Capítulo 46


—Mer...

La voz de Mike llega a mis oídos de manera distorsionada; no he sabido muy bien qué ha pasado desde que subí de nuevo al auto, mi visión está algo borrosa, los labios y las manos me tiemblan, tengo un frío interno que me congela hasta el último hueso y el corazón no ha dejado de galopar fuertemente en mi pecho en ningún momento.

No estoy llorando, lo cual de cierta manera me consuela. La mano de Mike en mi hombro me sorprende y reacciono con un brinco en el asiento; estoy realmente nerviosa.

—Mer —repite en tono bajo e intento encontrar su mirada en la oscuridad del vehículo—, llegamos, linda, vamos.

El auto está quieto y él ya le ha pagado al conductor el servicio. Se baja por su puerta y da la vuelta hasta la mía y me tiende la mano, se la tomo en mi estado zombie y al poner ambos pies en el suelo me tambaleo y doy un paso hacia adelante. Mike toma mi mano para evitar que pueda caerme, me sujeta con fuerza y luego toma mis llaves para abrir la puerta. En un par de minutos me deja caer sentada en mi cama.

Mi vista sigue en ningún lado en específico; mi mente está en estado de shock y no puedo respirar como normalmente lo hago. Mike me quita los tenis y siento que me quita la chaqueta y la blusa, es como mover a un muñeco, mi cuerpo no responde a nada. Me pasa el pijama por la cabeza y mete mis brazos en los agujeros correspondientes. Siento el contacto de la seda en mis brazos causándome un escalofrío.

—Mer, quítate ese jean. —El pijama es de vestido, así que no tiene pantalón. Obedezco vagamente y me lo desapunto. Me pongo de pie un segundo para bajarlo y vuelvo a caer en la cama.

Mike abre las cobijas y me arrastra hasta dentro de ellas, me arropa y a los tres minutos se acuesta él a mi lado. Nomás sentir su cuerpo junto al mío, me aferro a él; me abraza con fuerza tratando de consolarme, aun cuando no emito sonido alguno.

—Llora —susurra. Mis manos se cierran sobre su pecho y hago fuerza con ellas, enterrándome las uñas en la palma—. Eso te hará bien, libéralo, linda. Debes dejarlo salir.

Como si mi mente hiciera clic al oír sus palabras, las lágrimas estallan sin detenerse ni un poco. Hace años no lloraba de esta manera y curiosamente la última vez que lo hice fue en el hombro de Mike también.

Mis lágrimas mojan el pecho de mi amigo, pero parece que no le importa, al menos no dice nada al respecto. Siento como mi cuerpo empieza a temblar más fuerte con cada sollozo que sale y todo lo que he acumulado en todo este tiempo parece querer salir hoy sin importar nada. Totó es mi amiga, mi mejor amiga. La única amiga que tengo... Le he confiado todo lo que pasa en mi vida, la he querido más que a una hermana, estaba dispuesta a hacer lo que fuera por ella porque tenía la certeza de que ella haría lo mismo por mí.

Las amistades sinceras son un lazo más fuerte que el de la sangre, incluso que el del amor; un amigo toma parte de tu corazón y se encarga de cuidarlo porque le das el poder de hacerlo. Al entregar toda la confianza se da el permiso tácito de que esa persona te haga sufrir, pero lo haces con total libertad porque estás seguro de que nunca te lastimará. Lazos que duran incluso años, que se forjan con cada secreto que se comparte y cada momento en que se es cómplice de las locuras y compañero de travesuras. Y ahora no sé qué pensar realmente...

Si alguien ha perdido a un amigo y a un amor, sabe que duele más la ruptura de la amistad. Duele infinitamente más que un desamor porque hombres —o mujeres— de los cuales enamorarse hay muchos y hay infinidad de intentos, pero entregar todo a una persona sin la intención romántica no se hace con la misma facilidad. Darse a conocer por completo no es algo factible con cualquier persona que sea candidato a un amigo, se requiere más y no se encuentra a la vuelta de la esquina. Por eso la amistad es más fuerte: porque hallarla es algo excepcional.

Todo el tema de Luka ha dado mil enredos en las últimas horas y no sé decir con exactitud cuál parte es la que me tiene más molesta o triste o decepcionada, si el que Luka me haya dicho que me quiere, el haberme enterado de que Totó lo engañó, saber que Luka puede realmente estar en una apuesta conmigo o el hecho de que mi amiga me lo ocultó.

A decir verdad, no me interesa que los demás me estén viendo cara de estúpida e ilusa por la putada en la que Luka supuestamente me tiene, pero sí me choca que Totó lo estuviera haciendo al preferir no decirme. No me cabe en la cabeza que fuera capaz de mirarme a diario y no contarme que todos se burlaban de mí solo porque ella era una más de las que se burlaba.

Pasa mucho rato en que no puedo dejar de llorar, pueden ser minutos, segundos, horas, no lo sé, pero Mike no se ha movido de su lugar. Tengo la nariz tapada, los ojos me arden demasiado y siento los párpados cada vez más pesados y pegajosos. De a poco los sollozos van disminuyendo y mis lágrimas se van acabando, dando paso a la tranquilidad paradójicamente intranquila posterior​ al derrumbe.

—¿Qué sucedió, Mer? —susurra, cuando mi lamento se vuelve mínimo.

—Totó... —La voz me sale muy ronca y trato de aclarar la garganta—. Me mintió, Mike... ella hizo sufrir a Luka primero y... y ahora él me dice que sí me quiere...

El dolor en el pecho me impide seguir sin que el nudo en la garganta amenace con liberarse de nuevo.

—¿Estás segura?

—Sí. Ella no lo negó y no me lo había contado y ahora... yo le romperé el corazón de nuevo.

—¿Y no...?

—Dijo que me quería —repito—. Me quiere Mike, pero al mismo no lo sé porque ella dijo que todos rumoran que solo está jugando conmigo.

—¿Cómo...?

De la forma más grosera y estando deseosa de desahogarme, sigo interrumpiendo sus no-preguntas.

—Ella lo sabía y no me lo contó. —Otra lágrima silenciosa se me escapa—. ¿Qué clase de amiga hace eso?

—No la dejaste dar su versión —argumenta finalmente—. Por lo poco que vi desde el taxi, apenas y la dejaste hablar.

—No es necesario, me lo ocultó, Mike. No me dijo nada.

—Tú le has ocultado cosas también. No la justifico, pero debes mirar que no siempre es fácil decir todo así y ya... —Suspira como si quisiera darle más sentido a todo, pero finalmente cambia de tema—: Tal vez Luka en realidad no te quiere —aventura en un susurro—, si es cierto lo de los chismes, no eres más que un juego, así que no te preocupes de momento por su declaración de amor, quizás solo lo dice como parte de su movida.

—No sé...

Pensé en esa posibilidad nada más escuchar lo de las habladurías, pero ¿por qué lo diría si ya me acosté con él? En teoría, su juego ya habría terminado, pero él sigue conmigo así que no sé realmente qué creer. ¿Qué más podría esperar si de hecho estoy en una apuesta? Tal vez era una conquista más hasta que empezó a sentir algo por mí y se volvió sincero, quizás ya no está en ese juego porque lo que dijo se oyó muy verdadero y de corazón... pero puede que no... Dios, ya no sé qué pensar.

—Mer... —llama, después de unos minutos de silencio—. ¿Qué es lo que realmente te molesta? Porque estoy seguro de que las mentiras o sentimientos del rubio no son tu primera preocupación.

Nos conoce demasiado bien, Roberta.

—Es que... Mike, soy igual a él. —De nuevo el llanto acude a mí. Creo que guardar por mucho tiempo la frustración o cualquier emoción no es bueno, pues cuando se liberan no paran—. Estoy jugando con él y ahora que puede que me quiera, le haré lo mismo que él hace con las chicas... soy una mierda igual a él.

—No lo eres, Mer...

—¡Sí lo soy! —Una sensación desgarradora sale de mi garganta al decir eso—. Él juega con todas y estoy haciendo lo mismo con él, creí que con justificación, pero veo que no. Él llega, enamora y luego las bota y ¡yo estoy haciendo lo mismo! Y lo peor es que es culpa de Totó que sea así, es decir que este plan se basó en una mentira, ¡en un engaño suyo! Y él solo está dañado, al igual que yo...

—Primero una cosa —anuncia—. Ni tu amiga, ni nadie tiene la culpa de lo perro que puede ser ese tipo, ¿de acuerdo? Se supone que las personas tienen criterio y voz propia, a mí me han engañado dos novias, ¿y me ves por ahí repartiendo corazones rotos a todo momento? A todos nos pasa y nos va a pasar, y el amor va a lucir como una real mierda a veces, pero eso no le da derecho ni a él ni a nadie de desquitarse con las demás. Su decepción amorosa no puede ser justificante para que él sea la decepción amorosa de otra mujer... o muchas mujeres en su caso.

Guardo silencio sin saber qué responder. No puedo decir que esté completamente de acuerdo con eso, pero tampoco tengo argumentos para llevarle la contraria de momento, mi mente no da, me duele la cabeza y el corazón...

—Le voy a hacer lo mismo a él —repito tercamente y en un lamento, añado—: Luka y yo somos iguales, Mike.

—No te compares con él, Luciana —objeta en un tono más fuerte—. Tú podrás estar dañada o lo que sea, pero jamás jugaste con ninguno de los chicos con los que estuviste y nunca has hecho daño a nadie adrede. Eres dulce con los que te queremos, fiel a nosotros que estamos contigo, contagias tu alegría, desprendes luz a tu paso, con tu actitud logras siempre sacar una sonrisa, con tus palabras fuera de lugar nunca dejas que un momento pase desapercibido. Ese tipo no piensa en los demás, tú sí lo haces, lo haces demasiado bien —se incorpora un poco en la cama haciendo que me separe de él, me levanta la cara y me hace mirarlo a los ojos—. Linda, tú no lo notas, pero pones a todos por encima tuyo, te importa más su bienestar que el tuyo. Incluso con los chicos con quiénes no has pasado de una noche, nunca los ilusionas. ¿Por qué? Porque no quieres herirlos como te hirieron a ti, porque sabes lo horrible que es el desengaño.

—No es lo...

—Cuando te ibas a venir para esta ciudad —interrumpe— no te despediste mucho de mí porque sabías que me iba a doler, por eso fui yo a tu casa. Cuando le propusiste a Karen el plan, fue por hacer algo lindo por ella. Cuando no quisiste estar con Tobías, fue por miedo a herirlo a él, te valió una mierda si tu sufrías porque te importaba solo él. Justo ahora, no te importa que tu amiga te haya traicionado, te preocupa ese rubio y su posible sufrimiento. —Toma mi mano y sus ojos se aguan—. Vales oro, Mer y los que estamos a tu lado te amamos por eso: tu hermano a su manera te ama, no te cambiaría por nadie, tu mamá y tu papá, el chico de la ventana de al lado ha arriesgado por ti todo, ha insistido por entrar en tu vida porque te quiere por quien eres y yo... Mer, yo te amo, daría la vida por ti y lo sabes. Y estoy seguro de que harías lo mismo por mí. Eres la loca que alegra mi vida y te digo sinceramente que vales mucho más de lo que crees y si bien somos pocos los que estamos en tu vida de manera incondicional, somos constantes y sin importar qué no te dejaríamos caer.

Dios, estoy llorando lo de esta vida y la otra por tantas emociones encontradas. Mike tiene razón en una cosa: las pocas personas que son incondicionales en mi vida son suficientes para ser feliz porque me aman sin pedir nada a cambio... y Totó es una de ellas. Debo arreglar todo con Luka independiente de si me quiere o no, no puedo seguir con estos juegos que afectan la poca cordura que me queda.

Una solitaria lágrima resbala de su mejilla y se la limpia con fuerza y con una sonrisa incómoda.

—Me pusiste sentimental, Luciana —reprocha.

—Tú eres sentimental por naturaleza. —Me saca la lengua. Me acerco de nuevo y lo abrazo fuertemente, él me devuelve el apretón—. Nunca me dejes —susurro.

—Estaré contigo en esta vida y en la otra.

—Promételo, en serio, Mike. Eres el ancla de mi vida, debes estar conmigo siempre.

—Te lo prometo —responde—. Si me muero primero, mi fantasma te acompañará hasta que llegues conmigo. Posiblemente me aproveche y te asuste, pero estaré ahí que es lo que importa —reímos juntos.

—Tomaré el riesgo.

Su gesto se enseria y me suelta un poco para poder hablarme.

—Y así como te echo flores y halagos, también estoy acá para decirte lo malo —murmura. Asiento—. Supongamos por un momento el peor de los casos y Luka solo juega contigo, te va a humillar y demás. Pierdes a Luka, ¿qué importa? Pero, ¿qué hay de tu amiga?

—Ella me lo ocultó, Mike.

—Igual que tú le ocultas todo lo que a mí sí me cuentas —contraataca—. O corrígeme si me equivoco, pero ¿ya le dijiste que Luka te llevó al teatro y que sentiste atracción o cariño por él? ¿Le contaste de Tobías, de lo que él te propone, de lo que haces con él? Dime, ¿le has confesado todo eso que sientes sea con uno o con el otro?

Me muerdo la lengua y la saliva me sabe a culpa. A veces el rencor solo permite que vea los errores ajenos, es un defecto que siempre he tenido y acá ha relucido en todo su esplendor.

—No.

—¿Sabes de qué están hechas las personas, Mer? De errores y pasos en falso. Ustedes, ambas —Hace énfasis en la palabra— han metido la pata, cada una a su manera y se han ocultado cosas. Ninguna estuvo bien, ni siquiera hablaré de lo que pasó esta noche en específico, pero, así como ella debió haberte puesto al tanto de los rumores de los demás, tú debiste haber hablado primero con ella por las buenas. Pusiste tu confianza en Luka por encima de la confianza en ella y no la dejaste defenderse. Creo que ambas necesitan hablar y reparar todo eso, pero ya será mañana.

—Tienes razón —concedo.

—Tú y yo sabemos lo magnífico que es hallar un amigo de verdad, Lucy. Tú ya me tienes y me tendrás a mí, pero por fortuna de la vida, también la hallaste a ella y no puedes dejar que Luka o cualquier hombre, ni siquiera yo, se meta en eso.

Me reacomodo en la cama, ya más tranquila y sin el dolor en el corazón. Mike tiene la capacidad de sanar mis dolores, por eso es que lo quiero tanto; no es la primera ni será la última vez que recoja, junte y pegue los pedazos en los que me quiebro de vez en cuando.

—Vamos a dormir.

Con la cabeza pasándome un kilo más de lo normal, quedo dormida rápidamente junto al calor del cuerpo de Mike. Quiero hablar con Totó, tratar de que me explique cómo pasó realmente todo, no diré que estoy profundamente arrepentida de mi arrebato de hace un rato porque realmente estaba —estoy aún un poco— molesta, pero es mi amiga y la quiero demasiado.

En cuanto a Luka... los acontecimientos de esta noche, aparte del quiebre que significaron en mi amistad con Totó, también me hicieron reconocer de todo corazón que no puedo corresponderle a él.

Mike se va el miércoles y me va a hacer demasiada falta, pero si algo he pensado por un buen rato ya, es que tengo a Tobías conmigo y que no puedo dejarlo ir...

Él llena cualquier carencia y no puedo esperar para tener mi camino libre a su lado, lejos de los engaños y de las personas dañinas.


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