto.

—¿Hinata?, ¿Qué sucede?— indagó Obito con gran preocupación.

Hinata siguió llorando sin poder articular alguna palabra, Obito escuchó entonces una voz femenina de fondo —M-mi padre miró l-la prueba, me corrió de casa. N-no pu-pude tomar na-nada— sollozó ella mientras reconoció a Saakura y su madre tratando de consolar a su novia.

—¿Dónde estás?— quiso saber el Uchiha, aunque imaginaba donde podría encontrarse.

—Salí del departamento, es-estoy con Sakura-chan— contestó Hinata hipando.

—Escucha, Hinata. Estaremos bien, yo siempre cuidaré de ti— le prometió queriendo parecer tranquilo, estaba muy molesto con su padre por hablar tan mal de Hinata, también con el padre de su novia por atreverse a dejarla en ese estado.

—Estoy asustada— respondió ella con sinceridad.

—Espérame en el parque de nuestra primera cita, dile a Sakura que te acompañe. Llegaré en media hora, así que ve ahí cuando falten unos minutos para las nueve— Obito miró la hora en su reloj de pared, media hora le parecía suficiente para organizar sus cosas e irse en busca de Hinata, pues si tomaba un taxi como siempre hacía para ir a verla, podría llegar en unos minutos.

—Está bien, te esperaré— aceptó Hinata un poco más tranquila, tenía miedo al pensar que Obito pudiera reaccionar igual que su padre.

—Te amo, Hinata— le recordó él sonriendo.

—Yo también te amo, Obito-kun— la ojiperla también sonrió, porque con sólo escuchar esas palabras su vida podía seguir bien.

Hinata terminó la llamada, Obito revisó en su habitación algunos objetos de valor que pudiera empeñar para conseguir más dinero.

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Hinata permanecía sentada en un columpio, el mismo en que se había sentado con Obito para su primera cita, sabía que él la buscaría en ese sitio. Aunque le había dicho a Sakura que la podía dejar sola, su amiga insistió en quedarse, aunque a una distancia lejos de ella, tan sólo unos metros, Sakura permaneció ahí para cuidar a su amiga mientras Obito aparecía. La Hyūga se levantó del columpio cuando miró a Obito llegar, fue tanta su emoción y desesperación al salir corriendo en su encuentro que pasó por alto las maletas que llevaba y la mochila en su espalda, Hinata solamente se aferró a él en un fuerte abrazo.

—¡Obito-kun!— Hinata se abrazó más a Obito y lloró desconsolada —Te necesitaba tanto— sollozó ella restregando su rostro en el pecho de su novio.

—Tranquila, ojos de ángel. Ya estoy contigo, no me iré— intentó animarle Obito al mismo tiempo que limpiaba sus lágrimas.

—Mi padre no quiere saber nada de mí, no he podido recoger algo de mi ropa, me obligó a irme de casa— le contó Hinata todavía muy asustada, recordaba las palabras de su padre y la bofetada que le dio, su padre nunca la había golpeado, menos corrido de su casa. Obito frotó la mejilla de Hinata al notar que estaba inflamada, ella se quejó débilmente, por lo que Obito se detuvo.

—Creo que a los dos nos fue mal— e dijo el Uchiha riendo.

—Tu rostro...— Hinata se sorprendió al separarse de Obito y ver su ojo morado, además de la mejilla hinchada y el labio roto —Tu padre te golpeó, es mi culpa— la ojiperla volvió a llorar, comprendió que a Obito también lo habían echado de casa al ver sus maletas y se sintió culpable por ello.

—Hey, no tienes la culpa de esto. También me corrieron de mi casa, aunque al menos he podido juntar dinero y algunos objetos de valor para empeñar— Obito sostuvo el rostro de Hinata entre sus manos, de nuevo limpiando sus ojos y besando su frente o labios para hacerla sonreír.

—Pero, Obito-kun...— el Uchiha colocó su dedo índice sobre los labios de Hinata para impedir que siga hablando.

—Nada de esto es culpa tuya, si debe haber un culpable, soy yo. No fui responsable la primera vez que estuvimos juntos, tampoco las siguientes— reconoció Obito un poco avergonzado de su comportamiento y abrazando a Hinata para seguirla consolando. El Uchiha bien sabía que todo eso era su culpa por no protegerse en su primer encuentro y continuar teniendo sexo con Hinata casa que tenía la oportunidad, aunque ella era muy tímida y quisiera evitarlo, Obito siempre conseguía seducirla.

—Lo siento, Obito-kun— se disculpó ella bajando la mirada.

—No debes preocuparte por nada, yo me haré responsable de ustedes— Obito besó la frente de Hinata y acarició su vientre, Hinata se sonrojó, era la primera vez que si no lo hacía eso —Lo primero que haremos será comprarte ropa, después tomaremos un tren— le explicó parte de sus planes, era muy pronto, pero Obito ya había pensado en un plan para comenzar de nuevo.

—¿U-un tren?— los ojos perla de Hinata se abrieron de par en par.

Obito asintió —Lo mejor será alejarnos de Tokio, aunque sea un poco— le dijo un poco ansioso.

Hinata se sintió nerviosa, pero de nuevo confió ciegamente en Obito —De acuerdo, iremos a otra ciudad— aceptó sin necesidad de pensarlo demasiado.

Obito besó a Hinata, aunque le dolió el labio al hacerlo.

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Notas del autor:

• Puede contener errores ortográficos.

• Pensaba publicar todo completo, pero quise dividirlo en dos para crearles algo más de suspenso 🐥

• Trato de ambientar la historia en los 80' pero igual puedo tener algunos errores, una disculpa de antemano 🙇🏻‍♀️

• La canción que me inspiró se las dejo por aquí, es muy linda de escuchar pero también me produce melancolía :')

• Suyen, la madre de Obito, es un oc inspirado en esta chica, así se pueden dar una idea mejor :3

• La segunda parte la tengo como a la mitad, me faltan solo terminar algunas escenas, así que espero tenerlo pronto para esta misma semana ♥️

Dejen sus votos y comentarios 💖

Nos leemos en la próxima actualización 👀❣️

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